Placeres culposos
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Capítulo 8 SUDOR, HAMBRE Y LUJURIA

AVA

Los recuerdos son dagas en mi mente que me hacen derramar lágrimas mientras mantengo el miembro de Dracco en mi boca, me obliga a satisfacerlo con cosas que nunca en mi vida había realizado y me arrastra con él por la senda del pecado.

Lo peor de todo es que mi resistencia es tan débil, tan inútil que disfruto del sabor rico de su falo a pesar de sentir el peso de mis culpas a mis espaldas, no son tan fuertes como aquello que temo y sigo con ambas manos aferrada lamiendo el glande que ha ingresado no sé cuántas veces a mi boca logrando que grandes arcadas bañen en saliva el monstruo que tiene por miembro.

-¿Así le chupabas el pene a Cristóbal?-niego sin sacarlo de la boca-comete mi polla entonces, lame princesa, es tuya.

¿Mia? El se encuentra sentado con la espalda apoyada en la cabeza de la gigantesca cama con las piernas abiertas y yo en medio de ellas lamiendo como una adicta una y otra vez su virilidad que me cuesta manejar.

Es ancho, largo y el glande es impresionante haciéndole honor al dueño, no niego que en varias ocasiones mi esposo cuando estábamos intimando quería que le realizara este tipo de actos, nunca me negué, lo disfrutaba porque era algo de pareja, algo tan natural que se originaba debido al vínculo y el amor del uno por otro.

Sin embargo, ahora el momento es tan diferente, tan extraño, pero tan excitante y adictivo que mi lengua se pasea tantas veces por el tronco como una experta mientras leves jadeos salen de su boca incitándome no sé porque a complacerlo, por alguna razón no quiero detenerme y me cuesta lidear con las sensaciones que se originan haciéndome sentir una completa pecadora como dice mi hermana.

Dos orgasmos obtenidos el día de hoy, son mucho mas de lo que conseguí estando casada por cinco años con Cristóbal, pero aquí estoy confundida porque ya no comprendo ¿si me meto todo su falo por gusto o porque me obliga? La verdad es que me siento ardiendo mientras succiono el glande y lo masturbo al tiempo que siento erizar mi cuerpo cuando su mano grande acaricia la piel de mi espalda.

-Lo haces bien-sus jadeos me noquean-sigue asi princesa, cómeme completo.

Con ambas manos lo masturbo mientras chupo su cabeza rosada y sus manos toman mi cabello ayudándome con los movimientos, donde trato de meterme lo que mas puedo.

-Mételo más-pide levantando sus caderas.

-Eres muy grande-le digo ocasionando una sonrisa en el-no puedo con tanto.

-Si puedes princesa-mis manos acarician sus piernas mientras su dureza la sostengo en mi boca-abre mas esa preciosa boca y respira por la nariz.

La quijada me duele con los continuos movimientos de su falo irrumpir mi cavidad bocal, su glande choca tantas veces con mi campanilla adentrándose tan al fondo que por alguna razón mis uñas se entierran en su abdomen cuando no soporto la sensación de mi cuerpo encendido y mi sexo emanar mas y mas humedad de forma tan descarada, tan impropia que ya tengo el infierno comprado con mi comportamiento.

La sensación es rica de su ampolla chocar contra mi paladar, el sabor que emana es sutilmente adictivo, chupo, succiono y pasó mi lengua disfrutando del pecado que desencadena cremosidad en mi sexo que ruega por una caricia, no se que me pasa pero no quiero parar aunque mi parte racional me dice para, pero me gusta escucharlo jadear mientras no lo saco.

Gruñe pero no se detiene soldando el derrame que me trago sosteniendo el falo que inunda mi boca con su esencia que apenas logro pasar, algunas gotas bañan mi rostro cuando no puedo con tanto y me sorprendo de la cantiga agridulce que pasa por mi garganta.

Limpio mi rostro antes de que su fuerza me lleve contra el, en un beso tan ardiente que siento algo removerse en mi estomago cuando el toque de su miembro duro en mi abdomen me avisa que esta listo para el paso siguiente.

-Que linda eres princesa-se adueña de mi cuello mientras sus manos se aferran a mis nalgas y yo no puedo contener mis ganas de recorrer sus músculos definidos-tan deliciosa y delicada.

-Dracco-hábilmente gira quedando encima de mi cuerpo tensándome del miedo-todavía no por favor, dame tiempo te lo suplico.

Se lo que se viene, pero no deseo, Cristóbal esta en mi mente porque ya le he fallado tanto en tampoco tiempo que me siento sucia, pecadora, una mala mujer y combatir contra esos pensamientos trturadores solo provocan ganas de llorar.

-No voy a esperar por tenerte-sus ojos están oscuros de deseo, su voz mas grave de lo normal mientras que yo tiemblo debajo de su monumental cuerpo-mira como me tienes-su mano lleva la mía a tocar su dureza-esto lo provocas tu princesa-apenas puedo respirar con sus palabras y lo que tengo en mano-voy a metértelo y como te dije en tu casa, te escucharan en Alaska cuando te penetré.

-Grosero-musito apenada.

-Voy a pervertir esa mente inocente que tienes muchachita-se adueña de mis senos-voy a desatar el infierno en ti Ava-las devora, lame, muerde creando un manto negro en mi mente-vas arder princesa, eso te lo juro.

Ubica el miembro que continuaba sosteniendo abriéndome con sus piernas, no puedo escapar y pensar en mi esposo y mis faltas solo me hace sentir ardor en mi sexo, un desespero se instala en mi clítoris cuando su glande me roza y cierro mis ojos cuando lo ubica en mi entrada.

-Tengo miedo-es tan grande que temo me haga daño.

-¿Por qué miedo? Si vas a sentir rico

-Eres muy grande Dracco, no entrara.

Estoy muerta del pavor, Cristóbal mi esposo no lo tenia de esa manera, un buen tamaño que no llegaba asustarme como el miembro que tiene Dracco, pero todo se esfuma con el primer empujo que curva mi cuerpo.

-Duele-cierro mis ojos-lento Dracco.

-Que apretada estas-sus manos se aferran en mi cintura-¿hace cuanto no estabas con tu marido eh?, ¿hace cuanto ese inútil no te hacía sentir mujer?

-No lo menciones-ya bastante tengo con traicionar su memoria con medio pene dentro de mi canal-por favor.

Lentamente me expande, me abre con su polla larga y gruesa que conquista cada parte de mi intimidad llegando a lugares nunca antes explorados, me abro más de piernas dándole paso a su virilidad que se mete de repente hasta el fondo.

-Dios santo-exclamo al sentirlo llenarme como nunca hasta que sus testículo chocan contra mi aro prohibido.

-Soy Dracco princesa-no me da tiempo para adaptarme a su miembro, comienza un bombeo que me cuesta respirar -tu esposo y estamos consumando nuestra unión.

-Mas lento-sus manos capturan mis senos mientras suelta con potencia sus arremetidas que me ponen a delirar, grito fuerte, alto sintiendo que me parte sin contemplaciones con sus testículos golpearme el ano, ocasionando un sonido obsceno, sádico, brutal

-¿Lento? -sonríe-pero bien que me aprietas-musita tomando mis pernas por la cara interna y abriéndome aprovechando mi flexibilidad hasta que mis rodillas tocan las sabanas y se estrella contra mi cuerpo saliendo casi por completo hasta dejarse caer con violencia contra mí metiéndolo todo de un empujón.

Mis manos se entierran en la carne de sus nalgas y su boca mi cuello mientras continua con su bombeo enloquecedor, el choque de nuestros cuerpos se hace intenso en tanto siendo la temprana aglomeración de sensaciones que me catapultan a un orgasmo que me pone a vibrar debajo de él.

-Asi es princesa-¿Quién soy? La posición permite que se adentre tan profundo que temo que me haga daño, ¿duele sí? Pero no quiero que se detenga, tengo todo el cuerpo erizado mientras trato de respirar reponiéndome del estallido con el adentro de mi taladrándome sin piedad.

-Salvaje detente.

Le grito cuando no me da ningún tipo de armisticio a mi cuerpo y mente, me besa acallando mis gritos placenteros, desvaneciendo la culpa con cada embestida saturada de brutalidad.

Es tan bestia, tan rudo al poseerme que me siento romper con el encima de mi, muerde, aprieta, me besa, me embiste y todo por el igual, lleno de rudeza que deja adolorido mi cuerpo que ansia más.

-¿Te gusta cómo te lo meto? -suelta mi boca-¿te gusta como este salvaje te coge Ava?

«Santo Dios» no puedo ni contestar porque solo salen de mi boca gritos llenos de éxtasis, el no me da tiempo a procesar, su hombría me llena de tal manera que me siento repleta, saturada, sobrepasada con su glande palpar mi interior.

-Si no contesta más duro te daré.

¿Mas duro? ¿Imposible?

-Si me gusta Dracco-abro mis ojos por fin con mi corazón bombearme desenfrenado-me gusta mucho.

Las lagrimas se me derraman con la confesión del pecado que me ata ahora a un mundo que no debería pertenecer, lamento sentirme así, excitada, satisfecha, llena cuando debería estar llorando a mi esposo y no gritando con un pene dentro de mi, pero me gusta, me gusta mucho y no puedo evitarlo, mucho menos el goce que siente mi cuerpo y el ardor en mi piel.

-Vamos a deshacer este pequeño cuerpo.

Me deja en cuatro permitiéndome experimentar nuevas sensaciones, no para, no me da tregua de hilar un pensamiento que me permita saber que estoy en el planeta tierra, no, Dracco no me deja pensar, solo me aprieta fuerte con ambas manos mientras su miembro entra y sale de forma bestial, ingresa constante, certero, mortal dentro de mi formando eso que solo él sabe cómo lograr.

Me embiste y suelta los azotes en mis nalgas que me ponen a gritar con el adentro, dos golpes más y entierra sus dedos agarrando mi carne para penetrarme con con tanta rudeza que me desarma.

Sale dejando la sensación de vacío, me toman de los tobillos y tira de mí, cubro mis senos apenada con la mirada que me dedica y me levanta como pluma tomando mis labios mientras camina conmigo que rodeo su cuerpo con mis piernas y su falo en mi abdomen, me estrella contra el vidrio de su habitación y vuelve a empalarme con tanta fuerza que muerdo su labio provocando que gruña con su boca pegada a la mía.

Gimo en su oído abrazándolo por los hombros mientras siento que no soy humana, parezco una salvaje que no quiere que parar de gemir, no puedo evitar las lágrimas, la culpa mientras gozo del sexo como nunca, es tan bueno como el lo hace, nunca, nunca me había sentido así de llena, sobrepasada, como si me desintegrara con cada embestida cargada de una potencia qué apenas logró asimilar.

Es tan grande y ancho que juro que puedo sentir sus venas rozar mis paredes que lo aprietan en tanto él se come mis senos, sostiene mi peso y me embiste a un punto que solo puedo cerrar mis ojos y llamarlo por su nombre mientras siento que todas las sensaciones vividas vuelven a formarse.

-Dracco-toda yo vibro con algo que se forma, es parecido a lo anterior pero esta vez siento que me matara, mi corazón se desboca con el presentimiento de algo grande acabar con mi existencia

-Demonios Ava-exclama-princesa dámelo nuevamente, vente encima de mi polla.

Es tan mal hablado en el sexo, tan vulgar que nunca pensé que eso lograra desencadenar más fuego en mi interior, sigue, continua, no para, se mete y se mete con fuerza, no se de donde saca tanta resistencia, pero yo ya estoy en mi límite con el adentro.

-Dracco yo...-muerdo su hombre-Dracco.

-Derrámate.

Me dejo venir con potencia enterrando mis dientes en sus hombros y mis uñas calvarse en la piel de su espalda, tiemblo con la explosión desatada y su derrame que me acompaña mientras siento las cadenas del infierno rodearme el cuello.

Camina conmigo a cuestas arrojándome a la cama, apenas logro gritar cuando ya lo tengo encima mío consumiéndome los labios nuevamente, se endurece en segundos empalándome con tal potencia que arqueo mi cuerpo con el deslice de su miembro en mi canal.

Es insaciable lamiendo todo mi cuerpo, entra y sale para arremeter con fuerza quedándose adentro por unos segundos mientras que choca contra el punto de la locura que me captura en algo que me hace gemir y gemir ansiando derramarme nuevamente.

-Dracco-susurro-quiero, quiero

El pudor no me deja terminar y para cuando proceso su dedo pulgar acaricia mi clítoris acelerando proceso que electrocuta cada molécula de mi ser y el chorro vuelve a bañarlo restándome más fuerza.

-Esto es magnífico-continua dentro de mi embistiéndome-eres una delicia princesa.

Esto no es algo magnifico, es algo demasiado sucio para una persona que vive pregonando lo correcto, su derrame acompaña el mío con las lágrimas brotarme haciéndome sentir culpable mientras experimento uno de los mejores orgasmos de mi existencia.

Mi energía esta en ceros y el agotamiento físico como el mental me toma con el ultimo brote de mi cuerpo, cierro mis ojos dejándome llevar por el abatimiento de todo mi sistema, realmente no se quien soy cuando lo ultimo que registro son unas manos envolverme y el calor de un cuerpo trasmitirme seguridad.

La luz que se filtra por el vidrio me molesta despertándome, cubro con mis manos mi rostro adaptándome a la luz mientras todo en mi mente se aglomera de golpe, sus besos, palabras y caricias me recuerdan la noche tan desenfrena que pase a su lado, proceso todo sintiéndome miserable y apenas logro levantarme queriendo morirme en el proceso.

Todo mi cuerpo me duele, todo, creo que respirar es una agonía mientras a paso lento camino hacia el baño, todo es de cristal, tiene una fijación con los vidrios y mis senos, estoy con moretones por todos lados, mis nalgas, pecho, cintura, cuello y brazos.

-Es una bestia.

Musito desnuda tomando enjuague bucal, apoyo mis manos en el lavadero con el corazón latiéndome tan fuerte con algo que se acumula en mi pecho, me gusto, lo disfrute y a pesar del dolor de mi cuerpo y piel marcada, fue una de las mejores noches que he pasado con alguien, llegar a esa conclusión saca más lágrimas, ahora no tengo excusa y las palabras de mi hermana toman fuerza declarándome culpable de todo lo que me acusa.

Me baño escondiendo en el agua mis lágrimas, no puedo parar de llorar, de sentirme culpable, sucia, asqueada de mi misma con todo lo que sentí ayer, todo me gusto, desde su forma soez de hablarme, hasta los besos y no se cuantas veces me envió la vacío.

Busco algo que ponerme después de no sé cuánto tiempo me había quedado debajo del agua y no hayo nada que ponerme si no una de sus camisas, ropa de esa mujer no quiero usar y espero no se enoje por toma una de sus camisas, pero me dejo ayer sin vestido y sin como regresar a mi casa.

-Buenos días Dracco-no está en la sala-hola.

Es increíble que me dejara sola en su casa, todo esta iluminado por el sol de la mañana o eso pienso, aunque mirando la posición del sol, debe estar un poco tarde, escaneo todo el lugar hasta que observo la piscina donde me siento desmayar con la imagen que capto en cámara lenta.

Dracco emerge lentamente de la piscina gigantesca pasando su mano por su cabello negro restirando los restos de agua que recorren su cuerpo desnudo, camina imponente fijando su mirada de cazador en mi mientras me siento chiquitica ante su porte varonil, su hombría esta endurecida y se mueve a la par cada vez que da un paso haciéndeme pasar saliva con dificultad.

El latigazo en mi interior me pone débil las piernas y corre la puerta achicando el espacio entre los dos para plantar sus labios contra los míos en un beso que me remueve todas las fibras.

Me moja en el proceso de unir su cuerpo con el mío, tomando de las caderas mientras que el impulso de recorrer su cuerpo no lo reprimo mientras me le como la boca hambrienta de más, me deja sin aliento, apenas puedo respirar correspondiendo a su ardiente beso, es tan arrasador que me caliento en segundos con su boca contra la mía.

Que alguien me explique ¿Por qué me siento así? que alguien me ayude a entender ¿porque a pesar de sentirme culpable, miserable y sucia? no puedo despegarme de su boca y tocar su cuerpo musculoso, fornido, caliente.

Que alguien me ayude a comprender la reacción de mi cuerpo y la humedad en mi sexo cuando me lleva contra el vidrio profundizado el beso mientras agarra mis nalgas y yo me dejo suplicándole internamente a Dios un perdón por mis pecados y la lujuria que se desata con su cuerpo junto al mío, me toca toda, toda erizando mi piel, sus manos no se quedan quietas apretando mis senos, luego mi cintura, interna sus manos tomando mis nalgas, abre, aprieta y tira para volver a recorrerme hasta que llega a mi intimidad metiendo los dedos que se deslizan suave debido a la humedad provocada.

Le doy la orden a mi cuerpo de reprimir cualquier sensación, pero simplemente termino por enredar mis manos en su cuello aceptando el gusto que le tomo a sus labios que despiertan un fuego que me lleva a rodear su cuerpo con mis piernas y gemir en su boca.

-Buenos días princesa-musita cerca de mis labios-¿tienes hambre?

-Mucha-sonríe y me empala de un todo remeciéndome completa-me refería a comida de verdad-susurro con el adentro

-Aliméntate primero con este rollo de carne.

Lo abrazo enterrando mi rostro en su cuello soportando sus embestidas con sus manos abriendo a mis nalgas, gimo guiada por la sensación que despierta cada vez que lo tengo dentro, no sé cuántas veces a ingresado en mí y ha provocado la misma sensación que me embarga nuevamente.

Mis pies tocan los azulejos con las piernas temblorosas cuando me vengo una vez más encima de su miembro y su derrame bajando por mis piernas.

-Ve y límpiate que te haré algo de comer y ponte ropa femenina-me recorre con la mirada- si continuas vistiendo mis camisas te follare todo el día.

Trago con dificultad asintiendo.

-Esa ropa no me gusta-confieso con mi cabeza mirando el piso-no es mía.

-Es de mal gusto rechazar la ropa que tu marido compró para ti-levanto mi mirada sin entender -pero está bien, iremos a comprar la ropa que quieres, te advierto que nada de negro.

-Dracco-le llamo sin saber cómo decirle esto- yo quiero vivir en mi casa–se va hacia la cocina aun desnudo y yo sucia con su esencia bajarme por las piernas -no pienso quedarme aquí contigo.

-No pienses-dice sin mirarme -solo tienes que hacer lo que yo te diga nada más.

–Quiero llamar a mi familia, deben estar preocupados por mi-hablo desde la misma posición.

-Por ahora no -contesta frio

-¿Por qué?-golpea la encimera enojado.

-Deja de preguntar tanta mierda y ve a ducharte, lo único que necesitas saber es que por el tiempo que seas mi mujer, olvídate de tu hipócrita familia.

-La respetas que es mi familia -le digo con mis lágrimas bañarme el rostro-los amo y soporto tus abusos por ellos-se le incendia la mirada con mis palabras -no sabes cómo te odio.

-¿Soportar? -se acerca con peligro y corro hacia la habitación donde me alcanza estrellándome contra el vidrio -¿me odias?

Escupe su mano y la pasa por mi intimidad disparando los latidos de mi corazón, trato de cerrar las piernas, pero las abre con su pie y me empala fuerte causándome dolor.

Mi mejilla esta contra el vidrio y empuño mis manos mientras me penetra y suelta los golpes en mis nalgas que es cuecen mi piel.

-Duele Dracco.

-Esto es para que me odies más-penetra duro sosteniendo mi cabeza contra el vidrio, su mano libre toma mis caderas embistiendo violento, fuerte, no se cansa mientras que a mí, las paredes internas a pesar de mojarse me arde, duele adentro con sus constante arremetidas que ahora mismo siento como si una vara caliente me penetrara.

-Pará Dracco, me haces daño.

-Eres mi esposa y castigo tu insolencia princesa-sale de mí y me tira a la cama, gateo alejándome presa del miedo de esta bestia, pero me toma del tobillo, me gira y me aplasta con su cuerpo para luego meterme hasta el fondo

-Cada vez que me insultes de penetrare duro princesa -es una completa locura y aunque a simple vista diría que me obliga o viola, la humedad es vergonzosa-si me llevas la contraria te follare, si discutes, te lo meteré, si me faltas al respeto más verga de daré, así que mide tus pasos porque voy a follarte porque si y porque no-se ha quedado quiero mientras me obliga a mirarlo tomando mi mentón- solo quiero escucharte quejarte debajo de mi o encima, de lo contrario obedece y punto.

Me besa sin dejarme pronunciar palabra y reiniciar sus embestidas que me llevan de nuevo a su infierno, me quemo sin absolución alguna cuando en vez de apartarlo de mí, lo rodeo con mis piernas mientras en cada asonada, sus pelotas chocan contra mi periné.

Su lengua es otra tortura deliciosa al igual que su pene dentro de mí, me siento perdida al gemir contra su boca mientras siento que de nuevo el calor amenaza con volverme nada y estallo mordiendo su labio y enterrando mis uñas.

No aparta la boca a pesar de haber roto su labio y pruebo su sangre al tiempo que siento su estallido dentro de mí, sigue besándome mientras su polla se contrae y mis paredes por inercia lo aprietan rico.

-Espero me hagas enojar mucho-susurra cerca de mi boca y su aliento fresco me marea-de todas maneras, te follare con o sin motivo-besa la punta de mi nariz-ballate que saldremos a comprarte ropa.

Asiento apenas, estoy tan débil que no quiero levantarme de la cama, he perdido la cuenta de cuantas veces me he venido cortándome el paso del aire y restándole energía a mi cuerpo.

-No te duermas-dice alejándose de mi-me falto chuparte estas preciosuras-rompe su camisa liberando los senos que observa-me encanta las marcas que luces-acaricia erizándome-me voy a comer tu cuerpo Ava-me observa haciéndome tragar grueso-espero puedas soportar mi nivel, soy muy exigente preciosa-las aprieta descubriendo lo duro que se han puesto mis pezones-aunque tú no te quedas atrás, eres tan perceptible.

Las lame, chupa, aprieta y suelto jadeos enredando mis dedos en su cabello húmedo, estamos envueltos en sudor, llamas, hambre y deseo, el despierta mi lujuria sin entender que hago yo, para provocarla suya.

-Alístate preciosa-habla mirándolas-no te duermas princesa.

-No.

Se aleja dejándome atontada, nerviosa y adolorida, ingresó al baño a quitarme el peso de mis acciones y salgo de ete a buscar algo de ropa femenina, no quiero que me haga suya de nuevo, la ropa es demasiado reveladora y optó por lo menos escandalízante.

Un enterizo corto de color azul, manga larga con una abertura profunda en la parte de adelante en V, uso unas sandalias y salgo de la habitación con mi estómago rugir de hambre, me acerco a la cocina donde Dracco se mueve libremente luciendo solo una sudadera dejando su pecho descubierto.

-¿Te ayudo en algo?-niega escaneándome, dejando frente a mí un plato con pan, huevo, jugo de mazana, café, fruta y mantequilla de maní.

-Come-manda.

-¿Y tu?

-No desayuno, a lo mucho un jugo de naranja, eso hace parte de mi dieta-observó su figura-porque este cuerpo que te comes con la mirada necesita sacrificios.

Me sonrojo desviando mi vista mientras el recuesta su cuerpo en el fregadero y yo me siento empezando a comer.

-Comételo todo-repite

-Ya se, deja de mandarme.

Sonríe.

–-Es por tu bien princesa, para que después de sufras una descompensación por tanta actividad física.

-Solo piensas en hacer el amor.

Digo mirándolo y aplicando mantequilla al pan.

-¿Hacer el amor? -Arruga si entrecejo -yo no hago tal cosa mujer, yo te follo duro, ¿o te hace falta más violencia? porque puedo aumentar la dosis.

Niego mientras se burla de mí, comer con su mirada puesta en mi cuerpo es una tortura, pero el hambre es tal que me devoro todo en segundos.

-¿Te cuidas o tenemos que ir con la doctora?

-Yo uso la inyección trimestral-respondo sonrojada.

-Que bien, porque quiero follarte sin interrupciones-no lo miro-tomate esto para el dolor

Acepto las pastillas mientras el supervisa que las tome, es increíble lo controlador sin embargo agradezco su gesto.

-En quince minutos salimos.

Asiento sin mirarlo, pensando en cómo decirle que me permita llamar a mi familia, busco el teléfono fijo pero recuerdo que el día anterior lo estrello rabioso contra el piso, celular no lo veo por ningún lado, así que estoy incomunicada sin saber de mi familia y ellos de mí.

Cumple su palabra luciendo atractivo con gafas de sol, chaqueta de cuero negra, baqueros ajustados y playera negra, es criminal su forma de vestir, me ofrece la mano y salimos del su pent-house directo a la camioneta que nos lleva no sé adónde.

-¿Ha mermado el dolor? -asiento a su pregunta-entonces creo que me merezco un beso por ser un buen esposo.

Nerviosa dejo mis labios sobre los suyos, el beso no es feroz, pero agresivo por todo lo que ocasiona en mi vientre y el no pierde tiempo en meter su mano para tocar mi intimidad mientras gimo aferrada a su chaqueta.

El atuendo que llevo puesto le da la facilidad de correr la tela y liberar una de mis senos, vuelvo a gemir cuando las chupa con fuera sin apartar su dedo de mi intimidad.

-Dracco por favor-va a matarme si tengo un orgasmo nuevamente-aquí no-sonríe chupándolas-no te enojes, pero estoy cansada.

-Pero yo no princesa-su fuerza me lleva a sentarme en su regazo, siento su dureza como si estuviera sentada sobre una roca-no tengo suficiente de ti.

-Es que...

-¿Odiaría saber que mientras te follo, te beso y te hago mía piensas en el perdedor de tu marido-su mirada me intimida-quiero tus pensamientos solo para mi ¿me entiendes?

-Si

No deja tocarme hasta que llegamos a un centro comercial, con una sensación invadirme camino aferrada a su mano, me compra de todo, sus hombres nos acompañan y sin quienes llevan nuestras bolsas, ropa interior, vestidos, jeans, playeras, vestidos elegantes, ropa de marca con precios tan elevados que pagarían un año de servicios públicos en mi casa.

No mide al besarme donde sea llamando la atención, me acorralada contra el vidrio de cualquier tienda y se come mis labios hasta robarme el aliento, «tranquila, nadie de tu comunidad viene por estos miro a todos lados» apenada bajo la cabeza y seguimos el camino, ingresando a una tienda de joyas.

-Esto es demasiado Dracco-la joya que me pone en mi cuello es demasiado hermosa, pero que sinceramente no es algo que quiera utilizar-yo no estoy acostumbrada a lucir algo tan costoso, tampoco mi religión lo permite.

-Acostúmbrate princesa-besa mi cuello-caminaras de m lado y debes lucir a mi altura.

-Hay muchas mujeres que darían la vida por esto que yo rechazo, estoy segura que morirían por caminar de tu lado, se sentirían felices por que gastes en ellas.

Le hablo mirando a través del espejo.

-Pero yo te quiero a ti.

Su teléfono suena, se aleja dejando un beso en mi hombro y muero porque me deje hacer una llamada, miro la joya que adorna mi cuello sintiendo un peso tan grande, con el valor de esta pieza valiosa se pagaría la mitad de la deuda de que mi familia tiene con el banco.

En tampoco tiempo he cambiado tanto, esta ropa no me hace sentir como yo, mucho menos los lujos que intenta darme cuando lo único que deseo es pagarle para escapar de el.

Lo miro a través de espejo que habla por teléfono un poco enojado, me observa y sale del almacén hablando con mal humor, necesito comunicarme con mi familia, deben estar preocupados por mí, desde ayer que hable con Amit las cosas estaban muy tranquilas, pero tengo un mal presentimiento.

-Señora tenemos estos accesorios a juego-pendientes, anillo y manilla, esto es demasiado.

-Tienes un teléfono que me puedas prestar-ella asiente dándome una esperanza.

-Acompáñame por aquí por favor.

-¿Ava? -giro en dirección a su voz que reconozco y es Paris que se acerca-¿Qué haces aquí?

-No te acerques -me alejo, pero toma mi mano-me materas en problemas-miro a todos lados suplicando que Dracco no aparezca.

-No tengas miedo-me dice sin soltarme-no pasa nada.

-Si me ve a tu lado se enojará, me lo advirtió y no quiero problemas, suéltame por favor-las lagrimas se me derraman, suplicándole con la mirada, pero no me suelta y la chica nos observa muy extraño.

-Porque le temes cuando tienes las armas en tus manos para ponerle un alto Ava-dice acercándose, es mucho más alto que Dracco aunque su aspecto no me intimida, no me da miedo-puedo ayudarte.

-Mi familia quedara en la calle Paris-le digo-suéltame que...

-Es mejor que la sueltes-su voz me pone a temblar-a mi mujer no la tocas.

París se gira dejándome detrás de él, no sé qué hacer cuando no suelta mi brazo.

-Ava ven aquí-grita e intento ir, pero parís no me lo permite.

-No tienes derecho a obligarla, que clase de hombre eres que se vale de artimañas para tener a una mujer.

-Un hombre que no te gustara enfrentar-me hago a un lado temerosa observando como se acerca-la sueltas o no responderé de mí.

-Dracco no..

-Te callas-trago con dificultad-obedeciendo, está demasiado enojado.

-No tienes derecho a tratarla así, poco hombre-da un paso Paris y aunque Dracco debe levantar la cabeza para observarlo, no se le amínala, por el contrario, siento el ambiente más pesado.

-Que vas hacer títere-me suelta y aunque lo agradezco tengo miedo por lo que pueda pasar a partir de ahora-vas a enfrentarte a mi-luce malo, salvaje tenebroso-no tienes las bolas para darme una pelea, mejor ve y metete entre las piernas de mi hermana y no te metas donde nadie te ha llamado.

Absorbo sus palabras impactadas ¿Paris y Cruella?

-Ava-me llama Paris-ven conmigo, no tienes porque aguantarte a este patán, no lo mereces.

Camino no prestándole atención a sus palabras, hay mucho más en juego aquí que mi dignidad, lo que merezco y lo que no.

-Gracias Paris, pero se lo que hago-llego a su lado y sus manos me rodean con posesividad-te agradecería que te mantengas al margen.

Espero no ser grosera con él, pero no quiero saber de las consecuencias si acepto ir con él, no puedo ser egoísta cuando muchas personas dependen de mí.

intentamos irnos pero Paris no se rinde, insiste hasta que.

-Ava no..

-Que la sueltes hijo de puta

En un abrir y cerrar de ojos se le va encima a Paris como un Neanderthal golpeándole el rostro hasta tirarlo al piso donde continua como un animal sin darle tiempo a reacción.

La chica toma de la mano para que no intervenga mientras que ambos se matan a golpes, el millonario continuo encima de él propinándole golpes certeros al rostro como si tuviera entrenamiento en defensa personal.

-Basta- grito presa de miedo-Draco para

La dependienta llama a seguridad, los hombres de Dracco llegan cuando Paris le da la vuelta arremetiendo contra su rostro mientras, no se deja mientras la testosterona hace si aparición en dos hombres que como bestias que no pueden controlarse.

Dos hombres deben controlar a Dracco que solo tiene el labio partido, mientras que Paris tiene labio y ceja brotándole sangre, esto es un desastre.

-Te vuelves a meter donde no te importa-lo amenaza señalándole-te mato maldito títere.

Tira de mi sacándome del lugar con sus escoltas seguirle de cerca, siento su rabia cuando tengo que correr para poder seguirle el paso, aprieta fuerte mi mano, al bajar las escaleras eléctrica y dirigirnos al estacionamiento. aun no me repongo de lo sucedido y me mete al auto donde descarga su ira comiéndome la boca.

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