Placeres culposos
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Capítulo 9 PECADOS OCULTOS

ARYA

El agua fría no termina de moderar el calor de mi cuerpo, ya el segundo baño que tomo en menos de dos horas e infructuosamente mis intenciones fallan porque en días como estos, el deseo reprimido aflora con intensidad, con una brusquedad que apenas logro contener, busco los medios siempre de no caer en la tentación pero a veces me es inevitable no sucumbir ante el pecado, ante el deseo de mi piel, la toalla cubre mi cuerpo mientras me observó en el espejo y el vacío en el estómago golpea fuerte devolviéndome a ese foso de donde siempre he querido salir.

El espejo que yace en la puerta de mi armario, me deja contemplar mi cuerpo completo y me saco la toalla que cae al piso quedando desnuda, me observó queriendo saber ¿Qué hay de malo en mí? ¿Qué tengo yo que no tienen las demás? ¿o que me falta a mí que tienen ellas? Siempre me hago las mismas preguntas y nunca tengo respuestas, solo el vacío y la soledad que siempre me brinda mi habitación, me toca quedarme con el sin sabor de querer lo que nunca podre tener.

Recuerdo que no le he puesto seguro a la puerta de mi habitación y corro a poner el pasador porque mama tiene la costumbre de ingresar sin preguntar, camino de vuelta al espejo donde me observo, se que no soy fea y tengo buenos atributos, esos que llaman la atención de los hombres, sin embargo, siempre la constante es que Ava se lleve todas las miradas, las sonrisas y elogios, inclusive a él.

Tengo los pezones erectos y el calor de mi cuerpo es sofocante, mis mejillas se incendian tornándose rojizas, el retumbe de mi corazón se acelera con los pensamientos banales que me poseen y que no puedo reprimir aunque la vocecita en mi mente me grite «detente Arya, es pecado» pero la ignoro como muchas veces y llevo lentamente mi mano por entre mis senos, buscando el declive de mi zona intima en tanto el mero rose eriza mi piel, mientras llego a mi sexo donde descubro lo mojada que estoy en segundos, me toco el clítoris mirándome al espejo mientras al sentir rico dejo a parte todo aquello que me atormenta.

Esto es más fuerte que mi voluntad y me toco con intensidad en tanto libero el aire contenido con ÉL en mi mente, lo vi primero sin embargo nunca pudo verme a mi, siempre tuvo sus ojos puestos en mi hermana y mientras suspiraba por un beso y soñaba con una caricia suya el moria por Ava.

Hay culpas que cargamos toda la vida pero que no hablamos con nadie, secretos que nos consumen pero que nunca podrán ser revelados, son guardados y prohibido abrirlos como la caja de pandora, jamás hablado, comentado o divulgado porque el solo hecho de cometerlos ya es vergonzosos.

Con cada movimiento siento más humedad emanar de mi sexo, me siento tan caliente que el solo hecho de pensarlo activa un no sé qué en mí, que me impulsa a frotarme mas y tomar mis senos para magrearlos aumentando el placer, me meto en mi mundo de fantasía donde no soy tacada por mis manos, no, pienso que las manos delicadas, pero a su vez fuertes de un hombre me tocan toda.

De la nada estoy en el suelo abierta de piernas tocándome como una poseída, hacia mucho tiempo no me sentía así de acalorada, pero continúo dándome placer imaginando que soy lamida en mi intimidad por el hombre de mis sueños, me toco, fruto duro soltando jadeos me provocan que arquee mi cuerpo mientras muerdo mi labio creyendo que es la manzana del pecado.

pronto estallare y no me detengo mientras mi mente proyecta imágenes siendo besada, amada, venerada por ojos masculinos, manos fuertes y besos dominantes, estoy a punto y me abro más presintiendo el estremecimiento de mi cuerpo hasta...

-¿Arya?-es mama que nuevamente me interrumpe-¿hija estas dormidas?

-Ya voy mama-me levanto rápido a ponerme la pijama, paso mi mano por mi cabello alisándolo y respiro profundo antes de abrir la puerta.

-Deja de encerrarte con llave Arya, sabes que no me gusta-ingresa observando mi rostro de forma extraña, debo estar muy roja-tienes fiebre-toca mi rostro-estas muy roja y sudada, ¿te sientes enferma?

-Estoy bien mama-me alejo y camino hasta sentarme en la cama-que sucede.

-El señor Ignacio esta aquí-ruedo los ojos-quiere verte, ¿porque no te pones linda y lo recibes? animate hija que se le nota que le gustas.

-No me interesa ese hombre mama-digo tajante-cuantas veces tengo que decírtelo, Ignacio no es mi tipo, lo detesto de hecho.

Se persigna.

-Entonces quien lo es Arya-deja las manos en la cintura-nadie para ti es bueno, no te das la oportunidad de conocer a las personas, Ignacio es un hombre bueno, viudo y responsable, tiene buenos modales, es trabajador, que mas pides hijas, juzgas sin más y después de quejas diciendo por qué todos aman a Ava y no a ti.

Me levanto furiosa quedando frente a ella, ya se que es su hija preferida, pero estoy harta que siempre me lo recuerde.

-Incluso tu, la ama más a ella que a mí-niega acercándose, pero me alejo -mejor dicho, todos en esta familia la aman mas a ella, todos en este pueblo la aman más a ella, inclusive Dios la pone por encima de mí.

-Estas equivocada Arya, eres mi hija y te amo por igual-dice, pero no le creo nada-pero tus actitudes alejan inclusive las personas que te aman.

-No mientas madre-limpio mis lagrimas-sé muy bien que, de tus tres hijos, tu perfecta hija Ava es la preferida de todos aquí, vivo con eso y lo acepto, pero no voy a permitir que me compares con ella.

-No vamos a volver a tener esta conversación Arya-me dice-pensé que la envidia hacia tu hermana era cosa del pasado-sus palabras me ofenden-quiero que te arregles que Ignacio vino a verte, por ende, no vamos aceptar que le hagas un desaire.

-No puedo creer que piensen que odio a Ava, o peor, que la envidio.

-Solo la atacas sin motivo hija-acuna mi rostro en sus manos-Ava es un ejemplo de mujer, de esposa para esta comunidad y todos se lo reconocen como tal, es una buena muchacha hija, aplicada, hermosa, responsable, te ama Arya y tu..

-Yo nada-me alejo de ella, con ganas de revelarle que su perfecta hija no es más que una hipócrita que mancha la memoria de su difunto esposo y nuestro apellido con sus andanzas-vete madre que quiero estar sola.

-Te esperamos en el comedor, tienes 10 minutos Arya, no me obligues a venir por ti.

Es increíble que a mis 28 años aun mi madre controle mi vida, odio esta comunidad como también sus reglas, vivo prisionera en un mundo que detesto pero que yo misma me ate, me encadene queriendo ser la hija perfecta que nunca verán, siempre seré la sombra de mi hermana, porque solo tienen ojos para ella.

Necesito salir de aquí es por eso que busco algo de ropa en mi armario, mi ropa es oscura, fría, parca y sin que pueda transmitir alguna emoción, una falda larga negra, acompañada de una blusa manga larga cuello bandeja de color rosado es el atuendo mas vivo que tengo para lucir.

Nunca me había puesto a pensar lo aburrida que me veo con mi forma de vestir, soy opaca para los hombres, mis padres, hermanos y el mundo, siempre encerrada en mi mundo, esperando por un príncipe azul que nunca vendra, supongo que no estoy hecha para el amor, y que como dicen por ahí nadie nació para mi..

Salgo de mi habitación alcanzando rápidamente las escaleras, respiro profundo antes de aparecerme en la sala donde me espera Ignacio, viudo hace dos años, su mujer tristemente murió de cáncer, pero ha sido un hombre correcto y digno, es responsable, trabajador, de buenos modales, tiene buen aspecto a pesar de tener ya un poco más de 40 años, es un poco más alto que yo, su cabello ya tiene esas famosas canas atractivas que hacen buen contraste con su barba y ojos claros.

-Buenas noches-estaba sentado en el sillón grande y apenas me ve se levanta para saludarme-¿Cómo esta? señor Ignacio.

Trato de ser amable, pero me cuesta.

-Buenas noches Arya-acepto su mano-estas muy bonita.

-Gracias-mis padres y mi hermano nos acompaña, cosa que me pregunto Ava donde está metida, pero no hay que ser muy inteligente para saber que está revolcándose como una cualquiera.

-Hija hablábamos con Ignacio que fue uno de los pocos que no quiso invertir en el proyecto de Cristóbal-habla mi madre-buscamos un poco de asesoría, sabe sobre estas cosas y puede ayudarnos.

-Te dije madre que ese negocio no me parecía bueno-tomo asiento al lado de Ignacio-pero nunca me prestas atención.

-¿Cómo lo sabias? -pregunta Ignacio

-Tengo una especialización en administración de empresas-respondo evitando su mirada.

-¿Nunca la ejerciste?

-No

-¿Por qué?

Por estúpida, por estar detrás de un imposible y no quererme separar nunca de él.

-No tiene importancia-miro a mi hermano que es el único que conoce mi secreto-¿quieres salir?

A todos sorprende mis palabras.

-Me encantaría-responde.

-Vamos entonces.

Voy directo a la salida buscando un poco de aire, me subo a su auto cuando abre la puerta como un caballero y no miro hacia la puerta de mi casa.

-¿Queres ir a un lugar especial?

-Solo sácame de aquí por favor.

-Escogeré el lugar entonces-enciende su auto.

-Como quieras.

Muchos cuestionan mi soledad, sin saber que es lo único que me queda después de... llegamos a un restaurante lujoso donde me siento mal, observo las mujeres bien vestidas mientras que yo, bueno, soy Ariya Lauless, amargada solterona de 28 años que nunca ha tenido un novio en su vida.

Desde pequeña mis padres nos inculcaron esa pasión, amor y respeto por Dios y sus mandamientos, los Lauless siempre hemos sido una familia ejemplar, comenzando por mi padre que es un hombre correcto, mi madre que es bondadosa, mi hermana que es la santa para todo el mundo, mi hermano Amit que sigue el camino santificado y yo que soy la sombra.

-Pide lo quieras-asiento tomado la carta que nos ofrece el mesero-gracias.

Dice él y yo le sonrió al chico mirando el lugar, es muy elegante con una luz tenue, una música tranquila y un ambiente cálido.

-¿Te gusta?

-Si-su intensa mirada me pone nerviosa-el lugar es perfecto.

Comemos teniendo sorprendentemente una platica amena, lo que lleva el desespero de querer escapar, en ocasiones mi mente se pierde, pero trato de prestarle la debida atención, no se calla y de vez en cuando tocamos el tema de la única mujer que se roba siempre las miradas.

-Arya-bebo del vino-quiero pedirte un favor-toma mi mano y me tenso por su contacto, hace mucho tiempo que un hombre no toma mi mano-tu familia es la mas respetada y ejemplar que conozco, Ava y tu son las mujeres mas bellas que conozco.

-Gracias Ignacio-me suelto de su agarre tomando de nuevo la copa de vino-pero me gusta que las personas sean directas, se lo que somos y no necesito que me lo digan para saber exactamente quien soy-le digo-asi que te agradecería que fueras honesto y me digas que deseas de mi, porque no creo que te interese como mujer.

-Eres muy hermosa Arya-se muy bien que no tengo la belleza de mi hermana, el carisma, comprendí hace mucho tiempo que no soy tan querida como ella-no me esperaba que fueras haci de clara y como sabes llevo mucho tiempo solo y creo que ya es hora de volver a formar una familia.

Mi corazón comienza a latir rápidamente con la ilusión de llamarle la atención al sexo opuesto, se acelera aun mas cuando toma mi mano nuevamente y me hace sentir su calor.

-Me parece bien Ignacio-trato de ser natural-¿pero yo que tengo que ver en eso?

-Mucho Arya-siento que me voy a desmayar cuando me mira fijamente-después de mucho tiempo mi corazón ha vuelto a latir por una mujer ejemplar, buena y creo que no debo desaprovechar la oportunidad de tenerla.

-Explícate por favor-¿Qué hare si me pide que sea su novia? ¿ si me dice que quiere casarse conmigo? Yo no estoy preparada para algo así.

-Arya te va a sonar un poco raro pero tu eres la única que puede ayudarme, con tus padres no pude hacerlo directamente esta noche, pero al ver que tu quisiste salir creo que eres la mujer indicada.

-¿Para qué? Los latidos de mi corazón los siento en mis oídos.

-Arya, quieres-se detiene aumentando mas el suspenso-tu, no se como pedirte esto-aun sostiene mi mano-por favor Arya, ayúdame a conquistar a tu hermana Ava.

Sus palabras me cortan por un momento el paso del aire, era algo que evidentemente no me esperaba que me cae como un balde de agua fría, decepcionada me suelto de su agarre dispuesta a irme conteniendo las lágrimas.

-Arya espera-me levanto, pero me toma del brazo.

-Suéltame Ignacio-le digo muerta de la ira-no soy cupido para hacerla de casamentera, si tanto quieres a mi hermana ve tu y pídele la mano, a mi déjame en paz.

-No pensé,,

-Suéltame que no responderé de mi-lo interrumpo-no seas imbécil y no me creas una tonta para que me utilices a tu antojo.

-Las cosas no son así

Me suelto nuevamente buscando la salida de este lugar con las lagrimas nublarme la vista, iba tan distraída esquivando las mesas que choco de repente con alguien tan fuerte que casi me manda al piso.

-Perdón señorita-sus ojos son verdes-¿está bien?

-Fíjate por donde caminas imbécil.

Me desquito con un desconocido cuando mi palma recae en su rostro, retrocede impresionado tomando su rostro.

-Pero que le pasa estúpida.

La rubia se queja, pero no me mido cuando escucho la voz de Ignacio, empujo a la rubia queriendo salir rápido de aquí, corro sin saber dónde estoy, pero tomo el primer taxi que me lleva a la casa.

Las lagrimas se me derraman y las limpio con rabia con el corazón arrugado, juro que no odio a Ava, es mi hermana, pero solo quisiera por una sola vez en la vida todo no se centrara en ella, todos mueren por Ava mientras que yo muero por solo ser, aunque sea amada una cuarta parte de lo que ella lo es.

-¿Señorita se encuentra bien?

-Si

Intento no llorar, pero es imposible no sentir esta soledad, este vacío por ser un cero a la izquierda para todo el mundo, odio esto, detesto sentirme así, sola, olvidada, poco valorada.

-Espere aquí por favor.

Le digo al taxista cuando parque al frente de la casa de mi hermana, toco y toco, pero no me abre confirmando mis sospechas, es una desvergonzada nada más, vuelvo a subirme al taxi que me lleva a casa.

Aun no puedo creer que tratara de utilizarme para llegar a mi hermana, es un idiota, un imbécil y yo una tonta por creer por un segundo que todas sus palabras eran dirigidas a mí.

Me siento tan estúpida conmigo misma, soy una mujer de 28 años creyendo que un hombre puede fijarse en mí, soy una estúpida, por un momento me ilusioné y caerme de la nube fue mas duro de lo pensé, era de esperarse que sus intenciones de acercamiento no era por mi, por supuesto que la mujer que siempre le ha interesado es mi hermana y ahora que enviudo, quiso aprovechar la oportunidad de poder conquistarla.

¿Me pregunto cuántos hombres ahora irán detrás de mi hermana, ya que su esposo murió?

-Paga el taxi Amit por favor.

-¿Qué paso hija? -es mama-Arya

-Pueden pagar el maldito taxi-grito a mitad de las escaleras sin detenerme-no me jodan más.

-Arya ven aquí-grita mi madre hostigándome la existencia.

-Déjala madre-dice mi Amit

Maldecir es malo, pero estoy saturada de muchas cosas, decepcionada de mi misma que es mi única manera de explotar, de gritarle al mundo lo que me pasa pero que nadie entiende, escucha ni ve, así que me encierro en mi habitación sacándome la ropa y me dejo caer en la cama con lagrimas en los ojos tocándome hasta que consigo el orgasmo que mi mama me negó minutos atrás.

Toco mis senos, mi intimidad una vez mas tratando de sacarme esta rabia, les juro que necesito que por una vez en mi vida algo funcione, que pase algo que me devuelva la ilusión, la fe y las ganas, quiero saber que las malas etapas también se van, que eso que me duele no debe acompañarme toda la vida, que si se cumple los sueños y que todo pasa por algo.

Pero solo recibo mas desengaño, decepciones que me encierran mas en este mundo de sola que desata una mala sensación hacia una persona que amo con toda mi alma, sin embargo, termino odiándola porque siempre se queda con lo que yo quiero, lo insólito es que se que no es su culpa, ella es asi, amada, es su esencia, pero mientras ella obtiene todo, yo estoy aquí tocándome la intimidad una vez mas hasta que llego en una sola noche dos veces más.

Me baño quitando los restos del orgasmo y me arrodillo dejando mis codos sobre la cama e inicio las oraciones donde le pido perdón a Dios por mis pecados, se muy bien lo que soy y los errores que cometo, soy consciente que el clima caliente baja la moral, el pudor y lo vivo a diario cuando no puedo controlar el fuego que se enciende y muchas veces no tengo idea de cómo apagarlo.

En la mañana del viernes como todos los días vamos a la iglesia, siento el ambiente pesado de miradas cargadas de odio hacia mi familia sin embargo decido ignorarlas pensando que estoy un poco paranoica y por dos horas nos concentramos en nuestro señor y terminamos agradeciendo al creador por un día mas de vida, ignoro las miradas de Ignacio y el acercamiento que trata de conseguir, pero salgo de la iglesia directo al negocio familiar mientras que mis padres hablan con el pastor porque tiene algunos golpes en su rostro que son algo inexplicables.

-Arya-se acerca cuando estamos saliendo de la iglesia.

-Aléjate de mí.

Le dejo claro, no quiero verlo ni en pintura, la pashmina cubre mi cabello y camino sintiendo las miradas de las personas en mí, dicen por ahí que pueblo chico, infierno grande y aquí los chismes vuelan, nadie se atreve hablar de frente, siempre lo hacen a espaldas así que no les prestó atención a todos estos hipócritas.

-Arya-camino por la acera, pero la familia Smith me detiene-hija donde esta tu hermana, tenemos un problema grande con el banco.

Me atacan enseguida sobre un negocio que yo no tengo nada que ver, de echo le advertí a mi familia que no lo hiciera, sin embargo, me ignoraron.

-Lo siento mucho pero no se nada de eso-les digo siguiendo mi camino.

-Espera que las cosas no pueden ser así-Johan toma mi mano-ustedes tienen que responder porque en la calle no podemos quedarnos.

-No tengo nada que ver en eso-me suelto-al igual que ustedes estamos a punto de perder nuestra casa por culpa de ese negocio.

-Entonces-dice Amanda alterada con su nena en las manos-tienen que respondernos, no podemos quedarnos en la calle.

-Conmigo no es-digo-nadie los obligo a firmar, se llenaron de ambición en un negocio que supuestamente les iba a dejar mucho dinero, cosas como esas tienen sus riesgos, a veces se pierde y a veces se gana.

-No me salgas con eso-dice la mujer alterada-estamos a punto de quedarnos en la calle por culpa de tu hermana y su marido.

-Exacto-respondo de la misma manera-mi hermana y el hombre que murió hace tres días, búsquenla a ella, no a mí, Cristóbal no era mi esposo, era el de Ava.

Esclarezco siguiendo mi camino, pensando en el acontecimiento la noche anterior, eso no sale de mi mente y lo más triste es que yo llegue a pensar que le podía gustar, no solo a Ignacio, yo me fije primero en él, pero escogió a mi hermana.

-Arya debes ayudarnos.

Sigo mi camino sin mirar atrás e ignorando a todo aquel que me llama, no voy a responsabilizarme de un problema que no me concierne, saco las llaves del bolsillo de mi pantalón para abrir los candados que aseguran la reja de la cafetería, lo primero que encuentro al abrir subir las rejas es una carta.

La recojo adentrándome hasta dejar las lleves en una de las mesas, rasgo el sobre que alberga la hoja que desdoblo para leer línea tras línea sin poder creer lo que sucede.

Mis manos tiemblan cuando al final leo que nos dan solo dos días para desocupar las propiedades o se verán obligados a utilizar la fuerza del estado.

-Que fue lo que hiciste Cristóbal-murmuro escuchando a mis padres ingresar,

-Arya-es mi madre llorando y detrás de ella esta mi padre y mi hermano-estamos en problemas hija-la abrazo calmando su llanto-nuestros vecinos están enojados por una carta de desalojo hija, ¿qué vamos hacer? ¿qué vamos hacer por todos los cielos?

-Calma mujer-le dice papa-debemos hablar con Ava, ella nos ayudara.

-Ava no está-contesta mi hermano-fui a buscarla, pero no está en casa, ayer que hable con ella dijo que estaba realizando unas diligencias, pero no sé.

Comenta con rostro de preocupación, alertando a mis padres, que se preocupan por una mala gradecida, nadie me saca de la cabeza que ahora ella disfruta de los millones que ese hombre le ofrece.

-¿Dónde está tu hermana? -mi madre me mira al hablar-¿sabes algo?

Revolcándose con el enemigo, con la persona culpable de nuestras desgracias.

-No lo sé-les extiendo la hoja-a nosotros también nos llegó la notificación, tenemos dos días para desalojar.

-Dios-mama se desespera, mientras que papa la consuela, miro a mi hermano que esta igual que yo, sin saber que hacer, es una situación que evidentemente no esperábamos.

Escucho gritos afuera que me asustan y al mirar, me sorprendo de la aglomeración de personas que vienen hacia nuestro negocio, no se ven para nada calmados y decido bajar la reja con ayuda de mi hermano.

«Den la cara»

«Por la culpa de ustedes nos quedaremos en la calle»

«Desgraciados no pueden dejarnos asi»

«Respondan, necesitamos una explicación»

«Paganos, ladrones, ladrones, ladrones».

Nos grita la turba enfurecida alterando más a mi madre que no para de llorar, tengo miedo porque no sabemos que hacer con las personas que eran nuestros vecinos y ahora son nuestros enemigos.

-Hay que dar la cara-dice me mama, pero la detengo.

-La cara madre, van a matarte-tomo su mano.

-Son nuestros vecinos de toda la vida, acabamos de salir de la iglesia juntos, ellos deben entender...

-Y son las mismas personas que han senado en nuestra mesa-le digo con los gritos de nuestros vecinos que nos llaman «ladrones»-pero esas personas allá afuera les valen lo que hemos sido cuando están a punto de quedarse en la calle por culpa de Cristóbal.

-Debemos pensar con cabeza fría-habla ahora mi hermano-hablando se solucionan las cosas.

-No seas tonto Amit- amo a mi hermano, pero es muy inocente aun-que el único lenguaje que ellos entienden es el idioma del dinero, una suma que le pague la deuda al banco nada más.

-Debemos buscar a Ava, debe estar en peligro y sabrá que hacer, ella es la única que puede ayudarnos-agrega papa elevando mi colera.

-¿Y qué puede hacer Ava?-me dirijo a el-¿es tan santa que hará un milagro que nos saque de la mierda que su propio esposo creo?-me observa sorprendido, en este punto ardo de la rabia-¿crees que tu magnifica hija nos sacará del problema cuando se revuelca como una cualquiera con el socio del su esposo?

No lo veo venir porque nunca pensé que mi propia madre por primera vez en la vida me colocara una mano encima, me cachetea dos veces defendiendo la dignidad de su hija preferida.

-No hables así de tu hermana Arya-me dice mientras tomo mi parte afecta.

-Madre cálmate-mi hermano posa sus manos en mis hombros-no es momento de pelea.

Mi padre se acerca a ella que se ve arrepentida por lo que acaba de hacer.

-Puedes golpearme todo lo que quieras-la enfrento-pero eso no quitara el hecho que tu hija preferida es una cualquiera que se acuesta con el socio de su difunto esposo-llora e intenta golpearme nuevamente, pero es papa quien la detiene-pégame mama-la incito mientras niega con la cabeza cubriendo su boca con ambas manos, mientras las lágrimas no paran de bañar su rostro

-Contrólate hermana-concilia Amit-puedes arrepentirte después de lo que salga de tu boca.

-No me importa-continuo -pero tu querida Ava no es lo que tu crees, engaño a Cristóbal con su mejor amigo-suelto la verdad que sorprende a todos- inclusive el mismo día del entierro se revolcaba como una prostituta con ese señor.

Llena de ira no mido mis palabras provocando que mi madre se desmaye en brazos de papa al tiempo que la multitud allá afuera enfurece contra el negocio y una piedra rompe el vidrio asustándonos acto seguido arremeten con varios objetos que ingresan a la cafetería obligándonos a refugiarnos.

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