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La mujer abrió la puerta de la casa de Niza, ella estaba envuelta en una toalla, tenía varios moretones y el ojo morado, me miró a los ojos y se soltó a llorar antes de preguntar qué estaba haciendo en su apartamento.
Le di las gracias a la señora y le pedí que nos dejara a solas. Niza asintió y la mujer salió, cerró la puerta y yo dejé las cosas
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