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Niza y yo seguimos yendo a terapia. Seguimos intentando recobrar nuestras vidas y nuestra paz, pero, parece que por cada paso que doy en la dirección correcta ella huye. La rutina de yoga se ha convertido en una constante, pero, a pesar de que lo niega, ella llora más de la mitad del día.
Niza no está bien, mi esposa se aleja, casi no come más que
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