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Niza y yo despertamos unas horas más tarde con las risas de los niños y los pequeños pasos que dan mientras corretean por la casa. Le doy un beso a mi esposa en la frente y ella me mira divertida.
- No siento las piernas-Dice mi esposa y le hago una seña para que se pase a mi asiento.
Ella me da la mano y yo hago casi todo el trabajo, de cargarle
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