Elennah:
Ha estado siguiéndome durante dos semanas. Ha estado robándome besos durante dos semanas. Ha estado acariciándome en lugares prohibidos durante dos semanas...Qué Dios me perdone, soy tan débil como cualquier otra mujer.
- Estás muy callada hoy, palomita.- comenta sentado a mi lado. El hermoso campo sembrado de rosas rojas se ha convertido en nuestro punto de encuentros.
- ¿Cuándo regresa a Valaquia, Señor?- susurro.
- Ah...así que temes perder mi compañía. Dime, ¿me echarás de menos, palomita?
- Por supuesto que no, Señor. Solamente pregunto para estar prevenida. El día en que parte una comitiva numerosa es el día en que más trabajo tenemos los sirvientes...hay habitaciones que barrer, alfombras que sacudir, camas que tender, muebles que...
Se echa sobre mí y busca mis labios. Gimo contra su boca experta. Las tibias palmas de sus manos se cuelan bajo mi vestido y enaguas acariciando mis rodillas y mis muslos. Sollozo contra su boca. Sonríe complacido.
- No pensemos en mi partida, alondra mía. Faltan muchos días todavía para que tenga que abandonar Transilvania. ¿Porqué no mejor aprovechamos nuestro tiempo juntos, Hmmm?
La palma de su mano derecha sube buscando el sitio oculto entre mis piernas. Abro los ojos cómo platos y mi respiración se torna entrecortada.
Besa la comisura de mis labios.
- ¿Te habían tocado alguna vez aquí, palomita?- susurra pegado a mí oído mientras las puntas de sus dedos rozan mi entrada.
¡Madre purísima!
- Ésta noche ...- murmura contra mis labios.- ven a mi cama...ardo en deseos de hacerte mía.
- No debería decir esas cosas Señor.- susurro sin aliento.- Ésta noche es la noche de todos los Santos...no deberíamos...
- No seas tonta, Elennah. Los muertos, muertos están. - me besa e introduce la punta de su dedo en mí.
Me tenso inmediatamente y aprieto la solapa de su camisa en un puño.
- Tienes mucho que aprender sobre las delicias de la pasión, mi palomita roja, el fuego del deseo entre nosotros es innegable...y yo disfrutaré enormemente quemándome mientras te enseño.
Universidad de Cornell, USA 31 de Octubre de 2021.
Eleni:
Me he disfrazado de sirvienta sexy. El disfraz no me queda nada mal, además me he dejado mi largo y rojizo cabello suelto. Mi primer año de carrera universitaria comenzó oficialmente el 8 de septiembre y gracias a Dios las cosa van bastante bien.
Mis estudios durante el verano me sirvieron de mucho, rápidamente me coloqué entre los primeros de mi clase.
He hecho amigos, por suerte, Chantal Maddox y Timothy Hugh se han convertido en mis entrañables compañeros. Compartimos demasiadas clases juntos. Mi abuela me hizo llegar las ropas que compré para mí en Spiros, me quedé pasmada al verlas. Primeramente pensé quemarlas o donarlas a la caridad, luego reflexioné y llegué a la conclusión de que con ser la chica extranjera ya tengo suficiente. Esas ropas han evitado que me vea como una pobretona. Mis nuevos amigos me siguen a todas partes...bueno, no. Yo los sigo a ellos. Timy es bullicioso y a veces bastante molesto, tiene una personalidad un poco egocéntrica, por el contrario, Chanty es más bien tímida, no dice ni pio nunca, se la pasa con la nariz pegada a los libros, desayuna, almuerza y hasta come en la biblioteca del campus.
Sus caracteres encontrados crea mucha tensión entre ellos. El punto medio entre los dos, y la mediadora soy yo, por supuesto, pero esta noche me he dejado convencer por Timothy y he terminado en la fiesta de Halloween de la facultad de turismo. Tim se ha disfrazado de bombero y Chanty de diablesa.
La música es estridente y han colocado luces de flasheo por todas partes, la gente bebe de sus vasos rojos y esto parece una película de terror...
Si, de esas en las que hay un grupo de jóvenes sexualmente activos reunidos, entretenidos en lo suyo y de buenas a primeras aparece el asesino con el hacha o la sierra eléctrica y... ¡comienza la masacre!
Voy por mi cuarto vaso de cerveza con whisky,creo. Me da el ama vueltas. Me ha parecido que en un momento durante la noche Timothy le metía la lengua hasta la garganta a Chanty, pero no puede ser, esos dos no se soportan la mayoría del tiempo, es imposible que se estén besuqueando ahí en el sofá. ¿O no?
Abandono mi bebida sobre una mesita y me dirijo afuera para ver si el aire fresco me ayuda a despejar un poco mi mente.
- Eh, Grecia, ¿ya te vas?- me giro para contemplar a Henry. Se sienta justo a mi lado en muchas de las clases, tengo la corazonada de que le gusto y él no está nada mal.
Mide uno setenta, su cabello es castaño, sus ojos son color café y siempre me sonríe amablemente. Se ha disfrazado de pirata, trae un parche en el ojo, un garfio y todo.
Aparto los rojizos mechones de mi cabello que se han salido de debajo del gorrito del disfraz que llevo.
-En realidad si, Henry. Voy de regreso al dormitorio. ¿Me acompañas?- pregunto medio tropelosa.
- Uau, Grecia. ¿Cuánto bebiste?- me ofrece su codo y lo tomo.
Intento sonreír pero le devuelvo una mueca.
- ¿La verdad? Perdí la cuenta -gimoteo.
Caminamos en silencio durante un buen tiempo hasta que llegamos a los dormitorios. Me mudé a la residencia universitaria dos días antes de que comenzara el curso. El consejo aún no ha seleccionado un nuevo Mégas y según me cuenta abuela esto ha causado grandes tensiones dentro del mundo vampírico. Gracias a dios, ya no tengo nada que ver con ellos, estoy disidida a romper la tradición familiar y a mandarme un camino por mí misma.
- ¿Quieres subir?- pregunto tambaleándome.
Henry eleva las cejas.
- Aunque no quisiera tendré que hacerlo, apenas logras mantenerte en pie.
- ¿De qué hablas? Estoy maravillosamente.- protesto tropezando con el primer escalón de las escaleras que conducen al segundo piso dónde está mi cuarto y el Chanty...¿mencioné que es mi roommate? No. Pues si, lo es.
Abro la puerta de mi habitación compartida y entro, me quito el gorrito y me tiro sobre la cama disfraz y todo. Estoy mareada. Gruño.
- ¿Te traigo algo para el malestar?- pregunta Henry incómodo. Se ha quedado de pie en la puerta del cuarto.
- No.- farfullo.
- Entonces...regresaré a la fiesta, Grecia, llama a alguien si te sientes mal, sólo...
- Henry...
- ¿Hmmm?
Una idea ha surgido en mi mente y ha echado raíces rápidamente. Debería perder mi virginidad. Si, ¿por qué no? Algo bueno debe tener el sexo cuando tanto miles y millones de personas lo practican frecuentemente.
Mi abuela siempre me ha aconsejado que tuviera mi primera vez con alguien por el que yo sintiera ...amor, y lo intenté me ofrecí en bandeja de plata a ... no quiero ni pensar su nombre. Me alegra que haya muerto. Se lo merecía por la forma en que me trató. El dolor del despecho ha menguado con las semanas, no me avergüenzo de nada de lo que hice, aunque fueron estupideces.
Ahora estoy aquí, borracha como una cuba y pensando seriamente en perder la virginidad con un chico al que conozco bien poco.
Salgo de la cama y camino hacia Henry, tambaleándome, soy un desastre...ni siquiera logro un contoneo sexy al caminar. ¡Horror!
Debo ser honesta, antes de irme a vivir con mis abuelos había tenido algún que otro noviecito y con ellos llegué a besos y manoseos ligeros. Mi madre era una corporativa importante en Philipides Consortium y mi padre era el jefe de seguridad informática en la misma empresa hasta que se accidentaron.
Vivíamos en Atenas y mi vida transcurrió como la de cualquier adolescente normal hasta la muerte de mis padres y mi ida a vivir con mis abuelos. Había oído mucho hablar del jefe de mis padres, el dueño de la empresa, pero nunca le había visto.
Eso cambió en cuanto me fui a vivir con mis abuelos, luego de eso, abuelo Kostas me vigilaba como un halcón, la mansión Philipides en Atenas cuenta con muchos sirvientes y los hijos e hijas de estos y mi abuelo temía que yo pudiera enrollarme con alguno de esos chicos. Realmente no debió preocuparse tanto, desde que vi por primera vez al Kirios no me interesó nadie más.
- Podrías volver a la fiesta o ...- susurro invitadoramente, pegándome a su cuerpo y apretando mis diminutos pechos contra el suyo. Acaricio su abdomen con la palma de mi mano y desciendo lentamente buscando su entrepierna mientras le miro a los ojos.- ...podrías quedarte conmigo y divertirte.
¡Vaya! El alcohol realmente me pone atrevida.
Henry me mira azorado. Creo que lo he tomado por sorpresa.
- Estás borracha, Grecia.- susurra.
- ¿Y? - le reto.
- Qué no deberíamos...
- ¿En serio?- reprocho indignada.
Toma mi mano y la coloca justo sobre su miembro por encima del pantalón, puedo sentir lo endurecido que está, le miro frunciendo el entrecejo.
- No lo malinterpretes, Grecia. Estás buena y me gustas mucho, pero preferiría que hiciéramos esto cuando estés sobria. Además, todos en la facultad saben que eres, bueno, virgen, la primera vez nunca es bonita para una chica y menos si se hace en las condiciones en que estás, así que...
Debo admitirlo. Justo en este momento mi admiración por Henry ha crecido bastante.
Sonrío de oreja a oreja y luego hago un puchero. Nunca me he considerado una persona prudente o juiciosa...y además estoy borracha. Cierro mis dedos alrededor de su dura erección y le miro a los ojos. Tiene los ojos abiertos como platos.
- Mira, no te estoy pidiendo matrimonio. Estoy borracha, no lo niego pero estoy decidida a dejar de ser virgen. Ésta es tu oportunidad conmigo...¿la tomas o la dejas?
Su quijada cae y elevo las cejas en respuesta, gruñe y conecta su boca con la mía. Suspiro aliviada. Henry no me gusta para novio, justo ahora no me gusta nadie para novio, pero le gusto y ha demostrado ser bastante maduro, tal vez le dé una oportunidad. Entra a mi cuarto cerrando la puerta con el pie y en lo que él avanza yo retrocedo hasta que llegamos cerca de la cama.
Sin dejar de besarnos caemos en la cama y comenzamos a quitarnos las ropas.
- Espero que no te arrepientas de esto, Grecia.- masculla contra mis labios.
- Depende de cómo te comportes.- farfullo.
Ríe y enreda una de sus manos en mí cabello. Volvemos a besarnos. Tocan a la puerta, Henry rompe el beso y se separa de mí mirando en la dirección que acabamos de venir. Atrapo su rostro entre mis manos y le obligo a mirarme.
- Quien quiera que sea se irá... shhh- susurro y reclamo sus labios. Coloco mi mano en su nuca, justo dónde comienza la línea de su cabello y le atraigo hacia mí. Fundo mis labios con los suyos y busco su lengua con la mía.
Vuelven a tocar a la puerta y ésta vez es más insistente. Henry rompe el beso exasperado y sale de la cama.
- Será un minuto.- murmura y se dirige hacia la puerta.
Me acomodo entre las almohadas y espero. Soy capaz de escuchar los murmullos de Henry conversando con el molesto intruso. Cierro los ojos un minuto y suspiro, oigo la puerta volver a cerrarse y sonrío.
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Despierto lentamente. Abro los ojos y me doy cuenta horrorizada de que es muy tarde. Miro el reloj.¡ Son las diez! Salgo de la cama de un salto y me detengo bruscamente ante el súbito vértigo que se apodera de mí. Cómo y vuelvo a sentarme en la cama.
Un rápido vistazo al cuatro me hace comprobar que Chanty no regresó anoche. Achino los ojos, me molesta la luz.
Poco a poco el mareo va cediendo y me dirijo al baño. Me hecho agua fría en la cara y contemplo mi reflejo en el espejo.
Chillo y me muerdo el labio. Tengo un moretón diminuto pero evidentísimo en el cuello, justo por encima de mi clavícula. No recuerdo haberme dado un golpe en esa región anoche, de hecho no recuerdo mucho de anoche...
Pego la espalda a la pared del lavamanos y me siento en el suelo, escondiendo mi rostro en las manos y masajeando mi cuero cabelludo mientras intento recordar lo sucedido.
Salí de la fiesta de Halloween con Henry, me acompañó aquí, me le ofrecí ,nos besamos, tocaron a la puerta y entonces...nada. De ahí en adelante no recuerdo nada.
Camino tambaleándome hacia la cama, levanto el edredón y miro debajo. Sobre la sábana que cubre el colchón hay una pequeña mancha de sangre. Me muerdo el labio. No lo había notado pero mi disfraz de anoche está estrujado en el suelo, justo al lado de la cama y tengo puesta una de mis pijamas de algodón. Me muerdo las uñas.
Parece que anoche terminé tan borracha que sí tuve sexo con Henry y por la evidencia en mi cama, todo apunta a que perdí mi virginidad. Pero simplemente no lo recuerdo.