Hace unos meses recibí noticias de que se encontraba combatiendo contra rivales que pugnan por tomar su lugar en el trono. El príncipe Vladislao II, primo de su padre pereció combatiendo a Vlad . Luego de esto, mi marido comenzó una purga entre los boyardos (nobles) valacos que habían apoyado a su contrincante, para fortalecer su posición. También entró en conflicto con los sajones de Transilvania, que apoyaron a otros pretendientes al trono estos son Dan y Basarab Laiotă (que eran hermanos de Vladislao II), y a su medio hermano ilegítimo, Vlad el Monje. Mi esposo saqueó las aldeas sajonas y trajo a los capturados a Valaquia, donde mandó a empalarlos a todos.
Debo decir que la crueldad de mi señor es mítica, asesina a sus enemigos sin siquiera pestañear y todos esos asesinatos en masa, hacen que mi corazón sangre de pavor. ¿Cómo puede un hombre ser tan hermoso y a la vez tan despiadado?
Desde mi arribo a Edirne, hace ya seis años, no me he sentido a gusto ni por un solo día. Mi suegra Madame Anne Dracùl, se encarga de hacerme la vida miserable. Protesta que no domino el arte del tejido, que mi habilidad para el bordado es pésima, vocifera que soy una campesina iletrada y lamenta el hecho de que llevo dos años casada con Vlad y no he sido capaz de darle hijos.
De todas las recriminaciones que mi suegra utiliza para herirme esa es la que más me duele, mi incapacidad para quedarme encinta es una realidad enormemente dolorosa para mí.
La señora Dracùl le ha propuesto a Vlad varias veces que adquiera una segunda esposa y sé que mi marido lo ha considerado. Nuestra unión no fue fácil desde el principio, Vlad creyó que yo había complotado con el señor Hunyadi para atraparlo, obligarlo a ser aliado de Hungría mediante mi matrimonio con él, pero juro que yo no tenía ni idea de que Hunyadi era mi padre, lo vine a descubrir cuando Vlad me lo contó.
Hace un mes también falleció Hunyadi y su hijo mayor, Ladislao Hunyadi, se convirtió en el capitán general de Transilvania.
Suspiro entristecida. Todas éstas tragedias políticas no se comparan con el infierno que vivo.
Es común entre los nobles y señores de alto rango el tomar una segunda esposa cuando la primera no le da herederos, mi marido es un hombre más importante de toda Valaquia, es el Príncipe del país y el más poderoso caudillo militar, si los constantes quejidos de la harpía de su madre no le convencen, la vergüenza de no contar con herederos lo hará. Ningún noble es capaz de soportar semejante golpe, la ausencia de hijos pone su virilidad en entredicho.
Es muy probable que en los próximos años mi esposo tome para sí a otra mujer, sé que ésta ocupará su cama y tal vez logre llenar su corazón, de la manera en que yo no he podido.
Eleni:
He venido temprano a trabajar, son apenas las seis de la mañana. A pesar del desmadre y de las sesiones de sexo loco que tuvieron lugar anoche, el hotel ha amanecido bastante limpio y organizado, debo admitir que estoy contenta. Esto implica menos trabajo para el personal.
A las diez de la mañana comienza el incesante desfile de despedida de los huéspedes VIP, Me he calzado unos zapatos negros y bajos para no sufrir dolores debido a las largas horas de pie.
Me mantengo junto a la puerta, Olenka está sonriente a mi lado. De vez en cuando mira de reojo a Jerry y sonríe pícaramente. Hmm, mira tú. ¿Quién lo diría? La rusa aparenta tener unos treinta años, al parecer le gustan los chicos más jóvenes que ella. Además parece que me equivoqué, Jerry no debe ser gay, ¿será bi? O simplemente será uno de esos espíritus libres que toman su placer dónde lo encuentran, sospecho que el muchacho ha participado en unas cuántas orgías.
Al mediodía finalmente hace su aparición nuestro todopoderoso jefe. Viene impecablemente vestido de negro, su cabello peinado hacia atrás, si no fuera por el contorno rojizos de sus ojos nadie sospecharía que estuvo activísimo anoche.
Se pone en pie a mi lado, del extremo opuesto a Olenka y gruñe su saludo cada vez que un huésped y su comitiva se marchan.
- ¿Qué le sucede al señor Tepes? Parece un oso con una espina incrustada en una garra.- comento al oído de Olenka.
- Tuvo una mala noche. La mujer que quería se enrolló con otro.
- Hmm.- murmuro. Al parecer la señorita Sziláy lo dejó plantado.
Hablando del diablo, por ahí viene y no viene sola, su primo la acompaña.
- Señor Corvin, espero halla disfrutado nuestro evento especial de anoche.- entona Olenka entusiasmada.
- Inmensamente. He reservado boletos para vuestro baile de máscaras el próximo mes, estoy impaciente por regresar a vuestro hotel, Dracùl Haus guarda muchas...- me recorre con su mirada.- ...diversiones.
Se me pone la piel de gallina. Por otro lado no me voy a dejar amedrentar.
- Regrese, señor Corvin, estaremos encantados de recibirle con los brazos abiertos.- prometo dirigiéndole mi más dulce( y falsa) sonrisa.
- Lo haré, señorita Amíntoros, créame.- sonríe Mathieu.-señor Tepes.
Vlad le mira, con una expresión petrea en su rostro, ni siquiera pestañea. Juro que la temperatura en el lobby ha descendido a veinte grados bajo cero.
Corvin se despide y su prima ni siquiera nos habla al salir. Media hora más tarde todos los invitados VIP se han marchado finalmente. El señor Tepes contempla el dorado reloj en su muñeca izquierda.
- Señorita Amíntoros, suba a mi despacho dentro de diez minutos, hay algo de lo que deseo que hablemos.- masculla y se marcha.
Elevo las cejas perpleja. Olenka me mira con una expresión de lástima inconfundible.
- Hagas lo que hagas no le lleves la contraria, lleva semanas con un humor de perros y créeme, es peligroso cuando se pone así.
Maravilloso, el conde Drácula está emperretado, y ha pedido verme en su despacho a solas. ¿Qué podría salir mal?
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Toco a la puerta y la abro en cuanto me ordena entrar, está sentado detrás de su buró, la madera es negra reluciente. Avanzo dentro de su oficina y me quedo de pie delante de su buró.
- El evento de anoche fue todo un éxito, se recaudó una suma...
- Sé muy bien la cantidad recaudar, no te he hecho venir por eso.- Gruñe entre dientes.
- ¿Entonces?- pregunto impaciente.
Me contempla de abajo hacia arriba y su rostro toma una expresión de profundo asco.
- Mírate, ahí de pie ...quien te ve creería que eres una santa, vistiendo tus sayas por las rodillas, tus blusas de mangas largas, llevando tu cabello siempre recogido en estilos que no llevaría ni una señora de ochenta.
¿ Está borracho?
- Pero te conozco muy bien Elennah, sé lo que esconde tu lujurioso y retorcido corazón. ¡Eres una maldita zorra!- grita enfurecido.
Doy un paso atrás perpleja.
- Señor Tepes, ¿qué?
-Lo disfrutaste, ¿Verdad? Disfrutaste revolcándote con Corvin, ¿no es así?
Arrugo el entrecejo.
- Yo los vi, juntos, anoche, a la puerta de tu habitación.
Ahh, así que estuvo allí.
- Usted es mi jefe, señor Tepes, no mi dueño. Lo que yo haga fuera de mi horario laboral y fuera de su hotel no es...
- ¡Eres una maldita ramera!
En un segundo le tengo frente a mí y me abofetea. El impacto inesperado de su palma con mi mejilla hace que mi rostro se voltee completamente hacia la derecha.
Un silencio pensado se adueña de la oficina, lo único audible es la respiración entrecortada del señor Tepes. Giro mi rostro muy lentamente y le observo, sus ojos son rojos y todo su cuerpo tiembla, está realmente enojado.
Más tarde, cuándo salga de aquí, pensaré con detenimiento lo que acaba de suceder...justo ahora, voy a poner al cretino de mi jefe en su lugar.
Le miro a los ojos y sonrío, le ofrezco una sonrisa amplísima, mostrándole todos mis dientes.
-¿Se siente mejor, señor Tepes? ¿Golpearme le ayudó a calmar su ansiedad o debo sospechar que abofetearme le excitó?
Traga en seco y da un paso atrás azorado. Me mira con los ojos abiertos como platos. La mano con la que acaba de golpearme le tiembla visiblemente y finalmente la cierra en un puño.
- Déjeme recordarle los términos de mi contrato. Soy su empleada y en horario laboral usted puede ser todo lo tiránico que se le venga en gana. ¡Pero lo que hago en mi tiempo libre y fuera de su hotel no es de su puta incumbencia!-rujo.
El señor Tepes me contempla silenciosamente.
-Y otra cosa, si vuelve a comportarse como un demente y me vuelve a golpear... lo acusaré ante nuestro Mégas. Lo que acaba de hacer se considera maltrato humano y es penado con unos cuantos años de estancia en Cockatoo.
Me mira ceñudo.
- Veo que lo comprende. Espero que no vuelva a repetirse este incidente.
Me giro y me largo, dejándole boquiabierto.