Su rostro hundido entre mis piernas proporcionaba un mágico placer a mi cuerpo.
--Veo que has empezado sin mí...
Estaba tan sumida en las sensaciones que provocaba él entre mis extremidades inferiores que terminé desconectándome totalmente del mundo exterior, al no ser consciente que no solo eramos él y yo, sino que alguien mas ocupaba la habitación y se encontraba fuera del alcance de mi campo de visión.
--Te dije que esperaras..--gruñó sobre mi piel haciéndome cosquillas-- ¿a caso te costaba esperar un poco más.?
Detuvo sus ataques para levantar el rostro y mirar sobre mi cabeza. Mis ojos enfocaron sus labios húmedos por mis fluidos en el momento que su lengua recorría cada uno y quitaba el líquido restante en ellos.
Sus movimientos eran una tortura para mí, su lengua tomaba su tiempo sobre su piel deslizándose lentamente provocando que mi entrepierna doliera aun más y mis labios sellados dejaran escapar pequeños gemidos de frustración y deseo al pensar en su órgano móvil sobre mis pliegues.
--Sabes que soy algo mmmmh.. digamos que desobediente .. ¿no?..--una suave risa se extendió en el lugar mientras que pequeñas maldiciones eran soltadas por el hombre sentado entre mis piernas.--Dex, solo observaré .. por ahora.--unas manos un poco callosas se posaron sobre mis hombros dando un pequeño apretón.--participare si me das tu consentimiento.
--Bien-- susurró asintiendo mientras se colocaba de pies--ya sabes la respuesta.. no me vengas con juegos y mucho menos a dártelas de listo que paciencia no es mi nombre.
El desconocido salió de su escondite situándose frente a mí a unos cuantos pasos. A diferencia del Sr H, su torso y sus pies era lo único que se podía apreciar. Su cara estaba cubierta por un pasamontañas negros y sus piernas se encontraban enfundadas en un pantalón gastado del mismo color.
Detalle cada parte se tu torso y brazos desnudos perdiendo la cuenta de cuantos tatuajes se apreciaban en su morena piel. Su cuerpo contenía el doble de masa muscular definida que el del Sr H.
Aproximó su cuerpo al mio apoyando sus manos en el espaldar de la silla a cada lado de mi cabeza.
Lentamente acercó su rostro hasta mi cuello, inspiro profundo y luego sacó su lengua para saborear mi piel hasta llegar a la parte posterior de mi oreja.--dulce--aunque su voz era cálida despertaba pequeñas vibraciones en mi cuerpo. Tomó entre sus dientes el lóbulo de mi oreja haciendo pequeños círculos con la punta de su lengua en él--solo quiero cuidarte.. prometo ser la luz en tu oscuridad--dijo antes de dejar un beso tronado en mi oído produciendo que estos pitarán.
Se alejó volviendo a su posición inicial mientras sacaba un pañuelo rojo del bolsillo delantero de su pantalón. Jugueteo con este antes de olerlo y dejar un beso en el. Camino hasta el espejo mirando nuestro reflejo en el.--al carecer de uno de tus sentidos los demás se agudizarán..--miro sobre sus hombros a quien se encontraba tras de mi-- enseñame cuan fuerte puede gemir..--exclamo dando la vuelta extendiendo la mano que contenía el pañuelo.
--ahorrate tus malditas ordenes y callate de una puta vez.
Sus duras palabras lograron estremecer mi frío cuerpo. Arrebató el pañuelo de sus manos para después colocarlo sobre mis ojos. Sus dedos se enredaron entre las hebras de mi cabello hasta tirar de el e inclinar mi cabeza.
Sus labios poseyeron los mios con ferocidad hasta dejarme sin respiración. Trate de alcanzar su ritmo pero lo único que logre fue el choque de nuestros dientes.
Disminuyó sus movimientos pidiendo permiso con su lengua para que lo dejara entrar. Entre abrí mi boca dejando invadir mi interior, nuestros labios eran la unión perfecta mientras su lengua y la mía emprendían un baile mortal.--siempre mía--su posesividad era realmente dañina pero escapando una eternidad de él mi cuerpo no dejaría de sucumbír a sus artes tenebrosas.
Ralentizó sus movimientos hasta poner fin a nuestra unión dejando un último y suave beso en mis labios.
El agarre de sus dedos disminuyó.
Sus dedos resbalaron desde mi nuca hincando sus inexistentes uñas en mi piel. Realizó un largo camino pasando por el valle que enaltecían mis rellenos montículos, pasando por mi abdomen tomándose su tiempo.
Uno de sus dedos bordeó mi ombligo antes de seguir su viaje y parar sobre el interruptor de mi deseo. --dejame ser quien guíe tus pasos mientras te corres para mí--rodeó mi pequeño cuerpo carnoso antes de arremeter contra él.
Sus dedos estimularon mi clítoris hasta sacudir mi cuerpo. Mis brazos semidormidos empezaron a pesarme mientras que con cada circulo sobre mi carne mis piernas hacían el intento de cerrarse.
Los gemidos, gruñidos, respiración pesada y el tirar de las cadenas era el único que reinaba en la habitación.
En cualquier momento sus endemoniados dedos me darían una muerte lenta.
Sus movimientos se volvieron mas violentos estremeciendo mi cuerpo. Ráfagas de electricidad recorrían mi sistema hasta acabar en un mismo punto.
Mi respiración iba en aumento, mi corazón bombardeaba con intensidad amenazando con detenerse en cualquier momento, un gemido tras de otro salia de la profundidad de mi garganta mientras el punzar en mi vientre se hacia cada vez mas agudo.
Esto solo significaba una cosa. El final ya estaba cerca.
Sus dedos detuvieron sus movimientos logrando que escapara de mi un grito de decepción.--aun no es tiempo..--anunció con la voz entre cortada mientras en alguna parte de la habitación soltaban una risa casi sarcástica.
El muy maldito se detuvo al darse cuenta de mi casi llegada al clímax.
Un par de manos moldearon mis brazos hasta llegar al comienzo de mis pechos. Estos encajaron perfectamente entre sus dedos al recibir sus atenciones. De un tirón retiro los parches ocasionando una pequeña molestia en mis pezones. Sus índices y pulgares estrujaron la punta de mis senos al mismo tiempo que trazaban pequeños masajes en mi botón.
Cada vez que estaba cerca de encontrar mi liberación paraban sus movimientos. Lágrimas bañaban mi rostro ante la desesperación que provocaban al parar cada vez que estaba a punto de liberar la tensión entre mis piernas.
De un momento a otro los dedos que torturaban mi centro fueron remplazados. La punta de su miembro trazo mis labios vaginales hasta parar y tentar mi entrada. Tire de las cadenas tratando de apresurar su penetración logrando un ardor en mis muñecas. Levante mi cuerpo para posarme al borde de la silla y encajarme en él.
Pero sus movimientos fueron mas rápidos que los míos.--por favor...
De mi boca brotaron débiles suplicas para que acabara con mi sufrimiento. Necesitaba ser llenada para calmar mi necesidad.
--aaaaah..-- grité al ser embestida sin contemplación. Su ancho miembro se abrió paso entre mi carne quedándose estático por unos minutos para que mis paredes se amoldaran a su tamaño.
Salió de mí para volver a entrar con lentitud, llegando al final uniendo nuestras pelvis saliendo nuevamente.
--amo como tus músculos se aferran a mi verga hasta hacerme doler los testículos--sentenció al marcar un ritmo casi doloroso para mis entrañas.
Serpenteó sus brazos bajo mis piernas para sostenerme y dar mas profundidad a sus acometidas.--Crash desata sus piernas--las manos que daban atención a mis pechos se detuvieron abandonándolos.
El alivio que sentí al ser desatada duro muy poco al ser consciente de lo que venia a continuación. Colocó mis piernas sobre sus hombros, deslizando sus brazos por mi espalda hasta aferrarse a mis hombros.
--sostén con ambas manos la cadena.. si te sueltas te castigaré..
Como si de una maquina se tratase comenzó a bombardearme con sus penetraciones. En cada acometida nuestros cuerpos generaban un sonido hueco al mismo tiempo que el tintinear de las cadenas. Su agarre en mis hombros se volvía mas fuerte e insoportable al clavar la puntas de sus dedos en mi piel al profundizar cada embestida.
Sus gruñidos eran musica para mis oídos dejándome saber cuanto disfrutaba del acogimiento de mi cuerpo a su longitud, arrasando en cada empuje, tocando ese punto tan anhelado y acabando con la poca energía que aun existía en mí.
Bajo la oscuridad de la tela podía sentir dos pares de ojos sobre mi cuerpo, observando mis contantes sacudidas por una explosión en mi vientre como cientos de fuegos artificiales.