Capítulo 2 : Estereotipos parte

Siguiendo con aquel día de escuela, yo soy Venecia, y aún hay ciertas personas que debo presentarles. Cada uno viviendo los últimos días de su vida normal hasta que poco a poco se convierta en el desastre dramático que les prometo.

Por alguna razón decidí contar nuestra historia desde este punto y no más atrás, ¿cierto?

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Prometeo

Desde que comenzó el día he notado a Liam y a Camila algo extraños, sin duda les pasa algo que no quieren decirme. Se supone que somos mejores amigos, nos contamos todo.

-¿Van a decirme por fin qué es lo que les pasa? -ambos cruzan miradas confidentes y luego me miran. No podían ser más evidentes.

Estábamos sentados en nuestra mesa de siempre.

-¿A qué te refieres? -dice Liam fingiendo demencia.

-Muy bien, lo entiendo, no me quieren decir, pero solo espero que no sea que ustedes dos están follando porque en serio eso me perturbaría -finalizo y le doy una probada a mi comida.

-No es nada de eso -dice Camila apoyando los codos en la mesa inclinando la cabeza hacia mí.

-¿Entonces qué? -los miro a ambos que se quedan mudos- Vamos chicos. Somos mejores amigos, podemos contarnos lo que sea.

Pero ninguno decía nada... sea lo que sea les debe costar decírmelo.

-¿Nada? Ok, creí que no había secretos entre nosotros, pero veo que me equivoqué. Díganmelo cuando quieran -me levanté de la mesa llevándome la bandeja con mi comida hacia otro lado.

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Prometeo no tenía idea de lo que sus amigos le ocultaban, pero le molestaba que en su grupo de tres hubiera secretos de dos.

Él siempre fue muy amable y alegre a pesar de los problemas que pasaran en su casa, aunque muchas veces fingía, quizás más de lo que quisiera.

Tiene 17, estudia aquí desde el preescolar al igual que yo. Camila y Liam fueron desde siempre sus mejores amigos, un trío inseparable, o tal vez no tanto...

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Vega

-¡No lo voy a hacer, chicas! -seguían insistiendo.

-Vamos Vega, te va a gustar -dice Alessa atosigándome.

-Eres la única adolescente de 16 años que no tiene Facebook, hay que corregir eso -repite Dannia, a pesar de todas las veces que les he dicho que mis padres no me dejan tener redes sociales hasta los 17 mínimo.

-Lo cual es una regla absurda. Si no tienes redes sociales básicamente no existes -dice Dannia con obviedad.

-Quizás eso quiera, ser invisible para millones de personas que no conozco -continúo caminando, pero ambas no paran de seguirme.

-Considéralo, Vega. De esa forma podremos compartirte memes, etiquetarte en fotos... -intenta una vez más Alessa.

-No sé si realmente valga la pena.

-No es nada del otro mundo, no lastimara a nadie que te hagas la cuenta a espaldas de tus padres -me dice Dannia.

-Puedo esperar, solo faltan unos meses para mi cumpleaños -propongo para que me dejen en paz.

-Nop, tienes que hacerla ya -dice Dannia parada frente a mí de brazos cruzados.

Entonces suena la campana.

-Lo pensaré -digo de una vez por todas.

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Vega debió pensarlo mejor...

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Entramos al salón en donde nos entregan las notas del último examen de Química. A la mayoría le estaba yendo bien, pero a mí, digamos que no tanto.

Un 07 de 20 fue lo que obtuve en ese estúpido examen del diagrama de Bohr y hallar la configuración electrónica. Cosas que no entiendo y que tampoco entiendo de qué diablos nos servirán en la vida cotidiana.

Yo mejor guardé mi vergüenza en mi bolso y no hablé mucho sobre ello mientras veía a otros súper alegres por su nota de 20 o 19.

Presumidos...

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Asher

Ya sabía cuál era mi nota antes de que la entregaran y una vez que la tuve en mis manos lo confirmé. Un sólido 20. Estudiar cinco noches seguidas hasta las tres de la mañana valieron la pena. No era por presumir, pero estaba seguro de que me había ido bien en el examen.

-Muy buen trabajo a todos. Felicitaciones a Asher Anderson que como siempre nunca decepciona -anuncia el profesor Marcelo a todos- Y también una felicitación a la segunda mejor de la clase, Venecia Caruso, tu 19 y el 20 de Asher fueron los únicos en alcanzarlo. Espero que sigan así. Y para los que reprobaron, les veré en la siguiente clase para la prueba remedial -su tono orgulloso desapareció en la última oración.

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Venecia

-Para mí que quiere un trío contigo y Asher -me dice Eliana, alias: la que dice todo lo que se le viene a la cabeza

-Linda imaginación, Eliana -gire a verla.

-Ese nivel de adulación no es normal, lo siento -pone las manos al frente como si fuera inocente.

No es la primera vez que alguien piensa que el Profesor Marcelo quiere acostarse con sus alumnos, pero sinceramente poca atención le prestaba.

-¿Celosa porque sacaste 09? -arco una ceja.

-¡Ese maldito no me dio el punto para pasar! -expresa, Eliana con todo su odio.

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Asher

-El muchacho es todo un prodigio -dice Gabriel sentándose a mi lado igual que el resto de los chicos.

-Nada que ver, no es para tanto. Solo es un 20 -digo restándole importancia.

-Uno de tantos para ti -refuta Gabriel.

No me gustaba hablar mucho sobre mis calificaciones, siempre me molestaban estos pendejos por eso. Creen que seré el próximo Stephen Hawking.

-Necesitas relajarte, hermano -dice Freik- bájale a tu intensidad con los libros y súbele a la diversión -en eso saca del bolsillo de su suéter una pastilla blanca que me ofrece.

-¿Qué dices? -me dice Gabriel mirándome expectante. Sus ojos casi se salían al estar tan pendientes de mi reacción.

-Chicos, yo no... -de la nada pone la pastilla en el bolsillo de mi camisa y le da una palmadita.

-Piénsatelo. Me lo agradecerás después. Hasta luego, Asher -sentencia Gabriel antes de levantarse e irse con ellos.

Y yo sabía muy bien que con eso de "Me lo agradecerás después" es un sinónimo de ir a rogarle por más porque me convertiré en un adicto de mierda, y eso no pasará.

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Ojalá fuéramos más fuertes hacia nuestros principios y no flaquear en momentos de debilidad, pero somos adolescentes...cometemos errores estúpidos todo el tiempo sin pensar en las consecuencias.

Asher tiene 17. Siempre fue un chico brillante, desde el preescolar. Y poco a poco al crecer y al pasar los años se fue dando cuenta como sus amigos pasaron de jugar Mario Kart a comenzar a inhalar cocaína.

El cambio de niños a adolescentes a veces es muy fuerte.

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Prometeo

Creo que la peor parte de acabar las clases es regresar a casa. Era un infierno constante, y durante el almuerzo era lo peor de todos los días.

Mis padres discutían demasiado, ni siquiera se detenían al momento de comer, de hecho, era cuando más se dividían y entonces me veían a mí para elegir un bando.

-¿Y si ocurre una emergencia? Ellos necesitan las medicinas allá en donde puedan tenerlas -le dice mi mamá a mi padre.

-Claro, para que mi hermana pueda regalarlas todas a sus amigas que sufren de las mismas cosas que mamá y así la pobre vieja se quede sin nada -refuta papá.

- ¡Eso no te consta! Tu hermana no dejará que su madre muera.

-Tú no la conoces, Érica -mi papá se lleva una mano sobre las cejas- ¿Tú qué dices, Prometeo? -se fija en mí de inmediato- ¿Crees que tú mamá tiene razón?

Quedé sin palabras. Yo no podía elegir a uno de ellos, es decir, son mis padres y a quien fuera que escogiera igualmente pierdo porque el otro se molestaría conmigo. Puede que sea solamente escoger cuál argumento es más valido, pero para ellos, siempre tienen la razón y nunca pierden una, son igualitos en ese aspecto.

-Yo no sé -me limito a decir en voz baja.

-¡Habla, Prometeo, comenta algo! Siempre te quedas callado, ¡si quieres decir algo dilo! -dice en un tono elevado mi madre, ya evidentemente enojada.

Y este es el punto de su pelea que termina por embarrarme a mí.

-Verdad, Prometeo. ¡Pareces una estatua, di algo, por Dios! -exclama mi papá.

Y así es como siempre pasa. Mis padres comienzan a discutir y eventualmente su pelea cae encima de mí y ambos desvían sus regaños hacia mí, desquitándose. Es un ciclo que nunca termina y siendo franco, ya estoy harto de esto.

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Diangel

Al llegar a casa, mi madre está en la cocina, me saluda y me pregunta lo mismo de todos los días.

-Hola, amor ¿Cómo estuvo la escuela?

-Bien -lo mismo que yo respondía todos los días.

Subí a mi cuarto y me encerré en él, el único lugar en donde siento que puedo ser yo mismo sin miedo a que me juzguen, en donde puedo ser libre sin tener que seguir fingiendo.

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Hay secretos que puedes contarle a tus amigos, pero hay otros que solo puedes guárdatelos a ti mismo.

Y así era con Diangel, escondía algo que nadie jamás vio venir. A mí francamente me sorprendió bastante. Nunca pensé que un chico tan reservado como Diangel hiciera eso...

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Kinsey

Jamás había utilizado Skype, hasta que Xavi, mi mejor amigo se fue del país y las videollamadas tenían que hacerse, los mensajes no eran suficientes.

-¿Sabes? A veces me siento muy en 2013 cuando hablamos por Skype ¿tú no? -me dice a través de la pantalla de mi laptop.

-Aplicaciones como ésta habrá muchas, no me importa en dónde hablemos, con tal de hacerlo, puede ser en donde quieras.

-¡Oh! Eres tan tierna, ¿quieres que llore, estúpida?

-Yo ya tengo el papel listo -le enseño en la cámara el rollo de papel que acabo de agarrar a mi lado.

-Ay no... -nos comenzamos a reír cuando entonces me llegan varias notificaciones seguidas- ¿Qué son todos esos sonidos? -me mira curioso.

-¡Comentarios de mi blog! -estaba emocionada por verlos todos, pero en el momento que los leí, la sonrisa en mi cara desapareció.

-¿Qué pasa? -olvidé que Xavi seguía ahí.

-Ah, nada. Comentarios de odio, llevan tiempo apareciendo -mencioné relajada para restarle importancia.

-¿Por qué no los bloqueas?

-Lo hago, pero siguen apareciendo, es el mismo usuario cambiándole detalles a su nombre.

-Entonces si sabes que es solo uno, no importa -una sola persona no te hará sentir mal.

-No, no tienes idea de lo horribles que son sus comentarios. Hace parecer como si fueran miles de personas a la vez, comenta demasiado a cada entrada que hago. Bloquearlo ya no tiene sentido.

¿Por qué tiene que existir gente así? ¿no tienen nada mejor que hacer con sus vidas que joder la de otros?

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Kinsey era una víctima más del hate que tenía que afrontar la causa por la que luchaba.

Es muy difícil mostrar cuáles son los ideales que apoyas, pero también es muy valiente gritarlos con orgullo.

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Libano

Si había que odiaba con todas mis fuerzas era el feminismo, detestaba esa mierda. Todos esos movimientos de igualdad, minorías oprimidas y diversidad me daban asco. Simplemente eran puras personas patéticas victimizándose así mismas para causar lástima a otros. De esa forma lograban empatizar con la gente, mostrándose lastimados, haciendo entrevistas sobre sus historias de abuso en un filtro blanco y negro con música triste, contando lo fuerte y difícil que es vivir con su sexualidad, con sus violadores sueltos y aquellos que los oprimieron de alguna forma... pura lástima generada para conmover al resto, pero eso no funciona conmigo.

Yo los veo como en realidad son, una plaga que vino a contaminar al mundo llenándolo de esas ideas, dándole a los débiles esa falsa sensación de fortaleza que no existe.

El blog de Kinsey es un burdo intento de seguir esparciendo esa porquería por el mundo, pero yo le daré un alto a eso.

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Hay personas que solo quieren ver el mundo arder...

Libano tenía serios problemas que debía resolver.

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Azul

Al llegar a casa lo primero que hice fue eliminar todas las fotos de ese imbécil y recortar en las que salí con él, porque había buenas tomas de mi cara. Todo lo que él me regaló lo rompí y lo metí en una olla, agarré el aceite y apreté el pote echando chorros sobre los trozos de hojas y cartulinas, luego tomé un fósforo que al encenderlo lo lancé al interior provocando una hermosa fogata, era gloriosa, digna de grabarse, así que eso hizo, no podía privarme de este precioso momento.

También me regaló un muñeco hecho con bolsas de plástico, quedó horrible pero no le dije nada en el momento porque estaba enamorada, que tonta. Lo tomé y lo metí en el microondas viendo cómo se derretía lentamente dando vueltas.

Estaba cansada de sufrir por chicos, ya no más. Eso se acaba hoy mismo y declaro que no me quedaré llorando toda la noche por él, ese imbécil no se merece ni una lágrima mía.

Entré a la Play Store y busqué una aplicación en específico, le di a "instalar" y la descarga comenzó. Borrar las fotos del idiota me dio bastante espacio, como si estuviese destinado. Mi teléfono estaba a reventar, pero ya me di cuenta que era lo que no necesitaba.

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Muchas veces cometemos acciones que sin saber...son el primer paso de algo que terminará mal.

Y eso no solo aplicaba para Azul...

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Vega

Al despertarme de la siesta que siempre tomo todas las tardes, voy hacia la sala en donde veo a mi mamá sentada en un sillón y mi papá en el otro. Ambos voltean a verme con rostros muy serios. No entendía lo que pasaba, pero se veía serio y no me gustaba.

-¿Qué es esto, Vega? -levanta en su mano nada más y nada menos que mi examen de química que había reprobado.

Sentí que el corazón se me paró, ¿ahora cómo iba a explicarles eso?

-Explícanos qué pasó porque según tú va todo muy bien en los exámenes -dice mi padre.

Pensé en decir que era viejo pero la fecha estaba ahí. No tenía ningún argumento y mis papás son muy serios en esto.

-Confiamos en ti, Vega. Te dimos todo lo que quisiste ¿y así es cómo nos pagas? -comienza mi papá, mirándome decepcionado.

-La mayoría también reprobó -digo en mi defensa.

-A mí no me interesan los demás, me interesas tú. Y si mi hija está reprobando los exámenes entonces hay que hacer algo.

Después de todos los regaños me dijeron que a partir de ahora revisarían cada examen, no habría televisión y me quitarían el teléfono, lo cual era la peor condena. Pero aún tenía algo que no me quitaron... la computadora.

Entré en ella y en el buscador de Google solo hizo falta una letra para que en la primera opción de sugerencias apareciera lo que buscaba, entré en la famosa pagina azul y abajo leí algo que decía "Registrarse"

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Asher

Mis padres llegaron a casa después del trabajo y como siempre nunca tenían tiempo para mí, hasta les dije sobre el 20 en química y ni les importó, solo recibí un simple: "Bien, hijo. Ese es tu deber" y ya.

Sentía que me esforzaba demasiado para nada, si a ellos les daba igual que eran mis padres entonces ¿por qué a mí no también? Quizás todas esas horas desvelado hasta las tres de la mañana no sirven para más que un solo número sin significado.

Revisé el Instagram para distraerme y al bajar me encuentro con fotos de Gabriel con Freik y los chicos en una fiesta pasándola bien. Fue publicada hace 15 minutos, yo podría estar ahí riéndome en vez de estar aquí preocupándome por mis calificaciones que no valen nada.

Entré al baño por un segundo mirándome al espejo y vi en el reflejo el uniforme detrás de mí, me volteé y me fijé en el bolsillo de mi camisa. Extendí mi mano y metí los dedos en el bolsillo sacando esa pequeñita pastilla...Tal vez ellos tienen razón, tengo que divertirme más...

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Prometeo

En la mañana noto algo extraño cuando mis padres están sentados en la sala y me quedo parado viéndolos.

-¿Qué pasa? -los dos comparten miradas confidentes y entonces mi papá toma aire.

Tenía un mal presentimiento.

-Hijo, esto será difícil de digerir para ti, así que siéntate -me ordena.

-No, quiero que me digan ya qué es lo que está pasando.

Mi papá arruga la cara cerrando los ojos y mi mamá tenía los ojos rojos como si hubiese llorado toda la noche...tenía la mirada perdida.

-Prometeo... -continúa mi papá-...Tu mamá y yo nos vamos a divorciar.

-¿Qué? -solté en seco.

Por favor díganme que esto es una broma...

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Durante este tiempo seguro han pensado que soy la típica niña rica con problemas familiares, pero no es así.

Tener un auto como el que me lleva todos los días, una casa como la que tengo y un smartphone de gama alta, no me hace ser una presumida que se cree superior a los demás y los juzga por su manera de vestirse o por el lugar de donde provengan.

No soy esa chica. Las personas al verme creen saber quien soy.

Así como se juzga a la gente pobre, a la gente rica también, así como cuando dicen que todos los pobres son ladrones, pues no todos los ricos son presumidos egoístas. Por más presuntuoso que pueda sonar.

A las personas se les encasilla en estereotipos todo el tiempo, solo basta con una mirada.

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Venecia

Había llegado demasiado temprano a la escuela, solo unos cuantos están aquí y ni siquiera eran de mí salón. Estaba sentada en unos muebles de una zona de espera en los pasillos cuando la chica nueva pasó.

-Oh, hola, pensé que no habría nadie más que conociera... bueno, que fuese mi compañero de clase -sonríe algo nerviosa.

Veo que hacer amigos aún le cuesta.

-¿Puedo? -me dice señalando el mueble.

-Claro, no soy la realeza, descuida -aparto mi bolso y ella se sienta conmigo.

-No sé si ya lo sabes, pero soy Artemis -me extiende la mano.

No nos hemos presentado desde que llegó, la verdad, tampoco me interesó.

-No lo sabía. Yo soy...

-Venecia Caruso, obvio -completa ella.

Quedé con la boca abierta y con mi nombre en la punta de la lengua. Me hizo sentir un poco mal que ella sí supiera quién soy como si fuese alguien importante, pero yo a ella ni le recordaba el nombre.

-Eres la segunda mejor de la clase, el profe dejó eso en claro, tu familia es benefactora de la escuela, has ganado dos reconocimientos seguidos. ¿Cómo no saber quién eres? -me mira con una sonrisa que huele a adulación.

-No tienes que tratarme como si yo fuera mejor que tú, porque no lo soy -eso la descolocó- No te dejes guiar por mi teléfono, mis notas, el carro y el nombre de mi familia. No soy mean girl como Sharpey o Regina George, por más icónicas que sean -le logro sacar una sonrisa.

-Entendí esa referencia. Amo High School Musical y Chicas Pesadas -me mira con una sonrisa de oreja a oreja.

- A mí me encantan los Vengadores y acabas de mencionar uno de sus memes más virales. -sonrío ampliamente.

-Que perceptiva. El cap estaría orgulloso -dice a carcajadas y tampoco pude evitar reír.

-Tal vez no sepa nada de ti, pero con lo poco que acabo de descubrir, sé que eres de las mías -Artemis sonrío con un brillo en sus ojos.

Alguna vez fui la nueva, y sé lo que se siente conectar con alguien.

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¿Quién lo diría?

En ese momento yo no lo sabía, pero Artemis estaba por convertirse en mi mejor amiga de toda la vida.

Y esa fue la mayor sorpresa que ella me dio, porque nunca lo esperé y solo pasó. Como muchas otras cosas más adelante...

A veces personas que conoces en la mitad del tiempo que a otras se convierten en tu mayor compañía.

...

Ya había reflexionado mucho sobre cómo empezó todo.

El inicio de una montaña rusa sin frenos que apenas estaba subiendo la empinada colina con una precipitada caída y muchas vueltas y giros en el camino.

No sé si estás preparado para tanto, pero bueno, ya sabes lo que dicen:

El que tenga miedo que no nazca.

Porque esto, apenas comienza...

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En el próximo capítulo

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Azul comienza a cambiar el curso de su vida decidida e impulsada por el dolor.

Viggo empieza a hablar con alguien por Instagram, pero hay algo que oculta.

Prometeo busca ayuda en sus amigos, pero se topa con una amarga sorpresa.

Las amigas de Vega prometen poner en marcha un plan inusual.

De esto y muchas más sorpresas en el siguiente capitulo...

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¿Listo para el comienzo de clases?