Capítulo 5 : Etiquetas parte 3

En algún momento hemos sentido esas ganas de querer hacer cosas que normalmente no haríamos, de dejarnos llevar y divertirnos.

Es normal que esos pensamientos lleguen como un acto de rebeldía, porque generalmente pensamos más de lo que hacemos. Si todas las cosas que pensamos en verdad las lleváramos acabo ¿se imaginan como sería el mundo?

Los pensamientos no le hacen daño nadie, solo tú sabes lo que pasa dentro de tu cabeza.

Azul se dejó llevar por sus pensamientos esa noche y terminó por envolverse en una situación bastante aterradora.

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Azul

Miré al tipo con ojos muy diferentes a los de hace unos minutos. Ya no me parecía atractivo ni mucho menos, ahora solo me daba miedo porque podía estar ante un secuestrador que hace esto todas las noches en lugares diferentes, con distintas chicas ingenuas como yo que se dejan llevar por su apariencia.

-¿A dónde me llevas? -logré decir con la voz temblorosa.

-Es una sorpresa -dijo sin más.

-Quiero que me lleves a mi casa -quizás eso sea una mala idea porque entonces sabría en donde vivo- Mejor déjame de vuelta en el centro comercial -corregí de inmediato.

-¿Por qué? -frunce el ceño-. Pensé que nos divertíamos -quita una mano del volante para ponerla sobre mi pierna descubierta.

Ahora ya no sentía un corrientazo por su tacto sino un escalofrío que me recorrió el cuerpo y aceleró mucho más mi corazón.

Podía ser un violador o un violador secuestrador, ambas cosas o incluso un asesino que picaba en pedacitos a sus víctimas después de abusar de ellas.

Miles de cosas horribles pasaban por mi mente ahora mismo y debía hacer algo para salir de esta situación.

-Quiero irme ya, quiero que me dejes -le digo aterrada.

-¿Qué te pasa?, ¿por qué cambias de opinión? -no está para nada contento.

-¡Solo para el auto! -solté de golpe e intenté abrir la puerta, aunque no se había detenido, pero tenía el seguro puesto- ¡Quiero bajarme!

-Oye... -me puso la mano en el brazo y eso me asustó tanto como me alteró.

-¡No me toques! -grité aterrada y en un intento por huir desesperada, me metí en el espacio entre ambos puestos para ir a los asientos traseros.

-¡¿Qué mierda te ocurre?! No pases por ahí -siento que me jala del vestido por atrás y entro en pánico.

-¡Suéltame! -exclame llena de pánico.

La camioneta comenzó a irse a los lados porque estaba perdiendo el control. En esos movimientos por zafarme de su agarre bajé la palanca con el pie aumentando la velocidad, a lo que él me soltó y entonces escuché la corneta de otro auto frente a nosotros y luego vino un frenazo tan fuerte que me fui devuelta al frente golpeando mi cabeza con el tablero y perdiendo la consciencia por completo.

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Kinsey

Cuando voy entrando al colegio noto que algunas personas se me quedan mirando de forma extraña. Y que yo recuerde no había hecho nada para que me miraran, me veía exactamente igual que todos los días.

Entro al salón y camino hacia mi asiento cuando entonces Camila y Liam se me acercan y me miran con caras ¿de lástima?

-Lo sentimos mucho, Kinsey -dice Camila.

-Es horrible lo que pasó -agrega Liam.

¿De qué están hablando ellos?

-No entiendo -los miro confundida.

-Ya Liam y yo aportamos a la causa -sigue diciendo Camila y yo sigo sin entender.

-¿A qué se refieren? No los entiendo.

-Sobre la donación, por el cáncer de tu madre -dice Camila y busca en su celular la publicación en Facebook.

En el momento que me lo muestra yo quedo atónita. Me levanto de mi asiento y sostengo el teléfono en mis manos analizando cada detalle.

La publicación decía:

"Ayuden a esta chica a poner una sonrisa en su rostro. Su mamá fue diagnosticada con cáncer de colon por un tumor maligno que cada día le quita días de vida para estar con su hija. Por favor apoyen a la causa y donen lo que sea posible en la medida de cada uno para que Kinsey vuelva a ser feliz otra vez"

El texto viene acompañado de una imagen con una foto mía de hace años con una cara seria mirando a la cámara. Al lado dice: "Por favor ayuden a mi mami" y del otro extremo una foto de ella en donde también aparece decaída.

Los ojos se me aguaron en tan solo unos segundos.

¿Cómo alguien pudo ser tan cruel y malvado para hacer algo así?

Expusieron a mi madre y a mí, nos hicieron ver como a unas necesitadas. Compraron la lástima de las personas para compadecerse de nosotras.

Estaba herida, estaba muy dolida.

-¿Kinsey estás bien? -pregunta Liam al ver las lágrimas en mis ojos.

-No, no estoy bien -negué con la cabeza.

-Tranquila -Camila me da un abrazo-, haremos que tu mamá se recupere. Todo estará bien.

Sus palabras solo me hicieron llorar más. Aunque yo no fui quien publicó eso, la gente creía que sí. Aproveché el abrazo que me estaba dando y me desahogué, la abracé con fuerza mientras tenía la cabeza metida en su hombro, luego subí la mirada y para colmó todos en el salón nos veían, notaba esas caras afligidas llenas de lástima hacia mí, porque todos pensaba que mi mamá estaba a punto de morirse y no es así. Tiene cáncer, pero eso no significa que está en una cama de hospital con la cabeza rapada, pero claramente esa publicación se encargó de hacerlo parecer de esa manera.

Juro por Dios que voy a descubrir quién fue la persona que hizo esto.

Y va a pagar...

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Libano

Voy llegando tarde a clases y una vez que entro al salón noto una atmósfera bastante tensa alrededor. Todos estaban callados, Camila y Liam se van del puesto de Kinsey y ella se sienta en su silla, su cara de ve triste con los ojos rojos de haber llorado bastante. Y yo creo saber porque es eso.

Me acerco a ella como el buen amigo que soy además de que mi puesto queda detrás del suyo, y me siento al lado de ella preocupado.

-¿Qué pasó Kinsey?, ¿Es por lo de tu mamá?

Ella gira la cabeza hacia mí inexpresiva, pero podía notar en ese rostro blanco y esos ojos rojos cuán mal se debe sentir por dentro.

Sí me llegaba a causar un poco de lástima, pero solo un poco.

-Alguien difundió lo de mi mamá, y no hay forma de que otra persona se haya enterado, solo te lo conté a ti y a Xavi -quedé helado por un momento, pero le respondí.

-¿Estás acusándome de hacer eso? -hundí las cejas y me mostré dolido- ¿Cómo puedes pensar eso? soy tu amigo -digo muy indignado.

-Lo sé Libano, yo no te estoy acusando, es solo que no sé cómo pasó -su voz sonaba tan herida como enojada, ahora ella tenía sed de conocer a su acosador.

Sabía que ella no iba a desconfiar de mí o de Xavi, así que tenía una carta bajo la manga que vino muy a mi conveniente para el plan.

-Creo que sé quién pudo ser -eso sonó como música para sus oídos y me miró interesada.

-¿Quién? -dijo casi como una demanda.

-Diangel. Cuando me lo contaste ayer él pasó frente a nosotros y nos saludó para luego sentarse, ¿lo recuerdas? -ella hacía cálculos mentales confirmándolo.

-Es cierto, pero ¿por qué lo haría? Él jamás haría algo así -la negación por supuesto por delante.

-Sí, pero él ya no es el de antes. Fuimos muy buenos amigos, él, tú, Xavi y yo, pero luego se juntó con Brooklyn, Santiago y Jorge y nos olvidó por un buen tiempo. Ahora casualmente él vuelve a hablar con nosotros, ¿no te parece sospechoso? Quizás oyó lo que me dijiste y lo usó en tu contra por alguna razón. ¿Por qué crees que Diangel quisiera vengarse de ti?

Kinsey piensa un momento.

-Una vez en su casa rompí por accidente una escultura de cristal que su abuela le había regalado antes de morir y se enojó mucho. También se molestó porque en San Valentín le hice un regalo a mis amigos, pero él suyo no lo pude terminar a tiempo...creo que hay varias razones.

¡Bingo!

-Entonces él es el principal sospechoso, Kinsey. Finge ser un amigo en tu cara, pero a tus espaldas te apuñala.

Ella se veía como si lo entendiera todo a pesar de que le doliera creerlo.

Algunas veces no queremos creer cosas malas de una persona que apreciamos, pero tenemos que abrir los ojos antes de que sea tarde.

Eso era lo que le pasaba a Kinsey en este momento.

Mi plan de distraerla sobre quién es el verdadero acosador funcionaba a la perfección, mientras ella me tenga a su lado yo podré seguir distrayéndola lo suficiente hasta que se canse o encuentre a un falso culpable.

-Wow, Libano tienes tanta razón, no lo había visto antes -me mira a los ojos- ¿Qué haría sin ti, amigo? -se me acerca para darme un abrazo y yo la recibo con los brazos abiertos.

-Estarías perdida, amiga.

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Que horrible es cuando abrazamos al Diablo creyendo que es un Ángel.

Kinsey estaba siendo manipulada y acosada por la misma persona que además ella cree es su amigo.

Y aunque ese fuera su mayor problema ahora, pronto vendrían mayores...

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Venecia

Justo como esperaba mi querido grupo de amigos aparte de llegar tarde llegan destruidos por la fiesta de anoche.

Eliana y Ailyn no usaban lentes de sol solo porque no estaba permitido, pero ambas tenías ojeras y los cinco cargaban unas caras que lo decían todo.

Cuando se sientan en sus puestos yo los veo de brazos cruzados.

-¿Se divirtieron anoche? -les pregunto y ninguno me respondió-. Me alegra que así haya sido y espero que también hayan estudiado para el examen de Ingles.

-¡¿Examen?! -sueltan al unísono los chichos mirándome desconcertados.

-¿Acaso lo olvidaron? -alzo la ceja.

-Bueno, es ingles que tanto había que estudiar -dice Howard.

-Claro, y seguro también olvidaron que hoy hay que seguir con el trabajo grupal de castellano, ¿cierto? -ninguno dijo nada, sus caras eran más que suficiente de la cruda que tenían.

Me senté en mi asiento justo cuando aparece el profesor de inglés y empieza a entregar los exámenes uno por uno.

Esto era algo que me molestaba a veces de mis amigos, ellos podían salir de fiesta entre semana y olvidaban por completo sus responsabilidades en el colegio, y sé que sueno como un viejo, pero es cierto. Muchas veces eso me afectaba a mí porque todos los trabajos grupales los hacía con ellos y todo me lo dejaban a mí.

Está bien que se diviertan y salgan de fiesta, pero no se medían, siempre se exceden con el alcohol y aquí el resultado.

Veo a Artemis en la otra fila y noto que empieza a llenar el examen sin ninguna complicación, al parecer había estudiado bastante. En cambio, volteo a ver a mis amigos y todos miraban a los lados perdidos o hacia la hoja en blanco esperando que les lleguen las respuestas.

En eso, Eliana detrás de mí me toca el hombro con el lápiz y ya sé lo que me dirá.

-Pásame la cuatro -susurra.

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Azul

Abro los ojos y despierto en un cuarto que no es mío y que tampoco conozco. Tengo un dolor en la cabeza y me siento en la cama para observar mejor el lugar. Era una habitación grande muy bonita, con una pantalla plana enfrente, la cama era matrimonial y en la mesita de noche veo relojes que seguro cuestan millones.

¿En dónde estaba?

No recordaba lo que había pasado, pero todo se esclareció cuando vi entrando por la puerta a ese hombre que recordaba muy bien.

Me asusté de inmediato y me eché para atrás en la cama intimidada por él y cubriéndome con la sábana.

-Tranquila, tranquila. No te haré daño -dice en un tono pacífico y levanta las manos como si fuera inocente-, jamás te lastimaría.

-¡¿Y cómo lo sé?! -grité aun estando aterrada.

-No soy un psicópata ni un pervertido. No te toqué en lo absoluto, lo prometo. Nunca tocaría a una mujer sin su consentimiento -a pesar de que su voz sonaba tranquila y su cara seria, no confiaba en él.

-¿Qué fue lo qué pasó?, ¿Por qué me duele la cabeza?

-Te golpeaste cuando frené el carro, casi tuvimos un accidente porque de repente enloqueciste. - eso sonó a que fue culpa mía lo que pasó.

-¿Enloquecí? Disculpa, pero ¿Cómo crees que me tomaría el hecho de que no eres Cameron? -lo confronto con la mirada y ahora él se veía arrepentido.

-Lo siento mucho, no quería engañarte de esa forma. Es solo que cuando te vi me di cuenta de lo hermosa que eres y no podía dejar de mirarte, entonces cuando te acercaste a mí creyendo que era otra persona vi el momento perfecto para poder hablarte -tomó asiento en el borde de la cama.

-¿Engañándome?, ¿Por cuánto tiempo?, ¿Acaso pensabas decírmelo?

En este momento sentía que los roles de intercambiaron y ahora yo tenía la autoridad sobre él, ya que se veía tan arrepentido y sensible.

-Iba a decírtelo cuando llegáramos al parque de diversiones. Ahí podías decidir si seguir conmigo o irte.

-Un momento... ¿Parque de diversiones? -sonó tan fuera de lugar que no sabía si en verdad escuché eso.

-Sí, pensaba en llevarte al Planet Park. No quedaba muy lejos del centro comercial -miró a los lados quizás apenado porque fuera una idea estúpida.

-¿Esa era tu idea de divertirte conmigo? -dije cómo si fuera tan ridículo.

-Sí...tal vez parezca infantil, pero yo me divierto mucho en esos lugares y tampoco quería llevarte a sitios que seguramente no deberías estar porque eres menor de edad ¿cierto? -de pronto mi percepción de él adquirió un nuevo color.

Su voz y sus expresiones tan cálidas sonaban en un tono protector y también muy tierno. Es decir, ¿a quién llevan a un parque de diversiones después de estar en una discoteca? Parecía ser ese tipo de hombres de los que quedaban pocos en la tierra. Siendo él otro, me hubiese violado después de drogarme y agradezco tanto la suerte que tuve con él de que no fuera así.

-Eh, sí, tengo 17 años -quedé muda después de analizar todo lo que me dijo.

-¿Qué creías, que te llevaría a otra discoteca y que nos emborracharíamos toda la noche? -sonó exactamente a lo que yo pensaba.

-Sí, algo así -admití.

-Pues yo no soy así, y sé que a lo mejor parezca que sí, pero no soy como los demás creen -afirma con seguridad.

Asiento y me quedo pensativa sobre él. No podía creer todo lo que me decía. Parece muy bueno para ser verdad, aún desconfiaba un poco.

Entonces recordé la escuela.

-¡Mierda! El colegio. Tengo que irme ya -dije de golpe bajándome de la cama.

-Si quieres te llevo -propone amablemente.

-¡No! -aunque no sea un secuestrador violador no quería volver a pasar otra experiencia a la de anoche.

-Iré en bus. No importa, gracias -dije mientras me ponía los zapatos y salía del cuarto dándome cuenta de que estaba en un apartamento más grande de lo que pensé.

-Déjame y te llevo a la puerta -dice atrás de mí adelantándose.

Me guía hacia la salida, pero antes de abrir me dice algo más.

-Antes de que te vayas quiero darte esto -saca de su bolsillo una faja de billetes en una liga-. Como compensación por el susto que pasaste ayer y el mal golpe en la cabeza.

Oh por dios, ¿esto era de verdad?

Con tan solo verlo parecía mucho dinero.

-¿Hablas en serio? -le miré sorprendida.

-Siempre hablo en serio. Toma -me extiende el dinero y una fuerza magnética atrajo mi mano a ello.

Una vez en mi poder pude sentir una sensación extraña. Nadie me había regalado dinero que fuera ajeno a mi familia.

-Gracias -fue lo único que salió de mi boca.

-No me des las gracias, es tuyo. Y...si quieres más, aquí tengo dinero por si quieres que nos veamos de nuevo -saca otra faja de su bolsillo y lo sacude en sus manos.

Sabía a lo que se refería con eso y me daba algo de miedo.

-No, no sé si lo quiero. Mejor toma, te lo devuelvo -sentí que ese dinero que me regalaba era de alguna forma un compromiso que me ataba a venir por más.

Le extendí los billetes de vuelta.

-No, quédatelo.

-Tómalo, no quiero tú dinero.

Él miró la situación y entonces dijo:

-Ya sé -dejó el dinero que tenía sobre una mesa de vidrio que está a su lado-. Tú piénsalo, el dinero estará sobre esta mesa esperando a lo que decidas. Tómate el tiempo que quieras, el dinero estará aquí para ti.

Sonaba a la oferta más tentadora del mundo.

-Pero por favor, quédate con eso -agregó mirando los billetes que tenía en mi mano.

No sabía qué decir, así que solo lo evadí.

-Tengo que irme -di unos pasos cerca de él y se apartó para abrirme la puerta.

Pasé de él y una vez afuera noté que estábamos en un cuarto piso de un lujoso edificio.

Y antes de irme él dijo una última cosa.

-Por cierto, soy Alejo. Nunca me dijiste tu nombre -me ve expectante.

Yo lo miré fijamente una última vez y sentencié con un...

-Adiós.

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Al llegar a casa me encontré con mi mamá sentada en el mueble y levantándose de golpe al verme.

-¡¿Azul en dónde carajos estabas?!

-Lo siento, mamá. Yo me quedé a dormir en casa de...Artemis.

No se me ocurrió ningún otro nombre porque en realidad no tenía un amigo en quién confiar.

-¿Y quién es esa Artemis? -estaba muy molesta.

-Es una chica nueva, ella y yo estamos juntas en un trabajo.

-Claro que sí, un trabajo -dice en sarcasmo-. Hablaré con ella cuando la vea hoy en la escuela.

-Mamá eso no es necesario.

-¡Tú cállate!, Vístete ahora mismo que vas tarde al colegio -se va a su cuarto con esa última mirada de amenaza.

Mierda...

La había cagado, pero no era mi culpa. Yo no planeé nada de esto.

Cuando mi mamá se molestaba, ella en verdad se molestaba y eran los peores días de mi vida.

Noté que mi hermanita se asomó por el pasillo cuando escuchó a mamá gritando y odiaba que eso pasara. No me gustaba que ella escuchara nuestras peleas.

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Una vez en Las Estepas; llego dos clases tarde y casi ni me dejan entrar, pero aquí estaba, sin faltar un día.

Durante una aburridísima clase de matemáticas Eliana se acerca a mí, lo cual es inusual. Ella y yo no solemos hablar.

-¿Cómo estuvo la fiesta anoche? -me pregunta de la nada.

-¿Y tú cómo sabes eso? -me volteo a mirarla

-Solo lo sé, y digamos que un pajarito me envió estas fotos comprometedoras.

Cuando me muestra su celular y me veo a mí misma con la boca en la de ese hombre, Alejo, besándonos como si no hubiera un mañana, sentí un bajón en mi estómago.

-¿Co...cómo tienes esas fotos? -la miro asustada y nerviosa.

-Tranquila. Fue alguien que los vio y tomó las fotos, ni siquiera los conoce a ti y...a ese tipo -ella vuelve a poner la mirada sobre la imagen-. Son 4 fotos y ya te las pasé todas, tienes el derecho de tenerlas, además no se las he mostrado a nadie. Yo estoy por borrar esta última que queda -lleva su dedo al icono de la basura y elimina la foto frente a mis ojos y me demuestra que no tiene más.

-Gracias, Eliana, en verdad, gracias por no mostrárselas a nadie.

-Entre chicas nos ayudamos ¿no? -me guiña el ojo-. Pero sí ten en cuenta no volver a hacer eso en un lugar público donde cualquiera pudo haberte visto -asiento a su consejo y por último me da una sonrisa y se va.

Yo aún seguía impactada por la existencia de esas fotografías. Entré ahora mismo en WhatsApp y ahí estaban las fotos recién llegadas...sentí un alivio y solté un suspiro.

Lo que pasó con esas fotos pudo haber terminado peor, por suerte alguien se apiadó de mí y no lo hizo.

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O eso creía ella...

            
            

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