Capítulo 5 Trabajo en equipo

La mañana se alza sobre el horizonte, llenando el bosque de una luz dorada que filtra a través de las hojas. Me despierto con la sensación de que algo ha cambiado en mí. La conexión con Alec me persigue en cada pensamiento, en cada susurro del viento. Hay una inquietud en el aire, una tensión que no puedo ignorar.

Hoy, el grupo de cazadores de sombras ha planeado una expedición a un antiguo templo, donde se rumorea que un demonio ha tomado residencia. La idea de enfrentarme a un demonio no me asusta; de hecho, he sido entrenada para ello. Sin embargo, la perspectiva de hacerlo a su lado, con Alec, añade una nueva dimensión a lo que podría ser una simple misión. ¿Seremos capaces de trabajar juntos?

Mientras me visto, pienso en lo que sucedió la noche anterior. Nuestras palabras aún resuenan en mi mente, y mi corazón se acelera al recordar cómo tomé su mano. La idea de ser mates es un peso y una bendición. Nunca había esperado encontrar a alguien así, pero al mismo tiempo, me aterra el hecho de que nuestras vidas son tan diferentes. Sin embargo, también hay algo innegable en nuestra conexión. Debemos averiguarlo, juntos.

El campamento se despierta lentamente. Los cazadores se preparan, ajustando sus armas y compartiendo risas nerviosas. Busco a Alec entre la multitud, y cuando lo encuentro, una chispa de emoción recorre mi cuerpo. Él me ve y me sonríe, y aunque es un gesto sencillo, me llena de confianza.

-Listo para enfrentarte a un demonio, Lyra? -pregunta, con una mezcla de seriedad y diversión en su voz.

-Siempre -respondo, sintiendo que la adrenalina comienza a bombear en mis venas.

La caminata hacia el templo es silenciosa, los árboles susurran a nuestro paso y el aire se siente cargado de energía. A medida que nos acercamos, la tensión en el grupo aumenta. Siento la inquietud de los cazadores a mi alrededor. Cada uno de ellos está preparado, pero hay un temor latente que no puedo ignorar. ¿Y si fallamos?

Finalmente, llegamos al templo. La estructura está cubierta de hiedra, y las puertas de piedra parecen temblar con el eco de antiguos rituales. Antes de entrar, Alec se acerca a mí y me mira a los ojos, como si pudiera leer mis pensamientos.

-Recuerda, tenemos que trabajar juntos. Esto no es solo una misión. Es nuestra primera oportunidad para demostrar que podemos hacerlo -me dice, su voz es un ancla en la tormenta de mis pensamientos.

Asiento, sintiendo que mi confianza se fortalece. -Sí, juntos.

Al empujar las puertas, el aire se enfría y un aroma a humedad y ceniza nos recibe. Dentro, la penumbra es casi total, interrumpida solo por la luz que se filtra a través de grietas en el techo. Los murmullos de los cazadores se apagan y el silencio se convierte en un telón de fondo inquietante.

De repente, un grito desgarrador resuena en el templo, y un demonio emerge de la oscuridad. Su forma es grotesca, con garras largas y ojos rojos que brillan como brasas. La bestia avanza, y en su presencia, la adrenalina inunda mi sistema.

-¡Formen un círculo! -grita uno de los cazadores, pero en un instante, el demonio se lanza hacia nosotros, dejando poco tiempo para reaccionar.

Alec y yo nos miramos, y en un instante, sabemos lo que tenemos que hacer. Sin necesidad de palabras, nos colocamos uno al lado del otro, preparándonos para enfrentar la criatura. Él desenfunda su espada, mientras yo me concentro en la magia que fluye dentro de mí.

El demonio ataca, lanzando una zancada hacia mí. Con un movimiento rápido, desvío su golpe, utilizando la agilidad de mi forma de loba para esquivar su ataque. Puedo sentir la energía a mi alrededor, pulsando como un latido, y es como si los instintos animales dentro de mí despertaran.

-¡Alec, detrás de ti! -grito, señalando el peligro inminente.

Él se gira justo a tiempo, y con una precisión que solo un cazador de sombras podría tener, corta la carne del demonio. La bestia grita y se vuelve hacia él, pero yo aprovecho el momento.

Trabajando como un equipo.

Concentrándome en mi magia, canalizo una ráfaga de energía hacia el demonio. La luz brilla intensamente, y el demonio se detiene un segundo, aturdido. Alec aprovecha esa oportunidad y lanza un ataque decisivo. Su espada corta el aire, y la bestia cae al suelo, derrotada.

La sala queda en silencio, solo el eco de nuestras respiraciones llenando el espacio. Nos miramos, y por un momento, todo parece posible.

-Lo hicimos -susurro, aún temblando por la adrenalina.

-Sí, lo hicimos -responde Alec, su voz un murmullo de incredulidad.

El grupo de cazadores se acerca, celebrando nuestra victoria. Sin embargo, mientras las risas y las palmas en la espalda me rodean, siento que la conexión con Alec se profundiza. Este conflicto no solo ha sido una prueba de habilidades; ha sido una prueba de nuestra unión.

Mientras nos movemos a través del templo, asegurándonos de que no haya más amenazas, me doy cuenta de que trabajar juntos va más allá de la batalla. Es un compromiso. No solo debemos enfrentarnos a demonios y peligros externos, sino también a las expectativas y a lo que significa ser mates en un mundo que nos ha enseñado a desconfiar.

Cuando salimos del templo, el aire es fresco y revitalizante. La luz del sol nos envuelve, y miro a Alec. Hay algo en su mirada que me dice que él también ha sentido la transformación.

-Lo hicimos bien, Alec -digo, sintiendo una risa burbujear dentro de mí.

-Sí, pero aún tenemos mucho que aprender -responde, su sonrisa es contagiosa.

En ese momento, sé que este es solo el comienzo de nuestra historia. A medida que continuamos nuestro camino, la conexión entre nosotros se convierte en una fuerza poderosa, una promesa de que, sin importar lo que enfrentemos, estaremos juntos en cada paso del camino.

            
            

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