Capítulo 3 Un encuentro casual

La noche es oscura, y el aire está impregnado de un intenso aroma a tierra y hojas secas. La luna llena se asoma entre las ramas de los árboles, iluminando mi camino mientras me adentro en el bosque. Estoy aquí, en el corazón del territorio de los cazadores de sombras, buscando respuestas y tratando de encontrar mi lugar en un mundo que me ha desterrado. La brisa fría acaricia mi piel y me recuerda que, aunque he sido apartada de mi manada, todavía tengo mi esencia, mi fuerza.

El silencio del bosque se ve interrumpido por el sonido de ramas que crujen. Mis instintos se agudizan mientras avanzo, mis sentidos alerta. La noche me envuelve, y a pesar de la soledad que me rodea, me siento viva. La vida fuera de la manada ha sido dura, pero cada día me ha enseñado más sobre mí misma. Estoy decidida a probar que ser una loba no es una debilidad; es una fortaleza.

De repente, un sonido diferente llama mi atención: un murmullo, un susurro de voces humanas. La curiosidad me empuja a acercarme sigilosamente. Me muevo con agilidad entre los árboles, manteniéndome en las sombras. Cada paso está calculado, y el pulso de mi corazón late al unísono con la emoción de la cacería.

Pronto, veo a un grupo de cazadores de sombras reunidos alrededor de una fogata. Reconozco los símbolos de sus armas y el destello de sus ojos que brillan con una mezcla de determinación y emoción. Ellos están aquí con un propósito. Mis instintos me dicen que deben estar tras la caza de demonios, una tarea peligrosa que requieren habilidades y coraje.

Uno de los cazadores, un joven con cabello oscuro y una expresión decidida, se destaca del grupo. Su presencia irradia confianza, y no puedo evitar sentirme intrigada. Me acerco un poco más, oculta tras un árbol, observando su interacción. Es evidente que están en una misión, pero no puedo discernir su objetivo. Me pregunto si ellos saben que una loba está tan cerca de ellos.

-¿Ves algo? -pregunta otro cazador, su voz grave y serena.

-Todavía no. Pero los informes indican que esta área es un punto caliente. Los demonios están más activos que nunca -responde el joven, a quien ahora reconozco como Alec Hawthorne.

Sus palabras reverberan en mi mente. "Punto caliente." Esa expresión me resulta familiar. He escuchado historias sobre cazadores de sombras y su lucha contra las fuerzas oscuras. Mi propia manada me ha advertido sobre ellos, sobre su ferocidad y su falta de comprensión hacia otras criaturas. Recuerdo cómo me enseñaron a mantenerme alejada de ellos, a no cruzar sus caminos.

Un escalofrío recorre mi espalda al pensar en lo que podrían hacer si me descubren. Pero la curiosidad me atrae hacia ellos, y la idea de enfrentarlos me llena de adrenalina. Después de todo, estoy en busca de respuestas. Si quiero demostrar mi valía, debo entender a los cazadores de sombras, incluso a aquellos que los demás ven como enemigos.

Mientras los cazadores discuten estrategias, un movimiento detrás de mí capta mi atención. Un pequeño demonio se escapa de su escondite, y su presencia parece cambiar la atmósfera en un instante. El grupo de cazadores se tensa al verlo.

-¡Miren! -grita uno de ellos.

El chico se vuelve rápidamente, y nuestros ojos se encuentran por un breve momento. Es una conexión inesperada, una chispa que me deja sin aliento. En sus ojos, veo determinación y un toque de confusión. Por un instante, me pregunto si puede sentir mi presencia, si puede notar que no soy simplemente una espectadora en esta cacería.

Sin pensarlo, doy un paso adelante, sintiendo la necesidad de actuar. No puedo quedarme al margen mientras ellos se enfrentan a un peligro que podría ser más de lo que imaginen. El demonio avanza con furia, y sin dudarlo, me transformo en mi forma lobuna. Mis músculos se expanden y mi visión se agudiza.

El grupo de cazadores se sorprende al verme, pero no tengo tiempo para pensar en sus reacciones. Me lanzo hacia el demonio, mis instintos guiando cada movimiento. Con un salto ágil, aterrizo frente a él, las garras listas para atacar. La pelea es feroz, pero mis habilidades como loba me permiten dominar al demonio en cuestión de segundos. Con un movimiento rápido, lo derribo, sintiendo la satisfacción de haber actuado.

Cuando me vuelvo hacia los cazadores, veo la expresión del chico, que mezcla asombro y admiración. Sus compañeros están tan atónitos que no pueden reaccionar. La adrenalina fluye por mis venas, y por un instante, olvido que soy una loba desterrada. En este momento, soy una cazadora.

-¿Quién eres? -pregunta el chico, su voz llena de curiosidad y cautela.

-Lyra -respondo, sintiendo que mis palabras se clavan en el aire. No estoy segura de qué esperan de mí, pero estoy lista para defender mi lugar aquí.

-Lyra... ¿una loba? -murmura uno de los cazadores, su tono escéptico.

Asiento, sintiéndome más fuerte de lo que esperaba. -No estoy aquí para pelear con ustedes. Solo quiero encontrar mi lugar.

Los cazadores intercambian miradas, y puedo ver que la tensión en el aire se disipa lentamente. El chico avanza un paso, observándome con una mezcla de respeto y desconfianza.

-No todos los lobos son enemigos. Pero hay quienes no lo entienden. ¿Por qué estás aquí? -me pregunta, y su interés me sorprende.

-Busco respuestas -admito, sintiendo la sinceridad en mis palabras. -No todos los lobos son iguales. Estoy tratando de encontrar mi camino en un mundo que me ha rechazado.

El asiente, pareciendo comprender mi lucha. La conexión entre nosotros se siente palpable, como si compartiéramos una historia más allá de nuestras diferencias. No somos tan diferentes, después de todo. Ambos luchamos por encontrar nuestro lugar en este mundo.

-Bien, si estás dispuesta a ayudar, podríamos necesitarte. No puedo prometer que todos estarán de acuerdo, pero creo que puedes demostrar que los lobos pueden ser aliados -dice el, y su voz suena firme.

La oferta me sorprende, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad. Este es el primer paso hacia la aceptación que tanto anhelo.

-Estoy lista -respondo con determinación, y siento que una chispa de esperanza comienza a encenderse en mi pecho.

El grupo se reúne a mi alrededor, y aunque aún hay desconfianza, hay una nueva comprensión. La cacería de esta noche puede haber comenzado como un encuentro casual, pero ahora se siente como el inicio de algo más grande.

A medida que nos preparamos para continuar la misión, el aire cambia. La incertidumbre se transforma en una mezcla de emoción y desafío. Juntos, cazadores y una loba, nos adentramos más en el bosque, listos para enfrentar lo que el destino nos depare.

            
            

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