Hasta que la mafia nos separe
img img Hasta que la mafia nos separe img Capítulo 1 Prólogo: Su nombre
1
Capítulo 10 Enamorados img
Capítulo 11 Intrusos img
Capítulo 12 Amenaza img
Capítulo 13 Trillado img
Capítulo 14 Primer mensaje img
Capítulo 15 Impulso img
Capítulo 16 Distracción img
Capítulo 17 Besuqueos img
Capítulo 18 Presión img
Capítulo 19 Revelaciones img
Capítulo 20 Descontrol img
Capítulo 21 Venganza img
Capítulo 22 Blanca img
Capítulo 23 Salvador img
Capítulo 24 Colapsar img
Capítulo 25 Anillos img
Capítulo 26 Descalzos img
Capítulo 27 Bebés img
Capítulo 28 Brindis img
Capítulo 29 Amigos img
Capítulo 30 Ímpetu img
Capítulo 31 Todo img
Capítulo 32 Sola img
Capítulo 33 Bodegas img
Capítulo 34 Protector img
Capítulo 35 Alboroto img
Capítulo 36 Confiable img
Capítulo 37 Tentación img
Capítulo 38 Aprovechar img
Capítulo 39 Astuta img
Capítulo 40 Guerra img
Capítulo 41 Suerte img
Capítulo 42 Desastre img
Capítulo 43 Desesperación img
Capítulo 44 Amigos img
Capítulo 45 Celos img
Capítulo 46 Conveniencia img
Capítulo 47 Ingenuos img
Capítulo 48 Amantes img
img
  /  1
img
img

Hasta que la mafia nos separe

Elgatoazul
img img

Capítulo 1 Prólogo: Su nombre

Sebastian

-Te tengo una sorpresa -anunció papá con esa sonrisa pícara y la chispa cómplice en sus ojos.

De repente Cristina Alberti apareció y se sentó frente a mí.

"Por favor, que esto sea una broma... por favor."

Supliqué en silencio, pero la mirada de despreocupación fingida de mi hermano Enzo me devolvió de golpe a la realidad, como una bofetada invisible.

Sentí un temblor recorrerme las manos ocultas bajo la mesa.

-¡Familia! -exclamó mi padre, poniéndose de pie, como si fuera una ocasión solemne-. Es un placer contar con la compañía de los Alberti en esta cena especial.

Ni siquiera estaba vestido a la altura del evento. Mientras todos traían traje y corbata, yo me había presentado con unos jeans casi nuevos y una sudadera cualquiera.

¡Dios mío! ¡Había despertado de una siesta profunda hacía apenas quince minutos!

-Gracias por la invitación -agregó Valenciano Alberti, líder de esa familia, con una sonrisa complacida-. Para nosotros es un honor compartir este momento tan especial con ustedes.

Sentí la mirada de Cristina fija en mí, con esa sonrisa coqueta que solo hacía que quisiera desaparecer.

Entonces mi padre soltó la bomba.

-Y es por eso que estamos reunidos hoy. Es un honor tenerlos aquí para pedir con el mayor respeto la mano de su hija mayor, Cristina.

"Mierda, mierda, mierda..."

La palabra rebotaba en mi mente, una y otra vez, mientras la realidad me asfixiaba. Me quedé inmóvil, congelado e incapaz de procesar lo que estaba oyendo.

De repente, la conversación que había tenido con Enzo la semana pasada irrumpió en mi mente, clara y brutal.

"Todos saben de ese compromiso menos tú. Te tomarán por sorpresa porque eres el más tonto, influenciable e inocente de la familia. Despierta ya."

-¿La mano de mi hija? -preguntó Valenciano, fingiendo sorpresa con una actuación ridículamente mala.

Sabía que tenía una salida. Enzo me la había dado, pero no le había prestado suficiente atención hasta ese momento.

-Sí. Queremos que nuestro Sebastian se una en matrimonio con tu querida Cristina -sentenció mi padre.

Fue en ese preciso momento en el que la imagen perfecta de mi familia en mi cabeza, se derrumbó por completo.

Enzo me lanzó una mirada ladeada, como si secretamente estuviera diciéndome: "Te lo dije" .

O tal vez solo esperando ver si aceptaría sumiso o me atrevía a unirme a su plan.

-Pues... No lo sé. ¿Qué dice Sebastian? -preguntó Valenciano, ofreciéndome una falsa elección como un golpe bajo.

"Solo tienes diez segundos para decidir, Sebastian. Esto definirá tu futuro."

Inspiré profundamente y tomé una decisión, algo que nunca había hecho antes en mi vida:

Desafiar a mi propia familia.

-Lo siento -dije, y todas las miradas se clavaron en mí-. No sabía que esta cena sería para esto.

-Sebastian... -llamó mi padre, con una advertencia implícita en su tono.

-Yo... Estoy enamorado de alguien más.

Los ojos de mi padre se abrieron en un asombro incrédulo. Mi madre se llevó una mano a la boca, horrorizada. Y Enzo, en cambio, dejó escapar una sonrisa apenas perceptible, como si hubiera estado esperando ese momento.

-¿Qué? -pronunció mi padre, aún en shock.

-Perdonen, no sabía que la cena era para esto. Así que debo decir que estoy enamorado de Arianna Lucciano.

Y desde ese instante, todo se desmoronó.

Mi vida se convirtió en una vorágine después de pronunciar ese nombre.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022