No obstante, había momentos en los que no podía evitarlo, y cuando eso sucedía, se enojaba consigo misma por haberse acostado con él.
Al menos una vez cada tres días, ella recordaba la noche apasionada que tuvieron juntos, aunque no lo hacía intencionalmente. A veces incluso podía sentirlo en ella, y por mucho que no quisiera admitirlo, extrañaba la sensación de su cuerpo contra el suyo y cómo la envolvía posesivamente con sus brazos.
Lo que más la sorprendía era que nunca había experimentado eso Zach, con quien no se sintió ni siquiera la mitad de cómo lo había hecho por Sebastian en una noche.
También estaba considerando ir a terapia porque pensar en él y lo que habían hecho la estaba volviendo loca.
A la mitad de la revisión de un contrato, se llevó una taza de café a los labios, y tras tomar un sorbo, arrugó la cara.
"Esto sabe mal", le dijo a su pasante, Debbie, quien revisaba un documento bajo instrucciones suyas.
"Pero lo preparé como te gusta", respondió esta.
Habiendo escuchado esa respuesta, Jayda se llevó la taza a los labios de nuevo y sorbió otro poco, pero le supo más amargo que el primer sorbo.
"No me gusta cómo sabe", insistió, y luego de dejar la taza de café sobre la mesa, se sirvió un vaso de agua para beberlo y volver al contrato que estaba revisando.
Su pasante la miró con extrañeza y se preguntó si estaba bien porque el día anterior había dicho lo mismo sobre su hamburguesa de queso favorita.
Acto seguido, se dirigió hacia ella y se sentó frente a su escritorio.
"¿Estás bien, Jayda?", le preguntó.
Debbie era una prima suya que, de hecho, la admiraba mucho porque la consideraba una abogada brillante.
Ella se llenó de alegría al recibir la llamada en la que le habían notificado que había sido aceptada para hacer su pasantía en la empresa de su prima. Sanders and Co era un bufete de abogados de gran reputación y el sueño de todo estudiante de derecho que estaba por graduarse era hacer una pasantía allí.
Jayda se había negado a darle a Debbie una ventaja pese a ser socia y poder usar su posición para darle automáticamente un puesto allí.
En cambio, le dijo que se asegurara de obtener buenas calificaciones y que se postulara como todos los demás, pues si era lo suficientemente buena, la elegirían, pero no aplicaría el favoritismo.
Debbie le hizo caso, y afortunadamente fue aceptada. Ella no solo estaba feliz de aprender de la mejor firma, sino de su prima, quien era una de los mejores abogados de la ciudad.
"¿Qué quieres decir?", preguntó confundida Jayda.
"Ayer dijiste lo mismo de tu hamburguesa con queso, y hace dos días saliste de la cafetería porque no podías soportar el olor a carne. Yo probé la hamburguesa, y debo decir que sabía perfectamente bien, lo mismo con este café".
"¿Entonces estás sugiriendo que algo anda mal conmigo?", concluyó Jayda interrogante.
Encogiéndose de hombros, Debbie replicó: "No lo sé, solo estoy preocupada".
La otra sacudió la cabeza con incredulidad y cambió de tema, "Date prisa con lo que te pedí que hicieras. Debimos estar en la corte en dos horas ya".
Si bien su prima quería decir algo más, Jayda la fulminó con la mirada, haciéndola tragarse sus palabras y volver a su asignación.
Pronto, llegó una llamada para Jayda, y al mirar el identificador de llamadas, sonrió cuando notó que era Lilian, su mejor amiga.
"¡Hola!".
"¿Estás segura de que no quieres venir conmigo a la fiesta? De veras te agradecería mucho que lo hicieras", dijo Lilian al otro lado de la línea.
Al escuchar eso, Jayda suspiró. "Pensé que ya habíamos hablado de esto, Lily. No hay forma de que vaya contigo a esa fiesta".
"Créeme, Sebastian no te hará nada, pues estarás a mi lado y te protegeré todo el tiempo", prometió su amiga.
Enseguida Jayda soltó una risita, "Debes estar bromeando, Lily. No le tengo miedo a ese idiota, simplemente no quiero volver a verlo porque podría perder la paciencia y estrangularlo".
"Bueno, él se lo merece, sin mencionar que tú eres abogada, y de hecho, una de los mejores, así que sin duda te podrás defender a como dé lugar".
"Es la fiesta de cumpleaños de tu tío, así que estarás bien sin mí. Solo ve y disfruta con tu familia. Estoy segura de que no será tan malo como lo has imaginado en tu cabeza", la animó Jayda con una risita.
"Aparte del hecho de que estoy evitando a ese idiota, no puedo ir contigo porque tengo algunas cosas que terminar ya que no trabajaré este fin de semana porque me voy a la casa de mis padres. Además, la fiesta es solo para familiares".
"Eres mi mejor amiga, por lo tanto, eres mi familia".
"Estarás bien, cariño. Ahora debo dejarte porque tengo una sesión en la corte esta tarde. Hablamos después".
"De acuerdo. Avísame si cambias de opinión", dijo Lilian antes de colgar.
...
Lilian suspiró tan pronto como entró en la mansión de su tío. Albert Miller, el padre de Sebastian, era el hermano mayor de su madre y el más rico de los cuatro hijos.
La madre de Lilian fue la única niña de entre ellos y por eso sus hermanos la protegían mucho, sobre todo Albert, cosa que fue igual con la chica.
Albert Miller era el mejor tío que ella podía pedir, puesto que era amable, encantador y humilde, y no se comportaba para nada como su hijo.
Debido a la buena relación que existía entre su tío y su madre, Lilian no había podido rechazar la invitación, de modo que habiendo estacionado, agarró su bolso y el regalo y se bajó del auto.
"Ya estaba empezando a pensar que mi hermanita no aparecería", dijo una voz familiar.
"Sabes que no puedo decir no cuando se trata del tío Albert. Además, mamá se enojaría demasiado conmigo", respondió Lilian, quien estaba llegando tarde porque estuvo esperando que Jayda cambiara de opinión y asistiera con ella, pero esta tenía que ir a ver a sus padres.
Acercándose más, Gabriel abrazó a su hermana menor. "Te ves hermosa como siempre", le dijo para luego darle un beso en la mejilla.
"Gracias", respondió ella con una sonrisa.
"¿Cómo está Jayda?", preguntó él mientras caminaban de la mano hacia la mansión.
"Bien. Tenía que ir a la casa de sus padres, y por eso no pudo venir conmigo".
Las dos salas de estar estaban llenas de invitados que eran familiares o amigos cercanos de los Miller. Tras saludar a las personas que reconoció, Lilian se acercó al rincón de los obsequios y colocó el suyo, el cual tenía una tarjeta para que el tío Albert supiera quién se lo daba.
Vanessa Miller, la madre de Sebastian, estaba feliz de verla, por lo que la abrazó antes de excusarse para ir a recibir a otros invitados y ver cómo les estaba yendo a los chefs en la cocina.
Todo en esa señora era perfecto, y aparte del hecho de que parecía mucho más joven que su edad, era cariñosa y atenta. Lilian no podría haber deseado una mejor esposa para su adorado tío, y en serio eran el uno para el otro.
Como siempre, Gabriel abandonó a su hermana para ir a hablar con algunas chicas, y ella tomó una copa de vino tinto de un camarero que pasaba. Cuando estaba a punto de acomodarse en uno de los sofás, hizo contacto visual con el cumpleañero, quien tenía a Sebastian a su lado.
Albert le hizo una seña para que se acercara, y Lily hizo precisamente eso.