Ever.
-¡Maldición! - arrojé por completo todo lo que estaba encima del escritorio de mi habitación.
Me sentía totalmente frustrado y como un cobarde de mierda, que sí, me había desquitado con la única persona de luz en mi vida. Podía sentir el corazón latirme muy fuerte pero no porque estaba ella a mi lado como era de costumbre, sino porque ella