Eleonor.
-¿Pero tú estás loca? ¿Cómo que te va a pasar a recoger Zeus? ¿Acaso es que no lo has visto bien? Da miedo - Madeline casi monta un escándalo cuando le he contado sobre mi "Amistad" con el boxeador. También le he dicho que hemos quedado hoy, me pasará a recoger cuando termine esta última clase.
Rodé los ojos.
-No es que somos novios, no exageres y baja la voz, estamos haciendo un trabajo - en pareja llenábamos un cuestionario sobre una obra que se nos dió para leer la semana pasada.
-¿No son novios pero ya se han comido a besos!? - emitió exaltada.
-Shshsh! Baja la voz maldita loca. - miré a nuestro alrededor para ver si nos miraban, pero gracias a Dios todos interactuaban entre sí.
-¿Es que acaso no temes por ti? - me preguntó mirándome como si estuviera loca.
-¿Por qué debería de temerle? ¿Por su físico? -
-Es un boxeador. Que te agarra y te desfleca, Eleonor. Él es el triple de tu cuerpo, ¿cuánto mide? ¿1,90? ¿No te da miedo que te pueda golpear? - la notaba preocupada por mí y lo valoro tanto, pero aun así creo que está juzgando mal y exagerando.
-No es bueno juzgar a nadie, Madeline. Mi hermano es un boxeador y él te gusta. ¿Le tienes miedo a mi hermano? ¿Acaso no temes que te pueda atacar? Es mucho más alto que tú, ahora justamente esta tras las rejas. ¿Te dejó de gustar? - le miré fijamente mientras la notaba tornarse roja.
-¿Sin palabras no? Porque él te sigue gustado de igual manera. Así que, yo no tengo por qué juzgarlo. Y si, voy a salir con Zeus. -La miré asentir.
-¿A qué hora piensas llegar a tu casa? ¿Qué le dirás a tu madre? - se interesó por saber.
-Le dejaré un mensaje diciéndole que compartiré con unos compañeros de clase. Más nada. No quiero estar en mi casa- le contesté sin dar muchos detalles.
La verdad es que la situación en mi familia era muy fea. Había mucha tensión y a penas nos mirábamos. La casa estaba vacía sin Michael. Él es quien me hace reír y si no está, no tengo con quién pelear. No quiero pisar esa puerta.
-Solo cuídate y cualquier cosa sal corriendo de ese gran armario. Me llamas para hablar cuando llegues a tu casa y si no quieres amanecer allí vente para la mía por unas noches al menos hasta que Michael salga de prisión. Yo iré a verlo mañana- Madeline siempre ha estado enamorada de mi hermano, y vaya que si harían linda pareja, pero Michael es muy despistado como para darse cuenta. Creo que tendré que decírselo aunque Madeline me mate.
-Muchas gracias, amiga, de verdad. Te estaré hablando más luego y voy a pensar sobre lo de pasar unas noches en tu casa, hace mucho que no lo hacemos. - Ella y yo nos despedimos de abrazo al maestro terminar la clase, y ya al salir de la universidad Ever se encontraba recostado de su BM esperándome.
Me detuve un momento para esperar que los autos cruzaran, pero él cruzó la calle para buscarme a mí. Se me hizo imposible no comérmelo con la mirada. Hoy llevaba una suera negra, unos jeans negros y unos botines del mismo color.
-Hola Eleonor, vamos- me tomó de la mano para cruzar.
SI, ME TOMÓ DE LA MANO PARA CRUZAR.
Al sentir su mano tomar la mía fue como que me desconecté del universo. Ni siquiera me di cuenta en el momento en que cruzamos la calle y me metió al auto. Me sorprendió la acción mucho con demasiado, en realidad me trataba como a una niña.
-¿Piensas que no sé cruzar la calle? - quería escuchar su respuesta.
-¿Ya vas a empezar? - lo pude escuchar esbozar una sonrisa. Si, escuchar, porque no lo miraba cuando lo pude notar sonreír. Sin embargo, tuve que voltear la cabeza para no perderme ese momento en el cual su rostro se desestresara y sus músculos dejaran de estar contraídos.
Maldición, tenía la dentadura más hermosa del universo y la mostraba tan poco.
-Contéstame, ¿me crees tan chiquilla como para no saber cruzar la calle? - él me miró, no por mucho tiempo porque tenía que prestar atención a la carretera pero si el suficiente para saber que lo que me diría iba a ser fuerte.
-¿Supuestamente no eres una amante de los libros? Tu dime, ¿cuándo un hombre hace esas cosas, no es por caballerosidad? Lo que pasa es que estoy aprendiendo e.... intento ser lo más amable posible. No quiero que mi rudeza te espante- sus palabras me desconcertaron.
Lo miré fijamente y sonreí.
-Tranquilo, sé perfectamente que lo hiciste por cuidarme y también, por como ya dijiste, intentar de ser amable- le hablé.
¡Ay, Madeline! Como quisiera restregarte que el tipo no es tan malo como piensas. Esto es para mí más que un intento cual valoro. Para mí esto es romance, es conquista. Pude sentir lo bien que se sintió cuando me tuvo entre sus manos.
-Nah' también lo hice porque las nenas no deben cruzar la calle sin un adulto - cuando dijo aquellas palabras obviamente para molestarme lo miré, y juntos reímos a carcajadas. Era la primera vez que reíamos al mismo tiempo y yo no me enojaba por llamarme "Nena".
-Ya no me molesta, boxeador- le dejé saber.
-No, claro que no. Es que ya no debería de por qué molestarte. ¿Quién se molestaría por ser la nena de un boxeador? - carraspeó -Perdón, de este boxeador- ¿qué tal si chillaba como loca en este momento? ¿Acaso habían leído lo mismo que yo?
Tal vez me encontraba que las cosas iban sucediendo con gran prontitud, pero como quemaba sentirlo, y también no hacerlo. La desesperación habitaba en mi al sentir su perfume, al sentirlo mirándome, al tenerlo tan cerca. Sobre todo me encontraba como una adolescente porque las cosas que comenzaba a hacer a cualquier mujer enloquecerían un tipo como él. Ya me molestó, obtuvo mi atención en el antro, logró a la perfección que yo cayera en su juego solo porque vió en mi cualidades que ninguna otra había tenido ante él, me besó, se comportó como todo un hombre al consolarme ayer por lo de mi hermano, volvió a besarme, me llevó a mi casa, me pasó a buscar a la universidad, me tomó de la mano para cruzar la calle y ahora me llama como su nena. Díganme ustedes si no hay razones como para tener bastante claro que si quiere algo conmigo?
Y no me voy a llevar de Madeline esta vez, un tipo como él no me estuviera dando tantas vueltas para llevarme a la cama. Un tipo como él habla claro desde el principio y pone los puntos claros de inmediato. Conmigo incluso ha intentado ser "Amable"
-¿Tu nena? ¿Puedes creer que pensé que no te metías con niñas? - ya sé que eso no era romántico de mi parte, pero tenía de manera u otra que hacerle ver como su egocentrismo, sus aires por las nubes y todo eso que me dijo yo se lo pisoteaba y le mostraba que la saliva le cayó en la cara al escupir hacia arriba.
-Ya lo sé. He caído en las redes de una nena muy... -Hizo una pausa - muy tierna, y se me hizo imposible no querer convertirme en su protector. Que conste... jode que esto ha sido tu culpa, Eleonor- habló fuerte golpeando el volante.
Reí mordiendo mis labios finalmente.
-¿Mi culpa dices? ¿Por qué? - le cuestioné prestándole atención.
-Llegaste dispuesta a desafiarme, me hablaste con autoridad y sin miedo. Me incitaste a que me gustara lo distinto, pues con todas las chicas era la misma tontería de siempre. Tu no, te me has parado al frente y me has retado-
-No tengo la culpa de haber sido la única capaz de ponerte en órbita. Yo no soy una lanzada por más guapo que estes, soy la que pondrá tu mundo de cabezas y espero que luego no te quejes, Zeus-
-Zeus es un animal y tu no mereces un Zeus. Tú llámame, Ever, Eleonor. Para ti soy solo Ever. Y ah, es imposible que me queje de ti, lo que sí es posible es que, quien te ponga a quejarte sea yo, y no hablo de quejas por peleas o disgustos, sino placenteras, nena-
Solo puedo decir que no hubo parte de mi cuerpo, de mi piel, que no se erizara por completo.
Yo que siempre tenía qué decirle, esta vez no tenía palabra alguna.