Luna mía, no dejes de amarme y no me olvides. Guárdame en un rincón de tu vida, en un cajón oculto en tu cuarto, si quieres en secreto, pero no me olvides. Déjame vivir en tus recuerdos, entre aquellas calles del cielo que ambos recorrimos cada tarde camino a tu casa.
Ahora mi vida se acabó y la tuya comenzó, ya no seré más el mar que te ahoga.
Corre muy lejos, como siempre lo quisiste. Enamorate de nuevo y ámalo como si no hubiera un mañana, no lo dejes ir y no lo sueltes nunca. Dejare aquí mis últimas palabras y me iré con tu recuerdo, directo al cielo. Esperando que algún día me encuentres.
No llores por mi y tampoco me guardes luto, continúa tu vida como lo hiciste en este tiempo. Quédate con el día que nos conocimos y lleva contigo la sonrisa que siempre intenté sacarte, se feliz y no llores más.
Cuando te vuelvan a romper el corazón ven a verme, cuéntame qué pasó y llora en mi hombro, no te juzgare. Una vez te pedí que nunca más me buscarás, que nunca más me mandaras un mensaje y que te fueras de mi vida. Hoy te pido que no me olvides y que me perdones. Te estaré mirando desde la sombra del viento y guardare nuestros recuerdos, hasta que vuelvas y nada importe, solo nuestras ganas de amarnos.
Te amo, para siempre y por siempre.
- El prisionero del cielo.