La Casa de Los Vampiros
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Capítulo 10 10

La mujer me sonrió y mostró unos increíbles dientes rectos y blancos... sin colmillos. Oh, supongo que he olvidado mencionar que, además de su perfección, tenía una luna creciente de zafiro perfectamente tatuada en el centro de la frente y, desde ahí, líneas en espiral que me recordaban a las olas del mar enmarcaban sus cejas, extendiéndose por encima de sus pómulos.

Era un vampiro.

-Decía que esperábamos que tuvieses alguna explicación de por qué un vampiro iniciado que aún no ha superado el cambio tiene la marca de un ser maduro en la frente.

Sin aquella sonrisa ni la amable preocupación en su voz, sus palabras hubieran parecido duras. En lugar de eso, lo que dijo sonó a preocupación y algo de confusión.

-¿Así que no soy un vampiro? -espeté.

Su risa era como música.

-Aún no, Zoey, pero yo diría que tener la marca completa es un excelente augurio.

-Oh... yo... bueno, bien. Eso es bueno -balbucí.

Por suerte, la abuela me salvó de una humillación total.

-Zoey, esta es la alta sacerdotisa de La Casa de la Noche, Neferet. Ha estado cuidando de ti mientras estabas... -la abuela hizo una pausa, siendo obvio que no quería decir la palabra inconsciente-, mientras estabas dormida.

-Bienvenida a La Casa de la Noche, ZoeyRedbird -dijo calurosamente Neferet.

Miré a la abuela y luego otra vez a Neferet. Sintiéndome algo más que un poco perdida, tartamudeé:

-Ese... ese no es mi verdadero nombre. Mi apellido es Montgomery.

-¿Ah, sí? -dijo Neferet, levantando sus cejas teñidas de ámbar-. Una ventaja de comenzar una nueva vida es que tienes la oportunidad de empezar desde cero, de hacer elecciones que no pudiste hacer con anterioridad. Si pudieras elegir, ¿cuál sería tu verdadero nombre?

No lo dudé.

-ZoeyRedbird.

-Entonces, desde este momento, serás ZoeyRedbird. Bienvenida a tu nueva vida. -Estiró el brazo como si quisiera estrecharme la mano y yo le ofrecí la mía de manera automática. Pero, en lugar de coger mi mano, agarró mi antebrazo, lo cual resultó extraño pero de alguna manera me pareció bien.

Su tacto era cálido y firme. Su sonrisa resplandecía en señal de bienvenida. Era asombrosa e imponente. De hecho, era lo que son todos los vampiros, algo más que humanos: más fuertes, más listos, con más talento. Parecía alguien que había encendido una resplandeciente luz interior, lo cual me doy cuenta de que es en realidad una descripción llena de ironía, teniendo en cuenta los estereotipos delvampiro (alguno de los cuales sabía que eran por completo verdad): evitan la luz del sol, son más poderosos de noche, necesitan beber sangre para sobrevivir (¡aj!) y adoran a una diosa que es conocida como la Noche personificada.

-G-gracias. Es un placer conocerte -dije, haciendo un esfuerzo por parecer al menos medio inteligente y normal.

-Como le decía a tu abuela antes, nunca hemos recibido antes un iniciado de esta manera tan inusual, inconsciente y con la marca completa. ¿Puedes recordar lo que te ocurrió, Zoey?

Abrí la boca para decir que lo recordaba por completo: caer y golpearme la cabeza... verme a mí misma como si fuera un espíritu flotante... seguir las extrañas palabras visibles dentro de la cueva... y finalmente conocer a la diosa Nyx. Pero justo antes de decir las palabras tuve un raro presentimiento, como si alguien acabara de golpearme el estómago. Era claro y explícito, y me decía que me callase.

-Y-yo, la verdad es que no recuerdo demasiado... -me detuve y mi mano encontró la zona dolorida en la que sobresalían los puntos-. Al menos después de golpearme la cabeza. Quiero decir, hasta ahí recuerdo todo. El rastreador me marcó. Se lo dije a mis padres y tuve una descomunal pelea con ellos. Luego huí hacia la casa de mi abuela. Me sentía realmente enferma, así que cuando subí por el sendero hacia los acantilados... -Recordé lo demás -todo lo demás-, los espíritus de los cheroqui, las danzas y la hoguera. ¡Cállate!, me gritó el presentimiento-. Y-yo supongo que resbalé porque tosía mucho y me golpeé la cabeza. Lo siguiente que recuerdo es a la abuela Redbird cantando y entonces me desperté aquí. -Acabé a toda prisa. Quería apartar la vista de la intensidad de su mirada de ojos verdes, pero el mismo sentimiento que me ordenaba que permaneciese callada también me decía con claridad que debía mantener el contacto visual con ella, que tenía que hacer un esfuerzo por aparentar que no ocultaba nada, a pesar de que no tenía la menor idea de por qué ocultaba algo.

-Es normal experimentar pérdida de memoria con una herida en la cabeza - dijo la abuela con total naturalidad, rompiendo el silencio.

La hubiera besado.

-Sí, claro que lo es -repuso Neferet con rapidez, perdiendo dureza en el rostro -. No temas por la salud de tu nieta, Sylvia Redbird. Estará bien.

Habló a la abuela con respeto, y algo de la tensión que se había estado acumulando en mi interior se liberó. Si le agradaba la abuela Redbird, entonces tenía que ser buena persona, o vampiro o lo que fuera. ¿No?

-Como estoy segura de que ya sabes, los vampiros -Neferet hizo una pausa y me sonrió-, incluso los vampiros iniciados, tienen poderes de recuperación fuera de lo normal. Su proceso de curación va tan bien que puede abandonar la enfermería sin peligro. -Su mirada fue de la abuela hasta mí-. Zoey, ¿quieres conocer a tu nueva compañera de habitación?

No. Tragué con fuerza y asentí.

-Sí.

-¡Excelente! -dijo Neferet. Afortunadamente, ignoró el hecho de que yo estaba plantada allí como un estúpido gnomo de jardín sonriente.

-¿Estás segura de que no deberías mantenerla aquí otro día en observación? - preguntó la abuela.

-Comprendo tu preocupación, pero te aseguro que las heridas físicas de Zoey ya se están curando a un ritmo que encontrarías extraordinario.

Me sonrió de nuevo y, aunque estaba asustada, nerviosa y alucinada, devolví la sonrisa. Ella parecía estar feliz de que yo estuviese allí. Y, la verdad, hizo que pensara que convertirse en vampiro podía no ser algo tan malo.

-Abuela, estoy bien. En serio. La cabeza me duele muy poco y el resto está mucho mejor. -Me di cuenta al decirlo de que era cierto. Había dejado de toser por completo. Los músculos ya no me dolían. Me sentía perfectamente normal, salvo por el pequeño dolor de cabeza.

Entonces Neferet hizo algo que no solo me sorprendió, sino que hizo que me gustase al instante... y comenzara a fiarme de ella. Se acercó a la abuela y habló despacio y con cuidado.

-Sylvia Redbird, te juro solemnemente que tu nieta está a salvo aquí. Cada iniciado es emparejado con un mentor adulto. Para reforzar mi juramento, yo seré la mentora de Zoey. Y ahora debes confiarla a mi cuidado.

Neferet se puso el puño sobre el corazón e hizo una reverencia, inclinándose ante la abuela. Mi abuela dudó solo un instante antes de contestarla.

-Cuento con que cumplirás tu promesa, Neferet, alta sacerdotisa de Nyx. - Después imitó los gestos de Neferet poniendo su propio puño en el pecho e inclinándose antes de volverse hacia mí y abrazarme con fuerza-. Llámame si me necesitas, Zoeybird. Te quiero.

-Lo haré, abuela. Yo también te quiero. Y gracias por traerme aquí -susurré, respirando su familiar esencia de lavanda e intentando no llorar.

Me besó con dulzura en la mejilla y luego salió de la habitación con sus pasos rápidos y confiados, dejándome sola por primera vez en mi vida con un vampiro.

-Bueno, Zoey, ¿estás preparada para comenzar tu nueva vida?

Levanté la vista hacia ella y pensé de nuevo en lo increíble que era. Si al final completaba el cambio a vampiro, ¿tendría su confianza y su poder, o eso era algo que solo una alta sacerdotisa tenía? Durante un instante cruzó por mi cabeza lo fantástico que sería ser una alta sacerdotisa... y luego volvió mi sensatez. No era más que una niña. Una niña confundida y no precisamente hecha para ser alta sacerdotisa. Tan solo quería saber cómo encajar allí, pero la verdad es que Neferet hizo que lo que me estaba ocurriendo pareciera más fácil de sobrellevar.

-Sí, lo estoy. -Me alegró sonar más confiada de lo que en realidad me sentía.

                         

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