Capítulo 3 Primeros problemas

Al principio nadie notaba nada fuera de lo normal, pero con el paso del tiempo la sala 502 causaba estragos a los pacientes. Al principio nadie decía nada, pero un día caminando por la planta 13 alguien vino a mí gritando lo siguiente:

-¡Doctora, tengo que hablar con usted rápido!

-¿Está usted bien señor?

-Sí, pero a la vez me siento incómodo dentro de esa sala, por el día no pasa nada, pero a la noche tengo pesadillas, siento como si alguien me hablará al oído.

-¿Y qué es lo que ve en esas pesadillas?

-Veo un mundo lleno de sangre, oscuridad y cosas terribles, sonidos extraños, gritos de desesperación.

-¿Ha cambiado de medicación o algo?

-No doctora.

-Bien, revisaré su estado y su informe, tal vez los medicamentos le estén causando esas visiones por las noches, si sigue teniendo esas pesadillas avíseme por favor.

Pasaron dos días, y en la noche del segundo día escuchamos gritos provenientes de la sala 502, fuimos rápidamente a socorrer al paciente. Abrimos la puerta, y lo encontramos removiéndose como un demonio, quitándose como si tuviera insectos del cuerpo.

-¡FUERA DE AQUÍ JODER, DEJADME EN PAZ!

- ¡Señor, tranquilícese, no pasa nada, señor, estese quieto por favor!

-¡Ella está aquí, ese mundo es real, dejadme en paz!

-¡Dame un sedante rápido!- se lo incruste en el cuello y al momento se calmó- ya está, menos mal ¿Qué coño le está pasando? He mirado el informe miles de veces, y no hay indicios que pueda provocar estos momentos de locura.

De repente una botella de agua oxigenada se cayó al suelo, y se empezó a derramar por toda la sala, pero no era agua oxigenada, era sangre, me quedé atónita, y decidí tirar el frasco a la basura.

El aire que se respiraba era cada vez más tenso, agobiante, incómodo. En ocasiones me pareció escuchar susurros. Susurros sin un dialecto comprensible, a veces parecían reírse en forma de burla, otras parecían pedir ayuda, otras parecían llorar, venían y se iban. Los escuchabas en un determinado lugar de la habitación y luego en otro distinto, para terminar desapareciendo.

Que escalofríos más desagradables me daban todos esos sucesos, pero aún sentía esa atmósfera tan asfixiante. Allí pasaba algo, algo maldito, algo nacido de las mismas tinieblas. La causa de aquello no la podía deducir, pero no creo que fuera linda descubrirla, solo rezaba para que esto no fuera a mayores palabras.

            
            

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