Darnpectra: El Arte del Mal.
img img Darnpectra: El Arte del Mal. img Capítulo 2 Bosque Nevado, Treewoder y Lugubriz
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Capítulo 11 La liebre de nieve y el ascenso de los elite. img
Capítulo 12 Misión de rescate. img
Capítulo 13 La excelencia de Percival. img
Capítulo 14 La verdad sobre el reino que alguna vez existió. img
Capítulo 15 El rescate de un peón. img
Capítulo 16 El escape perfecto. img
Capítulo 17 El ascenso de una sombra. img
Capítulo 18 Raedrigon el Infernal. img
Capítulo 19 Cuestionamiento de lealtad. img
Capítulo 20 Rescate del infernal. img
Capítulo 21 La caída de Treal. img
Capítulo 22 El regreso de Raegridon y el fuerte sentimiento. img
Capítulo 23 La caída del mandamás. img
Capítulo 24 Una eterna despedida. img
Capítulo 25 Redención del mal. img
Capítulo 26 Lilful y la posada. img
Capítulo 27 El hogar de las sombras. img
Capítulo 28 Noticias satisfactorias. img
Capítulo 29 Alianzas poderosas. img
Capítulo 30 Jeffery y el pórtico recital de los gritos. img
Capítulo 31 La erradicación de la magia de las sombras. img
Capítulo 32 Atracciones letales. img
Capítulo 33 La reina del vacío. img
Capítulo 34 Randall y los tritones de Pearsea. img
Capítulo 35 El fogoso Hamlin. img
Capítulo 36 Alteorgr y Nigrimux. img
Capítulo 37 El regreso del más allá. img
Capítulo 38 Las oscuras intenciones de Nigrimux. img
Capítulo 39 Reunión de Titanes. img
Capítulo 40 Las espadas legendarias. img
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Capítulo 2 Bosque Nevado, Treewoder y Lugubriz

~Bosque Nevado~

Galoparon por varias horas, sus caballos estaban exhaustos y necesitaban descansar. Habían llegado al bosque nevado dónde a pesar del frío del lugar, tendrían que descansar. Tendrían que cazar algo para comer y sus caballos comerían las plantas bajo el suelo nevado que pudieran ingerir antes de continuar el viaje.

-Hace mucho frío aquí -dijo Percival, mientras frotaba sus manos sobre sus hombros y estornudaba. Había una gran cueva, que les serviría de refugio, además estaba libre de nieve y podrían encender cuanto antes una fogata para protegerse del agobiante frío. Percival fue por madera, por otra parte Brigham cazaría lo que comerían para la noche que se avecinaba. No tenía intención de cazar un animal grande, buscaba tan solo un conejo de las nieves, sería suficiente para Percival y para él.

Mientras caminaba en búsqueda de lo que sería su cena, a una distancia considerable una pelea de lobos se apreció ante él, una pelea tan salvaje que al finalizar dejo mal herido a uno de ellos. El resto de los lobos se fue dejando al otro mal herido tirado en la nieve. Los aullidos de dolor hicieron a la sombra nocturna acercarse, y desenvaino su cuchillo con la intención de cegarle la vida al animal. Pero cuando estaba a punto de clavarle el cuchillo en la garganta para finalizar con el sufrimiento del pobre, sus heridas y aquel dolor que el pobre lobo sentía, de alguna forma ablando su negro corazón.

-Te ayudaré, no te dejare aquí a tu suerte -Brigham tomo al animal y lo cargo hasta Percival para que pudiera ayudarle con él. El cuervo no tenía ningún conocimiento sobre pociones, pero tenía entendido que su compañero si los tenía.

-¿Qué le sucedió? -preguntó el brujo al ver la sangre y los sonidos de dolor que emitía el animal.

-Pelea de lobos -respondió el cuervo.

-Tiene heridas severas, tengo una poción que puede ayudarle. La guardaba para nosotros, pero este lobo la necesita más. -le aclaro el brujo al cuervo de la noche.

-No te preocupes, le ayudaré y estará como nuevo pronto -La sombra nocturna había tenido por primera vez en su vida un sentimiento que no sabía que podía exteriorizar, había tenido piedad por la vida de ese lobo por alguna extraña razón, verle en el deplorable estado y apunto de perder su vida postrado en la nieve y en la soledad, le resultaba cruel no ayudarle (a pesar de él ser cruel), teniendo la posibilidad de hacerlo.

Al llegar la noche, Percival ya tenia encendida una fogata y Brigham tenía en su posición dos conejos. Uno para el lobo y otro para ellos. Su amigo peludo descansaba tranquilamente, hasta que el olor de los conejos cocinándose al fuego le hizo despertar.

El animal gruño al ver la presencia de los humanos, no confiaba en ellos, pero no tenía idea que era gracias a ellos que su vida no estaba desvanecida. La sombra nocturna tomo un poco de carne y la lanzó cerca del animal para que pudiera comer un poco. La bestia devoro el pedazo de carne moviendo su cola pero nuevamente gruño a los humanos, aunque con menos intensidad que antes, esperando que Brigham o Percival lanzarán hacia él otro poco de carne.

Esta vez Percival lanzó otro pedazo de carne para que el lobo comiera, el animal aún desconfiaba de ellos, no se acercó pero esperaba pacientemente por comer uno lo de esos conejos que se cocinaban al fuego de la fogata.

Luego de un rato, Brigham lanzó el conejo ya listo a la bestia, cual comió a gran velocidad del hambre que tenía. Por otra parte, la sombra nocturna y el brujo habían comido lo suficiente, ya era tarde y tendrían que descansar para continuar su viaje.

A la mañana siguiente.

los dos hombres despertaron notando que el lobo aún se encontraba cerca de ellos, fuera de la cueva la bestia peluda estaba sentada al lado de los caballos, observando el amanecer y el cielo teñido de una serie de colores como el azul y el rosa. Los cuales no podían apreciarse en toda Darnpectra, pues casi todos los lugares allí estaban maldecidos.

Ambos se levantaron dispuestos a continuar su viaje. Los dos subieron a sus caballos, pero el lobo que el día anterior les había gruñido parecía no tener intención de abandonarlos. No tenía una manada, pero parecía ser que pretendía formar una junto a Brigham y Percival. Los dos hombres se movilizaron en sus caballos, pero no tan lejos les seguía el lobo, que aunque aún desconfiaba de ellos, no tenía adónde más ir.

~Treewoder~

Luego de un par de horas de viaje llegaron hasta un bosque lúgubre de árboles gigantes y muertos que llevaba a uno de los pueblos abandonados de Darnpectra. Treewoder era como se le conocía, aunque había perdido su gloria muchísimo tiempo atrás. Allí no habitaba nadie, pues la vida no podía existir en el bosque, no podían trabajar esclavos pues las tierras estaban malditas, sus árboles estaban muertos, el suelo no poseía nutrientes para las plantas, los herbívoros no tenían que comer, por lo que no habitaban allí y al no haber herbívoros tampoco estaban los carnívoros.

Sin embargo Treewoder tenía algo que a los brujos les servía, absolutamente todo allí estaba maldecido, los materiales como la tierra, las ramas de árboles muertos eran de utilidad para crear sus pociones y artefactos maléficos. Percival recogía algunos de estos materiales, mientras que Brigham recorría el lugar, en búsqueda de cosas útiles que pudieran funcionar para el viaje. En las casas se podían encontrar muchos artefactos antiguos, madera putrefacta, pues era un pueblo abandonado de hacia mucho tiempo.

Habían cabalgado mucho, pero ellos no tenían nada que comer allí al igual que los caballos y el lobo que les seguía. Solo estarían allí de visita, recogiendo aquellas cosas valiosas que pudieran encontrar (si es que aún había algo valioso).

-Ha pasado tiempo -comentó Percival a Brigham, pues él como brujo concurría ese lugar para buscar materiales malditos y crear artefactos oscuros de mayor calidad y efectividad.

-Que lugar tan deplorable -Luego de algunos no más de treinta minutos abandonaron el lugar, solo habían obtenido la tierra maldita y algunas ramas de árboles muertos, pero alguna utilidad tenían para Percival. Aunque él era un brujo de escaso conocimiento mágico, era bueno creando pociones y artefactos malignos.

~Lugubriz~

Al salir del bosque lúgubre y maldito encontraron un camino que conducía a la siguiente ciudad, Lugubriz era llamada. No era un lugar maldito, pero era una ciudad de Darnpectra, no existían colores cálidos como en todas las ciudades de dicho reino. en la ciudad predominaba el blanco de la nieve y el negro pedregoso de las casas.

Lugubriz era habitado mayormente por ladrones, asesinos, brujos y cualquier cantidad de personajes despreciables y ratas nauseabundas. Era una ciudad peligrosa para quien no la habitaba o conocía, pues podía meterse en problemas muy fácilmente. Para suerte de Brigham Loughty y Percival. Quien fuese tan tonto para intentar estafarlos, robarlos o asesinarlos tendría que atenerse a las consecuencias pues Brigham era un asesino despiadado, una sombra nocturna. Percival era brujo y tenía conocimientos de magia oscura. No conformes con ellos, también tenían un lobo que les seguía a donde sea y nada les impediría lanzarles dicha bestia.

Si bien en Darnpectra existían muchos brujos, solo quiénes poseían un grado de conocimientos medianamente superiores, tenían la suerte de vivir en el castillo y en Madargruz, que era la cuna de la magia negra y maligna.

Había una taberna que también servía para hospedarse. Los hombres que allí habían hablaban casi en silencio. Los ropajes de Brigham Loughty delataban fácilmente que se trataba de una sombra nocturna, mientras que Percival fácilmente podía pasar por un ciudadano más o un visitante al cual se le podía robar o estafar.

Brigham y Percival tomaron asiento en la taberna, las miradas no se hicieron esperar. Todos murmuraban o susurraban al ver a la sombra nocturna.

«¿A quien planeara asesinar?»

Se preguntaban todos en el lugar, pronto un hombre gordo y mal oliente se acercó a ellos para atenderlos.

-¿Qué desean? -Pregunto el sujeto. El cuervo miro a su alrededor, los hombres bebían cerveza o comían carne y pan duro.

-Carne, y dos cervezas -respondió la sombra nocturna. El hombre de mal aspecto grito al cocinero la orden de los dos hombres y se retiró del lugar. Brigham no sabía si a Percival le gustaba la cerveza, pero realmente no le importaba saberlo. Aunque había notado que en todo el transcurso del viaje, solo había dirigido pocas palabras a su compañero. Tal vez estaba siendo demasiado grosero.

Percival por otra parte parecía no querer molestarlo demasiado. Pero debía agradecer al hombre de cabello castaño el haber logrado curar las heridas del lobo que ahora les seguía a todas partes. No le agradecería verbalmente, pero pagaría la comida, las cervezas y el hospedaje como acto de gratitud hacia él.

Al terminar se dirigieron a la habitación que tendrían en aquel lugar de mala muerte. Los caballos estarían en un establo, por otra parte si el lobo deseaba irse Brigham y Percival no tendrían ningún problema, después de todo el pertenecía al bosque.

Brigham encendió un par de velas para iluminar la habitación, se acostó en su cama y cuando estaba apunto de dormir, su compañero el brujo decidió que era buen momento para dirigirle la palabra.

-Se muy poco de ti -le dijo el brujo de cabellera castaña, pero la sombra nocturna respondió con silencio. Nadie era merecedor de conocerlo, ni siquiera Percival. Pero el brujo aun sin recibir respuesta de él, giro su cuerpo para poder verle dormir hasta el mismo quedar profundamente dormido.

Luego de algunas horas, antes del amanecer el cuervo despertó a Percival, no esperaría está vez hasta el amanecer, faltaban algunas horas para que saliera el sol, pero llevaban tres días de viaje y quería llegar cuanto antes a Sinispear. Que era la siguiente ciudad a la que llegarían, el cargamento de oro y plata estaría próximo a desembarcar y deseaba acechar este para poder efectuar su movimiento y robar todo lo que allí había.

            
            

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