Darnpectra: El Arte del Mal.
img img Darnpectra: El Arte del Mal. img Capítulo 3 Sinispear.
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Capítulo 11 La liebre de nieve y el ascenso de los elite. img
Capítulo 12 Misión de rescate. img
Capítulo 13 La excelencia de Percival. img
Capítulo 14 La verdad sobre el reino que alguna vez existió. img
Capítulo 15 El rescate de un peón. img
Capítulo 16 El escape perfecto. img
Capítulo 17 El ascenso de una sombra. img
Capítulo 18 Raedrigon el Infernal. img
Capítulo 19 Cuestionamiento de lealtad. img
Capítulo 20 Rescate del infernal. img
Capítulo 21 La caída de Treal. img
Capítulo 22 El regreso de Raegridon y el fuerte sentimiento. img
Capítulo 23 La caída del mandamás. img
Capítulo 24 Una eterna despedida. img
Capítulo 25 Redención del mal. img
Capítulo 26 Lilful y la posada. img
Capítulo 27 El hogar de las sombras. img
Capítulo 28 Noticias satisfactorias. img
Capítulo 29 Alianzas poderosas. img
Capítulo 30 Jeffery y el pórtico recital de los gritos. img
Capítulo 31 La erradicación de la magia de las sombras. img
Capítulo 32 Atracciones letales. img
Capítulo 33 La reina del vacío. img
Capítulo 34 Randall y los tritones de Pearsea. img
Capítulo 35 El fogoso Hamlin. img
Capítulo 36 Alteorgr y Nigrimux. img
Capítulo 37 El regreso del más allá. img
Capítulo 38 Las oscuras intenciones de Nigrimux. img
Capítulo 39 Reunión de Titanes. img
Capítulo 40 Las espadas legendarias. img
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Capítulo 3 Sinispear.

Se vistieron, salieron del lugar y fueron directo a sus caballos, el lobo estaba junto a ellos. Así que decidieron avanzar ahora hasta Sinispear. Los caballos galoparon a gran velocidad, Sinispear no quedaba tan lejos de Lugubriz y al pasar algunas horas lograron llegar a la ciudad portuaria. La llamada Ciudad Portuaria del Mar Negro. Quizás se le llamaba así por lo oscuras que eran sus aguas.

Para Percival era la primera vez allí, pero para Brigham ya era un lugar conocido. El lugar destacaba no solo por sus aguas oscuras, había un sinfín de tiendas de diferentes tipos. La economía era muy movida en esa ciudad, pues eran diferentes barcos de diferentes reinos los que llegaban allí. Que a pesar de que Darnpectra y Nordiha estaban en guerra. Los otros reinos no estaban inmiscuidos en tales asuntos.

No obstante, el reino oscuro siempre tendría oportunidad para generar discordia. Aún siendo aliados, enemigos o neutrales. Todos podían ser víctimas de las garras del reino sombrío y está vez le tocaría a Pearsea. Ellos habían confiado información valiosa a alguien que no dudo en contactar a la élite con intención de obtener un poco de este gran botín de oro y plata con destino a Nordiha. Era la oportunidad perfecta para varios de enriquecerse, y uno de los que deseaban parte de ese botín era Brigham, por otra parte Percival aún no entendía de que trataba su misión, quizás en algún momento se lo comentaría.

Percival creía que se trataba de algo simple, como encargarse de ejecutar a alguien, lo normal para Darnpectra, el mismo pan de cada día. Pero está misión era sumamente importante, era un cargamento grande de riquezas y aunque Brigham no deseaba convertirse en un magnate, ese oro le serviría para adquirir hombres a su disposición. Hombres que necesitaba si quería recuperar lo que por derecho le pertenecía.

Brigham esperaba la llegada de un barco muy grande, un barco con un gran cargamento. El estaba posicionado en lo alto de una gran elevación rocosa dónde había algunos arboles que le funcionaban para cubrirse. Había llegado allí gracias a sus habilidades. Por otra parte, Percival paseaba por la ciudad portuaria con el lobo, que robaba las miradas de los habitantes y dirigía la atención a él.

Luego de algunas horas, Brigham aún esperaba oculto entre las hojas del árbol, trataba de mantenerse despierto ya que no había podido dormir demasiado en la posada de Lugubriz. Pero a lo lejos pudo divisarse un gran barco que se acercaba al puerto.

«¿Será ese?» inquirió a sus adentros el cuervo de la noche al llegar el barco, una caja muy grande de un material pesado fue colocado sobre una carreta de igual material. Está era escoltada por un grupo de hombres fuertemente armados que viajaban a caballo y llevaban un hombre importante. Brigham miro desde lo alto de aquella elevación rocosa a Percival, y este se encontraba aún paseando por las tiendas del puerto.

El sol comenzaba a ocultarse y sus habilidades sombrías se fortalecerían con la oscuridad de la noche. La sombra nocturna descendió al suelo en un parpadeo y corrió en dirección a Percival. Sujetando a este del brazo para dirigirse al bosque, el cargamento se dirigía al mismo lugar también y recorrería un gran trayecto hasta salir de Darnpectra y llegar a Nordiha.

-¿Qué ocurre? -preguntó Percival confundido, quizás la persona a la cual tendrían que asesinar ya había llegado.

-Nuestra misión a empezado -le murmuró Brigham Loughty al brujo, sus caballos no podían acompañarlos en su misión, pero estarían bien cuidados en el establo de la ciudad de Sinispear. Después regresarían por ellos. La prioridad ahora era seguir el cargamento de oro sin perder ni un solo minuto y más importante, sin ser descubiertos por los hombres que custodiaban fuertemente el cargamento. El enorme tesoro no iba solo, ya que un hombre muy importante, quizás parte de la realeza también viajaba con dichos soldados que custodiaban todas las riquezas que aquella caja de algún material pesado, guardaba en su interior.

Los dos corrieron rápidamente y siguieron ocultos a los soldados que viajaban a caballo. Por suerte, aún no comenzaban a galopar. Pero para Brigham eso no era algo tan preocupante, no en la noche. Los hombres viajaban iluminando el camino con antorchas, lo que le permitía ubicarlos fácilmente sin la necesidad de viajar tan rápido, Brigham y Percival tomarían su tiempo. El camino hacia la frontera entre Nordiha y Darnpectra desde Sinispear no era tan largo. Quedaba solo a unas horas, por lo que era el lugar perfecto para Pearsea de hacer sus viajes hasta Nordiha, ya que las ciudades portuarias de Nordiha estaban más alejadas de Pearsea y Darnpectra. pero más cercanas a otros reinos con los cuales poder comercializar.

Luego de seguir un camino de tierra que llevaba hasta el final de Darnpectra y el inicio a Nordiha. Había una gran muralla de varios kilómetros, una gran puerta y soldados de Nordiha custodiaban dichos muros. Pero para la sombra nocturna pasar desapercibido por dichos muros era como un juego de niños.

Brigham era una sombra nocturna, estaba especializado en el asesinato, en el espionaje y diferentes ramas que le permitían ser alguien extremadamente letal. Mientras que Percival era... pues él era bueno haciendo pociones. Los hombres de Pearsea pasaron fácilmente la frontera, pero el lobo que iba con Brigham y Percival se puso hostil al ver a los soldados de Nordiha, corriendo hacia ellos para atacarlos. Rápidamente las puertas se abrieron nuevamente para que un grupo de soldados pudieran detener a la bestia.

Brigham cargo a Percival, y con una velocidad increíble paso la seguridad de las puertas. La sombra nocturna tenía otra idea para pasar por dichas puertas inmensas, pero que su lobo decidiera lanzarse al ataque también había sido un golpe de suerte. Su lobo al ser un simple animal logro pasar la seguridad sin ningún problema y se dirigió al bosque, junto a Percival y Brigham Loughty.

Parecía que el cargamento, el hombre importante y quiénes custodiaban a ambos no deseaban permanecer cerca de Darnpectra, según la intuición de la sombra nocturna ellos viajarían toda la noche hasta llegar a alguna ciudad de Nordiha en la cual pudieran sentir seguridad, no obstante. Nadie que fuera acechado por el asesino silente estaba a salvó.

Belluz.

Los hombres luego de varias horas de viaje, llegaron hasta Belluz una hermosa ciudad que siempre estaba iluminada por antorchas en sus calles más concurridas. Era un lugar acertado para proteger el oro y la plata de ladrones. Pues las calles estarían iluminadas por el fuego de las múltiples antorchas.

La sombra nocturna y el brujo subieron a un lugar alto y observaron cómo aquella enorme caja de algún material pesado era guardada dentro de un lugar bien resguardado. Con barras de hierro y hombres armados que le cuidaban. El cofre estaba bien protegido y realizar alguna acción para tratar de robar el oro y la plata sería suicida. Además no tendrían con que transportar el oro y eran demasiadas situaciones que podían presentarse con las cuales podían terminar aniquilados o presos.

Ambos esperarían ocultos algún movimiento de estos hombres que transportaban los metales requeridos para finalizar su importante misión. Esperaron al amanecer para que estos hombres de Pearsea decidieran continuar con su largo recorrido quizás con destino a Agzafrzul, capital de Nordiha. Tanto el cuervo de la noche como el brujo de cabello castaño estaban algo adormecidos. Sobretodo Percival, Loughty tenía mayor resistencia pues estaba entrenado para cualquiera de estas situaciones que podían presentarse en una misión de este tipo.

Pronto de aquel lugar de hospedaje tan ostentoso y que parecía solo podía ser costeado por personas de mucho poder e influencia comenzaron a salir soldados, caballos y aquel hombre importante con ese enorme cofre que ocultaba los metales preciosos que el cuervo deseaba para comenzar con sus planes y anhelos más profundos.

-Debemos continuar el viaje -le informo el asesino de cabellera negra al brujo, que trataba aún de mantenerse despierto, al igual que el lobo, al cual aún no le habían puesto un nombre. Necesitarían caballos para seguirles el paso a las tropas de Pearsea, para ellos sería sumamente fácil conseguirlos. No tardaron demasiado tiempo en robar dos caballos que permanecían fuera de una taberna, siguiendo luego un camino pedregoso que conducía a la salida de la ciudad y por ende también los llevaría hasta las tropas y el oro.

-Ser sombra nocturna es un trabajo arduo -comentó el brujo a Loughty. Cosa que era cierta, al menos para el asesino silente. Pues todo su esfuerzo parecía ser insuficiente para su superior. Mientras que el resto de los asesinos de las sombras le tenían respeto e incluso le habían creado varios apodos que le describían perfectamente.

-No tienes ni la más mínima idea -le respondió a secas. Cosa que le impresiono a Percival, normalmente Brigham ignoraba lo que él tenía para decir, quizás era demasiado estricto con el mismo o tal vez él como brujo tenía un alma poco oscura. Se limito a escucharlo y tratar de comprenderlo. Aún no conocía absolutamente nada de la sombra nocturna, saber su nombre ya era demasiado privilegio para él o al menos eso creía.

Seguían a los hombres de Pearsea varios metros atrás tratando de que ni siquiera pudieran percatarse de su presencia. No deseaban llamar su atención, esperaban la llegada de la noche para iniciar su jugada maestra con la que acabarían con ellos y tomarían aquel cofre lleno de riquezas inimaginables.

En la noche no habían logrado comer nada, ni siquiera un pedazo de pan viejo y frío. Esperarían que las tropas hicieran una parada y tratarían de cazar algún animal, o alimentarse de algunas frutas del bosque.

Pasaron las horas y las tropas hicieron la tan esperada parada en el atardecer. Tratarían de descansar y alimentarse para seguir con el viaje. Eran muchos hombres los que viajaban y protegían el cofre que guardaba en su interior oro y plata.

¿El cuervo de la noche podría contra todos ellos? Percival se preguntaba a sus adentros si ellos serían suficiente.

El brujo se adentro al bosque en búsqueda de algunos frutos para Brigham y él. Por otro lado, el lobo que les acompañaba había atrapado un conejo para comer. Esperaron algunas horas más, ocultos y al acecho, a la espera de la llegada de la noche. El cuervo sintió que había transcurrido más tiempo de lo normal, la espera había sido tortuosa pero la paciencia pronto daría sus frutos.

Las tropas de Pearsea armaron un campamento, pasarían la noche adentrados en el bosque. Algo que resultaba favorecedor para quien utilizaba la oscuridad y las sombras a su beneficio.

-Espérame, no hagas nada imprudente -le susurro el asesino silente a su compañero, quien vigilaba detrás de un arbusto. Pronto, el cuerpo de Brigham Loughty fue devorado por la oscuridad. Su propia sombra le había consumido hasta desvanecerse en el suelo para moverse serpenteante a espalda de uno de los centinelas. Su cuerpo reapareció lentamente, subiendo desde la misma oscuridad que le había consumido para con un cuchillo degollar rápida y silenciosamente al primer hombre. Colocando el cuerpo de este sobre una caja de madera que allí había, haciendo simular que parecía agotado de la guardia.

Rápidamente realizó la misma acción con el resto de los centinelas, quiénes no esperaban de ninguna manera que alguien estuviera siguiéndoles, mucho menos exterminándolos uno a uno.

Cerca de una fogata reposaban el resto de los guardias, uno de estos se levantó con intención de hacer un cambio de guardia, dirigiéndose hasta la zona antes mencionada.

-Puedes ir a descansar, tomaré mi turno -dijo el hombre a su compañero que estaba sentado sobre una caja de madera.

-Oye, es mi turno... -repitió tocando su hombro, pero el cuerpo del centinela se desplomó en un charco de sangre que simulaba ser simple agua por la oscuridad de la noche.

El fuerte grito del hombre hizo despertar a todos los que aún se mantenía con vida, ese no era el único charco de sangre, la sombra nocturna se había encargado de desvanecer varias vidas. Su intención era acabar con todos mientras dormían, no había nada más placentero que morir en un profundo sueño o sin tener el conocimiento de la muerte propia. Al menos así pensaba el propio cuervo de la noche, pero su plan se vio frustrado a descubrirse los asesinatos.

Los hombres restantes, tendrían que morir teniendo el conocimiento de perder sus vidas, no tendrían el placer o la misericordia que el asesino silente tenía pensado para todos ellos. Percival aún se mantenía oculto detrás del arbusto, observando como Brigham cegaba cada vida de manera rápida y silenciosa.

Los hombres rápidamente se juntaron en búsqueda del cuervo. Quien en ese momento se hallaba sobre un árbol observando el alboroto que había provocado con sus asesinatos. Los hombres recorrían el bosque con antorchas en su búsqueda, pero solo habían encontrado a Percival.

-¡Un hombre de Darnpectra! -exclamo el hombre que le encontró, el lobo se lanzó contra el sujeto mordiendo su brazo e hiriéndole de gravedad al soldado de Pearsea. Otro había capturado a Percival con intención de llevarlo cerca del campamento.

Los hombres se preparaban para linchar a Percival, pero a gran velocidad apareció Loughty acabando uno por uno con ellos con una rapidez y una agilidad sin igual. Absolutamente ninguno de esos hombres tenía el entrenamiento necesario para enfrentarse a una sombra nocturna tan letal.

Al finalizar solo quedaba aquel hombre importante en una gran carpa, escondido bajo un barril de cerveza.

-¡No me mates! ¡Te lo suplico! -exclamó el hombre bajito y bigotudo. La sombra nocturna utilizo sus manos y dio golpe certero en el cuello haciendo a este desmayarse.

Brigham Loughty salió de la tienda de campaña con el hombrecito amarrado de pies a cabeza. Percival y su amigo el lobo se encontraban a salvó.

Tenían todo lo necesario para regresar a Darnpectra exitosos, tomarían un camino secreto que no estaba protegido por el reino de Nordiha, cual era utilizado normalmente para ingresar al reino enemigo y causar caos en el. El cuervo de la noche y el brujo echaron un vistazo al botín y allí estaba una cantidad absurda y excesiva de monedas de oro y plata. Pero no solo eso, había también joyas y piedras preciosas de valores incalculables. Ninguno de ellos en su vida había apreciado tantas riquezas. Pero lo más curioso de todo era una especie de objeto ovalado de color negro, era duro como la piel de un cocodrilo, brotaban pequeños cuernos de hueso y resultaba imposible abrirlo. ¿De que se trataba? No lo sabían, nunca habían visto un objeto con esas características, pero Brigham dejo que Percival lo conservará.

-¿Deberíamos tomar parte de este botín? -inquirió Percival.

-¿Tu qué crees? -respondió el cuervo guardando oro, piedras preciosas y joyas en un saco robado a las tropas de Pearsea. Tomaron absolutamente todos los caballos, y la carreta que transportaba el inmenso cofre, para así dirigirse nuevamente a Darnpectra, más específicamente a Madargruz, tomando un camino oculto y secreto que llevaba directamente al reino. Tanto Brigham, como Percival habían logrado completar con éxito la misión, y no solo eso. También habían obtenido un nuevo aliado, al cual aún no habían puesto un nombre.

            
            

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