Ahora pertenecía al rango intermedio y estaba recibiendo un entrenamiento más intenso que él de una simple cucaracha de clase baja.
Brigham le devolvía palabras más a menudo, sus respuestas no eran el silencio hacia él. Se podía decir que Brigham trataba con todas sus fuerzas (pues él no tenía amigos) ser más atento al brujo, quien luego de sus entrenamientos parecía haber cambiado un poco. Quizás las oscuras artes de la brujería Intermedia comenzaban a consumir su alma y volverla más negra. También parecía que dormía poco y por momentos parecía perdido en sus pensamientos.
Brigham ya estaba acostumbrado al mal y la oscuridad. Haber presenciado tantas atrocidades de pequeño le habían transformado en un ser sin sentimientos hacia las personas, pero comenzaba a asombrarle esos cambios tan repentinos en la personalidad de Percival. Por momentos largos permanecía en silencio observando paredes o mirando simplemente a lugares los cuales ni siquiera tenía sentido mirar.
-¿Percival? -inquirió el asesino silente al brujo de nivel intermedio, quien observaba fijamente la luz de una vela. Haciendo a este volver en si para responder a sus palabras.
-¿Si, sucede algo? -la falta de sueño también parecía afectarle al hombre de cabello castaño, su rostro se veía algo triste.
«¿Qué clase de entrenamiento reciben los brujos?»
El asesino silente no quería indagar, pero de alguna manera le recordaba aquel momento tan traumático vivido en su vida, cuando el reino de Nordiha masacro a toda su familia.
Brigham, quien antiguamente había estado acostumbrado a la atención de Percival ahora trataba recuperarla, pues él brujo parecía que cada día que pasaba se alejaba más de él. Como si el asesino silente se transformará en una especie de fantasma con el cual nunca había tenido una especie de conexión. Ni siquiera el amigo peludo de ellos, era capaz de hacerle reaccionar.
-Acompáñame -le dijo el cuervo, Percival se levantó de su asiento y quitó la mirada de aquella vela. Pero mientras caminaban el brujo de cabellera castaña ni siquiera le observaba. Solo observaba a otra dirección como si ya no le interesase entablar conversaciones con el cuervo de la noche.
-¿Has descubierto de que se trata aquel objeto extraño que encontramos en el cofre? -preguntó Loughty.
-¿Aquel objeto duro y pesado con cuernos? Aún no -respondió. Se dirigieron a las calles de la ciudad de Madargruz, el asesino silente trataría de hacer al brujo distraerse de su fuerte entrenamiento. Quizás necesitaba solo eso, despejar su mente.
Había una taberna concurrida por hombres rudos y peligrosos de estatus superiores al bajo, cual seguramente subiría los ánimos del brujo. Era un lugar con un aspecto oscuro pero elegante, servían comida exótica que nadie en otros reinos sería capaz siguiera de probar. Además las bebidas eran muy buenas, eran pociones muy sabrosas que incluso podían otorgar efectos varios, uno de esos era la felicidad. Era una poción extremamente rara y costosa debido a un sentimiento que podía otorgar y era prácticamente imposible de tener en un reino tan oscuro como Darnpectra.
Al llegar a la taberna, un hombre pálido les recibió.
-¿Tienen reservación? -Preguntó el hombre de voz gruesa y profunda. El cuervo le enseñó su reservación y entraron al lugar. Se dirigieron a un lugar más apartado, para ser específicos a uno más privado, dónde nadie podría molestarlos. Allí se sentaron y parecía que el ánimo de Percival comenzaba a cambiar, la tristeza en su rostro comenzaba a desaparecer y un semblante más estable se podía apreciar.
Un hombre se acercó a tomar el pedido de ambos, pidieron algo exótico para probar algo diferente a lo de siempre. Había un queso que apestaba pero era extremadamente exquisito. Carnes de animales que no podían encontrarse en tierras del reino de Darnpectra e incluso pescados de aspectos raros que solo los más valientes se atrevía a probar.
Luego de algunos minutos el hombre regreso con carne, queso exquisito y una poción deliciosa con sabor a fresas que otorgaba felicidad.
-¿Te sientes mejor? -preguntó Brigham Loughty a Percival, quien sonrió ligeramente mientras comía aquel delicioso plato que nunca en su vida había probado.
-Lo lamento, se que he estado algo ido... pero... -pronto la tristeza regreso al brujo, quien cabizbajo trato de sostener una conversación con el cuervo.
-El entrenamiento de los brujos es muy fuerte... tanto que consume el alma. -Percival dio otro sorbo a la poción y otra sonrisa leve se dibujo en su rostro. La sombra nocturna también comenzó a comer su plato de deliciosa comida, como Percival y él mantenían una gran fortuna oculta no les importaba gastar una gran suma de oro o plata en dicha taberna. Luego de varias bebidas fuertes, comida costosa y una conversación profunda. Percival le realizó una pregunta que durante mucho tiempo el cuervo había ignorado.
-¿Puedo saber más de ti? -inquirió el brujo. La sombra nocturna estaba ya bajo los efectos de numerosas pociones. Lo que no impidió que Brigham Loughty le hablara de él y contara cosas que el brujo no sabía.
-Provengo de una familia real -pero el brujo no creyó aquello, pensó que trataba de tomarle el pelo, simplemente se limito a ignorar dichas palabras.
-No pareces de Darnpectra, ¿De dónde provienes? -pregunto.
-De un reino que alguna vez existió -luego de responder esa pregunta el cuervo de la noche notó que tal vez le daba demasiada información a Percival, pero parecía que el no entendía las palabras de él, incluso creía que todo aquello era simplemente inventado o con intenciones de no dar demasiados detalles sobre si vida pasada.
Luego de una larga charla, la sombra nocturna comenzaba a sentir la presencia de Percival un poco más agradable. Lentamente aquella persona que antes le molestaba, comenzaba a ganarse su confianza.
Al terminar de comer, beber y charlar se retiraron del lugar. Quizás al día siguiente el cuervo recibiría alguna noticia de los grandes juegos sombríos.