Habían interrumpido el sueño del cuervo nocturno y tal acción merecía un castigo de su parte. Pero al abrir la puerta no sé trataba de un simple esclavo de servidumbre. Era uno de los mensajeros del rey Fausto Dankworth. Los cuales se movilizaban por las habitaciones de todas las sombras inscritas en los grandes juegos que se llevarían acabo en un lugar que nadie sabía. Pues todos los años en la búsqueda de nuevas sombras de élite se cambiaban las ubicaciones de los juegos antes mencionados.
Pronto todos los hombres y mujeres inscritos se reunieron en una gran sala. Eran alrededor de cien de estos asesinos nocturnos esperando alguna clase de información con respecto a los juegos. Una de las sombras de élite apareció a gran velocidad, posicionándose en la parte más alta de la sala, para que todos los presentes pudieran prestar atención.
-¡Bienvenidos! -exclamó el hombre, quien vestía como un auténtico asesino de élite, ropajes ligeros y protecciones en hombros, pecho, manos, rodillas y piernas. El hombre miro a cada uno de los aspirantes a convertirse en una sombra de élite o quizás en el líder de ellas.
Los presentes mantenían total silencio para poder escuchar las palabras del sujeto de ropajes negros, quien parecía no tenía esperanza en ninguno de ellos.
-¡Escuchen bien, cucarachas! -exclamo el hombre de ropajes negros.
-Se les dará un acertijo, cual deberán descubrir. Este acertijo les llevará a una invitación a los grandes juegos -El hombre seguidamente llamo a uno por uno, entregando a cada uno un acertijo diferente. Con la intención de que no pudieran hacer trampa. Una sombra nocturna no solo podía ser tramposa o engañosa como se les había entrenado normalmente, se pondría a prueba su nivel de intelecto. Una sombra de élite debía ser inteligente, rápida y saber actuar en situaciones complejas. Este era el comienzo de un nuevo grupo de sombras de élite y su superior momentáneo (ya que Plutarco estaba muerto). Deseaba ver solamente excelencia.
Brigham fue el último en recibir su acertijo, cual no abrió en ese instante.
-¡Tendrán tres días para resolver su acertijo! -Hablo en voz alta el superior, esperando que todos se retiraran de la gran sala.
Brigham se retiró nuevamente a su habitación, se le había entregado una caja de madera con diferentes parafernalias y una especie de alambre con una curva al final, con el que tendría que hacer algo. Pero no entendía que, era la primera vez en su vida que veía un objeto con esas características. Por suerte tendría tres días para descifrar el acertijo. La caja parecía tener una serie de patrones por el cual debía pasar dicho alambre curvilíneo.
Brigham hizo justamente eso, pero existían diferentes obstáculos que debía superar y que se encontraban en la mencionada caja de madera. Había numerosas entradas para su alambre curvilíneo y diferentes obstáculos pequeños que se debían tratar de superar uno a uno.
-¿No había un acertijo más complicado? -expresó Loughty colocando la caja en la mesa, trataría de descifrar el misterio luego, se acostó en su cama y cerro sus ojos hasta quedar profundamente dormido. Quizás pasaron dos horas hasta que tocaron su puerta, está tenía la combinación que solía utilizar Percival, por lo que era evidente que se trataba de él.
-Puedes pasar -aclaro el hombre de cabellera oscura. Percival ingreso ajetreado, acababa de enterarse que las sombras habían recibido una serie de acertijos y quería saber cómo iba su compañero de misiones peligrosas.
-¿Qué acertijo te han dado? -preguntó el brujo, haciendo al asesino señalar directamente a la mesa de madera. Dónde estaba la caja con numerosas extrañezas. Era la primera vez que el brujo veía algo parecido. Parecía que cada vez hacían los juegos de las sombras más difíciles, quizás porque el antiguo líder (Plutarco) no había cumplido con las expectativas, además que se comentaba por los pasillos la gran paliza recibida no solo en los bosques de Nordiha, sino también en el bosque de las hadas.
Muchas sombras de bajo nivel no habían regresado. Quizás Plutarco intentaba a toda costa destacar para impresionar al rey. Afortunadamente aún quedaban sombras nocturnas.
-Después de esa derrota tan deprimente en tierras enemigas... -Brigham tomo un respiro y una sonrisa se le escapó de forma muy natural. Recordar que Plutarco estaba muerto le generaba cierto placer que incluso podía endulzar su lengua.
-Serán mas estrictos con las tropas -agrego Brigham. Pero a Percival no le agradaba mucho la idea de un entrenamiento más estricto, si ya sus prácticas de intensas horas le parecían extenuantes y agotadoras.
Pronto las sombras nocturnas y todo brujo, mago, nigromante y demás, deberían reunirse en la gran plaza dentro del castillo. El rey gustaba de dar charlas motivacionales a sus subordinados, aunque más que motivarlos parecía amenazarlos cada vez que abría su boca.
Percival y Brigham se reunieron en la gran plaza, y se formaron en sus respectivas áreas. El rey tenía algo que decir con respecto a los acontecimientos ocurridos en Nordiha. El gran fracaso de sus asesinos no solo una vez, sino dos veces pisoteados por las tropas de Nordiha.
El rey hizo su aparición y subió al estrado. La neblina apenas hacia que todo pudiera verse con claridad y el cielo aún se mantenía oscurecido. Sin embargo pronto amanecería. La intensa niebla no permitía ver la furia que sentía Fausto Dankworth, pero trataría que sus palabras fueran lo más claras para todo aquel inútil e inservible miembro de sus filas que no anhelara servir competentemente a Darnpectra.
-La derrota de las sombras nocturnas en tierras de Nordiha, a sido lo más deplorable y vergonzoso en años -dijo primeramente el mandamás.
-Nunca un grupo de asesinos de élite fue tan pisoteado en años, claramente no he sido lo suficientemente estricto... -agrego, mientras que su rostro furioso era imposible de detallar por la intensa niebla.
-De ahora en adelante, la selección de las fuerzas del reino de Darnpectra será más minuciosa, además la inutilidad y baja eficiencia será severamente castigada -Brigham no le temía a tales palabras del rey, sabía que era eficiente, lo había demostrado en incontables ocasiones. Pero Percival era un poco tonto, igual trataría de llevar el ritmo necesario con ayuda por supuesto de Brigham Loughty.
-Los aspirantes a servir en las fuerzas del rey que no cumplan con las pruebas pautadas serán enviados a trabajar en el campo. El castigo a los inservibles será severo y perderán su estatus para regresar a los campos a trabajar como lo inútiles que son. -El rey dio por finalizada la sesión del día y pronto la gran plaza del castillo se fue vaciando poco a poco.
El asesino silente llevaba ya dos días tratando de descifrar su acertijo, había descubierto que aquel alambre curvilíneo podía cruzar por diferentes aberturas de la caja. Había probado pasar aquel alambre por diferentes entradas en su caja, la cual tenía numerosos finales. Llevaba dos días seguidos buscando el final adecuado para el alambre o algún método de abrirla, como si se tratara de una llave.
Solo le faltaba probar una abertura y un patrón que no había seguido antes. Eran tantos los intentos fallidos que había memorizado los diferentes patrones y vías que no conducían a nada.
Brigham suspiro esperando poder abrir la endemoniada caja, paso el alambre por una abertura que seguía cierto camino, el alambre pronto se detuvo sin poder continuar con su camino. El cuervo se frustró, por alguna razón sentía que sería enviado a los campos a trabajar como una rata asquerosa. Pero antes de dejar la caja sobre la mesa, antes de rendirse. Notó que el pequeño alambre podía moverse desde el interior de la caja. Dio una vuelta a este. Y la caja logro abrirse, dejando caer un pequeño objeto al suelo.
«¿Qué es esto?» pregunto la sombra nocturna a sus adentros, se trataba de una pequeña esfera de color negro. El cuervo sabía exactamente de qué se trataba, era una adivinanza, pero era fácil de descifrar. La esfera indicaba el lugar donde serían los próximos juegos. Los juegos serían en una pequeña isla de Darnpectra. La cual se le conocía como "la perla negra". El cuervo al fin había logrado cumplir con su misión y ahora sabía que era realmente merecedor de ese puesto como líder de los asesinos mas letales de Darnpectra.
Al día siguiente los que habían logrado cumplir con su objetivo podían reunirse en la gran sala. De cien sombras nocturnas solo veinte habían cumplido con la tarea. Cada acertijo había sido diferente, no se repitió con la intención de que no pudieran hacer trampa. Todos los que estaban allí no eran solo letales y engañosos. Portaban la inteligencia necesaria para cumplir misiones o tareas de complejidad, eran verdaderos asesinos que podrían aspirar al siguiente nivel. Una sombra de élite.
Las sombras de élite podían realizar misiones muy peligrosas. Cómo adentrarse en fortalezas de manera sigilosa con intención de hacer algo en especifico (como robar o matar). Podían dirigir a los asesinos sombríos de rango menor a ellos y otorgarles misiones.
No obstante, solo habían logrado completar el acertijo para evaluar su capacidad intelectual. Eran inteligentes eso era seguro. Pero, ahora se debía comprobar su nivel de letalidad.
Un hombre sobre el estrado esperaba que todos estuvieran reunidos en la gran sala para informarles el siguiente paso que debían seguir.
-Ante mi, están los próximos aspirantes a sombras de elite. -dijo, mientras los presentes solo guardaban silencio.
-Cada uno de ustedes tiene una esfera negra, imagino que ya sabrán que significa -cada uno de ellos entendía esa adivinanza, pero ahora solo requerían el día en el que deberían presentarse en el lugar que la esfera negra indicaba.
-Deberán presentarse en la ubicación que la adivinanza les indica. -agrego.
-Solo tendrán unas semanas para llegar allí, cucarachas. -finalizo el superior desapareciendo y haciendo a todos retirarse de la gran sala.