Teach Me Math, Baby
img img Teach Me Math, Baby img Capítulo 10 10
10
Capítulo 11 No.11 img
Capítulo 12 No.12 img
Capítulo 13 No.13 img
Capítulo 14 No.14 img
Capítulo 15 No.15 img
Capítulo 16 No.16 img
Capítulo 17 No.17 img
Capítulo 18 No.18 img
Capítulo 19 No.19 img
Capítulo 20 No.20 img
Capítulo 21 No.21 img
Capítulo 22 No.22 img
Capítulo 23 No.23 img
Capítulo 24 No.24 img
Capítulo 25 No.25 img
Capítulo 26 No.26 img
Capítulo 27 No.27 img
Capítulo 28 No.28 img
Capítulo 29 No.29 img
Capítulo 30 No.30 img
Capítulo 31 No.31 img
Capítulo 32 No.32 img
Capítulo 33 No.33 img
Capítulo 34 No.34 img
Capítulo 35 No.35 img
Capítulo 36 No.36 img
Capítulo 37 No.37 img
Capítulo 38 No.38 img
Capítulo 39 No.39 img
Capítulo 40 No.40 img
Capítulo 41 No.41 img
Capítulo 42 No.42 img
Capítulo 43 No.43 img
Capítulo 44 No.44 img
Capítulo 45 No.45 img
Capítulo 46 No.46 img
Capítulo 47 No.47 img
Capítulo 48 No.48 img
Capítulo 49 No.49 img
Capítulo 50 No.50 img
Capítulo 51 No.51 img
Capítulo 52 No.52 img
Capítulo 53 No.53 img
Capítulo 54 No.54 img
Capítulo 55 No.55 img
Capítulo 56 No.56 img
Capítulo 57 No.57 img
Capítulo 58 No.58 img
Capítulo 59 No.59 img
Capítulo 60 No.60 img
Capítulo 61 No.61 img
Capítulo 62 No.62 img
Capítulo 63 No.63 img
Capítulo 64 No.64 img
Capítulo 65 No.65 img
Capítulo 66 No.66 img
Capítulo 67 No.67 img
Capítulo 68 No.68 img
Capítulo 69 No.69 img
Capítulo 70 No.70 img
Capítulo 71 No.71 img
Capítulo 72 No.72 img
Capítulo 73 No.73 img
Capítulo 74 No.74 img
Capítulo 75 No.75 img
Capítulo 76 No.76 img
Capítulo 77 No.77 img
Capítulo 78 No.78 img
Capítulo 79 No.79 img
Capítulo 80 No.80 img
Capítulo 81 No.81 img
Capítulo 82 No.82 img
Capítulo 83 No.83 img
Capítulo 84 No.84 img
Capítulo 85 No.85 img
Capítulo 86 No.86 img
Capítulo 87 No.87 img
Capítulo 88 No.88 img
Capítulo 89 No.89 img
Capítulo 90 No.90 img
Capítulo 91 No.91 img
Capítulo 92 No.92 img
Capítulo 93 No.93 img
Capítulo 94 No.94 img
Capítulo 95 No.95 img
Capítulo 96 No.96 img
Capítulo 97 No.97 img
Capítulo 98 No.98 img
Capítulo 99 No.99 img
Capítulo 100 No.100 img
img
  /  2
img

Capítulo 10 10

Marylise

–Quiero...– Trago saliva y suelto un suspiro–, quiero que me toques– Digo, en un murmuro profundo. Le miro a los ojos antes de pedir algo que no creí que podría haber pedido antes–: Tócame, papi...

~*~

Acabo de decir algo que jamás me hubiese imaginado que diría. Le acabo de pedir que me tocara, se lo acabo de pedir..., y es algo de lo cual no me estoy arrepintiendo.

En verdad quiero que lo haga, quiero que termine con lo que empezó desde hace dos días, quiero sentir eso que dice, quiero que me haga sentir eso que dice, quiero que me enseñe todas esas cosas que prometió que me enseñaría si aceptaba. En verdad lo quiero, en verdad lo deseo.

Siempre fui una persona muy tímida, siempre he sido precavida y pienso en los pro y contra de la situación en la que estoy. Pero ahora esa Marylise osada y decidida se apoderó de mí, porque no creo que la que haya dicho eso sea yo normalmente. Esa Marylise deseosa de salir y hacer lo que nunca imaginé que haría, esa persona soy en este momento y ya no me importa nada más, sólo lo que está a punto de pasar, sólo lo que sentiré y experimentaré a partir de ahora.

Noto como suelta una bocanada de aire y observa mis manos, las cuales aún seguían enganchadas a su camisa. Toma una de estas y yo disminuyo las fuerzas de mi agarre. Es entonces cuando sujeta ambas y las lleva a su cuello, todo esto sin dejar de mirarme a los ojos.

Tengo que alzarme de puntillas porque con mi estatura normal es algo difícil mantenerlas allí.

–¿Estás completamente segura?– Inquiere, dudando claramente de que lo esté.

Me limito a asentir con la cabeza en respuesta.

–Porque no quiero que después tu...– Intenta rebatir, pero no lo dejo que termine.

–Sí...– Murmuro, con mi voz algo temblorosa. Carraspeo un poco tratando de que mi voz vuelva a la normalidad, pero no lo logro muy bien–. Sí quiero– Afirmo, tras unos segundos de silencio.

Intento no mostrarle lo desesperada y ansiosa que estoy, pero se me es una tarea difícil de lograr.

Exhala el aire de sus pulmones mientras asiente con la cabeza; antes de murmurar, con profundidad en su tono de voz–: De acuerdo...

Trago duro cuando posa sus manos alrededor de mi espalda baja y, poco a poco, las va deslizando cada vez más hacia mi trasero. Siento la necesidad de detenerlo, pero sé que si lo hago no obtendré lo que quiero, por lo que lo dejo.

De repente, siento como mis pies ya no tocan el piso. Suelto un chillido que logro callar rápidamente cuando me eleva en el aire para alcanzar su altura. Me sorprende el cómo me levantó sin esfuerzo alguno, pero trato de no poner mucha atención a ello, ya que toda ésta está dirigida a cada uno de sus movimientos.

–Vamos a divertirnos...– Dice, en tono sugestivo, elevando ambas cejas en un rápido movimiento y mostrando un poco de sus dientes superiores en una sonrisa.

Inhalo y exhalo aire entrecortadamente debido a la revolución de emociones en la que estoy sumergida en este preciso momento. Me atrevo a devolverle el gesto -la sonrisa-, pero ésta es mucho más tímida y grácil.

–Sostente bien con tus piernas– Ordena, a lo que yo obedezco casi al instante.

Coloco mis piernas alrededor de sus caderas y las aprieto contra su cuerpo para poder sujetarme y no caer. Él me sostiene en el aire apoyando una mano en mi espalda y la otra en mi trasero.

Se siente extraño estar en esa posición, pero no lo siento como una sensación incomoda, lo cual es aún más extraño para mí.

Lo único que espero es no arrepentirme de lo que acabo de aceptar. Lo único que espero es que esto valga la pena y no haya problemas, sólo espero eso.

Mi corazón comienza a acelerarse cuando noto como empieza a dar pasos. El reconocer el pasillo por el que estamos pasando sólo hace que me ponga aún más nerviosa y ansiosa. Ya quiero que comience, pero a la vez no. Ya quiero sentir lo que prometió que sentiría, pero al mismo tiempo quiero echarme para atrás. Pero sé que a estas alturas ya no puedo hacerlo, ya acepté, ya no puedo decirle que no porque entonces se enojará y no sé cómo reacciona cuando está realmente molesto, y tampoco quiero averiguarlo.

Es sólo que..., no creo que esté lista para sentir esto.

Alguien de mi edad no debería hacer estas cosas, no debería sentir estas cosas. Todo tiene su tiempo y yo me estoy adelantando demasiado.

Pero tras haber experimentado lo que se siente, estoy ansiosa por saber si se puede sentir algo más de lo que he sentido ya; quiero quitarme esta duda que no me deja en paz, pero tengo miedo que por sólo resolver una duda, termine obsesionándome y no quiera parar.

Tengo que dejar de pensar en tantas cosas que sólo hacen que me confunda más. Tengo que dejarme llevar, ¿no?... Porque eso es lo que se hace en una situación así, ¿no es verdad?

Espero que sí porque, ya lo estoy haciendo.

Soy consciente de la situación en la que estoy metida cuando siento que me recuesta en una superficie acolchada. Observo a mi alrededor y me doy cuenta que ya estamos en su habitación.

¿Cuándo llegué aquí?

Estaba tan preocupada pensando en lo que hago, que no me di cuenta cuando entramos.

Coloca sus brazos a los costados de mi torso para sostenerse mientras hunde su rostro en mi cuello y comienza a besar, lamer y mordisquear esa zona causándome cientos de sensaciones placenteras, justo como la primera vez.

Se siente tan bien volver a revivirlo. Ahora me arrepiento de haber siquiera pensado en no aceptar su propuesta, me arrepiento de en un principio no haber querido esto.

Mi espalda se arquea un poco en reacción a sus caricias que ahora va descendiendo hacia mi clavícula.

Lleva una mano a la abertura central de mi camisa para comenzar a desabotonarla. Alzo mis caderas cuando intenta desabrochar mi falda para después deslizarla por mis piernas hasta sacarla. Es entonces cuando termina de desabotonar mi camisa. Noto como se separa de mí un poco y me observa. Siento a mi cara arder por la forma en cómo me mira, pero trato de mantener mis emociones a raya.

Después de unos segundos sin que nadie hable, él alza ambas cejas en señal de presión, lo que hace que me confunda. ¿Qué es lo que quiere?

Resopla antes de ordenar en un murmuro ronco–: Quítate la camisa.

Me cuesta unos segundos analizarlo, pero al final termino haciéndolo. Me saco la camisa y él la toma para después dejarla junto a mi falda en la orilla de la cama.

Lleva sus labios de nuevo a mi cuello y comienza a descender hacia mi pecho. Se me escapa un jadeo cuando una de sus manos aprieta uno de mis pechos. Después de unos segundos deja de hacerlo sólo para llevarla hacia mi espalda, justo donde se abrocha mi sujetador. Casi al instante, dejo caer mi espalda contra el colchón aprisionando su mano y no dejándolo que haga lo que iba a hacer.

Me imagino que iba a desabrocharme el sujetador, pero yo no lo dejé. Quería verme, pero yo no quiero que me vea así, no quiero, o por lo menos no aún.

Maldición..., se enojará por esto, de seguro se enojará y se detendrá. No, no quiero que se moleste conmigo, no quiero que se detenga. ¿Por qué lo hice?

Me toma de sorpresa el cómo ni siquiera se inmuta por mi acción y se limita a sacar su mano y volver con sus besos a mi cuerpo.

No se enojó, lo cual hace que me sienta mucho mejor.

Mi piel se eriza cuando sus dedos fríos rozan la piel caliente de mi abdomen. Su toque va bajando cada vez más hasta que siento como comienza a jugar con el borde de mi ropa interior. Se me escapa un resuello antes de que pueda detenerlo cuando introduce su mano dentro de ésta.

–Estás tan mojada...–Gruñe contra la piel de mi cuello–, joder...

Sus toques son tan suaves y tortuosos que, combinados con los besos y pequeños mordiscos que imparte en mi cuello y pecho, me provocan sensaciones que jamás hubiese imaginado que se podían sentir... Hasta ahora.

¿Por qué esto se siente cada vez mejor?

El primer día que me tocó se sintió bien, pero no como hoy. El segundo día se sintió cien veces mejor, pero no más que ahora. Quizá sea porque antes no quería hacerlo y ahora estoy convencida de que quiero seguir sintiéndolo, quiero descubrir que hay más allá de esto, quiero conocer ese lugar al que prometió llevarme, quiero averiguar qué se siente estar ahí.

O quizá sólo sea porque antes no había sentido estas dos sensaciones combinadas.

No lo sé, pero se siente tan bien...

Siento como el calor comienza a inundar mi cuerpo y esa sensación en mi vientre que aún no logro descifrar aumenta con cada uno de sus movimientos.

Tengo mis ojos cerrados, sólo porque no creo que pueda mantenerlos abiertos por mucho tiempo.

–¿Te gusta cuando hago esto?– Murmura cerca de mi oído.

Mi espalda se arquea involuntariamente y se me escapa un gemido que no logro callar a tiempo cuando acelera un poco sus movimientos. Muerdo mi labio inferior con fuerzas tratando de callar ese sonido emitido por mi boca antes de murmurar en asentimiento un–: Mhmm.

–¿Mucho?– Inquiere, pero algo me dice que ya sabe la respuesta y sólo quiere divertirse un poco a cuesta mía.

Vuelvo a asentir de la misma forma pero ésta vez agregando un movimiento de cabeza.

Supongo que ahora ya no vale la pena mentir. Aparte de que no quiero que se moleste y vuelva a repetirme que no le gustan las mentiras, yo no quiero mentirle ni me mentirme a mí misma cuando sé perfectamente que disfruto demasiado esto.

El calor que sentía antes se ha intensificado considerablemente. Siento unas gotas de sudor formarse en mi frente para segundos después sentir como se deslizan por mi sien.

Estoy sudando. Esta habitación es muy caliente..., o quizá sólo sea yo.

No lo sé y no me importa mucho en este momento para ser sinceras. Yo sólo me concentro en lo que hace él, en el ritmo de sus dedos que logra coordinar a la perfección con sus caricias y besos.

La sensación de calor aumenta cada vez más haciéndola parecer casi insoportable. Está comenzando a quemar, mucho. Tal como pasó ayer. Justo en este momento se detuvo, sólo espero que no vuelva a hacerlo, sólo espero que esta vez sí termine.

Mi respiración está más allá de lo agitada y por un momento temo que pronto me falte el aire. Siento a algo palpitar justo donde está tocando mientras una especie de electricidad me recorre el cuerpo de pies a cabeza. La sensación es abrumadora, pero no quiero que se detenga.

Su mano sigue trabajando ahí mientras mis gemidos suaves no se detienen por un instante. Muerdo mi labio inferior con fuerzas hasta catar el metálico sabor de la sangre. Me estoy haciendo daño, pero no me importa. Nada me importa ahora, sólo seguir sintiendo esto.

Cada uno de sus movimientos enviaba olas de placer a todo mi cuerpo. Mis caderas se mueven sin previo aviso mientras siento a mis piernas temblar.

Esto se siente genial, tortuosamente genial. El placer es insoportable ahora. ¿Qué es esto?

Es demasiado. Esto es demasiado. Gimo cada vez más y mi cuerpo se retuerce debajo del suyo antes de que se me escapen las siguientes palabras, pronunciadas en un mascullo enronquecido, sin que pueda detenerlas–: Mierda...

La sensación es tan placentera que no creo que pueda seguir sintiéndola. Es tan...

¿Por qué de repente deja de sentirse tan intenso? ¿Por qué ya no se siente igual? ¿Se detuvo? ¿Por qué?

No..., no otra vez.

Mi ceño se frunce ante la confusión y la indignación que se mezclan dentro de mí en este momento.

–¿Qué dijiste?– Pregunta, en un murmuro indagante contra mi oído.

Es entonces cuando todo cobra sentido.

¿Se molestó porque dije eso? Fue algo inconsciente y aparte que esa palabra o expresión no es mala..., ¿o sí?

–Dime qué dijiste, Marylise– Pide, con afabilidad en su voz.

Abro mi boca para hablar, pero de ésta sólo salen balbuceos sin sentido alguno, por lo que prefiero mejor cerrarla. Niego con la cabeza en respuesta ya que no sé qué más puedo hacer.

Suelta un resoplido para segundos después separar su rostro de mi cuello y encararme.

–Dijiste algo, quiero que lo repitas...– Ordena. Su tono de voz me hace entender que está molesto.

No quería que se molestara conmigo.

Abro mi boca para contestar de nueva cuenta, pero como era de esperarse ésta vez tampoco hay algún resultado.

Suelta un suspiro pesado ante mi acción y por consiguiente saca su mano del lugar donde estaba.

No, no..., ¿ya no seguirá?

–Escucha bien...– Murmura–, no me gustan las niñas groseras– confiesa.

Mis ojos siguen los movimientos de su mano, la cual lleva a mis labios y con sus dedos los roza lentamente en un movimiento vertical. Trago saliva ante su acción y muerdo mi labio inferior inconscientemente.

–No me gustaría que tu linda boquita...– Vuelve a rozar mis labios–, se ensuciara con esas palabras. Sólo se puede ensuciar con... otras cosas– Dice, con voz sugerente y divertida, pero realmente no sé a qué se refiera con 'esas cosas'–. Así que, si no quieres molestar a papi..., no vuelvas a decirlo, ¿de acuerdo?– Dice, en tono cálido y abordable.

No se molestó conmigo..., o si lo está entonces sabe ocultarlo muy bien.

–¿De acuerdo?– Insiste, al ver que no contestaba a su pregunta.

Asiento con la cabeza en respuesta a lo que él me regala una sonrisa torcida.

–Bien..., ahora, ¿quieres que continúe?– Pregunta, refiriéndose a que si quiero que me siga tocando..., o eso supongo.

Asiento rápidamente, lo que al parecer le causa gracia. No puedo evitar sentirme un poco avergonzada por mostrarme tan impaciente y ansiosa.

Debí haber esperado un poco para contestar... Como sea, igual él sabe lo desesperada que estoy por que termine.

–Lo siento pequeña– Dice, formando una pequeña mueca en sus labios. Se separa de mí por completo para después levantarse de la cama.

¿Qué está haciendo? ¿Por qué se levanta?

–Te portaste mal y a las niñas malas no se les apremia– Dice, arreglando un poco su camisa, la cual estaba arrugada.

–No...– Alcanzo a pronunciar, pero me quedo callada en ese instante.

"No te vayas, no lo hagas de nuevo, no me dejes así, no, no, no"

–Lo siento, nena. Con gusto terminaría el trabajo pero...– hace una mueca de disculpa, con un toque de diversión–, así son las reglas.

No... ¿Qué reglas? Nunca acordamos unas reglas...

¿Por qué tenía que decir eso? Me odio y odio mi boca. Maldici...

Oh, no debo de decir eso...

–¿Estás molesta conmigo?– Inquiere, en tono juguetón.

Es entonces cuando me doy cuenta que tengo los brazos cruzados por encima de mi pecho y mi ceño fruncido en señal de indignación.

La verdad es que sí me molesta que se detenga justo ahora. Que lo haga de nuevo. Ya acepté, se supone que debe terminar lo que quedó inconcluso ¿o no?

–Soy yo el que debería estar molesto contigo por todas las veces que me dejaste caliente– Suelta una risita–, pero no lo hago porque sé que pronto me recompensarás esos días– muerde su labio inferior y guiña un ojo hacia mi dirección.

¿Recompensar? ¿Qué?

–Pero bueno..., escucha– se acerca a la cama y se sienta en el borde de ésta. Me hace una seña con la mano, indicándome que me acerque. Obedezco y me siento a su lado.

–Si no te llegue a complacer lo suficiente..., quiero decir, si no me dejaste complacerte– corrige–. Tú misma puedes hacerlo... – Sugiere.

–¿Hacer qué?– Me atrevo a preguntar, ya que no he entendido nada.

–Ya sabes...– No, no lo sé–. Lo que hacen todos cuando te dejan con las ganas..., cuando vez porno o incluso cuando piensas mucho en tu artista favorito– Dice, en un intento por explicarse, pero necesito que sea más específico porque no lo entiendo.

Su ceño se frunce al ver mi expresión, y me mira a los ojos antes de preguntar-: ¿Nunca te has tocado? ¿Nunca te has...– hace una pequeña pausa–, masturbado?

Mis ojos se abren más de lo normal y desvío su mirada de la suya sólo porque no puedo mantenerla.

¿Qué si nunca me he masturbado? ¿Por qué me pregunta eso?

–Sabes lo que es, ¿no?– Inquiere, dudando de que lo sepa. Aunque sí sepa perfectamente lo que es, no contesto.

Suelta un resoplo e intenta explicarse al ver que no contestaba ni reaccionaba a sus preguntas–: Es como hacer lo que acabo de hacerte, pero en vez de que lo haga otra persona lo haces tú, con tus propias manos.

–Sé lo que es– Admito, con algo de temblor en mi voz.

Alza ambas cejas y asiente con la cabeza para decir–: ¿Y bien?..., ¿lo has hecho?

Nunca me ha llamado la atención hacer eso, aparte que no sabía que se podía sentir esto que acabo de sentir con sólo tocarte. No sabía lo que se sentía y no estaba interesada en averiguarlo, hasta que él me lo demostró.

Decido ser honesta y niego con la cabeza en respuesta a su pregunta.

–¿Enserio?– Inquiere, dudando de que diga la verdad. Asiento de la misma forma que antes a lo que él expulsa el aire retenido en sus pulmones–. Vaya..., sí que eres inocente– pasa la punta de su lengua por sus labios humedeciéndolos–. Eres una niña buena...

Trago duro cuando posa su mano en mi pierna derecha y comienza a acariciarla suavemente.

Hace unos minutos dijo que era una niña mala por haber dicho eso, y ahora me dice que soy buena... No lo comprendo.

–Bueno..., siempre hay una primera vez para todo ¿no?

Le miro por unos segundos y después vuelvo mi mirada al piso para terminar encogiéndome de hombros al no saber que decir o hacer.

–Y ésta noche será la tuya...– Dice, con sugestión en su tono de voz.

Le miro rápidamente en cuanto pronunció sus palabras. Mi expresión es confundida, perdida, sin saber qué hacer o decir.

¿A qué se refiere con eso?

–¿Qué?– Pregunto para escucharlo de nuevo saber si se trata de lo que estoy pensando.

–Puedes terminar tu sola en tu habitación lo que yo no terminé aquí– Aclara–. Te doy permiso.

No... No quiero hacer..., eso.

–Es más, quiero que lo hagas– Dice, escuchándose como una orden–. Quiero pienses en mi mientras te tocas...– siento una especie de electricidad recorrerme la espalda cuando acerca su mano a donde estaba antes de que se detuviera–. Quiero que imagines que estoy yo ahí, que soy yo el que te hace sentir eso..., ¿de acuerdo?– siento como deposita un beso en mi hombro mientras yo cierro los ojos ante su acción.

Suelto un suspiro tratando de normalizar mi respiración, pero es inútil.

Asiento con la cabeza en respuesta sólo porque no sé qué más hacer.

–Muy bien, entonces...– se pone de pie y se coloca frente a mí, agachándose un poco para más o menos alcanzar mi altura–, mañana me cuentas los detalles–. Dice, regalándome un guiño a lo que yo asiento.

No creo que lo haga. No, no quiero hacerlo. Quiero que él lo haga.

¿Por qué me pide que lo haga yo?

–Bueno, pequeña...– se reincorpora y camina unos cuantos pasos hacia atrás antes de continuar–, tengo que...– mis ojos siguen el movimiento de su mano que se desplaza hacia su entrepierna. Abro mis ojos más de lo normal y mi boca se entreabre un poco ante lo que acabo de ver–. Hacer algunas cosas– continúa–. ¿Quieres quedarte aquí a esperarme y escuchar tu nombre mientras estoy en el baño?– Inquiere. Aunque no sé a qué se refiere, sé por su expresión que no ha de ser algo bueno–. ¿O prefieres que te lleve a tu casa?– menciona otra opción.

¿Escuchar mi nombre? ¿Mientras está en el baño? Pero, no...

No quiero pensar en cosas malas, pero sé con certeza que hará algo no tan inocente en ese baño. No quiero imaginarme eso...

Tengo que irme de aquí, tengo en muchas cosas que pensar. No quiero quedarme a escuchar mi nombre por el motivo que sea.

–¿Puedes...– Carraspeo un poco, tratando de mantener el control de mis palabras. –¿Puedes llevarme a mi casa?– Pregunto, en un murmuro.

–¿Segura?– Inquiere, mientras finge aflicción. Trago saliva antes de asentir–. Oh... – Hace una mueca de pesar–. Yo quería que te quedaras..., pensaba que terminando lo mío podía terminar con lo tuyo pero, está bien– se encoge de hombros y me regala una media sonrisa.

¿Si me quedo terminará? Entonces me quedo, no importa escuchar eso que dijo.

–Eh..., mejor me quedo– Murmuro, esperando que lo acepte.

Noto como su risa silenciosa hace que su cuerpo vibre. ¿Por qué ríe?

–Lo siento, ya no puedes retractarte, pequeña. Ahora te llevaré a tu casa– Dice, mostrando uno de sus hoyuelos en una sonrisa burlona.

–Pero...– Intento objetar, pero al pensarlo mejor, me callo y asiento con la cabeza.

Demonios...

No, no debo de decir eso...., pero no creo que escuche mis pensamientos ¿o sí?

Pero aun así no debo de decirlo. Quiero ser una niña buena para él. Eso es lo que quiere ¿o no?

–Bueno, yo te espero abajo, no quiero tener que saltarte encima en cualquier momento– Sólo asiento con la cabeza, aunque no haya comprendido.

Gira sobre su eje y camina hacia la puerta de la habitación para salir. Cuando está a punto de hacerlo, se gira hacia a mí y dice–: Espero que no se te olvide hacer tu tarea, ah.

–¿Qué tarea? – Pregunto, en confusión.

¿Cómo sabe si en la escuela me encargaron tarea o no? Se refiere a esa tarea, ¿no?

–Lo que te pedí que hicieras hoy..., esa es tu tarea, y espero que no se te olvide hacerla– explica, señalándome con su dedo índice en advertencia. Trago duro antes de asentir, sólo porque no sé qué más puedo hacer–. Bien, te espero abajo...– Sentencia, para terminar de salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de él.

¿Qué pasa si no lo hago? No puede hacerme nada, él dijo que no me haría nada. Pero también dijo que no es bueno cumpliendo promesas.

No lo sé, no sé qué hacer.

No quiero hacerlo..., pero a la vez tengo la curiosidad de saber qué se siente.

No sé qué haré.

                         

COPYRIGHT(©) 2022