No creo que alguien como él pueda llegar a ser uno de esos tipos enfermos que acosan a niñas de mi edad o a menores. Se me hace absurdo el solo pensar en eso y en que él pueda tener esa terrible y repulsiva afinidad. Es solo que al verlo a los ojos no veo esa oscuridad y esa perversidad que tienen esos tipos.
Debo de dejar de hacerme ideas estúpidas con todo esto. Quizá solo dijo todo eso en broma y yo estoy juzgándolo sin siquiera estar segura de lo que pienso. Eso no está bien. Tengo que dejar de crearme historias y enfocarme en lo que verdaderamente importa.
-Tierra llamando a Mary- Las cavilaciones en mi mente fueron retiradas cuando una mano fue sacudida frente a mi campo de visión-. ¿Está todo bien allí dentro?- Pregunta mi amiga en tono burlesco. Parpadeé un par de veces antes de sacudir mi cabeza en asentimiento.
-Sí, todo está bien-. Le regalé una sonrisa descuidada.
-De acuerdo..., entonces, ¿Qué piensas sobre lo de Chad?- Pregunta. Un brillo especial iluminaba sus ojos.
-¿Qué pasa con Chad?- Le pregunté con confusión.
Bufó y rodó los ojos al cielo en señal de frustración y dijo, más como una afirmación que como una pregunta-: ¿No escuchaste lo que dije?
-Ahm...- Pronuncie haciendo una mueca de disculpa.
-Ay, Mary...- Regañó.
-Lo siento- Me disculpo. Mi voz vibraba debido a mi temblor interno a causa de todo eso que pensé sobre Harry.
- ¿Te pasa algo?- Pregunta con algo de preocupación.
-No, nada, ¿por qué debería de pasarme algo?- Me encojo de hombros en un intento por actuar despreocupada, pero fracase terriblemente.
Noto como Dali escanea mi rostro con sus dictaminadores ojos como si buscase algún rastro que me delatara.
-Ya dime, ¿Qué te pasa?- Pregunta cambiando su tono de voz a uno serio.
-Nada, nada, ya te dije.
-Mary, te conozco desde el jardín de infancia, sé cuándo algo te pasa- Habla con suficiencia.
Abro mi boca para hablar, pero esta no produjo sonido alguno. Lo intenté una vez más, y fracasé.
-Dime qué es lo que te pasa, has estado muy rara este día, ¿está todo bien?- Aumentó su preocupación y curiosidad.
-Sí, no te preocupes- Le regalé una sonrisa tranquilizadora.
-Bien..., entonces te volveré a contar lo de Chad- Bufó con fingido exhausto-. Hace una semana, más o menos, él me dijo que...
Eso fue todo lo que alcancé a escuchar porque de allí en adelante, ya no la escuché más. Aún pensaba en todo eso que dijo e hizo Harry ayer cuando le di mis asesorías. Estoy tan confundida, necesito que alguien me ayudé y me diga que todo lo que estoy pensando sobre él es una tontería y no tiene sentido.
Si se lo digo a Dalila probablemente me saque de mi duda, o quizá sea capaz de demandar a Harry o hacer que le den una orden de alejamiento y no pueda acercarse a mí. Bueno, eso sería algo extremista porque él no me ha hecho nada malo, solo son miradas y palabras que me confunden.
No sé si deba contarle a Dali, quizá deba actuar un poco y no decirle que eso me pasa a mí, sino a alguien más, y mucho menos sacar a relucir el nombre del susodicho en la conversación.
-Dalila...- Le llamé.
-Y luego él me dijo que...- Calla al escucharme pronunciar su nombre y me encara con una expresión confundida- ¿Qué pasa?
Me sentí un poco mal por no haberla escuchado y tan solo hundirme en mis pensamientos, pero no pude evitarlo, no cuando tengo tantas dudas que abordan mi mente y amenazan con darme un fuerte dolor de cabeza.
- ¿Te puedo preguntar algo?- Inquiero tratando de no sonar ansiosa.
-Claro- Contesta con desasosiego.
Solté un suspiro y cerré los ojos un momento intentando ordenar mis ideas y pensar qué decir para no meter la pata y que todo salga mal.
-¿Qué pensarías si alguien te dice: "tu abajo y yo arriba"?- Pregunté tras unos segundos, citando las palabras que me dijo Harry ayer por la tarde.
Por un momento me arrepentí de lo que le acabo de preguntar, ahora quizá comience a sospechar cosas y no quiero que se entere que fue Harry quien me dijo esa frase, de seguro pensaría que debería alejarme de él pero... no lo sé.
Ella se quedó cavilando un tiempo, frunciendo su ceño pensando en una respuesta.
-No lo sé- Frunció su boca-. Depende en qué sentido lo diga..., ¿por qué?
-Curiosidad- Me limité a contestar encogiéndome de hombros- ¿Qué te imaginas con eso?
-Bueno, podría ser que lo diga como con superioridad, diciendo que estas abajo porque estas hundida o derrotada, y él está arriba porque triunfó-. Habló con sugestión. Pero no creo que se trate de eso. -O también-. Continuó-, podría ser que esté hablando de..., de una posición.
- ¿Una posición?-. Indagué con desconcierto.
-Sí, ya sabes..., una posición sexual- Susurró lo último para que ningún curioso escuchase lo que acaba de decir.
¿Una posición sexual? Entonces, ¿puede ser que sea cierto lo que pensé?
Oh, no.
Mis manos comenzaron a temblar y un peso se instaló en mi pecho impidiéndome respirar con normalidad con el solo hecho de pensar que lo que dijo Dali y lo que pensé pueda llegar a ser verdad.
- ¿Eso crees?-. Inquirí al no poder aceptar lo que había dicho.
-Eso es lo que me imagino- Se encogió de hombros-. ¿Por qué me preguntas esto?- Preguntó con confusión una vez más.
Solté un suspiro para lograr tranquilizarme un poco antes de decir-: Y-ya te dije, curiosidad solamente- Me lindé a esboza una sonrisa para tratar de convencerla, pero no funcionó.
-Eso no es simple curiosidad, Mary. No es algo que sale de tu mente de un momento a otro, mucho menos de la tuya- Declaró. Sinceramente, no sé como sentirme respecto a sus últimas palabras-. ¿Por qué lo preguntas?- Insistió- ¿Alguien te lo dijo o...
- ¡No!, claro que no- Me apresuré a negar para que no sospechara-. Solo tenía esa duda, eso es todo- Me expliqué, pero algo en su mirada me decía que no me creía del todo.
-No creo que te surjan esas dudas así de la nada, ¿alguien te lo dijo cierto?- de pronto, sus ojos se abren como platos y suelta un suspiro ahogado-. ¿Fue mi vecino?
Sentí como la sangre abandonaba mi cuerpo y me hacia desvanecer. No... no, no puede ser.
¡¿Por qué tuve que preguntarle?!
-Marylise dime si fue él porque si te dijo eso está muy mal, se puede denunciar por acoso, le digo a mi mamá que nos acompañe para no ir solas y...
-No Dalila, no es así- Me apresuro a decir, interrumpiéndole de tajo.
¿Denunciar? Claro que no, mi mamá va a enterarse y no quiero tener problemas, ella no puede enterarse de nada, no puede. Además, no es seguro que Harry tenga esas..., intenciones conmigo, realmente lo dudo porque no creo que se arriesgue a tener algo con una menor, no creo que se haya fijado en mí en ese sentido, alguien como él, un hombre adulto que de seguro tiene a tantas chicas a su disposición porque, no puedo negarlo, es una persona atractiva y yo, yo no estoy segura de lo que soy.
Por muchas razones dudo que lo que sea que piense Dalila sea verdad, no puedo armar un escándalo por tan poco, no puedo acusarle sin conocerlo de verdad.
- ¿Entonces, qué fue?- Interrumpe sus pensamientos con su pregunta brusca-. No lo estés ocultando Marylise, puede ser peligroso.
-No Dali, él no me ha dicho nada sobre eso, solo le doy asesorías de matemáticas como me lo pidió, algo de lo más normal, no te hagas ideas que no son.
Por un momento me sorprendo de lo bien que me escuché al decir eso, tan claro y preciso, a pesar del torrente de emociones que me invadía en ese momento.
-Entonces si no te lo dijo ni él ni nadie, ¿Cómo te creaste esa duda? si se puede saber- Dijo con algo de ironía en su tono de voz.
-Lo vi en un programa y no entendí a lo que se refería, así que...- Dije tras unos segundos de haber pensado en una mentira lo suficientemente creíble, dejando la frase al aire al final.
Hizo una pequeña mueca y soltó un suspiro cansado. No me gusta esto.
-De acuerdo- Asintió con la cabeza, pero en su expresión podía notar que no me había creído-. Pero por cualquier cosa que pase o llegue a pasar ya sabes, solo corre y cruza la calle, ¿si?
Le sonrío cálidamente y asiento con la cabeza en respuesta.
Fue entonces cuando el silencio se apoderó de la situación. Ella me miraba atentamente, su ceño estaba fruncido mientras lo hacía mientras una mueca de disgusto se apoderaba de su boca. Al cabo de unos segundos no pude mantenerle la mirada, así que me lindé a observar mis pies que se movían nerviosos al igual que mis manos sobre mi regazo.
Entonces me di cuenta que era mejor dejar las cosas así o ella terminaría por descubrirme. No aclaré mis dudas completamente, solo quede mucho más confundida que antes. Creo que fue una pésima idea decirle esto a Dali, ahora ella sospecha algo, y no creo que eso sea bueno.
- ¿Y qué pasa con Chad?- Le pregunté tratando de cambiar el tema y sosegar el tenso ambiente que se ha creado.
Su rostro cambio de uno receloso y examinador, a uno emocionado y, me atrevería a jurar, algo nervioso, antes de contarme todo sobre él y lo que pasó.
Esta vez sí puse total atención a sus palabras ya que quería que por lo menos eso me distrajera del debate que se desarrolla en mi interior.
Al final me enteré que Chad está interesado en Dali y le ha pedido conocerse un poco mejor. Eso me llena de felicidad porque, ella es una de las mejores personas que he conocido en mi vida y se merece lo que le está pasando. Chad también es un buen chico, no lo he tratado mucho aún, pero me he dado cuenta de ello. Harían una linda pareja juntos.
~*~
Al llegar a clase de Lengua con la maestra Esther, no pude concentrarme ni siquiera un momento. Estaba tan hundida en mis pensamientos, estaba tan abstraída en averiguar las intenciones de Harry, que la clase se pasó volando frente a mis ojos.
Sin pensarlo, ya estaba camino a la salida con Dali al lado mío. Ella y yo siempre esperábamos a que todos se marcharan y la salida no esté tan saturada de alumnos queriendo salir de, según ellos, el infierno; evitando así que nos aplastaran como hormigas en el intento.
Cuando la salida ya era un poco más fácil, nos decidimos a irnos. Acabábamos de salir de la escuela cuando oigo mi nombre escucharse por sobre los murmureos a mi alrededor y la plática con Dalila. Me giro hacia donde la voz fue producida y me encuentro con la imagen de Brent abriéndose paso a leves empujones sobre los alumnos hasta llegar a mí.
De repente, siento un leve golpe en mi costado, codeada que Dali me había dado. Le miré y tenía una expresión divertida y sugestiva en el rostro. Esa misma cara que ponía cuando Brent me hablaba o cuando estábamos juntos.
-Dali...- Le regañé mirándole mal.
-Ya, lo siento, solo bromeo- Alzó ambas manos en señal de rendición a lo que yo negué con la cabeza y solté un suspiro.
Al parecer se siente mil veces mejor que ayer, ya que ya empezó a bromear con lo de Brent y yo.
Brent se fue acercando cada vez más hasta quedar frente a mí. Se quedó unos segundos completamente quieto hasta recuperar el aire y dijo con una leve sonrisa-: Hola.
-Hola- Le respondí de la misma forma.
Y fue entonces cuando el silencio incomodo llegó con todas sus fuerzas a adquirir el poder.
Hace alrededor de tres semanas que no escuchaba que me dijera un simple "hola", y eso me llena de nostalgia.
-Mi mamá me espera en el auto- Anunció Dali unos segundos después-. Será mejor que me vaya o se pondrá loca, nos vemos mañana- Se acercó a mí y plantó un beso fugaz en mi mejilla para luego casi salir huyendo de allí.
-No, Dali, no te...-. Intenté detenerla para que no me dejara sola con él, pero ya había avanzado mucho.
-Adiós Brent-. Dijo casi en un grito, a lo que él solo sacudió su mano en su dirección.
Me atrevo a jurar que puso esa escusa solo para dejarnos solos a él y a mí en esta incómoda situación. Odio cuando hace eso.
-Mary...-. Me llamó. Dejé de mirar como mi amiga se alejaba en el auto de su mamá para verlo a él. Tuve que alzar la cabeza para mirarlo a los ojos y él tuvo que agacharla para mirar los míos, ya que, o él era muy alto, o yo era muy baja. -¿Podemos hablar?-. Preguntó con algo de ansiedad en su voz.
-Ya estamos hablando-. Le informé.
-Bueno, sí...-. Soltó una pequeña risa nasal. -Pero, yo me refería a que si puedo decirte algo-. Se explicó.
-Oh..., ¿Qué cosa?-. Pregunté con interés y confusión mientras sentía como mis manos comenzaban a sudar.
Soltó un gran suspiro antes de decir-: Sobre nosotros-. No pude evitar sentir algo extraño recorrerme el cuerpo ante sus palabras. Bajé la mirada a mis pies para no mirarlo y ponerme más nerviosa de lo que ya estaba. -Y..., creo que debo disculparme contigo-. Le miré sorprendida en cuando dijo esas palabras. -Debí entenderte cuando me dijiste que no pero, en ese momento, todo era tan confuso para mí, porque tú me habías dicho que también te gustaba y que sí querías ser mi novia, pero al día siguiente me dijiste que no-. No me pasó desapercibida la aflicción que invadía sus facciones, y al instante me sentí culpable por causar eso en él.
-Lo siento, Brent, yo no...- Intenté disculparme, pero él me interrumpió.
-No, no te disculpes, no fue tu culpa, fue mía por no haberte entendido y reaccionar así, dejándote de hablar, aun cuando me explicaste que tu mamá no te dejaba-. Hizo una mueca de disculpa.
Abrí mi boca para hablar, pero de esta no salió nada porque él no me lo permitió.
-Quisiera que todo vuelva a ser como antes-. Continuó-, cuando tú y yo éramos simplemente amigos y la pasábamos tan bien juntos.
-Yo también-. Reconocí en un murmuro.
-Solo quiero estar contigo, no importa que solo seamos amigos. Tal vez en un futuro podamos intentar ser algo más-. Propuso.
No pude evitar fundar una pequeña sonrisa en mi rostro con el solo hecho de considerarlo.
Hace más o menos año y medio que me gusta Brent. Hace apenas un mes supe que le gustaba a él también. Lo cual no puedo negar que, si me emocionó un poco, bueno, mucho.
Pero mi mamá..., a veces no entiendo por qué me sobreprotege tanto. Ella ya conoce a Brent, sabe que es un buen chico, hasta ella misma me lo ha dicho, así que no entiendo por qué no me dejó tenerlo como novio. Y no solo es eso, no me deja ir a casi ninguna parte, solo me deja ir con Dalila porque su mamá y ella son amigas y se conocen perfectamente, si no fuese por eso, tampoco me dejaría ir con Dali.
Por eso mismo no le dije lo de las asesorías de matemáticas que le daría a Harry, porque ella jamás en la vida me dejaría hacerlo, a menos de que esté allí a cada momento, observando cada uno de sus movimientos. Como si él fuera a hacerme algo malo.
-¿Entonces?-. Habló Brent sacándome de mis cavilaciones. -¿Amigos de nuevo?-. Propuso con una sonrisa pintada en su rostro.
Abrí mi boca para decir algo, pero no pude enlazar las palabras que salen de mi mente con mi lengua, así que tan solo me linde a asentir con la cabeza y acercarme a él para abrazarlo. El me correspondió en el instante en el que me abalancé a sus brazos.
-Te extrañé mucho- Habló contra mi oído.
-Yo también- Admití en un musito palpitante.
Me gusta cuando me abraza porque me sostiene con fuerza, pero a la vez con tanta delicadeza, como si estuviese tocando al más preciado de los tesoros. Eso me hace sentir especial, cosa que no siento muy a menudo.
Mientras me entregaba a los brazos de Brent, pude observar una imagen familiar al mirar por sobre sus hombros. Algo se remolineó dentro de mí en el momento en que mis ojos se tropezaron con los suyos.
Estaba él, mirándonos fijamente, su ceño estaba fruncido y sus brazos cruzados por debajo de su pecho mientras recargaba su espalda en su auto.
Algo en él me decía que estaba molesto, había algo en él que me decía que lo que venía a continuación no resultaría bien.
-B-Brent- Le llamé. Sentí ganas de golpearme por escucharme tan ansiosa.
-¿Sí?-. Dijo en un murmuro sin dejar de abrazarme.
-Ya tengo que irme-. Le dije en un musito tembloroso sin dejar de ver la profunda mirada que Harry nos dedicaba.
-¿Vas a tu casa?-. Preguntó separándose de mí. Mentí asintiendo con la cabeza. -Te acompaño entonces-. Ofreció.
-No, no-. Me apresuré a rechazar mirándolo un segundo, pero no podía dejar de ver como él nos miraba-. No hace falta.
Brent pareció notar que miraba a alguien más, ya que giró su cabeza hacia atrás para segundos después volver la atención hacia mí.
-¿Quién es ese tipo que nos mira?-. Preguntó con desconcierto.
- ¿Eh?- Pregunté aunque lo había escuchado perfectamente, por culpa de mi nerviosismo por la situación.
-¿Quién es el tipo que nos mira tanto?-. Repitió. -¿Lo conoces?
-Ehm..., s-sí, es mi..., es mi primo- Mentí.
-¿Tu primo?-. Inquirió dudoso. Asentí. -¿Por qué nunca me habías contado sobre él?
-Porque no es algo que haya necesidad de contarle a todo el mundo, ¿sabes?-. Traté de sonreír para aminorar la tensión, pero me salió terrible.
- ¿Por qué? ¿Hay algo malo con él o...?
-No, claro que no- Me aligeré a decir-. Es solo que..., es solo que acaba de llegar de otro estado a visitarnos apenas ayer y, no es algo que pude haberte contado- Me sorprendí por lo rápido que vinieron esas mentiras a mi mente.
-Entiendo- Dijo asintiendo con la cabeza, pero algo en sus ojos me decía que no me creía del todo-. Entonces, supongo que él te llevará a tu casa ¿no?- Asentí.
En realidad, me llevará a la casa de él, así que...
Estoy mintiendo mucho, yo no soy así, no suelo ocultar o inventar cosas y mucho menos a mis amigos. Tan solo espero que todo esto no se descubra porque no sé cómo terminaran las cosas si eso llegase a pasar.
-Bueno, en ese caso, nos vemos mañana-. Se despidió de mí con un beso en la mejilla dibujando una sonrisa en su boca.
-Nos vemos-. Hablo entrecortada debido a su acción previa. Aun causaba todo esto en mí.
Y fue entonces cuando él siguió su rumbo. Me quedé allí unos segundos, inmóvil, observando la forma en la que Harry me miraba. No necesitaba ser un genio para percatarme que no estaba del todo contento y algo lo molestaba.
Solté un suspiro y me atreví a acercarme al auto mientras él seguía con atención cada uno de mis movimientos. Llegué hasta él colocándome enfrente y esperé a que el hablara o hiciera algo, porque yo no sabía que decir o hacer.
-¿Ya terminaste?-. Pregunta con su voz enronquecida y profunda. Más como una pregunta, se entendió como un reclamo, algo que me confundió.
-¿Eh?-. Pregunto aunque ya había escuchado, solo necesitaba oírlo otra vez para estar más segura del sentido en el que lo dijo.
-¿Ya terminaste de hablar con ese...-. Hizo una pausa. No me pasó desapercibido el tono cáustico con el que dijo "hablar"-, niño?-. Termina su pregunta.
-Es mi amigo-. No quiero que suene a explicación, pero aun así lo hace.
-No te pregunté eso-. Dijo con brusquedad-. Te pregunté si ya terminaste.
Abrí mi boca para hablar, pero de esta solo salió un suspiro tembloroso. Sabía que no debía de haber dicho eso.
Al no recibir respuesta alguna mía, se dispone a abrir la puerta del copiloto antes de ordenar con dureza y determinación-: Sube- Me limito a asentir solo para evadir el asunto y dejarlo atrás.
Entro a su auto y me acomodo en el asiento colocando mi mochila sobre mi regazo. Segundos después el también entra antes de dedicarme una mirada rápida y ordenar en el mismo tono de antes-: Ponte el cinturón- Asentí con la cabeza. No quería que se molestara aún más, así que le obedecí.
Hizo rugir el motor del auto y lo puso en marcha saliendo de allí.
El camino fue tan silencioso, tanto que podía escuchar como mis oídos zumbaban. Tanto que temí que mis pensamientos me volvieran loca.
Quisiera saber por qué está tan molesto, quisiera saber qué es lo que no lo tiene contento. ¿Se molestaría porque estaba hablando con Brent? Bueno, eso sería algo extraño porque no tiene por qué enojarse por ello.
No lo sé, pero la incertidumbre me está matando.
-¿Estas enojado?-. Pregunto de pronto, rompiendo el silencio.
-No-. Masculla.
No estoy muy convencida de que su respuesta haya sido la verdad así que insisto-: ¿Seguro?
-No.
-Si no estás seguro entonces por qué...
-Shh- Me manda a acallar.
Frunzo mi boca y asiento con la cabeza solo porque no tengo nada que decir contra eso.
El silencio volvió, pero esta vez mucho más incómodo que antes. Aun esa pregunta ronda en mi mente y quiero obtener una respuesta, quiero saber si el motivo de su molestia es por mí o es por algo externo.
- ¿Te molesta que hable con él?- Le pregunto, en un musito nervioso.
-No.
- ¿Entonces te pasó algo?- Indago, curiosa.
-Ya deja de preguntarme, ¿quieres?- Me ordena, de forma ruda y en un tono cansino. Yo solo le respondo con una disculpa y me limito a obedecerle, no preguntándole más al respecto.
No lo entiendo. Quiero saber el motivo de su molestia, pero no quiere decirme, quizá sea algo muy personal que no me incumbe y solo lo estoy fastidiando más con mis preguntas. Prefiero quedarme con la duda que seguir molestándolo, tampoco quiero que se enoje más.
Suelto un suspiro largo y me dispongo a observar el camino por la ventanilla del auto para no mirarle a él. Es entonces cuando los pensamientos sobre lo hablado con Dalila invaden mi mente. Con lo que me contó hoy en la mañana solo logró confundirme más, solo logró que la duda se instalara en toda mi mente impidiéndome pensar en otra cosa que no sea en eso. Necesito sacarla de mi cerebro, necesito averiguar qué es lo que pasa porque si no lo hago, no creo que pueda dormir esta noche.
Pero, ¿debería preguntarle a él? ¿debería arriesgarme a preguntarle sobre lo que me dijo Dalila? No lo sé, no sé si debería, menos así como se encuentra. Pero esta duda me está matando, no me deja concentrarme en las clases y no puedo pensar en otra cosa que no sea eso.
Ya no importa, necesito saber qué opina él al respecto, necesito que me conteste, sea lo que sea, ya sea bueno o malo, podrá darme una respuesta.
- ¿Harry?- Su nombre sale de mi boca antes de que pueda detenerlo, y me arrepiento al instante de haberlo pronunciado.
- ¿Qué?- Dice, dándome a entender que me escucha.
No sé si sea buena idea preguntárselo a él, bueno, no sé si todo lo que he hecho y dicho después de haberlo conocido haya sido una buena idea. Solo necesito saberlo, no me importa si esto termina mal.
- ¿Puedo preguntarte algo?- Trato de no sonar ansiosa, pero fracaso en el segundo en que las palabras salen de mi boca.
-Te dije que no más preguntas- Reitera con aspereza en su tono de voz.
-Solo será una- Casi suplico. Suelta un bufido y asiente. No pude evitar ensanchar una sonrisa.
No entiendo por qué sonrío si lo que diré a continuación será tan bochornoso.
Me trago todas mis inseguridades y vacilaciones, e inquiero-: ¿Contestarás con la verdad?
-Eso depende-. Dice sereno, un gran contraste a su voz anterior.
- ¿De qué?-. Pregunto con desconcierto.
-Dijiste que solo una-. Reclama.
-Por favor...- Pido en un musito.
-Está bien-. Resopla. -Depende de que quiera o no-. Habla con altivez.
-Entonces, ¿cómo sabré si dices la verdad o no?
-Con esa ya van tres-. Habla con hastío. Me dedica una mirada rápida y yo le observo suplicante. Pareciera como si se hubiese congelado un momento al verme, algo que, no puedo dudar que me desconcertó un poco. Suelta un suspiro y dice, contestando a mi pregunta-: Tendrás que arriesgarte.
Exhalo pausadamente y digo-: Está bien.
Me estoy acobardando al pensar en todas las respuestas que pueda llegar a decirme.
¿Y si dice que si...?, probablemente saldría huyendo del auto, bueno, soy demasiado cobarde para hacer eso.
¿Y si dice que no...?, sinceramente, no sé cómo me sentiría al respecto.
Ninguna de las dos respuestas posibles me termina de gustar, pero prefiero saberlo de su propia boca antes de inventarme mil y una historias con las posibles respuestas a todas las dudas que me he creado desde que lo conozco.
- ¿Cuál es esa dichosa pregunta entonces?- Su voz hace que salga de mis cavilaciones en un segundo.
Abrí mi boca para hablar pero esta solo producía vocablos sin sentido. No podía ordenar mis pensamientos con mi lengua, lo que me hacía parecer un chimpancé tratando de dialogar.
-No tengo todo el día, dilo ya-. Dice con desgana. Lo intenté una vez más, pero fracasé. Es solo que no sé cómo decirlo de la mejor manera posible-. ¿Vas a hablar o no?- Indaga con hastío, pero no me siento lista para decirlo-. ¡Habla ya!- Me ordena, con voz fuerte.
- ¿Estás interesado en mí?- Solté de golpe, hablé tan rápido que no estoy segura que me haya entendido.
Silencio.
El silencio no es bueno, y menos en una situación así.
Noto como su mandíbula se aprieta y algo de saliva pasa por su garganta. Tenía la vista fija en la carretera, ni siquiera me miró un segundo. No sé si me entendió, pero no me atrevo a preguntar de nuevo, es demasiado vergonzoso, ahora me arrepiento totalmente de haberlo preguntado.
El auto se detiene en un semáforo en rojo y él sigue sin mirarme o decir algo. Sus manos están aferradas al volante y su ceño se frunce ligeramente observando más allá del camino. Solo una vez he visto esa expresión en su rostro, y fue justo anoche cuando le confesé mi edad. Está tan sumido en sus pensamientos, quisiera saber qué es lo que pasa por su mente en este momento.
- ¿H-Harry?-. Pronuncio su nombre y pareciera como si hubiese roto una barrera entre sus profundos pensamientos y la realidad en el momento en que lo hice, ya que soltó un suspiro pausado y me miró.
- ¿A qué te refieres con eso?- Preguntó aún con su ceño fruncido. No me pasó desapercibido el ligero temblor que inundó sus palabras. Abrí mi boca para contestar, pero la cerré segundos después al darme cuenta que no sabía que decir contra eso. -¿A que si estoy interesado en ti como..., mujer?-. Me miró de arriba abajo con detenimiento al decir lo último, lo cual hizo que algo me recorriera el cuerpo, aparte de su mirada.
No sé qué decir ante eso. No pensé que preguntaría algo. Pensé que solo diría que sí o que no, no que me preguntaría cosas que no sé cómo contestar.
-Porque si es así...- Continuó observando el camino, aunque el auto esté quieto-, es ridículo que lo pienses.
Una nueva oleada de humillación y vergüenza me golpea directo en el rostro, así que desvío la mirada de la suya para evitar sentirme más incómoda de lo que me encuentro.
Que estúpida fui, no debí haberle preguntado. Me siento mareada, mi vientre duele, mi pecho me quema y el nudo en mi garganta apenas y me permite respirar bien.
El silencio vuelve con más fuerza que nunca y eso hace que los sentimientos previos se intensifiquen.
El auto comenzó a moverse y yo solo deseaba que el tiempo caminara a un ritmo antinatural para que esto se terminara y poder estar en casa.
-No voy a negarlo, eres muy atractiva...-, Miré por el rabillo del ojo y noté que me miró por un segundo. -Mucho para tu corta edad-. Dijo en un musito para luego soltar un suspiro. Algo pesado se instaló en la boca de mi estómago mientras mis manos se movían temblorosas sobre mi mochila. -Pero no eres mi tipo-. Confesó. -Y aunque lo fueras...- Continuó-, no me interesaría en una niña tan pequeña de ¿cuántos años? ¿doce?-. Preguntó algo a lo que sabía que no buscaba respuestas.
- Quince- Corrijo, en voz baja, casi inaudible.
- Es lo mismo- Contesta, restándole importancia a la cifra-. Aún eres una niña, no soy tan estúpido para interesarme en ti.
Me limito a asentir con la cabeza solo porque no sé qué más hacer o decir ante sus palabras. Me siento tan torpe y minúscula, y eso me incomoda a niveles que ni siquiera yo soy capaz de entender.
No sé cómo sentirme al respecto, no sé si sentirme humillada, decepcionada o estúpida por haber pensado que preguntárselo era una buena idea. Hubiese preferido mil veces quedarme con la duda que recibir estas cantidades tan grandes de vergüenza.
No sé por qué, pero algo dentro de mí, muy al fondo, deseaba que esa respuesta fuese un sí.