Pego un brinco al escuchar mi nombre y levanto rápidamente la cabeza de la mesa de mi asiento. Miro a la profesora y ésta me devuelve una mirada de pocos amigos.
-¿Perdón?- Digo, tratando de que repita su pregunta.
-Le pregunto, que si qué opina sobre lo que acabo de decir...- Repite, con voz y mirada retadora. Trago duro al observar a mi alrededor y notar que todas las miradas de mis compañeros están puestas en mí.
No he escuchado ni una sola palabra de lo que ha dicho desde que entré a su clase. He estado tan distraída que no he puesto ni un poco de atención a lo que dice. Supongo que decir la verdad es mucho mejor que inventar algo en estos casos.
-Lo siento..., estaba un poco distraída- Murmuro, formando una mueca de disculpa en mi boca.
-Mhmm..., de eso ya me di cuenta- Menciona, con ese tono de voz molesto. -Procure prestar atención a la clase, no a otras cosas señorita Bernand- Dice, en señal de advertencia. Asiento con la cabeza sólo porque no sé qué decir y ella se dirige a la clase en general para continuar-: Les decía que, Dalton propuso la teoría del átomo, en la cual proponía que...
La profesora siguió hablando de átomos y moléculas, pero yo no tenía cabeza para escucharla y poner atención a la clase. Generalmente me gusta esta asignatura y si pongo atención a todo, pero ahora se me hace una tarea imposible con tantas cosas en mi cabeza.
Por primera vez me alegro de que las clases hayan acabado. Ya anhelo terminar con todo esto..., ya analicé la situación y creo que esto es la mejor opción.
No puedo aceptar a lo que me propuso porque simplemente esto no está bien. Podríamos meternos en muchísimos problemas si se llega a saber algo. No quiero arriesgarme a ser tratada y catalogada como alguien quien no soy yo. No quiero que él vaya a la cárcel. No quiero arriesgarme a que todo esto pase. Es mejor que rompa todo lazo con él..., entre más pronto mejor.
Salgo de la escuela y me encuentro con que él me está esperando ya. Se encuentra de pie recargando su peso en su auto, observando su móvil en sus manos, por lo que no se percata de mi presencia.
Camino hacia él hasta quedar justo enfrente, es entonces cuando nota que estoy allí y aparta su mirada de su móvil para dirigirla a mí. Una sonrisa torcida aparece en su boca al verme, lo que me hace sentir algo extraño dentro de mí.
Él guarda su móvil en su bolsillo antes de acercarse a la puerta del copiloto para abrirla. Me toma unos segundos reaccionar, pero después entro al auto.
Pensé que no abriría la puerta para mí como lo hizo hace dos días cuando estaba Dalila aquí. Pero, si lo hizo.
A los pocos segundos de haber entrado yo, él también lo hace, pero del lado del conductor.
Hace rugir el motor y pone en marcha el auto, saliendo del lugar.
-¿Cómo te fue hoy?- Pregunta, rompiendo el silencio que se había creado en el ambiente.
Aclaro mi garganta y tomo una inspiración profunda antes de mentir diciendo-: B-bien.
-De acuerdo- Dice él, mostrando una pequeña sonrisa.
Es entonces cuando nadie dice una sola palabra más. Yo no me atrevo a hacerlo y él al parecer está muy cómodo así, por lo que prefiero dedicarme a observar el camino mientras avanzamos por la carretera.
No sé cómo le diré esto. No sé cómo empezaré. No puedo decírselo de golpe porque lo tomará muy mal. En el poco tiempo que llevo de conocerlo me he dado cuenta que es demasiado impulsivo y no sé cómo lo tomará. Sé que tengo que hacerlo, pero no pensé cómo...
Una extraña sensación de cosquilleo en mi muslo derecho me saca de transe. Observo rápidamente hacia esa dirección y me congelo por un momento al ver su mano acariciando lentamente mi piel.
Mi corazón de repente late con mucha más fuerza y siento que me falta el aire. Mis manos comienzan a temblar conforme su toque va avanzando hacia arriba levantando mi falda y poniendo al descubierto mi piel.
Cada vez se acerca más hacia el centro, justo donde me tocó ayer, haciendo que mis niervos se incrementen y me ponga aún más tensa.
Su toque es delicado y suave, pero eso no quita el hecho de que esto no esté bien, aunque se sienta bien.
Un suspiro entrecortado se escapa de mi boca cuando comienza a tocar mi parte intima por encima de mi ropa interior.
Casi por instinto, pongo mi mano sobre la suya y la alejo de esa zona rápidamente, pero ésta queda en donde estaba antes, cuando comenzó a tocarme.
No, no, no... ¿Por qué hace esto?
Lo único que quiero es terminar con esto, pero si sigue así no creo que pueda lograrlo.
~*~
Alrededor de 15 minutos después, llegamos a su casa.
Después de haber quitado su mano, él la mantuvo justo arriba de mi rodilla, repartiendo pequeñas y suaves caricias a mi piel. Prefiero mil veces que su mano esté allí y no más arriba, eso es algo que no puedo soportar muy bien.
¿Por qué siento todas estas sensaciones cuando me toca? ¿Por qué provoca esto en mi cada vez que me mira o dice algo que no termino por entender?
No debería de sentir esto, no debería de gustarme; pero lo hace. Y lo peor de todo es que deseo seguir sintiéndolo, en verdad lo deseo, aunque no debería.
No quiero meterme en problemas y tampoco quiero que él los tenga por hacer esto.
Entramos a su casa una vez que bajamos del auto.
Él cierra la puerta detrás de mí y luego se acerca quedando enfrente. Hay una pequeña sonrisa en sus labios cuando me mira, trago duro con sólo verlo.
Mi corazón se acelera una vez más cuando acerca su mano a mi hombro. Pensé que comenzaría a tocarme de nuevo, pero sólo desliza las asas de mi mochila para sacarla. Suelto un suspiro de alivio al darme cuenta de ello y le ayudo en la tarea que se ha impuesto. Deja la mochila sobre la mesa y al poco tiempo vuelve a mí, posando sus manos en mis caderas. Una sensación de cosquilleo invade mi vientre, pero procuro mantener mis reacciones a raya. Trato de alejarme, pero mi intento fracasa terriblemente cuando mi espalda queda contra la puerta, lo cual le ayuda a acercarse mucho más.
No quiero demostrarle lo que provoca en mí su cercanía, pero creo que ya se dio cuenta de ello hace mucho.
Acerca su rostro a mi cuello e inspira profundo. Intento alejar lo más posible mi cabeza, pero sólo consigo que ésta choque contra la madera de la puerta.
Un ligero gruñido sale de su boca antes de murmurar-: Me encanta tu perfume...
Siento como la piel de mi cuello se pone de gallina cuando su aliento choca contra esta.
-Deberías llenar una prenda tuya de éste perfume y regalármela- Dice, con sugestión. -De preferencia que sea una que la ropa oculta- Dice, depositando un beso en esa zona.
Me toma unos segundos poder comprender su frase, pero al final termino entendiéndola. Quiere que le regale una prenda interior... ¿Para qué?
No sé cómo reaccionar al respecto.
Sigue repartiendo besos en mi cuello y yo sólo quiero que se aleje..., pero a la vez que siga.
¿Por qué esto es tan confuso?
-¿Quieres ir a la habitación de una vez...- propone en un musito contra mi oído-, o comenzamos con las asesorías primero?- Termina su pregunta.
Sí y no...
Digo, no y no...
Yo sólo quiero acabar con esto ya.
Me limito a negar con la cabeza, sólo porque mis palabras no responden.
-¿No qué?- Inquiere, al no entender mi respuesta, mientras besa la parte donde mi mandíbula y cuello se unen.
Niego con la cabeza una vez más, lo cual lo confunde ya que aleja su rostro de mi cuello para encararme.
-¿No quieres que vayamos a la cama?- Inquiere, a lo que yo niego y trago saliva con tan sólo imaginármelo. -¿Entonces primero serán las clases y luego la diversión?- Dice, con una sonrisa en su rostro. Más como una pregunta, se entendió como una afirmación.
Está tan convencido que aceptaré. Realmente cree que haré esto. Supongo que intentar que lo entienda será demasiado difícil.
Niego con la cabeza en respuesta, lo que lo hace fruncir el ceño en confusión.
-¿Entonces?..., ¿propones una tercera opción o qué?- Pregunta, más allá de lo confundido.
Niego con la cabeza otra vez y empujo su cuerpo lejos del mío para salir del lugar al que me había arrinconado.
Mi corazón late demasiado rápido, tanto que temo que pueda perforarme las costillas y salir por mi pecho.
Él me mira, sé por su expresión que no comprende nada de lo que está pasando. Él pensaba que iba a hacerlo, que iba a aceptar a su proposición, pero no puedo hacerlo, no cuando hay tantos riesgos por correr.
-¿Qué pasa, pequeña?- Pregunta, en tono de desconcierto.
Niego con la cabeza a la vez que digo-: N-no...
Mi voz suena inestable al salir por mi boca, pero sé que él quiere que continúe ya que alza ambas cejas en elocuencia. Tomo una inspiración profunda y me atrevo a decirlo-: No voy a hacerlo.
Uno... dos... tres segundos pasan y él no reacciona ante mi respuesta. No sé si es algo bueno o algo malo, pero no tengo un buen presentimiento sobre esto.
¿Por qué no dice nada? ¿Por qué no cambia siquiera su expresión?
Esto está comenzando a asustarme. Como si no estuviera lo suficientemente atemorizada ya.
-¿Por qué?- Pregunta, con voz seria y profunda.
¿Por qué tiene que preguntar un "por qué"? No había pensado en uno..., no esperaba que lo preguntara.
Me tomo un tiempo para meditarlo, sólo porque no quiero decir lo primero que se me venga a la cabeza. Después de unos segundos digo-: Porque no es correcto.
Esperaba que dejáramos las cosas así, pero él al parecer no.
-¿No es correcto, eh?- Dice inquirente, pero sé que no busca una respuesta de mi parte. Suelta un suspiro pesado mientras pasa una mano por su cabello echándolo hacia atrás.
Trago duro ante aquella sugestiva acción... ¿Qué estoy diciendo? No.
Nadie dice nada, lo cual hace que mis nervios aumenten de cien a mil por ciento.
No quería decir nada más, pero al ver la situación sentí la necesidad de agregar lo siguiente-: Esto es algo..., ilegal.
-A la mierda con las leyes, Marylise...- Dice, levantando un poco la voz. -Si es por eso, no tienes por qué preocuparte- Dice, intentando sonar convincente-, nadie se enterará a menos de que intentes volvérselo a decir a ese niño amiguito tuyo...- Dice, refiriéndose a Brent, supongo.
Su cara de disgusto al mencionarlo me hace saber que no le agrada ni un poco que sea mi amigo.
-Pero no está bien que...- Intento decir, pero él me interrumpe.
-Eso que importa..., sólo preocúpate por ti, por lo que quieres tú ¿de acuerdo?..., lo demás no importa.
-Pero...- Trato de objetar, pero las palabras se atascan en mi garganta impidiéndome pronunciarlas.
No tengo otra escusa más por decir. No sé qué decirle para convencerlo de que me deje en paz, de que se consiga a otra que le dé y haga lo que él quiera..., que entienda que yo quiero..., que yo no quiero esto, quise decir.
Ya ni siquiera sé lo que quiero. Estoy tan confundida, porque sé que esto está mal pero aun así deseo repetirlo. ¿Por qué pasa esto? Yo nunca hice ni desee algo indebido, ¿por qué ahora sí?
Dicen que lo prohibido es lo que más disfrutas, y yo en verdad disfruté lo de ayer.
También dicen que para el amor no hay edad, pero esto no es amor, esto es sólo deseo. ¿Tampoco hay edad para desear a alguien así?
-A ver, dime..., te gustó lo de ayer, ¿cierto?- Pregunta, inquirente, algo desesperado.
Estaba a punto de contestar, pero recuerdo sus palabras y callo. Él dijo que si decía que me gustaba eso sería como decir que acepto a su propuesta. Si le digo que no entonces sería como decirle que no acepto.
¿Y si le digo que sí?
"No, no Marylise. Sólo dile que no y ya"..., me digo a mi misma.
Niego con la cabeza en respuesta a su pregunta, lo cual noto al instante que lo hace enojar.
-No me mientas, Marylise, no me gustan las mentiras y lo sabes muy bien- Advierte, en tono seco y lleno de molestia, haciéndome estremecer.
Suelta un bufido frustrado y se acerca a mí con rapidez.
-¿Crees que soy idiota, eh? ¿crees que no escuché como ayer gemías y me pedías más?- Dice, en un mascullo irritado.
De mi boca se escapa un chillido que callo al instante cuando hala de mí con arrebato hacia él.
-Yo sé que tú deseas esto tanto como yo...- murmura en mi oído-, yo sé que quieres que te toque, tanto como yo quiero tocarte- sus palabras son acompañadas de acciones, deslizando su mano desde mi hombro hasta mis caderas. -Y también sé que me estas volviendo loco y cada día deseo más que seas mía...- Dice, besando y mordisqueando mi cuello, haciéndome sentir miles de placidas sensaciones que descubrí que podía sentir hace apenas dos días-. Quiero tenerte, pequeña...
Mi espalda se arquea involuntariamente y mis ojos se cierran ante la sensación que me brindan sus besos y pequeños mordiscos en mi cuello. Se siente tan bien...
-Quiero hacerte sentir eso que tanto deseas...- siento como su mano desciende hasta tocar el borde de mi ropa interior, pero no hago nada para detenerlo-, déjame hacerlo, ¿sí?- pide, en un murmuro. -sólo déjame hacerlo...
Mis ojos se abren como platos y de mi boca se escapa un jadeo cuando introduce su mano dentro de mi ropa interior.
¿Por qué hace eso? ¿Por qué...
Todo pensamiento se esfuma de mi cabeza en el instante en el que siento a su dedo frotar lentamente algo dentro.
¿Qué es esto? ¿Por qué se siente mucho más intenso que ayer? ¿por qué me gusta más?
Él separa su rostro de mi cuello para, supongo, poder verme. Yo tengo los ojos cerrados con fuerzas porque lo que está haciendo me impide mantenerlos abiertos.
-¿Te gusta cuando te toco así?- Pregunta, con seguridad.
Abro mis ojos para verle y noto como su labio inferior está atrapado entre sus dientes mientras mantiene su mirada fija en cada una de mis facciones.
Como si no fuera suficiente ya el sólo ver su cara, ahora también hace eso con su labio.
Intento dejar de pensar en eso y me decido a responderle. Abro mi boca para hablar pero me doy cuenta que fue una mala idea en el momento en que de ésta, en vez de salir palabras, sólo conseguí que se escapara un gemido que no pude callar.
Cierro mi boca lo más rápido que puedo al darme cuenta de lo que acabo de hacer. No quería que eso pasara.
Tengo que posar mi frente en su pecho porque lo que está haciendo no me deja ver y actuar con claridad. Siento que perderé el equilibrio y caeré si no me sostengo de algo..., o en este caso, de él.
-¿Por qué no contestas?- Pregunta, con algo de diversión en su voz.
Él realmente está gozando el verme así, mientras yo estoy sufriendo y disfrutando a la vez.
Muerdo mi labio inferior tratando de no demostrarle que esto realmente me está gustando.
Inhalo y exhalo entrecortada y pesadamente antes de negar con la cabeza en respuesta a su primera pregunta.
-¿Me estás mintiendo de nuevo?- Pregunta, con clara y fingida indignación en su tono de voz.
Miento, negando con la cabeza una vez más.
Su pecho vibra unos segundos debido a su risa silenciosa y dice-: Bien..., entonces supongo que no te importara que...- No termina su frase, sólo la acompaña de la acción de sacar su mano y detener sus movimientos.
-No...- Digo, antes de que pueda evitarlo, tomando su camisa con mis manos echas puño para que no se aleje.
No, ¿por qué lo detengo? ¿por qué no simplemente dejo que se retire? ¿por qué no puedo dejar de sentir esto cada vez que me toca?
-¿Y ahora qué haces?- Dice, en tono burlón. -Pensé que no te importaría que parara..., como dijiste que no te gustaba lo que hacía...- Se encoge de hombros.
"Si me gusta, realmente me gusta"... pienso, mas no lo digo.
-¿Me mentiste?- Pregunta algo de lo que seguro ya sabe la respuesta.
Aprieto mis labios y desciendo mi vista hacia el piso sólo porque no puedo mantenerle la mirada.
Termino por asentir con la cabeza. Si le digo otra mentira, de seguro no creerá.
-Entonces..., ¿si te gustó?
Me toma unos poder aceptarlo, pero al final asiento.
-¿Quieres que siga?- Pregunta, con sugestión en su voz.
Suspiro entrecortadamente antes de asentir otra vez.
-¿Segura?..., porque no te veo muy convencida de...- calla cuando ve el cómo levanto rápidamente mi cabeza para mirarle y asiento totalmente convencida. Sonríe mostrando un poco sus dientes antes de mojar sus labios con su húmeda lengua.
Sólo sé que deseo que me toque, en verdad lo deseo.
-De acuerdo, entonces...- Vuelve a llevar su mano dentro de mi falda hasta llegar a mi ropa interior.
Cierro los ojos ante lo que vendrá, pero los abro al siguiente segundo y mi ceño se frunce en confusión cuando su mano vuelve a alejarse.
-No, no voy a hacerlo...- Dice, haciendo una mueca.
"¿Qué? Pero, ¿por qué no?"... quiero gritarle, pero no me atrevo.
-No voy a hacerlo hasta estar completamente seguro que aceptarás lo que te propuse en un principio- Continúa. -No quiero que digas que sí ahora pero cuando te dé lo que quieres me digas que siempre no- alza ambas cejas. -Así que, dime ahora si aceptarás o no- Dice, como una orden y no como una sugerencia.
Demonios..., había pensado hacer eso. Decirle que sí y ya que terminara decirle que no.
¿Y ahora qué hago?
Quiero volver a sentirlo, definitivamente quiero volver a sentir todo esto, pero tengo miedo que se descubra y que se enteren todos. ¿Qué haré si eso pasa? ¿qué haré si se entera mi mamá que hago esto?
Tengo que dejar de pensar en los demás, ser un poco egoísta y pensar sólo en mí. Quiero esto, ya no debe importarme lo demás si quiero esto.
Asiento con la cabeza en respuesta, pero él no parece comprender ya que pregunta-: ¿Si qué?
En vez de contestarle con otro asentimiento, mejor pregunto algo que tenía en duda.
-¿Sentiré lo mismo?- Mi voz, titubeante y cohibida, sale de mi boca en un musito.
-No...- Niega con la cabeza, lo que hace que frunza mi ceño en confusión. -Será mucho mejor, cariño- Promete, regalándome un guiño que me hace tragar duro y hacer volver mi mirada al piso.
-Entonces..., entonces sí- Digo, realmente me está costando hablar.
-¿Aceptas?- Inquiere, a lo que yo sacudo mi cabeza en asentimiento. -De acuerdo..., entonces dime que es lo que quieres y lo tendrás- Dice, con voz sugestiva y divertida.
¿Enserio me pide esto? ¿Por qué le gusta torturarme así?
Espera..., él dijo que cada vez que yo quisiera algo tendría que pedírselo llamándole 'papi'..., entonces tendré que llamarle así para obtener lo que quiero.
-Quiero...- Trago saliva y suelto un suspiro entrecortado-, quiero que me toques- Digo, en un murmuro profundo. Le miro a los ojos antes de pedir algo que no creí que podría haber pedido antes-: Tócame, papi...