Si me niego a su propuesta, ¿me hará algo? ¿Podría ser capaz de..., abusar de mí o algo por el estilo?
No quisiera pensar en él de esta manera, pero no puedo evitarlo, no cuando me dejó claro que no aceptaría un 'no' por respuesta. ¿Entonces esto quiere decir que si le digo que no me obligará a hacer algo que no quiero?
No, no quiero hacerlo. No quiero que me haga daño.
Tengo tanto miedo.
~*~
Son las seis de la mañana en punto, lo sé gracias a que la alarma hace de las suyas y me despierta.
Anoche ni siquiera pude dormir bien. Me atrevo a apostar que solamente descanse una o dos horas, a lo mucho. Sus palabras rondaron en mi cabeza toda la noche impidiéndome dormir como se debe, y por lo visto, no quieren dejar de atormentarme.
Sí, reconozco que quería tener su atención..., pero no de este tipo, no de esa manera.
Hoy no quiero ir a la escuela. No quiero enfrentar la situación, no quiero verlo, no quiero oírlo, no quiero ir a su casa y enseñarle matemáticas o lo que sea que quiera que haga. Solo quiero esconderme en estas cuatro paredes y no salir hasta que se olvide por completo de mí, hasta que se le haya borrado de la cabeza esa idea tan insensata y errónea.
Cancelé la alarma y me levanté de la cama, aunque no quiera ir para no encontrármelo, aun así tengo que hacerlo, no puedo faltar a clases. Igual si estamos allá, él no podrá hacerme nada porque estaremos rodeados de personas. Puedo gritar al mínimo acto que perciba. Tengo las de ganar ésta vez.
Ya le he dado muchas vueltas al asunto, lo he pensado demasiado, toda la noche prácticamente. Finalmente he llegado a una conclusión. Ya tengo mi respuesta, pero no creo que le guste.
Solo sé que no quiero esto, no quiero hacer eso que me pidió, aun no puedo y mucho menos con alguien que acabo de conocer hace escasamente dos semanas, sin mencionar que es mucho mayor que yo. Pero también sé que no me gustaría ver su reacción cuando le diga mi respuesta. No quiero averiguar de lo que es capaz si no obtiene lo que quiere.
Hacer eso que me pidió es algo ilegal, podría ir a la cárcel si llegara a pasar, lo cual espero que no pase. No sé por qué se arriesga tanto, no sé por qué quiere meterse en problemas. No lo entiendo.
Ayer mientras pasaba la noche en vela, me preguntaba una y otra vez, ¿por qué yo? ¿por qué no otra?... Hay tantas mujeres de su edad en el mundo, hay tantas que no dudo que quieran estar con él. Ellas pueden darle lo que tanto quiere, ellas pueden hacer lo que él quiera que hagan. No entiendo por qué me pide a mí hacer eso, teniendo a todas ellas a su alcance y disposición inmediata. Estar con ellas si es algo legal y se puede decir que 'correcto', pero estar conmigo no.
Legal...
Ahora todo tiene tanto sentido. Ahora todo es tan claro. Él solo se acercó a mí porque pensaba que era 'legal' y podría hacer lo que se le plazca conmigo. Eso de las clases era solo una fachada que escondía sus verdaderas intenciones. Quería que me creyera el cuento, para poder así engañarme con su maraña de mentiras y lograr lo que quisiera.
Todas esas frases que no entendía ahora puedo comprenderlas perfectamente. Lo de las fracciones si es una posición. Cuando dijo que le gustaba que fuese tan inocente, se refería a que soy demasiado ingenua y no me di cuenta de nada. Cuando dijo que si le enseñaba matemáticas él me enseñaría otra cosa, en realidad se refería a que me enseñaría...
Sacudí mi cabeza en un intento por desaparecer esas imágenes. No quiero pensar en eso. No es posible que me esté pasando esto a mí.
~*~
Desearía que las horas corrieran con más lentitud, pero no sé por qué ahora el tiempo decide ir aprisa, como si el fin del mundo estuviese pisándole los talones. Las clases ya han terminado y no creo que haya rendido muy bien. No me concentré en ninguna de éstas, y ya perdí la cuenta de cuántas veces Dalila y Brent me preguntaron si estaba bien.
De seguro parecía un ciervo en carretera, temerosa por pensar en lo que pueda pasar hoy.
No quiero salir, pienso que estando dentro de la escuela él no puede hacerme nada, pero tampoco puedo estar aquí para siempre, tengo que salir en cualquier momento y él estará allí esperándome para llevarme a su casa a "estudiar". No quiero ni pensar en qué tipo de 'estudio' quiere que hagamos. No quiero ni pensar en las cosas tan horribles que puede llegar a hacerme.
Tras unos minutos de haberle dado vueltas al asunto, me atrevo a salir. Observo hacia todas direcciones, pero no lo encuentro, no está, no hay nadie aquí afuera, ni siquiera David que es el último en irse siempre.
¿Por qué no está aquí? ¿Se habrá ido? Quizá estuvo por un tiempo, se cansó de esperar y simplemente se fue. Espero que haya sido eso, así podre postergar esto y no decírselo aún. No creo que esté lista para lo que viene. No sé cómo reaccionará cuando le diga que ya no podré seguir con sus juegos, que ya no podré ni siquiera verlo más.
-¿Qué haces aquí tan sola?- Pregunta una voz a mis espaldas. No necesito ser un genio para reconocerla, ya que la he escuchado desde hace años.
No puedo evitar balbucear debido al torrente de emociones que tengo acumuladas desde ayer, pero me las arreglo para decir-: Eh..., nada.
-¿Nada?- Pregunta con desconfianza, a lo que asiento-. Ya todos se han ido, ¿piensas quedarte aquí?
Abro mi boca para hablar, pero la cierro segundos después al darme cuenta que no sabía ni qué decir.
-¿Quieres que te acompañe a tu casa?- Ofrece-. ¿O tu primo vendrá por ti como lo ha hecho últimamente?
Con el solo hecho de que lo mencionara, siento a mi corazón acelerarse mientras que algo extraño y pesado se asienta en mi estómago. Brent pareció notarlo ya que me pregunta por enésima vez en el día-: ¿Estás bien?- No me pasa desapercibido el tono preocupado con el que pronuncia sus palabras.
No contesto, no porque no quiera hacerlo, sino porque no creo que pueda.
-Te he notado muy extraña desde la mañana y...- Suelta un suspiro corto-, me preocupa lo que te pasa.
-E-estoy bien- Embozo una sonrisa para tratar de convencerlo, pero no creo que haya funcionado.
-¿Segura?- Inquiere, dudoso de mi respuesta-. Sea lo que sea, sabes que puedes confiar en mí, de aquí no saldrá nada. Yo estaré aquí para ti siempre.
No creo que decirle sea una buena opción, sobretodo porque están en juego muchísimas cosas que me afectan directamente. Pero necesito decírselo a alguien o voy a enloquecer. Necesito que alguien me escuche y me aconseje para hacer lo mejor. Necesito un abrazo y que me digan que todo va a estar bien. Necesito gritar por ayuda y que alguien me saque de esta situación lo más pronto posible.
-Ah, yo...- Balbuceo. Tomo una aspiración profunda en un intento por relajarme, aunque no creo que funcione del todo.
-¿Qué pasa?- Pregunta, angustiado por mi estado.
-Ayer yo..., ayer pasó algo- Suelto un suspiro entrecortado mientras que siento cómo el temblor se apodera de mi voz y mis ojos comienzan a escocer-. Yo. Yo no me esperaba eso..., no quiero hacerlo Brent, no quiero.
-¿No quieres qué?- Pregunta, ansioso, más allá de lo confundido.
-No puedo hacerlo...
-¿No puedes qué?- Suena desesperado, por encontrar una respuesta a sus preguntas.
-N-no puedo...
-¿Está todo bien?- Su voz resuena en mi cabeza y todo a mi alrededor parece congelarse. Mi estómago se revuelve y mi corazón late demasiado rápido, tanto que puedo sentir a mi cabeza palpitar, tanto que mi pecho comienza a doler y escocer.
-Eh, no- Niega, Brent, desconcertado por la situación-. Bueno, Mary...
-¿Qué sucede Marylise?- Dice, pero por el tono de su voz y por su mirada sé que sólo me está retando. Noto cómo su ceño se frunce y su mandíbula se tensa, dándole un aire amenazador en su cara de pocos amigos.
Mi piel se eriza por completo con sólo verlo. ¿Por qué tenía que llegar justo ahora? ¿Qué hago? No puedo contarle todo a Brent mientras él está aquí, no puedo ni siquiera moverme cuando me mira así. No puedo hacer nada.
-Nada- Contesto, con un tono de voz serio, dejando detrás mi temblor interno para dar paso al miedo paralizador.
-¿Nada?- Inquiere Brent con sorpresa y confusión-. Pero me dijiste que no querías hacer algo, que no podías...
-No es nada- Le interrumpo. Miro de reojo a Harry, quien está al lado mío, y noto cómo su boca se curva en una sonrisa casi imprescindible, cargada de satisfacción pura-. Me tengo que ir.
-Pero...
-Hasta mañana, Brent- Le digo, con el mismo tono mecanizado de antes.
Giro mi dirección hacia Harry y comienzo a caminar hacia su auto sin siquiera pensarlo. Entro rápidamente a éste y observo por la ventanilla como ellos conversan, puedo notar la preocupación en las facciones de Brent e inmediatamente me siento mal por inquietarlo de esa manera, pero no podía decirle nada si tenía justo enfrente al causante de mis preocupaciones.
Quizá mañana le pueda contar todo, confío en él y sé que no hará un escándalo como Dalila de seguro lo haría si se lo contara, sé que me aconsejará a hacer lo mejor, pero por ahora no puedo hacer nada. Solo, actuar normal, aunque se me haga una tarea muy difícil.
Finalmente, Harry da la media vuelta y se dirige hacia el auto. Puedo ver su expresión y no me gusta del todo. Solo espero que no le preste mucha atención a lo que acaba de pasar y sólo nos vayamos, aunque lo veo difícil.
Entra al auto, lo enciende y lo pone en marcha, saliendo de allí rápidamente.
Ya han pasado varios minutos, minutos silenciosos e incómodos. Estoy esperando a que diga o haga algo, pero no pasa nada, solo se dedica a conducir. Está hundido en sus pensamientos y yo sólo quiero saber qué lo intriga tanto en este momento, pero tampoco me atrevo a romper el silencio que se ha instalado en el ambiente, no quiero que lo que sea que vaya a decir sea la gota que derrame el vaso. Prefiero evitarlo.
El auto se detiene en un semáforo en rojo y noto como él relaja su cuerpo que ha permanecido tenso desde que entró, pero aun así sigue sin decir nada.
Esto es demasiado incómodo, ya quiero que lleguemos, ya quiero decirle que esto se terminó, ya quiero estar en casa y olvidarlo todo.
-Ibas a contarle todo, ¿no es así?- Pregunta, pero pareciera como si lo afirmara. Mantiene la mirada fija sobre mí, esperando una respuesta, sin embargo, no contesto-. ¿Sabes que puedo meterme en problemas si esto se llega a saber?- Dice, pero sus ojos se mantienen fijos en el camino, aunque no nos movamos.
Sé que puede meterse en serios problemas, pero él se lo buscó. Si le gustan las menores entonces debió fijarse en alguien que fuese 'legal', no en mí. Debió de haber medido las consecuencias de sus actos antes de siquiera pensar en hacerlos.
-E-es tu problema- Tartajeo, tratando de sonar determinante, pero me salió terrible.
Suelta una risa carente de humor que me pone la carne de gallina, e inquiere con sátira-: ¿Mi problema?- Asiento con la cabeza, solo porque no confío en mi boca-. No, cariño. Ahora también es tuyo.
El semáforo cambia su color a verde y Harry reanuda nuestro camino.
¿Mi problema? Pero, ¿por qué? Él fue el que se me acercó, él fue el que me pidió que le enseñara matemáticas, él fue el que me orilló a esto. Yo nunca quise que las cosas se desviaran a ésta dirección, yo nunca quise que él pensara en mí de esa manera, en una forma sexual. Yo no quería que esto pasara. ¿Por qué es mi problema ahora?
El ambiente se torna silencioso y tenso una vez más, pero ahora ni él ni yo hacemos algo para romperlo.
Estaciona el auto en la cochera de su casa una vez que llegamos. Baja de éste y lo rodea abriéndome la puerta para que pueda salir. Acepté el gesto ya que no quiero hacerlo enojar, aunque de seguro lo estará en unos minutos. Entramos a la casa y me dice que me ponga cómoda mientras él va al baño. No creo que pueda sentirme cómoda en este lugar, no cuando él vive aquí.
Al poco tiempo, su figura aparece en mi campo de visión. Noto como su ceño se frunce al verme, pero no ha dejado de caminar hacia mí.
-Te dije que te pusieras cómoda- Dice, con pesadez y algo de reclamo en su voz. Trago duro debido a la cercanía que ha interpuesto entre nosotros, mientras los nervios se apoderan de mí una vez más.
-Dame eso- Dice tomando los tirantes de mi mochila intentando sacarla.
Me deshago de dicho objeto con su ayuda y él la deja sobre la mesa que está a un metro de distancia, por lo que no tuvo que moverse. Mientras lo hace, sus manos se posan en mis antebrazos y siento como comienza a acariciarlos. Al instante una corriente eléctrica recorre mi cuerpo. Se me es difícil admitir que eso se sintió bien, pero lo hace sin embargo. No quiero que esto termine como ayer, solo quiero decirle que no e irme de aquí ya.
-¿Pensaste en lo que te dije?- Pregunta, mis ojos se desvían a los suyos y noto como estos me recorren de pies a cabeza. Una sonrisa torcida se dibuja en su rostro cuando ve el mío. Sé que disfruta el causar este efecto en mí, pero yo no lo estoy disfrutando.
Asiento con la cabeza, sólo porque sé que de mi boca no saldrá palabra alguna. Su sonrisa se ensancha ante mi respuesta, de seguro piensa que aceptaré.
-Entonces..., aceptas, ¿verdad?- Inquiere, pero algo me dice que es más como una afirmación, como si estuviera seguro de que aquello es cierto.
Tomo una inspiración profunda y exhalo entrecortadamente. Me está costando soportar la cercanía, me está costando mucho.
-No...
Uno... dos... tres segundos pasan, y es hasta entonces cuando me atrevo a mirarle a los ojos. Hablé tan quedito que dudo que me haya escuchado bien, pero aun así no me atrevo a repetirlo, no cuando me mira de esa forma, no cuando en sus ojos se denota la maldad y la frialdad.
Después de eso, me permito empujarlo lo suficiente como para salir del espacio en el que me tenía acorralada, y corro hacia la sala de estar. Noto como se gira hacia mí con lentitud y me mira con extrañez, pero a la vez con un poco de diversión. Mi respiración está más allá de lo agitada y mis manos sudorosas comienzan a temblar.
Se acerca a mí mientras yo rezo internamente para que se aleje, pero no funciona. Vuelve a tomar su posición de antes, pero esta vez me toma de la cintura acercándome más a él.
-¿Aceptas o no?- Insiste, pero yo lo alejo de nuevo y huyo hacia mi lugar previo-. Ven aquí, Marylise, no huyas- Pide, sé por su tono de voz que está comenzando a molestarse.
Me abrazo a mí misma y niego con la cabeza en respuesta. Él suelta un suspiro cansado y noto como aprieta su mandíbula con fuerzas, tantas que temo que pueda quebrarla en cualquier momento.
-¿A qué estamos jugando, eh?-Dice, y no se necesita ser un genio para saber que su tono de voz comienza a inundarse de hastío y molestia-. Porque créeme, no es divertido...
Ya está enojado, me asusta mucho más verlo así. Me siento indefensa y estúpida. ¿Por qué no sólo salgo de aquí y llamo a la policía?
-¿Aceptas o no?- Pregunta una vez más.
Abro mi boca para hablar, pero ésta no emite sonido alguno. Quiero gritarle que no, quiero gritarle que me deje en paz, quiero salir huyendo de aquí y no volver nunca más, pero soy tan cobarde que no puedo hacerlo. Tengo tanto miedo que me paralizo y no soy capaz de mover ni un solo músculo.
Mis ojos comienzan a escocer y mi labio inferior tiembla levemente.
-N-no...
Su expresión cambia en cuanto me escucha, su mandíbula se relaja un poco pero me sigue mirando de la misma manera. Su estridente mirada me aterra, parece como si pudiera mirar dentro de mí.
-¿No?- Duda, después de haber soltado un suspiro pesado. Niego con la cabeza en respuesta-. ¿Por qué no?- Habla fingiendo extrañez, y con un tono de voz más suave. Sé que está tratando de controlar su enojo, pero no le está yendo muy bien.
-P-porque no quiero- Apenas y puedo decir.
-¿No quieres?- Inquiere de la misma forma de antes. Niego con la cabeza. Suspira pesadamente otra vez mientras pasa una mano por su cabello echándolo hacia atrás-. Pues vas a tener que hacerlo, pequeña- Masculla.
-¿Qué?...
-Quieras o no lo vas a hacer.
-P-pero...- Las palabras se atascan en mi garganta impidiéndome pronunciarlas. Trago el gran nudo situado en ésta y me atrevo a decir-: P-pero tu prometiste que no me obligarías a hacer algo que yo no quisiera- Menciono, para hacerle recordar su promesa.
Una sonrisa torcida aparece en su boca y su pecho vibra un poco debido a su risa sin humor. Se me eriza la piel por completo con el sólo hecho de ver su expresión y escuchar ese sonido tan aterrador emanado por su boca.
-Tengo que decirte que soy algo malo cumpliendo promesas.
¡¿Qué?!
Terror puro se apodera de mi cuerpo y la adrenalina que corre por mis venas no me deja pensar con claridad. En un efímero movimiento, corro hacia la puerta y giro de la perilla, pero ésta no cede. La puerta no se abre. ¿Me encerró? Pero... ¿cuándo? ¿Por qué?...
-¿A dónde crees que vas?- Pregunta, retándome a contestar. Suelto un suspiro ahogado cuando sus manos se apoderan de mi cintura y mis caderas fuertemente, lastimándome en el acto. Me gira en su dirección y mi espalda pega contra la puerta.
Sus ojos se han oscurecido varios tonos dándole un aspecto hostil y temible. Ahora estoy más aterrada que nunca, me dijo prácticamente que iba a abusar de mí. Tengo tanto miedo.
-N-no me hagas daño, p-por favor- Suplico en un musito, mientras unas lágrimas calientes recorren mis mejillas y empapan mis pestañas.
No quería llorar, no quería mostrarme tan débil ante él, pero no pude evitarlo. Mi vista se torna borrosa debido a las lágrimas, pero soy capaz de percibir como de repente su expresión cambia de áspera y aterradora, a preocupada y confusa. Sus ojos volvieron a ser los suyos, su mirada volvió a ser la suya.
Acerca una mano a mi rostro y relaja su agarre en mis caderas, pero yo me alejo lo más que puedo de su tacto.
-No llores, Marylise- Pide en un murmuro. Se acerca a mi oído y, automáticamente, un sollozo brota de mi boca. Sisea cerca de mi cuello, pidiéndome que deje de llorar o me tranquilice, pero no es algo que pueda controlar.
-No me lastimes, p-por favor- Le suplico, en un murmuro desgarrado, a lo que él vuelve a sisear.
Por nueva cuenta, intenta acercar su mano a mi rostro, pero ésta vez no me aparto. Limpia las lágrimas derramadas por mis ojos con delicadeza y dice, con suavidad-: Hacerte daño es lo último que haría- Me mira y termina de limpiar mi rostro de las lágrimas nuevas-. No soy un violador, por Dios, no haré nada que tú no quieras... Confía en mí, no te haré daño, pequeña- Esboza una sonrisa que parece sincera, pero no puedo fiarme de alguien como él, por lo menos no ahora-. Lo único que quiero es hacerte sentir bien, quiero enseñarte cosas que no sabes aún, quiero que aprendas de mi como yo de ti, quiero hacerte lo que nadie te ha hecho jamás, sólo..., sólo déjame hacerlo y te prometo que no te arrepentirás.
No quiero hacerlo, no quiero que de repente se enoje y me haga daño de verdad. Simplemente no quiero hacerlo.
-De acuerdo, escucha..., sólo déjame hacerlo una vez, sólo será una, déjame demostrarte lo que puedes sentir si aceptas- Pide, pero yo no estoy dispuesta a aceptarlo-. Si no te gusta, si no sientes algo y te sigues negando a mi propuesta, te juro que te dejaré en paz. Ya no volveré a insistir, ya no volveremos a vernos nunca si eso es lo que quieres, ya no volveré a buscarte y esto se terminará aquí, ¿de acuerdo?..., pero sólo déjame demostrarte lo que puedo hacerte. Si aceptas, te prometo que sentirás eso y mucho más, pero si no aceptas..., ya te dije lo que haré.
Su oferta es demasiado tentadora, pero aun así no me animo a aceptarla. Si acepto y después le digo que no sentí nada entonces todo esto se va a terminar y podré seguir viviendo mi vida normal sin preocuparme por él y lo que pueda hacer. Eso es lo que realmente quiero, pero, ¿y si me llega a gustar lo que me llegase a hacer? ¿Y si no llega a aceptar un "No" por respuesta? Entonces, ¿Qué hago?... Es un riesgo demasiado alto que no sé si quiera correr.
-A nadie le he insistido tanto, sólo lo hago porque en verdad me interesas- Confiesa, y no sé cómo sentirme al respecto. Algo se movió dentro de mí al escucharlo, es una sensación extraña.
-¿L-lo juras?- Inquiero, apenas y puedo vocalizar.
-¿Lo de dejarte en paz si llegas a negarte?- Inquiere. Asiento con la cabeza-. Te lo juro.
Una parte de mi le cree, pero otra sigue desconfiando de su palabra, sobre todo por lo que dijo antes de no ser muy bueno cumpliendo promesas. No sé qué debo hacer realmente.
Después de unos segundos, me limito a asentar con la cabeza, sólo porque no confío en mi boca; pero al parecer, él no entendió.
-¿Sí qué?- Pregunta con confusión.
-Está bien- Musito, con mi voz aun temblorosa y entrecortada.
-¿Aceptas?- Inquiere, con incredulidad.
No sé si esto esté bien, pero no tengo otra opción.
Abro mi boca para hablar, pero prefiero asentir con la cabeza. Noto como una ligera sonrisa aparece en su boca mientras dice-: Te prometo que no te arrepentirás, pequeña.
Ya me estoy arrepintiendo.