Capítulo 3 1

Freya

Uruguay - capital Montevideo

Era un lunes tan radiante que fui testigo de cómo el sol, hizo su aparición en el norte, para mí era imposible dormir si no disfrutaba el amanecer cada mañana, ese que nos abre sus puertas para iniciar la semana con pie de plomo, un dicho muy antiguo de mi tía que es venezolana, de ella he aprendo los mejores chistes; claro trato de ponerme seria en algunas ocasiones, pero nadie entiende que mi rostro no puede demostrar molestia, nací con genes positivos, no es mi culpa ser tan graciosa. En fin; estiro mi cuello y espalda, para ir a la cocina de mi apartamento de soltera, porque eso soy todavía no me quejo; así tengo novios gratis para que me mantengan hasta que me canse de no darles sexo.

Sonrió internamente por mi mente, pero a veces no tengo limité, al ingresar a mi lugar favorito de todo el pequeño lugar, claro mi apartamento es justo, nada extenso y con las cosas materiales necesarias; enseguida prendo la estufa para comenzar la preparación de mi café mañanero ese que me despierta y me da las ganas de continuar me tomo al menos dos minutos, en preparar sanduches con queso y jamón bien tostado, me fascina la mantequilla derretirse, sobre la comisura de mi boca.

Luego de haber preparado todo, busco mi taza favorita de color naranja con blanco y un pato como dibujo; los que odien ese animal no deberían existir en la tierra, son tan hermosos que merecen ser respetados en sus lugares de crecimiento. No obstante; verifico el café antes de quemarme, me ha pasado y no quiero repetirlo, lleno la taza dejo lo demás para después, es seguro que llegue en la tarde con ganas de beber.

Habiendo colocado mi lugar en la pequeña encimera de color negro, comencé a degustar los alimentos, mirando en toda la casa, buscando hallarle forma definitivamente debía tener un animalito estar solo, hace que el mismo eco de terror se sienta; al dar el tercer mordico como beber del líquido, un sonido de gallo cantando, me hace rodar los ojos para ir en su búsqueda.

Cuando entro a mi dormitorio, lo tomo de la mesa de noche, con la lámpara que uso para leer o hacer algún trabajo que me llevo a casa; tomo el celular y detallo que es mi hermana menor Carlota, niego antes de pulsar el botón verde.

-Hola hermana buenos días, Montevideo está perfecto para salir.

Toco mi nariz levemente, encontrándole lo positivo a sus palabras, en eso no nos parecemos.

-Hola Carlota, en realidad lo sé desde esta mañana.

-Bueno te llamaba, para decirte que hoy en la noche, hay reunión familiar ¡Te esperamos!

-Ok... apenas salga de la tienda, paso por allá.

-Gracias Freya te adoro, nos vemos y descuida la noticia vale la pena.

-Sí tú lo dices.

-Pues... claro que sí. Adiós.

Con eso último colgó la llamada, eleve las cejas algo confundida, por esa repentina reunión familiar, lo bueno es que la casa de nuestros padres no quedaba lejos; mi hermana vivía con ellos tenía veinticuatro años y tenía un novio, que la adora como respeta, incluso la tolera por ser tan enérgica a veces, si nos ponen a las dos juntas la fiesta se prendió y lo demás es cuento. Después de ser interrumpida; volví a la cocina a terminar de comer, no pensaba dejar nada sobre la mesa, me tomo al menos unos quince minutos terminar, como dejar el área limpia, satisfecha con el resultado me dirijo; al dormitorio tengo dos horas antes de ingresar al trabajo, asi que fui al baño uno acogedor lo digo, por ser tan pulcra en cada área de la casa, en eso suelo ser lidiatica.

Tome el cepillo y comencé a limpiar mis dientes, eliminando cualquier carie que no permita tener los dientes blancos, después de terminar seque mi boca con un paño de rostro, comencé a quitarme la pijama de camisa y short en color amarrillo; al estar desnuda ingreso a la ducha y comienza mi momento de felicidad al cantar; soy fanática de la música pop, pero lo demuestro en mi soledad, nadie conoce como canto a excepción de Carlota, ella me conoce como la palma de su mano.

Para cuando termino mi baño, voy hacia mi pequeño armario en color blanco, observo con alegría mí uniforme de gerente, decirlo suena fácil; pero serlo es otro nivel, las responsabilidades que tienes a cargo son enormes, además inicie como una vendedora, cajera y finalice como asistente del gerente, eso me abrió paso para dicho puesto. Enseguida, tome la ropa e inicie a vestirme consistía en pantalón negro, camisa manga corta en color azul rey y un chaleco igual que el pantalón, zapatos bajos como cómodos, cada prenda se adecuo a mi cuerpo, mi figura era esbelta cual cintura de avispa, a excepción de los senos grandes que se apreciaban muy bien por mi camisa, trataba de taparme lo mayor posible, no pedí nacer con senos enormes, pero Dios me los dio y debo ser agradecida.

Lo que seguía era que mi trasero era redondo, pero sin llegar hacer excesivo y después estaba mi cabello castaño oscuro, ojos verde claro heredados de mi madre, sus raíces europeas no pasan desapercibidas; mientras que mi hermana tiene los ojos negros como papá, ser uruguayo te identifica a donde sea, por eso me siento orgullosa de ser latina y haber nacido en Uruguay, no importa de dónde seas brillaras con luz propia, en cada lugar que pises.

Cuando hube terminado de alistarme, tome mi cartera negra de cuero junto con las llaves y fui directo a la puerta, deje todo asegurado y sin más Salí del apartamento, al ver el ascensor pulse el botón espere un minuto y abrió sus compuertas; se encontraba solo, era extraño conociendo que todas las mañanas encontraba personas bajar; no le quise dar importancia sumergiéndome en el teléfono, el chat administrativo estaba activo, como siempre verifique lo que hoy debíamos realizar y mantendría informado al personal a mi cargo, era un tienda grande en un gran centro comercial, por lo que el estrés es enorme en temporadas altas, más que todo noviembre y diciembre.

...

El transcurso fue tranquilo en el bus, todavía no tenía auto; pero estaba en mis planes comprarlo, solo que debía ahorrar muchísimo, mi sueldo cubre una parte y la otra no, asi que mis horarios en el trabajo; son más extensos tener lo máximo que se pueda; como diría mi Madre todo en la vida es un sacrificio, cuánta razón tiene. Al pedir la parada, comienzo a pasar la calle contraria, la que permite ver la majestuosidad del Centro comercial que posee la capital, al poner un pie mi sonrisa se activa en todo momento, subí las escaleras mecánicas las puertas de la tienda están abiertas, pero los hombres de seguridad, me dan el saludo que devuelvo con toda la amabilidad que he aprendido.

A su vez camino por un inmenso pasillo limpio de ropa casual de dama, hasta llegar a las puertas de madera con las pequeñas oficinas; que son específicas para los empleados y líderes de la tienda, como mencione con anterioridad somos una tienda de ropa para toda la familia e incluso tenemos área de hogar, lencería repostería próximamente se abriría otro departamento que sería herramientas un lugar para el hombre en toda organización habíamos más de treinta empleado cada uno, tenían su jerarquía en la empresa.

Al llegar a mi casillero pequeño, dejo mi bolso de cuero y mantengo mi celular conmigo con un sonido prudente para no llamar la atención es vital dar el ejemplo, cuando me pongo el chaleco con el logo de la empresa comienza el día hoy y todos los días hay algo nuevo que aprender. En fin, salgo y saludo a cada compañero con un asentimiento la tienda es muy conocida, tenemos al menos tres sucursales a nivel nacional tiene por nombre Picossa en nombre es como un enigma para mí, pero saco la conclusión por los dueños al ser de origen escoces o eso pude conocer en la última junta que tuvimos con el hijo del dueño.

Para cuando estoy en el área de recepción de clientes especiales, todo el grupo de trabajo se acerca al verme llegar, conocen que antes de iniciar tenemos unos cinco minutos para plantear la hornada de hoy, es por ello que al mirar a cada trabajador inicio la reunión.

- ¡Buenos días! Y espero que hayan descansado bien. -un asentimiento y algunos verse entre ellos. -Perfecto el día de hoy tenemos que mejorar el área de repostería, cambiar los habladores para los clientes y no tener inconvenientes con ellos, por último y no menos importante el orden de cada producto en su lugar, sé que podemos dar más para esos los gerentes. -señale a mi costado derecho al ser tres dos mujeres un hombre.

»Así que hoy cerramos a las siete en punto, más tardar siete y media todos saldríamos, cualquier inconformidad me la hacen llegar, somos un equipo. -deje por sentado, manteniendo el rostro imperturbable.

Cada trabajador asintió y se retiraron a realizar sus funciones, mientras observe con el semblante serio a los tres gerentes que se mantuvieron a la espera de lo que hablaría, pero era vital darles este aviso.

-Un gusto verlos Isabela, Tara y Frederic, necesito ojos en todas partes y no quiero problemas con los empleados a la hora de mandarlos hacer una orden, acuérdense que cada uno de los que están allá. -señale con la palma extendida, para continuar. -Fueron una vez ustedes, cada uno merece respeto y no acoso, eso lo vimos en el departamento de RR. HH. La semana pasada, no cometamos ese error, de hacernos oídos sordos porque ejercemos un puesto de rango mayor. -

Ser dura era mi segundo nombre, pero odiaba las injusticias y más por mi personal, todos somos digno de ser tratados con gentileza, lástima que hoy en día se vean casos de acoso laboral, en empresas que piensan es solo ganar dinero, pero a los empleados explotan por el simple hecho de ser solo una utilidad; yo pase por uno hace años atrás; al salir de la universidad me gradué de Licenciada en RR. HH no ejerzo lo que estudie, pero me gusta lo que hago me prepara, para serlo en el futuro.

-Asi será Freya. -comento Frederic.

-En cuenta. -dio un asentimiento Tara.

-No se preocupe. -termino por agregar Isabela, la más coqueta del grupo sus maquillajes eran de los más ostentosos.

-Muchas gracias. -complete, antes de verlos dispersarse en sus funciones.

Desde luego no me quede parada, comencé a vigilar la zona norte de ropa de damas y caballero, en la segunda planta estaba la de niños con la parte de juguetes ahí la mayoría de los clientes se quedaban por sus hijos, eso me daba risa porque los pequeños lograban su cometido de obtener algo de la tienda; en esa parte uno debe ser fuerte con los niños sino se salen de control. De vez en cuando; miraba a cada trabajador y organizaba los objetos en su lugar, sin dejar de vigilar no podía estar quieta era muy proactiva en ese particular, pero la vibración en mi bolsillo trasero me hizo respirar hondo, todavía era temprano y buscaban molestar, al sacar el teléfono pude ver el nombre de Liam uno de mis ex; eleve una ceja antes de responder su llamada.

-Bueno.

-Hola mi querida Freya.

Su típico acento sexy, que piensa tener ventaja de la situación, niego ante su idiotez.

-Hola Liam, y eso ¿tú llamarme?

-Pues... digamos que extrañaba hablar con mi ex.

Me reí por la tontería aquel decía, tuvimos un romance hace tres años, quedamos como amigos y nada más; pero parece que se le olvido.

-Tú lo has dicho EX, asi que mejor busca otra que te la chupe.

Ser franca es otra de mis virtudes, aunque muchos la odien.

-Vaya... directo al punto nena, como me gustaría que tú lo hagas, aun lo recuerdo lo experta que eres en esa faceta.

-Liam no solo soy experta, sino perfecta en ello; como también recuerdo que te dejaba con dolor de bolas.

Mi carcajada fue notoria, que mantuve la compostura al pasar una pareja de cliente mayor, debía comportarme solo me concentre en seguir viendo la tienda antes de oír la respuesta de Liam.

-Ni lo menciones... fueron días duros para mi miembro.

-Bueno soy honesta, además debo dejarte estoy trabajando.

-Espera... quieres salir este fin de semana, solo unas copas nena.

Y este creyó que lo voy hacer, negué del otro lado de la línea, antes de responder.

-No. Adiós Liam.

Cuando hube guardado el teléfono, volví mi atención en el ahora todo marchaba correctamente; entonces fui a ver a los demás gerentes cada uno haciendo su labor sin tener novedades eso me dejo más tranquila y es como me concentre en vigilar como solventar cosas, de los clientes a petición del personal, donde la hora de trabajo había cumplido exitosamente anunciamos el cierre y como había dicho antes cerramos siendo las siete y media de la noche, despedimos al personal en su transporte que los llevaba a su casa sin importan en que vereda viviera, era uno de los beneficios de la empresa.

Por mi parte, detuve un taxis que le brinde la dirección en casa de mis Padres lo más seguro es que mi hermana, me saque la cabeza por llegar tarde, había recibido su mensaje de queja hace una hora; pero ella conocía el empeño que le daba a mi trabajo, me recosté en la ventanilla esperando llegar el transito estaba estable sin nada que produzca una cola.

Luego de unos quince minutos el taxis se detuvo en la casa de mis padres, le pague la tarifa y salí con una bolsa de dulces secos los favoritos de la familia, al menos debía ganarme una disculpa con ese gesto, abrí la reja de madera que da paso al pequeño jardín, después un porche con sillas para disfrutar el exterior y al final la puerta de madera oscura, con un grabado en la madera con el apellido Curbelo, hecho por mi Padre solo en cosas de la familia, se ponía creativo.

Toque el timbre y no tardo en abrirme un rostro serio, cual iceberg que desea congelar a cualquiera; solo me encogí de hombro dándole una sonrisa con la bolsa que ella reconoció y por un momento su rabia mermo, para rápidamente decir.

-Hummm... puntos a favor por los dulces, llegas tarde Freya. -repuso, al quitarme la bolsa dejándome pasar.

-Lo siento... tuve trabajo, eso lo sabes hermanita. -fue mi excusa, para dejar mi bolso en el asiento de la sala y saludar a mi familia.

-Sí... sí... siempre el trabajo. -se quejó, antes de darle un beso a su novio, que la tomo de la cintura.

- ¡Qué bueno verte princesa! -ese fue mi padre, su típico apodo desde que era una bebé, lo abrace y si un beso en su mejilla.

-Hola hija.

-Hola Mamá. -me acerque a ella que se mantenía algo débil, le costaba respirar y una bombona de oxígeno, la ayudaba siempre a mantenerla con fuerza, le bese la frente; antes de recibir un apretón de ella en mi mano.

-Te ves hermosa.

-Gracias... pero tú más. -susurre evitando hacerla sentir mal, pero me dolía verla en estas circunstancias.

Durante más de dos años madre ha estado en tratamiento, a raíz de ese virus Covid 19, que dejo a más de uno sufrir y padecer secuelas o hasta la muerte, en ella fue dejarle los pulmones débiles se mantiene con oxígeno para respirar, papá y yo lo compramos; mientras Carlota la cuida sin cesar, por eso está terminando sus pasantías de enfermería y ejercerá en una clínica, mientras cuidará de mamá el tiempo que lo requiera el medico fue claro es un milagro; solo debemos disfrutarla lo máximo que nos permita, es por ello que cada día con ella nunca lo desperdiciamos lo aprovechamos con ganas y mucho humor.

-Tú hermana nos va anunciar algo. -me saco de mis pensamientos al mirar hacía la aludida.

-Así es. -la secundo Tomás, que le permitió a ella hablar.

Con algo de nervio y una felicidad rebosante que nunca vi antes, suelta la sorpresa.

- ¡Me voy a casar! -anuncio con gran alegría, que todos aplauden, dejándome abrir la boca como un hueco en un suelo de construcción.

Esto de verdad era un chiste mi hermana menor se va a casar, mientras que la mayor ¡ósea yo! sigue de solterona; vaya... esto termino por golpearme el ego, en fin me quede sin palabras, ahora debíamos preparar una boda.

            
            

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