Rusia provincia – Vladivostok
Sentir el poder en la palma de tú mano, es otro nivel y más cuando mi puño se estampa en una escoria, que cometió el error de traicionar a su Rey; escupo sobre sus pies estando atado de manos y pies en una silla de madera, que esta desgastada, lo tengo en uno de mis bunker marinos, hay compartimientos especiales con prisiones o cámaras de tortura al menos tres, ya que la mayoría no vive para contarlo. Por consiguiente; aprieto mis puños al sentirlos sonar, como ver sangre ajena del idiota, que esta irreconocible pidiendo que pare su tortura, lo que desconoce es que mi sangre es fría y cuando me dicen que pare, lo sigo haciendo es inherente en mí.
-Mi Rey... necesitamos información. -habla, uno de mis escoltas de confianza.
Giro mi rostro; para verlo con su cara imperturbable, por un lado el idiota tiene razón, vine por un nombre y el traidor debe darlo; lo suelto de su camisa sucia y manchada de sangre, evidenciando como su respiración esta acelerada, trueno mis dedos y recibo un pañuelo negro, donde limpio mis manos, para después tirarlo sobre el idiota traidor.
- ¿Y bien? Habla escoria. -demande en ruso, el lugar donde estábamos había poca luminosidad; pero la necesaria, para evitar que conozca el lugar.
Tarda al menos un minuto en recomponerse, sus ojos llenos de ira como venganza, están inyectados al vernos; pero mi rostro serio no temé a nada, deje de sentir hace años; donde fui preparado para ser el dueño de la mafia rusa, esa que todos anhelan tener, este mundo lo obtienes con sangre y te llevas cicatrices de por medio, mi espalda lo puede testificar; pero decido alejar esos pensamientos oscuros para centrarme, en lo que dirá el traidor; pensó verme la cara de imbécil como se equivocan.
-Frolov... -pudo susurrar, mientras mis manos se hacían puños, al conocer ese apellido.
-Perfecto el idiota se está moviendo, lo que quiere decir que volvió a Rusia. -hable a mi gente, que asintieron buscando aumentar la seguridad de la mafia.
- ¡Rey! ahora que conoce la situación, ¿Qué piensa hacer? -las preguntas de Pedro me sacaban de quicio, solo eche mi cabello semi largo hacia atrás; antes de sacar mi arma de bronce.
Enfoque mis ojos en el objetivo, donde le di el tiro de gracia en su frente; su cabeza se oscilo hacia atrás; dejando que la misma pólvora se sienta en el ambiente, vi a mi gente que no necesite dar la orden, cuando comenzaron a limpiar el desastre; me gire sobre mis talones, siguiéndome los pasos Pedro uno de mis escoltas fieles, subimos por las escaleras de hierro; hasta pasar los estrechos pasillos del barco de carga, que tengo a mi mando, aunque soy dueño de toda la bahía como la ciudad completa, el presidente puede besarme los pies, si se lo ordeno; sonrió con sorna, antes de verme en la superficie, la brisa marina golpea mi cuerpo, estamos en temporada de verano, el frío no se siente por ahora lo que me produce calma.
-Rey, esperamos órdenes. -volvió a insistir, solo me encargue de mirarlo con los brazos cruzados.
-La orden es actuar bajo perfil, encuentra a esa rata de Frolov, no está actuando solo, necesito más seguridad en mi mafia o sino yo mismo, tendré que quemar al personal, para conseguir gente nueva y leal. -manifesté con mal humor, donde Pedro inclino la cabeza, colocando su mano en su pecho; antes de retirarse con mi orden.
Bufe por lo bajo, teniendo otro día de mierda; esperaba que al regresar a mi fortaleza pueda sentirme menos tenso; pero no todo se puede cumplir, cuando la voz de alguien viene a molestar.
-Hola primo. -habla, con su característica sonrisa.
Saco mi arma, para verificar los cartuchos, busco una bala en uno de mis bolsillo y se lo coloco; para después mantenerla activa como dispuesta a atacar, luego con fastidio le hablo al idiota de mi primo.
- ¿No tienes nada mejor que hacer? -lanzo la pregunta, pero su negativa me hace apretar la mandíbula.
-No... además padre me envió; para decirte que tenemos una reunión urgente en la fortaleza. -alce una ceja por esa información, algo debe estar pasando.
-Entiendo, dile que en cinco minutos llego.
-Pero...
-Ya hable. -deje por sentado al irme, obteniendo una maldición de su parte.
No me importaba la urgencia, yo soy el Rey por ende mando, al estar en el muelle mis pasos van a una dirección, donde tres hombres custodian mi auto un hermoso Ferrari de color bronce, el mismo que me encanta y me excita a la vez; trueno los dedos, haciendo que uno de los hombres bajo mi mando abra la puerta del piloto, al entrar coloco las llaves y me concentro en cerrar la misma, rápidamente mis hombres, se dispersan para entrar en dos camionetas negras blindadas dispuestos a seguirme; cuando acelero, para entrar al tráfico de la ciudad al ser casi como una isla todo el mar nos rodea por todas partes, el mejor lugar para trabajar como manejar entre ellos mis barcos, lanchas o botes pequeños, donde el tráfico de armas y drogas es lo mejor que hacemos, Japón y Singapur son nuestros clientes más exigentes, todo a base de negocios ellos nos dan tecnología, a cambio de nuestros servicios con costos elevados que pueden pagar, sin tentarse al corazón, además de los socios de Europa cada uno desea y busca trabajar para nosotros, pero solo yo elijo no ellos.
...
Luego de ir a la zona sur a verificar un cargamento junto con mi gente; estaciono el auto en la zona de siempre, al bajar con elegancia, abotono mi saco negro e inspecciono a mi personal todos armados y en sus posiciones, después mis pies se dirigen a la puerta doble de roble, sin esperar mi autorización, es abierto por dos de mis guardias hasta que sigo el camino pulcro como elegante, es una fortaleza con todas las comodidades al menos quince habitaciones, para huéspedes sumado al gran salón de fiestas con su candelabro de cristal inmenso, que hace reflejar una escena renacentista.
Sin más preámbulos, ingreso al despacho encontrando a tres personas que dos de ellos son un dolor en mi trasero, pero por ser familia los tolero; los pares de ojos al verme llegar se quedan en silencio, elevo una ceja inquisitivo buscando saber el motivo de la reunión, que tanto mi primo alardea, pero los ojos azules de mi Tío Grigori evidencia su reproche que no duda en soltarlo; cuando es cerrada la puerta del despacho.
- ¡Llegas tarde! -curvo una ligera sonrisa, que lo pone más molesto.
-Conoces que tengo trabajo Tío, así que esta demás tus quejas. -deje claro, busque sentarme en mi trono y ellos mirarme puestos en pie.
-De igual modo es urgente, lo que debemos hablar. -volvió a decir, que solo me encargue de ver el mapa de la ciudad con puntos en rojo y negro.
Tome una respiración profunda, juntando mis manos y con mi ojo lleno de frialdad espere a que hablaran; lo que motivo a Pedro iniciar con la conversación.
-Verá mi Rey, le decía al sr. Morozov; que tenemos dos puntos vulnerables para nuestros enemigos, la zona Oeste no está dando ganancias, tenemos una fuga que todavía desconocemos, al igual que la zona Este presenta lo mismo. -informo con seriedad, por inercia apreté uno de mis puños.
-Con que todavía, no encuentran la falla. -solté con molestia, mientras ellos se miraban entre sí.
Algo estaba pasando dentro de mis territorios, tendría que cortarlo de raíz y una pérfida sonrisa broto de mis labios; al ver a Gavrel estaba sentado en un cómodo sillón rojo, con los brazos relajados y cuando detallo mi mirada escrutadora, no tuvo más remedio que bufar por lo bajo; sabiendo que ya tenía a la persona que se encargaría del problema.
-Lukyan...
-Es una orden y debes resolverlo, mañana temprano te vas y antes de finalizar el día, quiero respuestas positivas. -Remarque.
-Hijo...
-Nada Tío, conoces que mi primo es el mejor para esta tarea. -Interrumpí, volviendo a dejar un silencio sepulcral.
-No hay problema te tendré noticias, solo contesta el teléfono. -termino de hablar, dando medie vuelta para retirarse.
Ahora debo buscar solucionar los otros puntos que pueden llegar hacer vulnerables, Gavrel tendrá un escuadrón de doce hombres a su lado, cada personal que trabaja para mí está custodiado nada puede fallar sino la corona se vendría abajo, toco mi frente para aliviar la constante tensión que siento desde que torturamos a esa escoria que deje de existir, pero la voz de mi Tío me hace fijar mi atención en él.
-Ya que enviaste a Gavrel a esa misión, ¿Qué piensas hacer con Frolov? -expuso, oír ese apellido me causo una repentina acidez.
No dude en colocarme de pie y caminar por todo el espacio, hasta quedar cerca de una ventana posterior que permite visualizar el gran jardín que tenemos, sin flores solo un enorme pasto verde, que no tiene fin, desajusto mi corbata por completo al igual que dos botones de mi camisa negra, pongo mis manos en los bolsillos del pantalón antes de responder.
- ¡Matarlo! Y todo aquel que trabaje para él, quiere la mafia Rusa, pero jamás se la daré. -deje por sentado, ideando un plan para el siguiente ataque.