Capítulo 5 Capitulo 5

-Vivirás en mi casa-suelta de repente.

-¡Ni de coña! -grito-Tú en tu casa y yo en la mía.

-No me sirve-dice poniéndose de pie-Debemos aparentar que estamos juntos.

-Eso lo podemos hacer tú en tu casa, y yo en la mía-digo incrédula.

¿Dos meses durmiendo en su casa?

No. Imposible.

-Está bien-concede-Pero, te quiero al menos tres días de la semana en el casino como la novia comprensiva.

-Y, ¿Por qué tres días?

-Claus siempre que está aquí va tres días, así que te avisaré cuando llegue a Palermo y tendrás que ir y encontrártelo de casualidad.

-¿No seré muy obvio? -espeto exasperada.

-No-rueda los ojos-Se supone que eres mi novia y siempre estarás en el casino. Allí es donde lo persuadirás. También me acompañarás a algunas cenas de negocios donde él estará. Es decir, mi querida Gianna, tienes el escenario perfecto para persuadirlo de la venta.

-Eres un...

-No cariño. Nada de insultos-me corta, sonriendo cínicamente-Somos dos personas que se suponen, se adoran-me mira de pies a cabeza-si supiste fingir siendo una cría. Seguro lo podrás hacer, ya que has recorrido mundo- ¿Me acaba de llamar puta?

¡Lo mato!

-Lárgate de mi casa antes de que pierda la poca paciencia y te reviente el florero en la cabeza dura que tienes ¡Cabrón! -hablo, pasando como flecha hasta la puerta y abriéndola.

-Gianna-dice Lucas en tono cansado.

-¡Largo! -grito.

-Enviaré por ti el miércoles-dice pasando por mi lado y dejando la cerveza en la mesita que tengo junto a la puerta.

-Tranquilo, que me pondré mi disfraz de puta-digo, roja de la ira-Y, así encajaré en ese lugar-él, no responde, solo sale y detrás de este, Adriano y Leónidas.

Les dejo saber lo enojada que estoy al tirar la puerta, que hace que los cimientos tiemblen al igual que todo mi cuerpo.

Estoy segura de que, no voy a poder sobrevivir los dos meses de engaño.

*****

-Nena., ¡Estas que Ardes! - dice una Pía, chiflando mientras mira mi vestido vinotinto, ajustado de escote V profundo, de espalda baja. Además de eso, me había puesto mis sandalias doradas, altas, y mi bolso de mano del mismo tono, donde había guardado mi móvil, tarjetas, algo de efectivo, identificación y mi lápiz labial.

El cabello me lo había recogido en un moño desordenado. También, solo llevaba un brazalete y un delicado collar Tiffany en forma de copo de nieve que era de mi madre y mi abuela me había dado cuando viví con ella.

-No seas boba-Sonrío.

Estoy en la tienda y estoy lista para ir al casino de Lucas. La puerta se abre y Adriano se queda de pie en la puerta observándome.

-¿Estas listas? -me pregunta. Pero no me pasa desapercibida la mirada que le da dando a Nicole. Está, por su parte, se sonroja, y practícame hunde su rostro entre las perchas.

-Bien, chicos. Recuerden cerrar. Hasta mañana-me despido de todos. Sigo a Adriano hasta la camioneta que espera y cuando él me abre la puerta y espera que suba. Lo miro.

-No te acerque a Nicole-le advierto. Su postura se vuelve rígida-Ella no es como las mujeres que acostumbras.

-No sé de qué hablas-dice sin apartar su mirada de mí.

-Bien. Entonces no tendré que advertirte de nuevo-me subo al todoterreno y Adriano cierra de un portazo.

El viaje hasta el casino es silencioso. Una vez llegamos, Adriano me abre la puerta.

-Vamos-dice, caminando delante de mí para que lo siga.

La entrada es imponente. Pisos de mármol, esculturas que se remontaban a la antigua Roma, además de eso, resaltaba en toda su gloria una réplica magnífica del nacimiento de venus hecha por Botticelli.

Todo, grita, elegancia y sofisticación, nada comparado con lo que me imaginé que seria, di gracias a Dios haberme puesto el vestido que llevaba, y no el de poca tela que había pensó en usar solo para rabiar a Lucas.

Las personas andan de un lado al otro, vestidos de manera elegante y las mujeres visten sus mejores galas.

-Espérame por aquí-Adriano me dice en tono duro.

Asiento y una vez a sola me acerco hasta la barra, donde hay varias personas tomando y divirtiéndose. Tomo asiento y el bartender enseguida se acerca con una sonrisa.

-Bienvenida, ¿Qué desea tomar? -pregunta.

-Un daiquiri de frutilla, sin alcohol- respondo, poniéndome cómoda en la butaca.

-Trabajando en eso-se dispone a buscar todo lo necesario, mientras miro alrededor.

Se pueden observar los diferentes juegos como la ruleta, black Jack, craps, el punto y banca, póquer y las máquinas tragamonedas. Además, de otros que no conocía. Bueno, no es que sea una jugadora, solo me informe un poco para saber que me esperaba en este sitio.

Agradezco al chico por mi bebida y le doy un sorbo, ¿Dónde está Adriano? O mejor, ¿Dónde está Luca?

-Buenas noches-dice una voz a mi lado.

Dejo mi bebida en la barra y miro a un hombre, no mayor a los cuarenta años, de ojos marrones claros, cabello negro, muy bien parecido, lleva un elegante traje azul oscuro y en su mano sostiene su bebida.

-Disculpe mi atrevimiento. Pero, la estoy observando desde que entro por la puerta.

-Y, ¿Su punto es? -digo sin saber que quiere.

-Disculpe mis modales-se ríe-Me llamo Gaetano Macerano-dice tendiéndome la mano-Me preguntaba, ¿Por qué alguien tan hermosa como usted está aquí, sola? -me guiña.

Educadamente, le tiendo mi mano.

-Me llamo Gianna Bianchi-digo estrechando su mano-Y...

-Cariño. Estás aquí-dice una voz engañosamente tranquila.

Mi piel entra en erupción cuando la mano de Lucas se posa en mi espalda desnuda y me acerco a su cuerpo. Se inclina e inesperadamente, me besa.

Me tengo que agarrar de la chaqueta de su traje, porque mis piernas no me sostienen. Sus labios ahora con más experiencia sabían lo que hacía. Cuando quiere profundizar el beso, no lo dejo. Pero el muy cabrón baja su mano hasta tocar mi trasero, lo que hace que, de mis labios, salga una protesta y él aprovecha para profundizar su beso.

Escucho a alguien carraspear, y me da la fuerza para apartarme. Nuestras miradas se encuentran y veo deseo en sus ojos. Y, estoy segura de que él ve lo mismo en los míos.

¡Mierda!

-Lo siento-Dice mirando a Gaetano, dándole una sonrisa falsa-Es que no puedo resistirme cuando la tengo cerca -Gaetano le da una sonrisa similar.

-No sabía que estuvieras en una relación-dice, mientras me escanea sin culpa -¿Hace cuánto salen? Digo. Si no es mucha indiscreción.

-Tres meses.

-Ocho meses-decimos al mismo tiempo.

Él nos dio una mirada de confusión.

-Vamos, cariño. Di la verdad-me pellizca la parte baja y tengo que apretar mis dientes para no soltar una palabrota.

-Es que, para mí, no cuentan los cinco meses que rogaste para que accediera a formalizar lo nuestro, cielo.

-Vaya, ¿En serio, Lucas? -dice en tono de burla, Gaetano.

-A todas estás-Lucas habla- ¿Qué te trae por aquí?

-¿Qué más podría ser, amigo? La diversión.

-Bien. Entonces ve a divertirte, mi novia y yo tenemos cosas que hacer.

-Hasta luego, señorita-se despide con una inclinación de cabeza, dejándonos solos. Alargo mi mano, tomo el daiquiri y le doy un sorbo.

-¿Tres meses? -pregunto soltándome y dejando una extraña sensación en mi cuerpo de abandono-Debes dejar que sea yo el que hable-dejo la bebida en la barra, y me doy media vuelta para enfrentarlo y veo lo sexi que se ve en su esmoquin con pajarilla.

Estamos mal Gianna, me digo.

También me doy cuenta de que Adriano no está a nuestro alrededor.