Capítulo 8 Capitulo 8

El auto recorre las principales calles de Palermo mientras Adriano y Leónidas van en frente en silencio.

Mi móvil suena y sin mirar descuelgo.

-¿Si? -Digo mirando por ventanilla de la camioneta.

-Señorita Bianchi, Soy Lazo y tengo días tratando de hablar con usted.

-Dígame-digo al saber que es mi abogado. Además, él se había encargado de defender a mi padre.

-Ayer recibí una notificación del reclusorio donde, denegaron la petición de su padre en cuanto a su estado de salud -cierro mis ojos y alejo las ganas de gritar que tengo de repente.

-No sé qué decirle lazo-respondo en voz baja-Mi padre está enfermo, pero si eso no es suficiente, no sé qué hacer-soy sincera.

-Apelaremos ante el juez y veremos que sucede, pero eso podría tardar meses-me dice.

-Haga lo necesario-insisto-¿Algo más?

-Quería saber, ¿Cuándo puedo verla para que firmemos su testamento? Hace tres meses lo tengo hecho y usted no ha venido a que concluyamos ese asunto-es cierto, con lo sucedido con mi padre me olvide de eso.

-Lo sé-dije ahora un poco exasperada-Que tal si nos reunimos el martes a eso de las dos

-Me parece muy bien-respondió-Ahora. Bien, ¿Continua con la misma voluntad? -pregunta con dudas.

-El fideicomiso y la boutique a Nicole, además de mi departamento. Esa es mi última voluntad-susurro.

Hace mucho decidí que era mejor estar preparada debido a mis antecedentes.

-Está bien-responde con tono profesional-Hasta el martes, entonces, señorita Bianchi.

-Hasta entonces-termino la llamada y me fijo que estamos estacionados frente a un edificio lujoso y solo estábamos en el coche Adriano y yo.

-¿Qué es eso de tu última voluntad, Gianna? -habla, Adriano, con voz alterada.

Intento abrir la puerta de la camioneta, pero estaba trabada, sé que no me va a dejar ir así nada más.

Resoplo con resignación.

-Lo que a mí me suceda, no creo que te interese-digo recordando su hostilidad durante este tiempo-Sin algo me sucediera, tú y Lucas estarían más que felices.

-Gianna-dice mirándome de forma extraña desde el asiento del frente-Yo nun... -Su móvil lo interrumpe antes de continuar. Mira la pantalla y contesto-Estamos subiendo-es lo que dice mientras destraba las puertas del auto.

De inmediato, salgo arreglando mi vestido negro, corte halter, con encaje en la espalda, un cinturón dorado alrededor de mi cintura y zapatos del mismo color, mi cabello lo había recogido en un moño desordenado y me había maquillado lo más natural que pude.

Adriano me guía hasta dentro del lujoso edificio y una vez en el ascensor presiona el último piso.

Como no suponerlo, me digo a mi misma al ver que nos dirigíamos al pent-house

-Esto aún no se ha terminado-dice a mi lado Adriano.

-Yo creo que si- replico tajante y poniéndome derecha antes de escuchar el sonido del elevador antes de abrirse.

Cuando las puertas se abren, Adriano sale primero y tras abrirme la puerta del departamento se va, no sin darme antes una mirada que me dejaba claro que no habíamos terminado.

Camino al interior y me sorprendió lo bonito del lugar. Está, decorado con tonos blancos, verde lima y un poco de beige en las cortinas. A mi izquierda deslumbro el pequeño, pero lujoso comedor y más allá, puedo ver una chimenea.

Era un espacio bien proporcionado y lujoso.

-Llegas tarde-Lucas, llega a mi derecha mientras me estudia detenidamente -Claus y su esposa ya están aquí.

-Sí. Bueno, yo creo que me veré mejor con una entrada un poco más especial ¿No? -digo irónicamente. Dejo mi bolso de mano en el sofá y camino hasta él-Que empiece el espectáculo.

-¡Gianna! -exclama Elena, apenas paso el umbral hacia el exterior y me da un abrazo-Imagina mi sorpresa cuando Claus me contó que tú eras la novia de Lucas.

-Si-murmuro sonriendo y sintiéndome mal por engañarlos-El mundo es un pañuelo, Elena.

-Como atrapaste a este hombretón ¿Eh? -dice divertida haciendo que Claus y Lucas rueden sus ojos.

-Lo vi y dije. Es mío-Lucas me mira enarcando una ceja y me encojo de hombros-tú sabes lo tenaz que soy -cuchucheo haciéndole reír.

-Bueno, mi amor. No acapares a Gianna para ti-Dice Claus, saludándome.

-¿Cómo estás? -me pregunta mirándome detenidamente-me asustaste la otra noche.

-No es nada-hice un gesto con mi mano para restarle importancia-Solo fue una baja de azúcar

-Bien. Debes cuidarte más-me apremia con un apretón de mano.

-Sí. Eso es lo que siempre le digo-interviene Lucas, rodeándole con su brazo y besando mi cabello.

Su solo contacto me pone el pulso a mil.

-Tienes una vista hermosa aquí-dice de pronto Elena.

Era cierto. Estábamos en una hermosa terraza grande, con sofás negros, junto a un bar al aire libre, donde había un equipo de sonido que reproducía música clásica suave y sabía que era por Claus, ya que a Lucas nunca le gusto ese tipo de música, un poco más adelante hay una mesa que era agradable para los desayunos, en esta ocasión estaba puesta para la cena que se iba a llevar a cabo, tanto la mesa como el área de muebles estaban resguardados por enormes toldos blancos, lo que era perfecto para reposar a cualquier hora del día.

-Señor-volteo a me encuentro con una mujer de unos cuarenta años de cabellos oscuros y piel clara-La cena está lista.

-Gracias, Petra-dice, asintiendo.

-Pasemos a la mesa-dice Lucas, mientras me guía a la mesa, seguidos de Claus y Elena.

-¿Vino? -pregunta Lucas mientras sostiene una botella en su mano.

-No, gracias. Solo beberé agua-él, hace un gesto de exasperación y le ofrece a la pareja.

La cena es agradable, mientras que los platos son inmejorables.

De entrada, prosciutto de melón, brocheta de tomate y albahaca, de plato principal una pasta con almejas. Elena y Claus hablan animadamente mientras yo solo me limito a sonreír y a comer mi cena.

-Sin duda una de las mejores cenas que he comido en mi estadía en Italia-Elena suspira, mientras esperamos el postre- ¡Dios! ¿En serio? -exclama al ver que ponen en frente una pannacotta de fresas. Cuando petra pone el mío en frente, miro a Lucas y él, solo me observa sin decir nada y sé que, él también lo recuerda.

Flashback.

-Sabes que la pannacotta pega con las niñas como tú -dice una voz a mi espalda mientras como mi postre en el pequeño restaurante de siempre, luego que salía del colegio-volteo y me encuentro con los ojos más hermosos que había visto, y una sonrisa que derretía.

-¿Disculpa? -me las arreglo para decir.

-Que, la pannacotta te pega- dice mientras se sienta en mi mesa y con su dedo limpia los rastros del postre que tengo pegado en la comisura de mis labios-eres nívea y delicada como esto -señala mi postre-perfecta.

-Como sabes que soy delicada, si no me conoces -digo ladeando mi cabeza.

-Llevo observándote desde que te vi por primera vez.

-O sea, que me acosas-espeto alejándome un poco, mientras tomo mi mochila para irme a casa.

-No. Solo admiro la belleza cuando la veo-replica de pronto, serio-Soy Lucas Salvatore-me tiende la mano. Dudo, pero al final le doy mi mano.

-Gianna Bianchi -digo, tomando su mano.

-Un gusto, Bella-Soy escéptica a las personas que decían que, el amor a primera vista existía. Pero, por una vez, tuve que admitir que si podía suceder.

Fin de Flashback.

-Siempre he pensado que esto es la cosa más deliciosa que he probado-la voz de Claus me trae al presente y por una vez, en mucho tiempo, siento que mis ojos se llenan de lágrimas.