Capítulo 9 Capitulo 9

-Si me disculpan-digo antes de saltar de mi asiento y dirigirme al interior del departamento. Tomo mi bolso y busque frenéticamente un baño, pero termine en la cocina.

-Lo siento. Me podría indicar un baño, por favor- Petra, deja de cortar un poco de fruta y me miró con el ceño fruncido.

-Llegue hasta la sala de televisión y gire a la izquierda. La segunda puerta- dice un poco tensa y después sigue con su tarea.

-Gracias-digo y me voy de ahí hasta donde me ha indicado.

Una vez frente al espejo me refresco el rostro para volver a maquillarme un poco. Tengo los ojos un poco rojos, me empolvo el rostro de nuevo y aplico labial para después salir e ir de vuelta con los demás.

-¿A qué estás jugando? -me dice Lucas, mientras yo camino hasta el salón y él me espera de pie con una mirada enojada cerca de la puerta de la terraza.

-Lo mismo te pregunto yo a ti-digo incrédula ante su acusación.

-No te hagas la inocente, Gianna-su expresión es de frustración y claramente no sabe cómo actuar- no has dicho nada a Claus de Génova y estás incumpliendo el trato, recuerda que, si yo pierdo, tú pierdes-prácticamente escupe las palabras. Cuento hasta diez para no darle el bofetón que se merece desde que apareció en mi boutique.

-Pensé que eras más inteligente, querido mío-digo de forma irónica-A mí más que a nadie le interesa que obtengas tu maldita propiedad y así yo recuperar lo que es mío y no verte la cara nunca en lo que me resta de vida-espeto perdiendo un poco la compostura- Eres... Eres una horrible persona que lo ha tenido todo durante su vida, al que nada le ha costado y no voy a dejar que te quedes con lo que yo si he trabajado.

-Te equivocas en una cosa-habla mientras se acerca a mí como un cazador a su presa- Lo único que siempre quise en su momento era a ti-susurra a centímetros de mi rostro-Es que no lo recuerdas -pasea sus manos por mi espalda y bajo sus labios hasta unirlos con míos.

Esta vez, no intento alejarme, solo me aferro a su cuerpo y disfruto su asalto, algo que anhelaba y deseaba desde que lo vi de nuevo, ¡Maldita sea mi debilidad! Pero, Lucas Salvatore, tiene la facilidad de hacerme olvidar el pasado.

De repente, se aleja de mí, y así como sentí su cuerpo unos momentos. Segundos después, me sentí vacía.

-Lucas-repito, aún con su sabor en mis labios- Yo...

-Pero somos pasados, Gianna. Hace mucho deje de desear tenerte a mi lado-dice ya un poco alejado de mí y miro encima de mi cabeza.

Volteo y me encuentro con Adriano en la entrada, no había escuchado la puerta abrirse.

Con la poca dignidad que me queda, respiro profundamente y asiento.

-Lo tengo claro, Lucas-digo tomando todo el aplomo que me queda, el cual amenaza con desvanecerse- Pero, a veces, me pregunto si debí decirte...

-Que nunca me quisiste-me corta-Que solo te encaprichaste-sonríe con autosuficiencia-Se dé que hablas, yo también estaba encandilado por tu belleza, pero eras solo eso. Un cuerpo sexi y una cara dulce. Si hubieses sido de otra manera. Créeme, habría mirado a otro lugar como de costumbre-A mi mente viene mi imagen de hace años atrás, cuando mi cabello era inexistente y mi cuerpo era solo un adefesio por el tratamiento al que me sometí.

Sonrío, a pesar de querer echarme a llorar en un rincón.

-Dios te libre de tener una mujer fea, Salvatore. Me voy con tus invitados-me hago a un lado y salgo de la sala para encontrarme con Elena y Claus aún en la mesa.

-¿Qué te sucedió, querida? -pregunta, preocupad, Elena.

-Nada-digo mientras dejo a un lado mi bolso y tomo el cubierto-solo estoy cansada por el día de trabajo, pero todo bien-miento.

Nunca la pannacotta me había sabido tan agria, y eso era, por lo que Lucas me acababa de echar la cara.

Si hubiera visto como me dejo la enfermedad, sabía que tarde o temprano me habría dejado. Me meto otro bocado y trago con algo de dificultad.

Durante un momento de mi vida, sentí que no podía más con aquello e hice un vídeo para Adriano y Lucas. Los cuales estaban estipulados a entregar a ello en su momento, pero esos vídeos estaban resguardados en Londres, con mi abuela.

-Lamento la interrupción- Lucas se disculpa mientras toma asiento y comienza una charla animada con Elena y Claus, desde ese momento, el resto de la cena es borrosa, no se a lo que asentí o negué, solo quería acabar con esto rápido.

-Parece que se divierten-dice Elena, llegando a mi lado.

Estoy de pie, reclinada en la parte de la terraza más alejada y desde donde podía ver el tráfico nocturno de Palermo. Sumida en mis pensamientos, asiento, sin mirarla mientras tomo de la sidra que, amablemente, Petra me había traído.

Miro de reojo a Elena que está mirando también el tráfico de la ciudad mientras sorbe de su copa de vino.

-Por cierto. Gracias por ayudar a mi marido con su traje-sin poder evitarlo, Sonrío y ella me imita.

-Solo hice mi trabajo -me volteo para poder verla de frente y ella hice lo mismo.

-Dios sabe que mi esposo es un duro en los negocios, pero de ropa sabe lo que yo sé de la bolsa de valores.

-Quería sorprenderte y estoy segura de que lo hizo-Tomo un sorbo de mi bebida-Por cierto, ¿Cómo te fue en tu visita a tu hermana? - digo tratando de llegar al tema en cuestión.

-De maravilla- responde moviendo su mano para restarle importancia-Génova es un lugar delicioso y más en compañía de familia -concluye.

-Sí. Debe ser hermosa-digo-Lucas, quiere enseñármela-miento.

-Ese hombre está colado por ti mi linda-susurra mirando a los hombres que están en una conversación muy amena.

Si ella supiera. Pienso.

-Compartimos todo. Hasta nuestros sueños-me sentía asqueada de tanto mentir, pero, mi tienda estaba en juego.

-Ah, ¿Sí? -he captado la atención de Elena y eso era algo.

-Si -respondo-él sueña con ampliar sus casinos y yo mis tiendas. Lucas me comento que él está interesado en una de sus propiedades, pero Claus es duro de roer-Sonrío.

-No es que sea duro de roer. Es solo que, esa propiedad no es solo de él, sino que, yo poseo la mitad-confiesa.

Interesante, dudo que Lucas y su clan de hombres se dignaran a averiguar eso, ya que me lo hubiera dicho.

-Y mi novio no te da buena espina-digo lo obvio. Intenta decir algo, pero sigo- No te preocupes Elena. Déjame decirte que Lucas es un gran hombre, tiene visión como se lo dije a Claus-Ella sorbe mientras me mira- Lucas es ambicioso, trabajador, pero muy humano. Sabes, él no le haría daño a nadie nunca-solo a mi pienso, no físicamente-A pesar de que está en ese mundo que muchos catalogan como de mafiosos y matones, él es todo lo contrario. Es honrado y cuida a los suyos.

-Vaya. Creo que eres buena negociadora, Gianna-niego, pero esta vez es ella la que me detiene-Tranquila, creo que Lucas no es nada estúpido, se hizo de una gran mujer a su lado-sonríe y a mi pesar tengo que hacer lo mismo-Que te parece si tomamos un café mañana a eso de las cuatro y terminamos esto. Claus quiere vender, pero yo soy la que está reacia o lo estaba, no sé-Se encoge de hombros-Creo que lo que me dices, en cierto modo tiene lógica-continúa-Que me dices si tomamos un café, ¿mañana?

-Estaré encantada de tomar ese café contigo, Elena.

-Mi amor-Claus llega hasta nosotras y mira a su mujer sonriente-Es hora de irnos.

-Claro querido. Vamos a casa. Hasta mañana, Gianna-dice acercándose y abrazándome.

-Hasta mañana-respondo a su abrazo.

-Y, ¿Qué harán mañana? Si podemos saber- Lucas habla mientras se posiciona a mi lado.

-Tomaremos un café y hablaremos mal de ustedes ¿Qué te parece? -replica divertida, Elena haciendo que Claus y Lucas resoplen.

-Bueno. Mejor nos vamos, no quiero ser destruido tanto mañana-dice Claus mientras se despide-Hasta otra oportunidad, Gianna.

-Hasta otra oportunidad. Claus-concuerdo.

-Yo les acompaño-Lucas se va con la pareja y me quedo sola, busco mi bolso en la mesa del comedor y me doy la vuelta.

-¿A dónde vas? -Lucas entra en mi espacio cortándome el paso.

-Estoy cansada y quiero irme a mi casa.

-Señor- la voz de Petra nos interrumpe desde la entrada.

-Ahora no, Petra-gruñe, Lucas y ella no se inmuta.

-Solo quería decirle que, si no me necesita por hoy, ya me retiro.

-Hasta mañana-dice sin apartar la vista de mí.

Ella responde un escueto hasta mañana y sale rápido.

-Hoy, incumpliste tu trato Gianna-me toma del brazo y me lleva hasta los sofás de la terraza sentándome de mala manera.

-¡No seas bruto, Lucas! -tiro de mi brazo para soltarme consiguiéndolo-Hice mi trabajo. Además, lo dices como si fuese una ramera a la que estás pagándole-me pongo de pie.

-En cierto modo es así-mi sangre, embulle y le tiro un puñetazo que lo coge de sorpresa- ¡Ouch! -siento mis ojos llenarse de lágrimas a causa del golpe, él me mira sorprendido, limpiándose el pequeño rastro de sangre sobre su labio.

-¡Hijo de puta! Estoy harta de tus insultos y comentarios ofensivos-paso a su lado hecha una hidra- ¡Que te jodan! Me largo.

-De aquí no te vas, aún-Escucho que dice, siguiéndome mientras yo voy hasta la puerta.

-Pues, mira como lo hago-digo sin mirarlo.

Limpio una lágrima que se desliza por mi mejilla. Llego al salón con Lucas pisándome los talones.

-Tú no te vas de aquí-tira de mi brazo y se queda mirándome mientras lágrimas brotaban de mis ojos.

-¡No soy tu peón! -grito fuera de mí-Me estás destruyendo la vida, que me he reconstruido con esfuerzo-digo histérica. Él, solo me mantiene agarrada.

-Calmante- exige, cerca de mi rostro.

-¡No me da la gana! -me remuevo furiosa, forcejeando con él.

-¡Calmante! -repite, mientras sus labios tomaban los míos.