Capítulo 6 Capitulo •5•

Paulina Moon

Estaba plácidamente dormida cuando Kate entró a mi cuarto saltando sobre mí, despertándome de golpe.

-¡Arriba! -dijo Kate, brincando en la cama-. ¡Vamos, hoy es el día!

-Espera -respondí somnolienta-. Voy a tomar un baño y bajo a desayunar. Dile a mi padre que ya bajo.

Kate salió del cuarto y yo me levanté con toda la pereza del mundo. Fui al baño, me duché, y después de un rato, fui al clóset a buscar ropa. Elegí un pantalón negro mate rasgado en las piernas, con un agujero en la rodilla derecha, una camiseta ombliguera del mismo color, y una chaqueta de mezclilla azul. Para completar el conjunto, unos tenis negros.

Me puse un poco de labial rojo claro y delineador de ojos. Salí y bajé al comedor.

-¡Buenos días! -dije, llamando la atención de todos.

-Estás hermosa, princesa -comentó mi padre.

-Feliz cumpleaños -dijo Erika.

-Gracias -respondí mientras me sentaba junto a Kate.

-Feliz cumpleaños -dijo Fabricio sin mirarme. Se levantó de la mesa-. Voy a salir con mis amigos.

-Regresa a las cinco para que estés en la fiesta -dijo mi papá.

-Claro -respondió él antes de salir.

¿Por qué me siento así? Pensé, confundida. ¿Qué me pasa? Nunca me hizo daño su indiferencia, al contrario, la agradecía... ¡pero hoy!

Agh... Golpeé mis manos sobre la mesa, levantándome rápidamente, con la mirada desconcertada de todos los presentes. Salí de allí sin decir más.

Fabricio

-¿Por qué hiciste eso? -preguntó Matt, algo confundido.

-¡Y preguntas! Se veía malditamente sexy con esa ropa y esos labios rojos... Agh, tenía ganas de besarla -respondí molesto.

-Pero... Déjalo así... ¿Vas a ir a su transformación? -preguntó él, casi en un ronroneo.

-No tengo de otra... Mi madre me dijo que iría, quiera o no -me quejé.

-Suerte -dijo Matt, y cerró el link antes de que me fuera a la plaza con mis amigos.

Paulina Moon

Estoy en mi cuarto con Kate, repasando lo de mi discurso para la manada. Estoy emocionada. Hoy me transformo, y voy a encontrar a mi mate.

(...)

Ya es tarde, son las cinco. Estoy con Kate en mi cuarto, listas para cambiarnos. Kate está hermosa con ese vestido azul.

Yo estaba en el clóset buscando mi vestido. Salí de allí y me dirigí donde Kate...

-Estás obsesionada con el rojo -dijo ella, riendo.

-Lo sé -respondí sonriendo-. Es mi color favorito.

Este es mi vestido, con unos tacones altos rojos. Luego de un rato maquillándonos y peinándonos, alisté mi bolso con la ropa para después de mi transformación. Agarré el bolso y salí del cuarto, con Kate del brazo, riendo y hablando estupideces. Llegamos al living, donde estaban mi padre, Erika y Fabricio esperándonos. Eran alrededor de las 6:37 p. m. Nos dirigimos al lugar de la fiesta y saludamos a todos.

(...)

Ya son las once de la noche. Falta una hora para transformarme, y mi padre subió con Erika a la tarima para hablar.

-Bueno, gracias por estar aquí -dijo mi padre-. Estamos celebrando el cumpleaños número 17 de mi hija y su transformación.

Después de un rato hablando, dijo:

-Ahora mi hija quiere decirles algo a todos ustedes... Sube.

Subí a la tarima y muchos comenzaron a murmurar sobre el incidente con Sora.

-Buenas noches -llamé la atención de todos-. Primero que nada, gracias por estar aquí. Sé que muchos de ustedes, por no decir todos, están molestos conmigo por el incidente que ocurrió en el Instituto Luna Nueva... Bueno, no lo negaré, ya que eso sería mentir y no me gustaría mentirle a mi manada. Es cierto, pero tuve mis razones -suspiré-. Esa chica hizo lo mismo con mi mejor amiga -señalé a Kate-. Ella padece problemas de respiración y casi muere por esa acción de Sora. Tragó mucha agua de ese lugar y se enfermó del estómago por el cloro que contiene el agua de los baños... Se darán cuenta de lo grave que fue. Sé que muchos tienen razón, no debí hacer eso, me disculpo por mi actitud, pero no me arrepiento. Sé que muchos creen que no soy una buena opción para futura alpha. Otros simplemente se quedan callados y no dicen nada. Otros me apoyan... Pero solo les diré una cosa: muchos de los presentes tienen hijos. ¿Ustedes qué hubieran hecho si le hacen lo que le hizo Sora a mi amiga Kate? ¿Hubieran actuado igual o incluso peor que yo? Eso no es justificación, lo sé, pero así como lo hicieron con Kate, lo pueden hacer con cualquier otro, solo por su rango, y no dicen nada por miedo. Diariamente veo en el instituto cómo molestan a omegas solo por eso, por ser omegas. Y si yo me convierto en alpha, haré todo lo posible para desaparecer esa violencia que hay en esta manada, por simple gusto. Sin nada más que agregar, me despido, gracias por su atención y sigan disfrutando la noche, que aún es joven.

Bajé de la tarima y escuché aplausos. Me fijé en la hora: son las once y cuarenta y cinco. Corrí hacia mi padre, que estaba con Kate y Fabricio hablando con unos señores.

-Papá, ya es hora -le dije, jalando a Kate, quien tenía mi bolso con el cambio de ropa.

-Nos vemos luego -se despidió de las personas con las que estaba y fue tras de mí.

-Espera -dijo Fabricio, siguiéndonos. Llegamos a un lago: el Lago de la Luna, de nuestra manada. Me quité el vestido y me puse una camisa, ya que llevaba short debajo. Luego le pedí a mi padre y a los acompañantes que me dejaran sola.

Minutos después, comencé a sentir dolor en todo mi cuerpo. Sentí cómo mis huesos se quebraban para volver a adaptarse a su nueva forma. Después de cinco largos minutos, me levanté del suelo y me acerqué al lago para ver mi reflejo. Ya estaba frente al agua. Era una loba hermosa, del color de la noche, negro con un toque de blanco, y con ojos azules profundos.

-Hola -escuché una voz suave, como un susurro en mi mente.

-¿Hola? -respondí, sorprendida, mirando mi reflejo en el agua del lago.

-Mi nombre es Star, soy tu loba.

-Eres hermosa -dije, aún frente al lago, sin poder creer lo que estaba viviendo. Era como si una parte de mí se hubiera despertado de golpe. -Soy Paulina.

-Somos hermosas -respondió Star con una emoción palpable en su voz. -¿Vamos a correr, qué dices?

-Claro -respondí sin pensarlo, dejando que mi cuerpo se moviera al ritmo de mis pensamientos. Corrí por el sendero cerca del lago, sintiendo la libertad de mi nueva forma. Entonces, un dulce aroma llegó a mi nariz, como miel y menta, y me detuve de golpe.

-Mate, mate... ¡Búscalo! -se quejó Star, como si supiera lo que estaba pasando.

-¿Qué tan rápido? -pregunté, asombrada por la intensidad de la llamada.

-¡Búscalo! -insistió Star, como si esa fuera la única respuesta posible.

Corrí en dirección al aroma, pero antes de llegar, se desvaneció. Miré a mi alrededor, confundida, y terminé por llegar donde estaban Erika, mi padre y Kate, quienes me miraban asombrados.

-Eres hermosa -dijo mi padre, acercándose y acariciando suavemente mi cara, como si no pudiera dejar de admirar mi transformación.

Kate, siempre llena de energía, se tiró encima de mí y me abrazó con fuerza.

-¡Ay, qué chula! -exclamó, con una sonrisa radiante en su rostro.

Me aparté un poco de ella, buscando mi bolso entre la ropa que había dejado en el suelo. Me vestí rápidamente, pero me quedé un momento parada allí, mirando al vacío.

-¡¿Dónde fue?! -exclamé, frustrada. Estaba segura de que el aroma de mi mate estaba cerca, pero no podía encontrarlo.

-Tranquila, lo encontraremos. Está más cerca de lo que parece, así que no hay por qué preocuparse -me consoló Star en mi mente.

-Sí, supongo que tienes razón... Vamos con mi papá y Kate.

-¡Sí! -afirmó Star, con alegría. Ella también estaba emocionada por lo que estaba por venir.

(...)

Ya estaba en mi cuarto, acostada sobre la cama, con la mente ocupada en ese aroma exquisito a miel y menta. Cerré los ojos, tratando de recordar cada detalle, y pronto me quedé dormida, sumida en un sueño profundo.

(...)

Al día siguiente, me desperté temprano, atraída por el mismo aroma que había sentido la noche anterior. Salí corriendo de mi cuarto, sin perder tiempo, y bajé las escaleras rápidamente. Cuando llegué al comedor, vi a Fabricio sentado con uno de sus amigos, quien parecía un chico nuevo. Me lancé sobre él, pero cuando lo hice, me di cuenta de que no era él el que desprendía ese dulce aroma. El aroma venía de atrás, de donde estaba Fabricio. Mi corazón latió más rápido, y me separé de su amigo, dirigiéndome directamente hacia él.

Lo miré, y lo vi allí, parado, con una mezcla de dolor, molestia y confusión en su rostro.

-¡Esto debe ser una maldita broma! -grité, molesta, sin poder controlar las palabras que salían de mi boca.

Él no respondió de inmediato, solo me miraba, como si estuviera intentando entender lo que acababa de decir. Su mirada estaba cargada de sentimientos encontrados, y por un momento, me sentí mal por haber gritado de esa manera.

Fabricio solo me miraba, dolido. El silencio entre nosotros se volvió pesado, y mis emociones se desbordaron al no poder comprender lo que estaba sucediendo. ¡Era mi mate! ¿Por qué sentía que las cosas se volvían tan complicadas?

-Paulina... -murmuró, y aunque su voz era suave, el dolor que llevaba era evidente.

Pude ver en sus ojos que él también estaba sintiendo algo fuerte, algo que ni él ni yo podíamos ignorar. Sin embargo, mi corazón seguía acelerado, sin poder procesar todo lo que estaba sucediendo a la vez.

            
            

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