Capítulo 2 capitulo •1•

Juan Moon

Mi pequeña princesa sigue sin regresar, y tampoco hemos encontrado rastro alguno de ella. Han pasado dos años desde su desaparición, dos años en los que cada día se siente más pesado que el anterior. Fabricio no ha desistido en su búsqueda; ha recorrido cada rincón imaginable, ha preguntado a todas las manadas aliadas, ha investigado en los lugares más peligrosos, incluso descendió al Inframundo en más de una ocasión-como yo lo hice una vez en busca de Esmeralda-pero no obtuvo respuestas. Qué novedad...

Hoy, mi niña cumple 19 años, y sigue lejos de mí, lejos de nosotros. Cada vez que miro la luna, me pregunto dónde estará, si estará a salvo, si aún nos recuerda... Erika sigue insistiendo en que Fabricio retome su puesto como alfa, el mismo que dejó atrás cuando todo esto comenzó, pero él se niega rotundamente. Su mente y su corazón siguen anclados en Paulina, en encontrarla, en traerla de vuelta.

Todo se ha convertido en un caos. Las manadas que han estado apoyándonos en la búsqueda comienzan a perder la esperanza. Muchos creen que, por el tiempo que ha pasado y por la persona que se la llevó, Paulina ya no está con vida. Dicen que nadie podría haber sobrevivido tanto tiempo lejos de su manada, lejos de los suyos. Pero yo me aferro a la idea de que ellos están equivocados, de que mi hija sigue viva en algún lugar, esperando ser encontrada. A pesar de la incertidumbre, algunos aún nos apoyan, negándose a rendirse, negándose a aceptar que ella pudo haber desaparecido para siempre.

Dos años lejos de mi princesa... Dos años sin verla, sin oír su risa, sin sentir su presencia cerca de mí.

¿Cómo estará?

¿Vivirá bien?

¿Comerá tanto como solía hacerlo?

¿Será feliz?

¿Sabrá algo de nosotros?

Cada día me atormento con esas preguntas. Paulina... mi pequeña. La niña que, a pesar de su corta edad, fue más fuerte que yo. La que me consoló cuando perdí a Esmeralda. La que nunca dejó que la viera llorar, como si quisiera protegerme de su propio dolor. ¿Cómo no lo noté antes? ¿Cómo pude ser tan ciego?

Tantas cosas que ella hacía por mí y que yo ignoraba...

Tantas sonrisas fingidas para evitar preocuparme...

Tantas palabras que quiso decir, pero que se tragó para no hacerme sentir mal...

Ahora lo veo todo con claridad. Ahora entiendo el peso que ella cargó desde niña, el dolor que escondió tras su fortaleza. Paulina era solo una niña, pero asumió responsabilidades que no le correspondían, cuidando de mí cuando yo debía ser quien la protegiera.

Sé que no fui el mejor padre para ella. Quizás ni siquiera merezco ser llamado su padre. Pero si hay algo de lo que estoy seguro, es que la amo con todo mi corazón. Y duele... Duele no saber dónde está, no saber si está bien, si alguien la está cuidando, si ha sufrido.

La extraño más de lo que las palabras pueden expresar. Y solo espero que, donde sea que esté, pueda sentirlo.

Espero que regrese pronto... porque no sé cuánto más podré soportar esta espera.

*****

Oliver

Hoy cumple 19 años. Mi sobrina, mi futura reina, la heredera del clan vampírico. Ha sido paciente, pero sé que en su interior desea que la coronación se lleve a cabo lo más pronto posible. Hoy hablaremos sobre ello, sobre su destino, sobre el poder que pronto ostentará. Sin embargo, también tengo otro tema en mente, uno que ella ha evitado durante mucho tiempo.

Debería considerar contactarlos.

Sé que le resulta difícil, que su vida ha cambiado demasiado, que no es la misma chica que desapareció hace dos años. Pero su manada la sigue buscando, su familia no ha dejado de esperarla. No puede simplemente ignorar esa parte de su historia.

Margarita camina a mi lado, con esa energía entusiasta que la caracteriza. Está emocionada, no solo por la coronación, sino porque después de tanto insistirle, finalmente ha aceptado casarse conmigo. No fue fácil convencerla, pero valió la pena cada esfuerzo.

Nos dirigimos a la habitación de Paulina para desearle un feliz cumpleaños. Hoy debería ser un día de celebración, de alegría... pero en el fondo, hay un peso en el aire. Algo nos dice que Paulina aún no ha encontrado todas las respuestas que necesita.

****

Kate

Otro año sin ella...

Paulina cumple 19 años y no está aquí para celebrarlo conmigo como solíamos hacerlo. Siempre planeábamos algo grande, algo inolvidable. Pero ahora, todo se siente vacío sin ella.

No sé dónde está.

No sé si está bien, si está a salvo, si nos recuerda...

Marcos y yo tuvimos una hija. No estaba en nuestros planes, pero la vida decidió sorprendernos. Estábamos en celo y el anticonceptivo no funcionó, pero no me arrepiento de nada. Lucia es lo mejor que me ha pasado, la niña más hermosa que hay, con esos ojitos curiosos y su risa contagiosa.

A veces me imagino la reacción de Paulina si hubiera estado aquí. Sé que habría perseguido a Marcos, exigiendo explicaciones con su tono de hermana mayor sobreprotectora, solo para después abrazarnos y felicitarnos con una sonrisa.

Siempre le hablo de Paulina a Lucia. Le muestro sus fotos, le cuento historias de nuestras locuras juntas. Y aunque aún no la conoce, ya la llama tía Paulina.

Porque Paulina no está muerta.

Sé que está en algún lugar. Sé que algún día volverá. Y cuando lo haga, la abrazaré tan fuerte que no volveré a soltarla.

*****

Paulina Moon

Diecinueve años. Qué emoción. Nótese el sarcasmo.

Para mí, solo es otro año sin recordar nada de nada. Otro año de un vacío que nunca se llena, de recuerdos que no llegan. A veces me pregunto si realmente quiero que lo hagan.

No sé cómo estará la que solía ser mi familia. No sé si mi mate aún me espera o si ha seguido adelante. No sé cómo está mi manada, la que alguna vez consideré mi hogar. Pero tampoco me atrevo a buscar respuestas. No quiero que sepan dónde estoy. No quiero que sepan lo que soy. Ni lo que estoy a punto de convertirme.

Me levanto y me dirijo al baño. Una de las ventajas de ser vampira es que el sueño es apenas una necesidad menor. Al salir, me visto con algo cómodo pero elegante: una camisa color crema de mangas largas y cuello de tortuga, combinada con una falda de paletones negra que llega a la mitad de mis muslos. Meto la camisa dentro de la falda y termino el conjunto con unos botines negros largos que me llegan hasta arriba de la rodilla.

Estoy peinando mi cabello cuando llaman a la puerta.

-Pase -digo sin mucho entusiasmo.

Mi tío y Margarita entran, ambos sonrientes. Yo apenas puedo devolverles la sonrisa. No quiero hacer nada hoy. Solo quiero estar sola y tratar, aunque sea por un momento, de recordar quién era antes de todo esto.

-Hola, Paulina. Feliz cumpleaños -dice Margarita con dulzura, acercándose a abrazarme.

-Feliz cumpleaños, princesa -dice mi tío, besando mi coronilla.

Margarita se ve hermosa, como siempre. Su vestido celeste cielo cae con gracia hasta sus pies, con mangas caídas estilo pétalo de rosa y un cinturón con pequeñas perlas blancas en la cintura. En su pierna derecha, una abertura le da cierta movilidad. Su cabello blanco está recogido en una elegante moña con mechones sueltos y un flequillo que enmarca su rostro. Sobre su cabeza, una tiara con perlas blancas termina de completar su imagen impecable.

Mi tío, en cambio, mantiene su estilo más relajado. Lleva una camisa de vestir azul oscuro y jeans ceñidos que remarcan su musculatura. Sus tenis blancos contrastan con la formalidad de la camisa.

-Gracias -respondo, forzando una sonrisa-. Ahora empezaré los planes para la coronación. Espero que no te moleste, tío.

Él niega con la cabeza.

-No hay molestia, princesa. Estoy tan feliz... -Su voz se suaviza y su mirada se llena de una nostalgia que rara vez deja ver-. Ya no estoy solo gracias a ti. Te he tenido dos años... Los dos mejores años de mi existencia. Después de tanto tiempo en soledad, ahora puedo llamarlo vida.

Yo no estoy para nada feliz.

Dos años sin saber quién soy. Dos años en los que cada día ha sido un tormento silencioso. Pero sonrío apenas, para que no se note mi miseria.

-Jamás estarás solo de nuevo -le susurro, escondiendo mi cara en su pecho-. Además, tienes a Margarita.

Levanto la cabeza y lo miro con una sonrisa burlona.

-Y pensar que casi la matas con un zapato.

Ambos se quedan en silencio, con los ojos muy abiertos. Margarita me observa con sorpresa, y mi tío parece desconcertado.

-¿Qué? -pregunto, frunciendo el ceño.

-¿Estás recordando? -su voz es un hilo de incredulidad.

Pienso por un momento. ¿Lo estoy haciendo? Tal vez... Sonrío ampliamente y asiento, sintiendo un atisbo de emoción real por primera vez en mucho tiempo.

-¡Qué bueno! -dice mi tío, abrazándome de nuevo.

Pero entonces, una voz en mi mente rompe la felicidad del momento.

"¿De qué te servirá recordar todo?"

Mi loba, Star, habla con amargura.

"Si de todos modos no piensas regresar a casa."

Mi sonrisa desaparece. Porque tiene razón.

"No le hagas caso."

Ahora es mi vampira, Sitney, quien interviene.

"Solo está molesta porque han pasado dos años sin su pareja."

"Tal vez." -susurro en mi mente, sin separarme de los brazos de mi tío-. Pero de nada me servirá recordar...

Cierro el vínculo con ambas y me concentro en el presente.

-Nos vemos abajo -dice Margarita con entusiasmo-. Hay muchas cosas que planear...

-¿Mi coronación o tu boda? -pregunto con burla.

Ella se sonroja y aparta la mirada.

-Tranquila, ya bajo -le aseguro con una risa.

Margarita asiente y prácticamente huye del cuarto a toda velocidad.

-Gracias, tío -le digo de repente.

Él me mira con el ceño fruncido.

-¿Por qué?

Niego con la cabeza.

-Solo... gracias.

No digo nada más. Me separo completamente de él y salgo de la habitación.

Bajo a la cocina y encuentro a Margarita. Me sonríe, pero aún luce un poco apenada.

-Margarita, sabes que no lo dije con mala intención, ¿cierto?

Ella asiente.

-¿Entonces? -pregunto, tomando una manzana de la nevera.

-Es que... me da cierta pena -admite-. Después de rechazarlo tantas veces, ahora nos casaremos.

Sus ojos grises brillan con una emoción tan pura que no puedo evitar reír.

-No te agobies -le digo con diversión.

Nos sumergimos en la planificación. Hablamos de los invitados, el salón, el vestido y todos los detalles. Entonces, mi tío entra con una caja de cristal en las manos. Dentro, descansa una corona.

-Princesa -dice, con solemnidad-. Mira...

Me acerco y mis ojos se clavan en la corona. Es hermosa.

-Era de tu madre -susurra-. Y ahora será tuya.

Lo miro, incrédula.

-Es la que te pondré el día de tu coronación.

Sonrío con nostalgia y lo abrazo con cuidado.

-¿De qué hablaban? -pregunta él cuando nos separamos.

-Quiero hacer un trato con los licántropos -digo-. No quiero una guerra con la que una vez fue mi raza.

Él asiente, comprensivo.

-Tu madre quería lo mismo -me cuenta-. Pero nunca le dijo a tu padre su puesto en el clan vampírico. Aun así, evitó muchas guerras entre nuestras razas.

Dudo antes de hablar.

-Quiero mantener lejos a Claro de Luna.

Mi tío frunce el ceño.

-¿Por qué?

Desvío la mirada.

-Es la manada de mi padre, ¿no?

Él asiente.

-Por eso.

Suspira.

-Está bien... Pero no podrás esquivarlos por toda la eternidad.

Lo sé. Pero al menos lo intentaré.

El resto del día transcurre entre planes, risas y estrategias. La coronación será en dos semanas, y los licántropos han sido invitados... excepto Claro de Luna.

Cuando la noche cae, siento una extraña pesadez en el cuerpo.

Es raro en mí, pero tengo sueño.

Así que me dirijo a mi habitación. Mañana será un día largo. Y, de alguna manera, siento que cada vez estoy más cerca de enfrentar lo que realmente he estado evitando.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022