/0/10891/coverbig.jpg?v=f964f4e3f6b38ef5eef170da4fdeaa8d)
Astrid, mi bella niña, ya tenía 16 años y hoy estaba a punto de transformarse. No pude evitar pensar lo rápido que había pasado el tiempo. Parecía que fue ayer cuando la tenía en mis brazos, tan pequeña y frágil, y ahora estaba a punto de dar un paso tan importante. Era difícil de creer. El tiempo había volado y, con él, muchas cosas habían cambiad