Capítulo 7 Capitulo •6•

Paulina

Bajamos por fin de la tarima, pero el chico de ojos celestes no se despega de mí ni un solo segundo. Tampoco los otros dos ni la mujer de cabello negro que me mira como si quisiera matarme por haber regresado a sus vidas.

Busco a Margarita con la mirada. Cuando nuestros ojos se encuentran, ella se acerca con paso firme.

-Buenas noches -saluda amablemente a todos y luego me sonríe-. Paulina, cariño, necesitas cambiarte y prepararte para el discurso.

"Eres mi heroína", pienso, dedicándole una sonrisa amplia.

-Tengo que irme -digo con tono formal, sin importar que sean mi familia. Para mí, siguen siendo desconocidos.

-¿Por qué no regresaste? -pregunta mi padre, su voz cargada de emociones contenidas.

Suspiro con pesadez.

-Les contaré todo, pero después del baile -respondo con serenidad-. Ahora, como reina del clan vampírico, tengo responsabilidades que atender. Concluir bien esta ceremonia es una de ellas. Con permiso.

Sin esperar respuesta, me alejo con Margarita hacia mi habitación.

Una vez en mi cuarto, me deshago del vestido voluminoso y me pongo otro negro, de escote corazón y espalda descubierta. Mantengo los tacones, la cadena y la corona. Cuando estoy lista, tomo aire profundamente y regreso al salón.

Apenas cruzo las puertas, los presentes aplauden. Camino con la cabeza en alto hasta la tarima y, al subir, dejo que el silencio se asiente antes de hablar.

-Buenas noches -mi voz resuena con firmeza-. Mi nombre es Paulina Moon Dion, hija de la anterior reina del clan vampírico.

Veo cómo los ojos de mi padre se abren desmesuradamente.

-Por derecho legítimo, soy la reina de los vampiros. Sin embargo, muchos saben que en mis venas también corre sangre licántropa. Hace unos años sufrí un accidente que casi me cuesta la vida y, para salvarme, mi tío -lo señalo- tuvo que transformarme.

Hago una pausa y respiro hondo antes de continuar.

-Pasé días al borde de la muerte y, cuando desperté, era híbrida: vampira y licántropa. Esta noche reclamo mi lugar como reina porque me pertenece, y porque no hay obstáculo que pueda impedirlo.

Se escuchan murmullos. Sé en qué están pensando, así que decido adelantármelos.

-Muchos se preguntarán: ¿qué hacen aquí los licántropos? -digo con naturalidad, viendo cómo más voces se suman al murmullo-. Silencio -ordeno con seriedad.

La sala queda en absoluto mutismo.

-A partir de hoy, soy su reina -continúo- y mi primera orden es esta: está rotundamente prohibido atacar a los licántropos, manadas, familias o rogues.

El descontento se hace notar con un murmullo más intenso.

-Quien desobedezca esta orden, morirá por desacato a la reina.

Las palabras caen como un trueno.

-La reina Paulina Moon Dion -anuncia mi tío-, la nueva soberana del clan vampírico y la intermediaria de paz entre nuestras razas.

El estruendo de vítores y aplausos llena la sala. Me quito la corona y la dejo en el suelo antes de dar un salto y transformarme en Star. Mi aullido resuena en el salón, seguido por los licántropos presentes.

Después del discurso, todo transcurre con aparente calma. Ahora me preparo para la conversación que he estado evitando.

Me cambio a un vestido negro con mangas largas y transparentes, ajustadas en las muñecas con delicados lazos. Me coloco una gargantilla con una perla en el centro y, con la tiara que me dio mi tío hace meses, me dirijo al living.

Al entrar, noto que todos llevan ropa cómoda. Margarita les ha facilitado prendas a Erika -la esposa de mi padre-, a Kate -mi supuesta mejor amiga- y a la pequeña Lucía, hija de Kate y Marcus. Mi tío ha hecho lo mismo con mi padre, Marcus y... Fabricio.

Camino con paso firme hasta colocarme junto a mi tío. Él se tensa de inmediato. Sé que ha hecho algo que no debía. Trajo lo que yo quería evitar, y ahora debo enfrentar las consecuencias.

Respiro profundamente.

-No los recuerdo -suelto de golpe.

El impacto es inmediato. Todos abren los ojos con incredulidad.

-A ninguno de ustedes -reitero, observando las distintas expresiones de sorpresa, dolor e incredulidad.

Me acerco a mi padre y su esposa.

-Como dije en el discurso, hace años tuve un accidente... -

-Intento de asesinato -corrige Margarita, su tono afilado.

Ruedo los ojos.

-Como sea... -murmuro con fastidio-. Para salvarme, tuvieron que transformarme. Cuando desperté, ya no recordaba nada... y hasta ahora sigo sin hacerlo.

-Por eso Oliver se aprovechó de ti y no regresaste a casa... -dice mi padre, con evidente molestia.

Mi mirada se endurece.

-No -le interrumpo con frialdad-. Yo decidí no regresar a ese lugar que ustedes llaman hogar.

Suspiro y miro a mi tío con reproche.

-¿Qué hacen aquí? Se suponía que Claro de Luna no vendría esta noche.

Él solo sonríe inocente, encogiéndose de hombros mientras se aferra al brazo de Margarita.

-Esto era lo que quería evitar... -murmuro con frustración-. Padre, mi madre era híbrida.

Su expresión se congela.

-No puede ser -susurra-. Me lo habría dicho.

-No, no lo hizo. Y tampoco mi tío mató a mi madre.

El desconcierto es total.

-No entiendo nada -se lamenta mi padre, pasándose una mano por el rostro-. Paulina, por favor... explícame.

Les cuento todo. Lo que sé de mi madre, lo poco que recuerdo, lo que Margarita me dijo del día del accidente. Les revelo lo que ha sucedido en estos dos años.

Pero eso no parece ser suficiente.

-Eso no explica por qué no regresaste -espeta Fabricio con molestia.

Me pongo de pie de golpe, mirándolo con rabia contenida.

-¿¡Qué querías que hiciera!? -estallo-. ¿Que llegara de la nada y dijera: "Hola, soy Paulina, no recuerdo a nadie, son unos extraños para mí y, por cierto, soy mitad vampira, la especie que más odian"?

Las lágrimas que he estado conteniendo comienzan a resbalar por mis mejillas.

-¿Crees que es fácil para mí? -mi voz se quiebra-. ¿Crees que disfruto ser una extraña para mí misma?

Vuelvo la mirada hacia Oliver, con el rostro empapado de lágrimas.

-Oliver -su nombre sale como un susurro gélido.

Él se tensa de inmediato.

-¿S-sí?

-Es la última vez que haces algo a mis espaldas.

Trago con dificultad y miro al resto con frustración.

-Esto es lo que quería evitar... -mi voz se quiebra-. Ellos no entenderían nada.

Me giro y camino hacia la salida con paso rápido.

-Paulina -me llama mi tío con tristeza-. Son tu familia.

Me detengo solo un instante antes de responder con voz firme y rota a la vez:

-No. Las familias se apoyan y se entienden. Ellos son unos extraños para mí... al igual que yo misma.

Salgo del living y me encierro en mi habitación. Me dejo caer contra la puerta, abrazándome las rodillas.

No quería esto.

No quería nada de esto.

-No... -susurro, con la voz ahogada en llanto-. No lo quería...

Y, por primera vez en mucho tiempo, me permito romperme.

***

Continuación de la Novela En Dreame - Sueñovela

Usuario: Valeria_Alpha55

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