/0/10891/coverbig.jpg?v=f964f4e3f6b38ef5eef170da4fdeaa8d)
-Sabía que te encontraría aquí -dijo él, su voz suave pero cargada de una tensión palpable. No lo miré, aún centrada en el agua cristalina de la fuente, como si esa agua pudiese calmar la tormenta interna que sentía. Ya había anochecido, pero la oscuridad no me molestaba. Estaba acostumbrada al laberinto de mis propios pensamientos, y esa noche no