Capítulo 8 ¿Quién la abofeteó

Después de que Vanessa y Maggie se marcharan triunfalmente, llegó un médico del hospital para comprobar el estado de la madre de Thea. Ese hospital era propiedad de la influyente familia Gibson. La familia Russell tenía fuertes lazos con el segundo hijo de los Gibson, así que Vanessa se atrevió a irrumpir de esa manera.

Hacía unos años, la familia Russell había pagado los gastos médicos de la madre de Thea. Sin embargo, en los dos últimos años, habían utilizado esa deuda para manipular y atormentar a esta última. Por eso se mataba trabajando sin descanso para conseguir dinero.

Su objetivo era reunir los fondos suficientes para cubrir la operación de su madre. Solo entonces podría enfrentarse a quienes la habían agraviado.

Colton, después de preguntarle a Greyson por el hospital al que Thea había ido esa misma mañana, decidió visitarla él mismo. Cuando llegó al lugar, intentó llamarla. Pero cuando levantó la vista, la vio saliendo por la entrada principal.

"¿Dónde estabas?", preguntó él.

Cuando bajó del coche, sus miradas se cruzaron. Thea parecía bastante alterada. Al acercarse a ella, se fijó en su cara hinchada y sus ojos enrojecidos.

"¿Qué pasó?", preguntó Colton con el ceño fruncido.

Era evidente que alguien la había golpeado.

"Lo siento. Casi lo olvido", dijo Thea, pensando que Colton estaba ahí por el dinero que ella le debía.

De inmediato, sacó su celular para transferirle el dinero. La noche anterior, él la había agregado a su lista de contactos, y por eso ella quería saldar esa deuda lo más pronto posible.

"Te daré el resto en dos días", le aseguró Thea.

Tenía un próximo pedido que le reportaría una considerable cantidad de dinero.

"No es eso lo que estoy pidiendo", respondió Colton escuetamente, con una actitud cada vez más fría. Luego preguntó: "¿Quién te hizo esto?".

"Pues...".

Thea sonrió débilmente, cubriéndose la cara con la mano. "No es para tanto".

En el pasado, cuando no se portaba bien, le daban palizas aún más severas. Sin embargo, no había nadie que la protegiera.

Al verla sonreír a pesar de sus heridas, Colton la agarró de la mano y la condujo al hospital con expresión adusta.

"¿A dónde vamos?", preguntó Thea desconcertada mientras lo seguía de cerca.

Mientras tanto, en su oficina, Ruben, vestido con una bata blanca, estaba absorto en un libro. Se sorprendió cuando Colton abrió la puerta de un empujón.

"¿Qué haces acá?", inquirió Ruben con una sonrisa amable, aunque no podía ocultar el miedo en su voz.

Colton permaneció impasible y señaló a Thea, quien estaba detrás de él, diciendo: "Revísala".

"¿Qué?". Ruben se asombró al ver a una chica de pie ante él, con la cara visiblemente marcada por duras bofetadas. "¿Quién hizo esto? ¡Qué despiadados!".

La chica le resultaba familiar.

"¿Es tu esposa?", preguntó Ruben con curiosidad.

Colton rara vez se metía en asuntos ajenos, por lo que su inesperada aparición con esa chica le resultaba inusual.

"Alguien la atacó en tu hospital. ¿Por qué me preguntas a mí?", respondió Colton en un tono escalofriante.

Se preguntó quién se había atrevido a abofetear a su mujer.

Entonces Ruben esbozó una sonrisa de disculpa. A decir verdad, su tío era el que dirigía ese hospital, por eso él nunca se había involucrado en los asuntos del lugar.

"No te preocupes", le aseguró este. "Me aseguraré de que ella reciba el tratamiento adecuado y los moratones de la cara desaparecerán mañana".

Entonces Ruben comenzó a aplicarle una crema calmante a la chica, advirtiéndole sobre los alimentos específicos que debía evitar.

"¡Auch!", exclamó ella. La crema le picó un poco, haciendo que Thea se estremeciera.

Colton, quien había estado a punto de encender un cigarrillo junto a la ventana, decidió no hacerlo y se acercó a ellos. "Dámelo".

Ruben, intrigado por el comportamiento de su amigo, le entregó la crema.

Sentado ante Thea, Colton le frotó con delicadeza la cara hinchada con un copito de algodón. Cuando ella se estremeció, él sopló suavemente para aliviar el dolor. Cuando sus rostros se acercaron, ella, preocupada en un principio por las molestias de su cara, se sonrojó de repente al encontrarse con los ojos fríos y encantadores del hombre que tenía delante.