Capítulo 5 Asumir las consecuencias

El niño era el hijo de Joyce, que había cumplido seis años este año. Ella lo dio a luz en un momento difícil de su vida.

Lo llamó Albert Lu, y escogió ese nombre con la esperanza de que todo saliera bien en la vida de su pequeño.

"¿En serio? ¿Te llamas a ti mismo mi encantador e inteligente amor?". Ella lo levantó y frotó cariñosamente su nariz contra la de él, quien se rio envolviendo sus regordetes brazos alrededor del cuello de su madre y, parpadeando con sus grandes ojos, le respondió: "¡Pero es la verdad! ¡Soy tu amor!".

Divertida, ella sonrió afectuosamente y le dio un beso en la frente. "Es verdad, tú eres mi amor". 'Además, eres toda mi vida', se dijo a sí misma.

Albert se sonrojó profundamente por timidez y enterró su cara en el cuello de Joyce, quien se rio entre dientes.

De pie junto a la puerta, Henrik Ji, el médico, les dejó pasar su momento antes de aclararse la garganta. "Carly me dijo que no te sientes bien otra vez".

La mujer arregló el cabello despeinado de su hijo y sonrió con indiferencia. "No es nada serio. Después de todo, renuncié a un órgano, así que ciertamente no estoy tan sana como antes, nada nuevo".

"Joyce, puede que seas joven, pero no ignores tu salud". Henrik frunció el ceño, pues ya se lo había dicho muchas veces, y se sentía como un disco rayado.

"¿Qué más puedo hacer? ¿Cuidar mi salud reemplazará el órgano que perdí?", preguntó ella con impaciencia. Pensar en Braydon y en lo que él le dijo la irritaba.

"Olvídalo. Nunca pensé que viviría tanto tiempo, por eso ahora ya estoy muy feliz con solo ver crecer a Albert".

Aunque solo tenía seis años, era un niño brillante, y sabía lo que significaban la vida y la muerte. Se aferró al cuello de ella y dijo seriamente: "No quiero que te pase nada, mamá. Debes tener una larga vida. No puedes dejarme".

Su pequeño discurso la conmovió hasta que le brotaron las lágrimas. "Está bien, haré lo mejor que pueda", respondió ella, luego le dio un beso con fuerza en la mejilla y sonrió. "Mamá, hay una actividad extraescolar en M Amusement Park. ¿Vendrán tú y papá conmigo?".

Se refería a Henrik, quien era el médico de cabecera de la familia Lu, y como tal, visitaba la casa de ellos con frecuencia. Como Albert no tenía ningún concepto sobre la relación familiar cuando era niño, reconoció erróneamente a este como su padre, y aunque su madre lo había corregido muchas veces, el pequeño era terco y creía firmemente que el doctor era su padre. Con el paso del tiempo, ella desistió y lo dejó hacer lo que quería.

"No, Henrik tiene mucho trabajo. No puede venir".

El rostro de su hijo se ensombreció. "Pero los demás niños siempre van acompañados de sus padres".

Él nunca había experimentado el amor y el cuidado de un padre en su vida, y eso siempre le había causado un fuerte dolor a ella.

La expresión de tristeza del niño hizo que ella se sintiera culpable. "Lo siento, cariño. Es mi culpa".

Si hubiera sido más valiente y decidida, las cosas no habrían acabado de esa forma. Albert no habría perdido a su padre, y ella no habría perdido a Braydon. Tal vez los tres pudieron haber sido felices juntos.

Pero, desafortunadamente, no podía retroceder el tiempo y cambiar las cosas. Tenía que asumir las consecuencias.