Emily no podía borrar la expresión de Alan Price de su mente. La amenaza implícita en sus palabras la había dejado temblando, pero más que miedo, sentía una determinación creciente. Delgado no iba a ganar, no si ella podía evitarlo. Esa noche, mientras Alexander hablaba con Adrian por teléfono en el estudio, Emily comenzó a planear su próximo movim