Capítulo 8 La Tormenta Perfecta

El sonido de la lluvia golpeando los cristales de la ventana le dio a Emily una sensación de pesadez en el pecho. Estaba sentada en el comedor de su apartamento, repasando una y otra vez las palabras que había intercambiado con Hugo, y las que Alexander le había dicho esa mañana. La tormenta, tanto fuera como dentro de ella, era inminente. Su vida, su familia, la galería... todo estaba colapsando, y no había una forma fácil de detenerlo.

Era tarde, y el apartamento estaba en silencio, salvo por el ruido de la lluvia y el ocasional sonido de su teléfono vibrando. Había recibido un mensaje de Alexander que decía simplemente: **"Nos vemos mañana, tenemos mucho que discutir."**

El mensaje la dejó inquieta. Sabía que las cosas no estaban siendo fáciles entre ellos. Alexander parecía estar más centrado en su propia agenda que en entender la importancia de la familia para ella. Ella aún quería salvar lo que quedaba de la galería, pero al mismo tiempo, se sentía atrapada por el mismo hombre con el que había hecho un acuerdo para salvarla. ¿Realmente estaba haciendo lo correcto? ¿Era posible equilibrar sus propios sentimientos con lo que él quería para el futuro?

***

Al día siguiente, Emily se despertó temprano, incapaz de dormir bien debido a la creciente ansiedad. Tenía la sensación de que la tormenta que se desataría esa tarde no solo afectaría el futuro de la galería, sino también el de su relación con Hugo y, más aún, su relación con Alexander. No quería ser una peón en este juego que él había comenzado, pero tampoco podía ver otra salida.

Cuando entró en la galería, se encontró con Hugo nuevamente. Estaba sentado en una de las sillas del fondo, mirando las paredes vacías, como si estuviera buscando respuestas en las pinturas que siempre habían sido su vida.

-¿Hugo? -La voz de Emily rompió el silencio tenso en el aire.

Él levantó la vista, sus ojos cansados, pero con una chispa de determinación. -¿De qué quieres hablar ahora, Emily? ¿Has decidido finalmente seguir el plan de Alexander?

La mención de Alexander en su voz le dio un vuelco al estómago. Ella había intentado mantener la calma, pero ahora se sentía desgarrada. -No se trata solo de Alexander, Hugo. Se trata de lo que es mejor para todos. Esta galería es nuestra, pero si no actuamos rápido, la vamos a perder.

Hugo se levantó de la silla y se acercó a ella, su mirada fija en la suya. -Lo que no entiendes, Emily, es que no podemos seguir esperando. La situación es más grave de lo que crees. No es solo un asunto de dinero, es sobre el control. Bellamy tiene el poder, y tú no estás viendo la magnitud de esto. Alexander no va a salvarnos.

-Lo sé, pero -Emily trató de calmarse- no podemos dejar que Bellamy gane sin luchar. Si vendemos la galería, todo lo que hemos hecho, todo lo que representa, se desmoronará. No es solo una cuestión financiera. Es nuestro legado.

Hugo la observó en silencio por un momento. Finalmente, suspiró, frustrado. -No tengo las mismas esperanzas que tú. No puedo seguir adelante con esto, Emily. Si estás tan decidida a mantener todo esto intacto, vas a tener que hacerlo sola. Yo ya no soy parte de este juego.

La declaración de Hugo fue como un golpe en el estómago. No esperaba que él estuviera tan decidido. Pero en su mirada, Emily vio algo más: no era solo cansancio. Era resignación. Hugo ya no creía que fuera posible salvar la galería, y esa era la razón por la cual estaba dispuesto a vender.

-No voy a dejar que eso pase -dijo Emily, aunque su voz sonaba vacilante. -Voy a hablar con Alexander. Y voy a luchar por la galería, por lo que es nuestro. No me voy a rendir.

Sin esperar una respuesta, se dio la vuelta y salió rápidamente de la galería. Sabía que debía hablar con Alexander, pero no estaba segura de qué podría lograr si las tensiones entre ellos seguían creciendo.

***

Esa tarde, Emily llegó al edificio de Alexander con la sensación de que algo importante estaba a punto de suceder. La conversación con Hugo la había dejado desbordada, pero sentía que no podía retrasar más la conversación con su esposo. Se sentía atrapada entre su deber hacia la familia y las decisiones de Alexander, que cada vez se volvían más difíciles de ignorar.

Cuando entró en su oficina, Alexander estaba revisando unos documentos. Apenas levantó la vista al verla entrar, pero Emily notó que su postura rígida y sus ojos fijos en los papeles mostraban que no estaba dispuesto a ceder.

-Necesito hablar contigo -dijo Emily, cruzando los brazos en un intento de sentirse más segura.

-Claro, Emily, siéntate. -Alexander hizo un gesto hacia la silla frente a su escritorio. -Tú y yo tenemos muchas cosas de qué hablar.

Emily respiró hondo antes de hablar. -Hugo está decidido a vender la galería. Y no sé qué más hacer. He intentado hablar con él, pero está demasiado centrado en la idea de que estamos perdidos.

Alexander la observó con una mirada intensa, como si estuviera evaluando sus palabras. -Entiendo lo difícil que debe ser para ti, pero la realidad es que si no actuamos pronto, perderemos el control sobre todo. No puedes esperar que Hugo se dé cuenta de la magnitud de la situación. No tiene el mismo enfoque que tú, y eso nos está afectando a todos.

Emily lo miró, frustrada. -¿Eso es todo lo que vas a decir? ¿Vas a seguir con este enfoque tan frío y calculador?

Alexander frunció el ceño. -No se trata de ser frío, se trata de ser pragmático. No podemos seguir perdiendo tiempo en emociones. Necesitamos tomar decisiones rápidas. Lo que Hugo necesita entender es que él no tiene el control de la situación. Y si no podemos lograr que lo vea, debemos actuar en consecuencia.

Emily dio un paso atrás, sus palabras llenas de incertidumbre. -¿Qué quieres decir con "actuar en consecuencia"? ¿Qué estás sugiriendo?

Alexander se inclinó hacia adelante, su mirada firme y decidida. -Sugiero que tomemos el control completo de la galería. Es la única manera de evitar que Bellamy se lleve lo que no es suyo. Tenemos que asegurarnos de que Hugo no sea un obstáculo más en nuestro camino. Si sigue empeñado en vender, entonces tendremos que quitarle el poder para que no interfiera en nuestras decisiones.

Las palabras de Alexander se clavaron como cuchillos en el pecho de Emily. Sabía que estaba en lo cierto, pero la forma en que lo decía la incomodaba profundamente. No podía dejar de pensar en Hugo, en su hermano, y en lo que esto significaba para él.

-No sé si puedo hacer eso. -La voz de Emily temblaba ligeramente. -No quiero perder a Hugo. No quiero que mi familia se rompa aún más.

Alexander levantó una mano en un gesto de calma. -No estoy pidiendo que lo pierdas, Emily. Pero en este momento, tenemos que ser realistas. Si realmente quieres salvar lo que es tuyo, tienes que actuar ahora. No hay tiempo para dudas ni para pensar en lo que "debería" ser. La única forma de salvar la galería y nuestro futuro es tomar el control, y hacerlo rápido.

El silencio que siguió fue pesado. Emily miró a Alexander, viendo la determinación en sus ojos. ¿Estaba dispuesta a seguir adelante con este plan, aunque significara romper con Hugo y tal vez perder lo que quedaba de su familia?

Finalmente, Emily habló, su voz más baja pero decidida. -Voy a hacerlo. Haré lo que sea necesario. No voy a dejar que Bellamy se salga con la suya.

Alexander asintió lentamente, una ligera sonrisa curvando sus labios. -Lo estás haciendo bien, Emily. Sé que tomar esta decisión no es fácil, pero es la única manera de asegurar que ganemos.

***

La conversación con Alexander dejó a Emily más confundida que nunca. Tenía claro lo que debía hacer para salvar la galería, pero también sabía que cada paso que tomara la llevaría más lejos de su hermano. Hugo ya no confiaba en ella, y aunque su relación con Alexander avanzaba, seguía siendo, en esencia, un matrimonio de conveniencia.

Con cada decisión que tomaba, la tormenta dentro de ella se intensificaba. La lucha por salvar la galería también significaba enfrentar sus propios miedos, sus dudas y las grietas en su relación con Hugo. Ahora, con la intervención de Alexander y sus propuestas frías y calculadoras, Emily se encontraba en el centro de un juego mucho más grande, donde las apuestas eran mucho más altas de lo que había imaginado.

¿Qué sacrificios estaba dispuesta a hacer? ¿Hasta dónde llegaría para proteger su legado? Solo el tiempo lo diría, pero mientras tanto, la tormenta perfecta continuaba creciendo, con un futuro incierto a la vista.

            
            

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