Capítulo 7 El Juego de las Sombras

El día amaneció gris, con nubes pesadas que colgaban sobre la ciudad como un presagio de tormenta. Emily miraba por la ventana, absorta en sus pensamientos. La decisión que había tomado la noche anterior con Alexander aún rondaba su mente. Aunque entendía las razones detrás de su plan, no podía evitar sentir una punzada de culpa. ¿Era realmente necesario cortar a Hugo de la ecuación de esa manera? El hermano que había estado con ella durante años, compartiendo risas, lágrimas y todo lo que implicaba ser parte de una familia, ahora parecía un obstáculo.

Con un suspiro pesado, Emily apartó la vista de la ventana y se dirigió al baño para prepararse. El día prometía ser largo. Tenía que hablar con Hugo, de una manera que no lo desgarrara aún más. Tenía que hacerlo porque el futuro de la galería dependía de ello.

A medida que se vestía, pensaba en lo que Alexander había dicho anoche: Hugo nunca estaría satisfecho con nada, a menos que estuviera al mando. Las palabras de Alexander resonaban en su mente, como una advertencia. Y aunque la idea de enfrentarse a su hermano la llenaba de aprensión, Emily sabía que era la única forma de asegurar que la galería no se vendiera a un extraño que no comprendía su valor ni su historia.

Cuando finalmente llegó a la galería, los nervios empezaron a apoderarse de ella. Había estado evitando confrontar a Hugo desde el encuentro con Richard Bellamy. La angustia de ver a su hermano al borde de la desesperación, tomando decisiones sin pensar, había dejado una marca en ella. Hugo no entendía la magnitud de lo que estaba en juego, y era hora de que lo hiciera.

Emily abrió la puerta principal de la galería, y el timbre sonó suavemente. El ambiente seguía siendo el mismo, con las pinturas colgadas en las paredes, algunas más viejas que otras, pero todas reflejando el alma de la familia. La galería era más que un negocio para ella; era un legado, un símbolo de todo lo que su familia había logrado, y no podía dejar que cayera en manos equivocadas.

Hugo estaba de pie detrás del mostrador, mirando unos papeles. No se dio cuenta de la entrada de Emily hasta que ella se acercó.

-¿Estás bien? -preguntó Emily, con una sonrisa forzada.

Hugo levantó la mirada, y un destello de culpabilidad cruzó sus ojos. -Sí, claro... solo estoy organizando un par de cosas.

Emily se acercó a él, su tono suave pero firme. -Necesito hablar contigo. Es importante.

Hugo frunció el ceño, dejando los papeles a un lado. -¿Sobre qué? ¿Acerca de lo de Bellamy?

-Sí. -Emily se sentó frente a él, cruzando las manos sobre la mesa. -Mira, sé que las cosas no están fáciles. Todos estamos atravesando un momento difícil, pero vender la galería no es la solución.

Hugo la miró con una mezcla de frustración y agotamiento. -Emily, ¿crees que no lo sé? Esto no es algo que quiera hacer, pero ya no tengo otra opción. He hablado con Bellamy, y él tiene el dinero que necesitamos. Si no aceptamos su oferta, perderemos todo.

-Lo sé, pero... no es solo el dinero lo que está en juego aquí. Esta galería significa mucho para nosotros. Y no se trata solo de salvar el negocio. Si vendemos, perderemos algo que tiene un valor mucho más grande que cualquier cantidad de dinero.

Hugo suspiró y se pasó una mano por el cabello. -¿Y qué propones? ¿Esperamos a ver si aparece otro milagro? No tenemos más tiempo, Emily. Las deudas están ahí, y no hay manera de escapar de ellas.

Emily lo miró fijamente, tratando de calmar el nudo que se le formaba en el estómago. -Lo que propones no es una solución. Bellamy quiere comprar la galería porque sabe que está en apuros. Y si dejamos que lo haga, perderemos el control total de la galería. Lo que necesitamos es una estrategia, algo que nos permita salvar la galería sin tener que ceder ante la desesperación.

Hugo la observó en silencio, y por un momento, Emily pensó que podría estar llegando a su punto. Pero entonces él habló, con voz baja pero tensa. -¿Y qué vas a hacer tú, Emily? ¿Vas a seguir el plan de Alexander?

El nombre de Alexander en los labios de Hugo la sacudió. -¿Qué quieres decir?

Hugo lo miró directamente. -Sé que estás casada con él, Emily. No soy tonto. Todos en la familia lo saben. ¿Crees que no lo he notado? ¿Y ahora vienes aquí a hablarme de salvar la galería mientras él te utiliza para sus propios fines?

Las palabras de Hugo cayeron como una bomba, y Emily sintió que la habitación se hacía más pequeña. No podía responder de inmediato, porque en el fondo, Hugo tenía razón. Su matrimonio con Alexander, aunque legalmente solo un acuerdo, se había complicado más de lo que ella había planeado. Pero había algo más, algo que no podía compartir con Hugo.

-No es así, Hugo. -Intentó explicarlo, pero su voz sonaba vacilante. -Lo que Alexander quiere es ayudar. No se trata solo de él. Se trata de salvar lo que es nuestro.

-Lo que es nuestro, ¿eh? -Hugo soltó una risa amarga. -Creo que ya no sabes ni qué es lo que realmente es nuestro, Emily. Desde que te casaste con él, todo ha cambiado. No me digas que ahora vienes con la buena intención de salvar la galería mientras sigues bajo la sombra de ese hombre.

Emily cerró los ojos, sintiendo cómo la presión se acumulaba en su pecho. No quería pelear con Hugo. Quería que entendiera, pero las palabras se le atascaban en la garganta. -Estoy tratando de salvar lo que tenemos, Hugo. Pero no podemos seguir cediendo al miedo y a la desesperación. Necesitamos actuar de forma inteligente.

-¿Actuar de forma inteligente? -Hugo se levantó de su silla, su tono cada vez más agresivo. -¿Y cómo piensas hacer eso, Emily? ¿Siguiendo el plan de Alexander? ¿Excluyéndome de todo?

Emily se puso de pie, sintiendo una oleada de frustración. -No estoy excluyéndote, pero necesitas entender que la situación no es tan sencilla. No podemos seguir tomando decisiones impulsivas.

Un silencio denso cayó entre ellos, y por un momento, Emily pensó que Hugo podría explotar. Pero, en lugar de eso, él dio un paso atrás y se cruzó de brazos.

-Haz lo que quieras, Emily. Yo ya estoy cansado. Si quieres seguir el juego de Alexander, allá tú. Pero no cuentes conmigo. No voy a dejar que alguien más decida el futuro de nuestra familia.

***

La tensión entre ellos se mantuvo en el aire mientras Emily salía de la galería. No había logrado lo que quería. Hugo estaba más distante que nunca, y la situación con Bellamy solo empeoraba. Emily se sentó en su coche, sintiendo el peso de la decisión que había tomado. ¿Realmente estaba dispuesta a hacer todo lo necesario para salvar la galería, incluso si eso significaba perder a su hermano en el proceso?

Fue en ese momento cuando su teléfono sonó. Era un mensaje de Alexander.

**"He hablado con los abogados. No te preocupes. Antes de que Bellamy tenga oportunidad de hacer su movimiento, nos aseguraremos de que Hugo entienda que ya no tiene control. El plan está en marcha."**

Las palabras de Alexander eran frías y calculadoras, pero Emily no podía evitar sentirse atrapada en su mundo. Sabía que no podía retroceder. La tormenta ya había comenzado, y no había forma de evitarla.

            
            

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