El sol ya había comenzado a esconderse cuando Emily regresó al apartamento, con la mente llena de pensamientos y decisiones que la atormentaban. No sabía si lo que había hecho era lo correcto, ni si iba a ser suficiente para salvar la galería. Hugo ya no estaba en su vida como antes, y la tensión entre ella y Alexander crecía día tras día.
El mensaje de Alexander seguía flotando en su mente: **"La situación es grave, Emily. Si no tomamos el control ahora, todo estará perdido."** Las palabras resonaban con fuerza, pero lo que más la inquietaba era la fría determinación con la que él las decía. Alexander había dejado claro que no había espacio para dudas ni sentimientos; todo se resumía a lo que era mejor para sus negocios. Pero Emily sabía que no podía tomar solo esas decisiones, al menos no sin considerar a su familia, especialmente a Hugo.
Se detuvo frente al espejo del vestíbulo y se miró con intensidad. El reflejo le devolvía a una mujer que parecía estar desmoronándose por dentro, pero con la firme determinación de seguir adelante, de no sucumbir al caos que se le había impuesto. **¿Hasta dónde estaba dispuesta a llegar para salvar lo que le quedaba de su familia?**
***
El día siguiente llegó con una pesadez que era casi tangible. Emily se despertó temprano, como siempre, pero en lugar de tener la rutina normal de preparar café y ponerse cómoda para un día de trabajo, se sintió arrastrada hacia una inevitabilidad que la inquietaba profundamente. La tensión con Hugo seguía en pie, pero también lo estaba el plan con Alexander, que cada vez se tornaba más serio.
Mientras se vestía, su teléfono vibró en la mesa. Era un mensaje de Alexander.
**"Te espero en mi oficina a las 10 AM. Tenemos que cerrar el trato con Bellamy lo antes posible."**
Con una ligera mueca, Emily dejó el teléfono sobre la mesa y se miró en el espejo una vez más. No podía evitar preguntarse si todo esto valía la pena. ¿De verdad Alexander tenía razón? ¿De verdad el futuro de la galería dependía de que ella se alineara completamente con sus deseos? La idea de enfrentar a su hermano, de sellar el destino de su familia con una negociación fría y calculadora, la hacía sentir que estaba perdiendo algo mucho más valioso que un simple negocio.
Pero no había vuelta atrás. Ella ya había decidido que lucharía por lo que quedaba de la galería, aunque eso significara perder más de lo que había planeado.
***
A las 10 AM, Emily llegó al edificio de Alexander, su mente nublada por la ansiedad. Había decidido que esta sería la última vez que se dejaría llevar por la incertidumbre. Iba a hablar con él y esclarecer todo lo que le preocupaba. Necesitaba saber exactamente cómo pensaba proceder con el trato, y, lo más importante, cómo encajaba ella en todo esto.
Al entrar en su oficina, lo vio sentado detrás de su escritorio, revisando unos papeles. Parecía imperturbable, como siempre, y no se molestó en mirarla hasta que ella se acercó.
-Emily -dijo con su tono característico, en el que la frialdad nunca faltaba-. Ya te esperaba.
Emily se sentó frente a él, sin rodeos. No podía seguir dando vueltas al asunto. Tenía que saber la verdad, y lo quería ahora.
-Necesito saber qué vas a hacer con Hugo. ¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar para asegurar el trato con Bellamy? -preguntó con la voz firme.
Alexander la miró por un momento, como si estuviera midiendo sus palabras antes de hablar. -Te dije desde el principio que las emociones no tienen cabida en esto, Emily. La situación es clara: si no tomamos el control ahora, Bellamy se quedará con lo que no le pertenece, y nosotros perderemos todo lo que hemos trabajado.
Emily apretó los labios, sintiendo que las palabras de Alexander la golpeaban como una ola. -¿No te importa lo que pase con Hugo? ¿Con nuestra familia?
-No se trata de lo que *yo* quiero, se trata de lo que *nosotros* necesitamos. Hugo no está tomando las decisiones correctas, y no se puede permitir que sus emociones nublen el juicio. Si tenemos que actuar rápido para evitar que Bellamy gane el control de la galería, lo haremos. Y si eso implica hacer que Hugo se retire del proceso, entonces así será.
El tono de Alexander era tan definitivo que casi le dolió. Emily cerró los ojos por un momento, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Todo lo que había temido, todo lo que había intentado evitar, ahora parecía estar sucediendo. **¿Realmente podía hacerle eso a su hermano?**
-No puedes seguir ignorando lo que significa esto para mí -dijo Emily, la voz un tanto quebrada. -No soy solo una pieza en tu juego, Alexander. Y no puedo tomar decisiones frías como las que estás sugiriendo sin pensar en las consecuencias. Esto es más que una transacción; es mi vida. Es mi familia.
Alexander se inclinó hacia adelante, los ojos fijos en los de ella. -Yo también estoy haciendo sacrificios, Emily. Pero si no tomamos el control ahora, si no resolvemos esto de una vez por todas, perderemos todo lo que es importante. Y no quiero que lleguemos a ese punto. No lo haré.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Emily podía sentir la tensión entre ellos como una cuerda a punto de romperse. **¿Qué significaba todo esto para su futuro? ¿Estaba realmente dispuesta a perder todo lo que había luchado por proteger solo para cumplir con un acuerdo que parecía cada vez más alejado de lo que ella quería?**
Finalmente, se levantó. -Necesito hablar con Hugo. Debo asegurarme de que comprenda lo que está en juego. No voy a tomar decisiones por él, Alexander. No puedo.
Alexander la miró, la frustración claramente visible en su rostro. -Haz lo que tengas que hacer, pero no olvides lo que está en juego. No tenemos más tiempo.
***
El encuentro con Hugo fue tenso, como era de esperarse. Cuando Emily llegó a la galería, él estaba de pie, observando las pinturas en la pared con una expresión distante. No parecía sorprenderse al verla.
-Te dije que no contara conmigo, Emily. -Hugo no levantó la mirada, pero sus palabras eran claras. -He tomado mi decisión.
Emily se acercó lentamente. -No es tan sencillo, Hugo. No se trata solo de lo que tú quieras. Yo también estoy involucrada en esto, y tenemos que pensar en lo que es mejor para todos. Estoy dispuesta a hacer sacrificios, pero no quiero que esto nos separe.
-¿Sacrificios? -Hugo finalmente la miró, una sonrisa amarga curvando sus labios. -¿Qué más estás dispuesta a sacrificar, Emily? Porque todo esto no tiene sentido. Si sigues en este camino con él, no va a quedar nada para ninguno de nosotros. Y yo ya no quiero ser parte de tus decisiones. Ya no confío en lo que estás haciendo.
Emily sintió una punzada de dolor. **¿Cómo había llegado a esto?** La distancia entre ellos crecía, y la decisión de salvar la galería parecía estar arruinando lo que quedaba de su relación como hermanos.
-Lo siento, Hugo -dijo ella, las palabras saliendo de su boca con un esfuerzo. -Lo siento si esto te ha dolido, pero no sé qué más hacer. No quiero perderte, pero tampoco quiero perderlo todo.
Fue en ese momento cuando Hugo finalmente reveló lo que había estado guardando: -Ya está hecho. La galería ya está vendida.
Emily se quedó helada. -¿Qué? ¿Qué quieres decir con que está vendida?
Hugo se cruzó de brazos, como si intentara ocultar el peso de sus palabras. -Alguien más llegó con una oferta más alta de la que podíamos rechazar. Ya vendimos la galería, Emily. El dinero será utilizado para saldar las deudas que tenemos.
Emily sintió que su corazón se detenía por un momento. -¿Alguien más? ¿Quién fue? ¿Cómo que vendimos? ¿Y el dinero? ¿Lo usaste todo para saldar las deudas? -preguntó, el miedo y la confusión empezando a hacerse hueco en su voz.
Hugo suspiró, notando la angustia de su hermana. -No sé quién estaba detrás de la oferta, solo sé que fue un intermediario quien vino. Dijo que era una oportunidad única, y como ya estábamos al borde de la quiebra, no podíamos rechazarla. El dinero que conseguimos cubrirá todo, Emily, todo lo que debemos. Ya no hay nada más que podamos hacer.
Emily tragó saliva, aún tratando de asimilar la información. -¿Y no hay nada más? ¿Nada extra que nos pueda ayudar? -dijo, luchando por mantener la calma.
Hugo negó con la cabeza. -No, Emily. Ya no hay nada más. Todo se fue en saldar las deudas. Nos quedamos sin nada. Pero al menos la galería está salvada, de alguna manera.
Un frío recorrió la espalda de Emily. **¿Era esto el final?** La galería se había ido, pero lo que Hugo no le decía era algo que la inquietaba profundamente: **¿Por qué el intermediario había llegado de la nada?** Algo no estaba bien. **¿Qué pasaba si el comprador no era quien Hugo pensaba que era?**
Aunque Hugo no lo mencionó, Emily no podía evitar sentir que algo más
estaba sucediendo detrás de todo esto. Las piezas de un rompecabezas que aún no lograba entender.