Capítulo 14 El refugio inesperado

El cielo seguía gris cuando Marina volvió a la churuata. El mar no rugía, apenas respiraba. Las mesas estaban más vacías de lo usual y la brisa arrastraba olor a sal y leña húmeda. Ella llevaba gafas oscuras aunque el sol no brillaba. No quería preguntas. No quería hablar.

Los ojos aún se le notaban hinchados, aunque había hecho todo por disimular.

                         

COPYRIGHT(©) 2022