20 años después:
Una tarde tormentosa el príncipe del valle de las luciérnagas rondaba en el bosque montando su corcel en busca de algo extraordinario, pero por algún motivo desconocido el caballo empezó a sentirse inquieto, el ritmo de sus pasos aumento y el corcel enloqueció causando que el príncipe cayera a un acantilado, el impacto de la caída al suelo rocoso causo que él quedara inconsciente perdiendo con ello también la noción del tiempo.
Poco a poco el príncipe fue abriendo los ojos con pesadez, a lo lejos logro ver la silueta de una sombra, se encontraba en un lugar desconocido, un ruido proveniente de unos arbustos lo hizo exaltarse, pero al ver de que se trataba la tranquilidad volvió.
– Ya despertaste – dijo una voz desconocida y a la vez tan confortadora.
Debido a la oscuridad el príncipe no podía mirar con claridad a la persona que lo había ayudado y únicamente se limitó a preguntar – "¿Quién eres?"
La persona al escucharlo se acercó al único punto del acantilado donde llegaban los destellos de la luna – yo soy Elif, princesa del reino de las sombras.
Ella se encontraba recogiendo unas flores para su padre, pero el sonido de las rocas llamo su atención y al ver que se trataba de un joven herido opto por ayudarle.
El chico quedo sorprendido al ver su rostro, su salvadora tenía unos cabellos dorados, unos ojos grises como las nubes en plena tormenta, él por otra parte tenía el cabello negro como las sombras, ojos verdes como las hojas de los arboles florecidos en plena primavera.
– un gusto conocerle, yo soy Samir, príncipe del valle de las luciérnagas.
Ambos se quedaron en silencio, pues se quedaron sin palabras al oír del reino del cual provenía cada uno y al mismo tiempo, ese silencio era tan satisfactorio, solo era con mirarse uno al otro.
– Oye si eres del reino de las sombras, ¿qué haces en el valle de las luciérnagas? – le pregunto Samir.
– No sé, eso debería preguntártelo a ti – le respondió.
– ¿Estamos acaso en el reino de las sombras? – él la miro un poco preocupado, suplicando que ese no fuese el caso.
– Vingo – dijo sonriente la chica – pero no te preocupes, esperaremos a que sanen tus heridas y luego te ayudare a regresar a tu reino.
Pasaron días, los días se volvieron semanas y esas semanas se volvieron meses, Samir en ese periodo de tiempo se dedicó a conocer a profundidad el reino sombrío del que tanto le hablaba su padre, era completamente distinto a todo lo que le habían dicho.
"¿Cómo algo lleno de oscuridad podía llegar a ser tan cálido y acogedor?", todas las noches las disfrutaba, no solo porque el cielo estrellado se miraba perfectamente, también porque a su lado se encontraba Elif. Ambos habían unido lazos, ambos se habían enamorado.
Pero quien se enamora primero siempre termina perdiendo.
A Samir le invadió el deseo de conquistar el reino de las sombras, pues poseía muchas reliquias extravagantes y eso lo consumió sin saber que también ese sería su camino a su perdición.
El día que Samir regresaría s su reino Elif salió en busca, ese mismo día emboscaron a todo el reino de las sombras, las muertes y el llanto fueron de abundancia esa noche sangrienta.
Los guerreros del valle de las luciérnagas rodearon a todo el castillo, días antes Samir mando una carta a sus soldados solicitando sus tropas de ataque, al cruzar la frontera del reino de las sombras los pobladores del reino entraron en pánico, muchos gritaban y suplicaban por sus familias. Cada suplica parecía alentar a cada soldado a torturar y a matar a todo aquel que se cruzase en su camino.
El príncipe del valle de las luciérnagas logro entrar a castillo e iba en busca del rey, estaba dispuesto a enfrentarse espada a espada contra él.
– Ya habías tardado – le dijo Claus haciéndole saber a Samir que estaba enterado de su ataque e invasión.
Samir sonrió maliciosamente – simplemente vengo a recuperar lo que me pertenece – le recalco.
– Eres idéntico a tu padre y no me refiero al físico, ambos se dejan dominar por el sentimiento del poder y avaricia, ¿estás dispuesto a perder lo que poses por esta absurda conquista?
– Como le dije antes, he venido a recuperar lo que me pertenece.
– Entonces no me dejas opción – Claus saco la espada que guardaba en un pedazo de piel, la misma espada que uso para enfrentar a Cain, el padre de su actual oponente.
Pero en lugar de apuntarle con la espada, el rey del reino de las sombras le entrego la espada en las manos del príncipe del valle de las luciérnagas.
– ¿Por qué me da su espada? – le pregunto Samir desconcertado
El rey únicamente sonrió y luego le respondió – te ofrezco mi vida a cambio que dejes a mi pueblo vivir, ellos no merecen tales niveles extremos de tortura.
Samir tomo la espada que Claus le entrego y antes de usarla en su contra, de sus labios salieron unas palabras – "lo siento" – últimas palabras que el rey del reino de las sombras escucho antes que el filo de la espada cortara su garganta.