/0/2009/coverbig.jpg?v=3e73ed955ccdc2f91eed0afb86c8b3c3)
Caleb caminaba por los jardines del hospital psiquiátrico, saludando y charlando brevemente con los pacientes que se topaba y le sonreían, pero uno de esos pacientes destacaba, fuera a donde fuera siempre andaba corriendo, gritando y riendo.
Karim, un chico imperativo, ¿su único defecto?, siempre trataba de escapar del hospital, para él afuera de esas paredes que lo retenían se encontraba un mundo lleno de aventura.
A Caleb le sorprendía cada vez que miraba este chico, pues no parecía tener problema alguno, siempre repartía felicidad y con su risa contagiosa causaba que todos rieran con él. Pero hoy era diferente, era uno de esos días en los que intentaba escapar.
– Atrápenlo – gritaba una enfermera desesperadamente, a lo lejos se escuchaba esa risa llena de vida, lo que para unos parecía un riesgo para Karim parecía un simple juego, pero justo cuando estaba por llegar a la salida sintió un par de brazos retenerlo, su buen humor desapareció y su risa se desvaneció en el silencio.
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– Y ¿bien?, ¿vas a decirme por qué intentaste escapar esta vez? – le pregunto el doctor Caleb a su paciente.
– No estaba escapando, simplemente corría, disfruto como el viento choca contra mi rostro, únicamente quise corres a mayor velocidad, corrí y corrí, ¿no le pasa que a veces lo nuevo le atrae? – Karim suspiró.
– Si, me ha pasado; ¿por qué lo preguntas?
– Eso fue justo lo que me paso, corrí, pero los rayos del sol que provenían del otro lado era muy intensos y cuando mi piel sintió el calor del sol me sentí atraído, atraído por buscar mi libertad – suspiro con pesadez – pero por más que lo intento siempre termino en el mismo lugar, encerrado en el mismo camino monótono sin salida.