- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro doctor Caleb, dígame; ¿Cuál es su pregunta?
- ¿Por qué estás aquí?, es que de todas las personas que están aquí tú pareces ser el más cuerdo.
Karim sonrió ante la pregunta de Caleb - vaya, eres la primera persona que me pregunta eso - volvió a reír. - Mi historia es un poco complicada, ¿está seguro de quererla escuchar?
- Claro, tengo tiempo - le contesto mientras señalaba el reloj que colgaba en la pared.
- Cuando era un niño de siete años tenía un profesor de deportes - Karim de tan solo recordarlo sentía como la garganta se le secaba y como se le hacía un nudo en el estómago - en más de una ocasión esta persona intentó estar cerca de mí, llego a tales extremos de generarme pánico de asistir a los entrenamientos, una tarde nos quedamos los dos solos en los vestidores - Karim sentía como la respiración se le agotaba - el cordero había caído en la boca del lobo. - pauso.
Esa última frase parecía tan corta, pero tenía un gran significado y por desgracia no era uno bueno, con eso Caleb logro comprender.
- Empecé a sentir como su tacto quemaba mi piel, el simple hecho de sentir como su mano recorría mi cuerpo me asqueaba, me repugnaba - la voz de Karim se empezó a quebrar, las lágrimas empezaron a salir.
- ¿Le comentaste a tus padres sobre lo que te paso? - pregunto inquieto Caleb.
- ¿Decirles a ellos?, ¡Ja! - exclamo con amargura - mi padre es del tipo de persona que nos castigaba e incluso maltrataba al ver que obteníamos una nota imperfecta, él me hubiese dicho que yo lo provoque, que el único culpable soy yo.
- ¿Y tu madre? - Caleb lo vio con seriedad y con un poco de nostalgia.
- Ella no me hubiese dicho nada, simplemente se hubiese limitado a verme con repugno, pero esas no fueron las razones principales por las cuales decidí callar.
- ¿Cuáles fueron esas razones principales?
- Yo en ese entonces únicamente quería la aceptación de mis padres, ahora que lo pienso era una razón estúpida - suspiró con pesadez - Mientras mis hermanos sacaban buenas notas, yo sacaba calificaciones inaceptables sin importar cuanto me esforzara el resultado era el mismo - pauso - luego todo se me acumulo, empecé a tener pesadillas, a tener alucinaciones y deje de comer.
«Mis padres notaron que algo estaba mal conmigo cuando vieron mi perdida repentina de peso, mis ojeras y mi temor hacia las personas, así que no tuvieron opción que internarme en este lugar, y si piensas que lo hicieron porque se preocuparon por mi salud mental estas equivocado, tomaron la iniciativa de internarme porque yo les avergonzaba.
«Tener a un hijo con un pésimo rendimiento académico y además sin cordura, ¿qué diría la sociedad de ellos?, lo más fácil era internarme aquí y hacer como si nunca hubiese existido - dijo con amargura Karim.
Karim empezó a reír, pero, aunque se escucharan sus carcajadas Caleb soló noto como su paciente volvía a caer en llanto.
- ¿Sabe algo doctor?, esto es muy gracioso.
- ¿Qué es lo gracioso de todo lo ocurrido? - Caleb lo miro con intriga.
- Que en busca de la aceptación de mis padres terminé perdiéndome en el sendero de la locura, ¿lo triste?, nunca obtuve la aceptación de nadie y ahora incluso perdí mi libertad.