La interrumpí. "¿Cuánto dinero quiere? El doble de lo que le pagan por este 'procedimiento' . Para que se calle. Para que olvide que esto alguna vez sucedió" . Mi voz era un cuchillo.
Ella dudó. Miró a los pedazos de cristal. Luego me miró a mí. Podía ver la codicia en sus ojos. "¿Y si el señor Navarro pregunta...?"
"Dígale que el procedimiento falló. Que no soy apta. Que estoy enferma. Invéntele algo. Pero no diga una palabra de lo que vio aquí. Ni una" . Mi mirada era gélida.
Mi corazón se apretó. Había destrozado la última posibilidad de tener un hijo. Pero también había destrozado mis cadenas. La idea de un futuro con Mauricio, incluso uno forzado, se había pulverizado.
Me di la vuelta. No miré atrás. Dejé a la doctora. Dejé los pedazos rotos. Dejé la humillación.
Salí del hospital. Fui directamente a la administración. Y pagué mi propia cuenta. Mi corazón latía con una nueva y extraña fuerza. Ya no era la Estrella sumisa. Ya no más.
Llegué a casa. La mansión, antes mi prisión dorada, ahora me parecía asfixiante. Las paredes parecían cerrarse sobre mí. Necesitaba aire. Necesitaba escapar.
Siempre había habido un lugar. Un refugio. La hacienda de mis padres biológicos. Un lugar donde me sentía más cerca de la naturaleza. Recordé cómo, de niña, cuando todo se volvía demasiado, me escapaba a los establos. Caballos. Montar. Era mi manera de lidiar con el dolor. La única forma de sentirme libre. Mi madre adoptiva, Elena, siempre me había apoyado en esa pasión. Me había enseñado que la fuerza no solo venía de la mente, sino también del espíritu.
Cogí las llaves de mi coche. Conduje sin rumbo, el viento en mi cara. De camino a la hacienda de los Mascaraque. El viaje fue largo y silencioso. Solo mis pensamientos me acompañaban. Los recuerdos de mi madre adoptiva y su amor incondicional eran un bálsamo para mi alma herida. Ella siempre me había dicho que yo pertenecía a la naturaleza, que mi espíritu era libre e indomable.
Al llegar, un coche familiar estaba aparcado al costado de la casa principal. El coche de Mauricio. Mi corazón dio un vuelco. No. No otra vez.
Bajé del coche. Lo vi. Salía de la hacienda. Y no estaba solo. Felipa, mi hermana de crianza, salía a su lado. Se veía frágil. Débil. Se apoyaba en él. Era su papel habitual. La víctima.
Mauricio la miraba con una ternura que nunca me había mostrado. Le acariciaba el cabello. La protegía. Sentí un escalofrío. La rabia ardía en mi pecho.
Felipa me vio. Sus ojos se abrieron en sorpresa. Por un instante, su máscara de fragilidad se resquebrajó.
Mauricio me miró. Su rostro se torció en una mueca de desagrado. "¿Qué haces aquí, Estrella? Pensé que estarías en el hospital. ¿No te encargaste de 'nuestro' asunto?" Su voz era fría. Cortante.
"Vine a buscar un poco de paz" , respondí. Mi voz era monótona. Carecía de emoción. "Un lugar donde el aire no sea tan denso con las mentiras" .
En ese momento, los amigos de Mauricio salieron de la hacienda. Eran Daniel, Carlos y Sofía. Se rieron. "¡Miren quién está aquí! La esposa abandonada" . Dijo Daniel. "¿Ya te cansaste de ser la sombra, Estrella?"
Carlos añadió con una sonrisa burlona: "¿O viniste a rogarle a Mauricio que te deje tener su hijo? Escuché que no te quiere tocar ni por error" .
Sofía, siempre la más cruel, se acercó a Felipa. Le susurró algo. Felipa sonrió. Luego, Sofía se giró hacia mí. "Deberías buscarte un hombre que sí te quiera. Uno que no te vea como un simple útero. Si es que alguien te querría, claro. Siempre fuiste tan... aburrida. Tan convencional" .
Sus palabras me golpearon. Pero ya no dolían. Solo sentía un vacío. Un frío inmenso. El desprecio de ellos era un eco de lo que ya sentía por mí misma.
Felipa, con una voz apenas audible, intentó intervenir. "Chicos, por favor... no sean así con Estrella. No es su culpa que Mauricio no la quiera" . Su voz era dulce. Falsa. Era la misma voz que había usado para manipular a Mauricio. Para robarme mi lugar.
Pero sus amigos no le hicieron caso. Continuaron. "No te preocupas, Felipa. Mauricio siempre te preferirá a ti. Eres la verdadera 'reina' de la familia Mascaraque. Estrella, en cambio, es solo... el reemplazo. La que vino a ocupar tu lugar" .
Recordé la noticia de mis padres biológicos. La declaración a la prensa, hace años, cuando me "recuperaron" como su hija biológica. Habían dicho que tenían dos hijas, que ambas eran amadas. Una mentira más. Siempre habían preferido a Felipa. Yo era solo un nombre. Un apellido.
Felipa, a pesar de sus protestas, tenía una expresión tensa en su rostro. Se veía nerviosa. Como si temiera que la verdad de su manipulación saliera a la luz.
Los ignoré a todos. Me di la vuelta. Empecé a caminar hacia los establos. Lejos de ellos. Lejos de su veneno.
Felipa soltó un suspiro de alivio. Se giró hacia Mauricio. Le puso la mano en el pecho. Le susurró algo al oído. Él la abrazó. La besó en la frente.
Daniel y Carlos los siguieron. Entraron en el bosque de la hacienda. Para cabalgar. Para disfrutar. Para olvidarme.
Elegí un camino diferente. Uno que me llevaría a las profundidades del bosque. Lejos de todo. Lejos de todos. Donde solo el viento y los árboles me acompañarían.
El cielo se oscureció de repente. El viento aulló. Las nubes, negras y pesadas, se amontonaron. Una tormenta se avecinaba. Una tormenta como las que solo se veían en Jalisco. Mi corazón se encogió. El bosque. Mauricio. Sus amigos.
Sentí una punzada de preocupación. No por mí. Sino por ellos. Conocía este bosque. Sus peligros. Sus trampas. Las laderas empinadas. Los ríos crecidos.
Di media vuelta. Corrí de regreso a la hacienda. Busqué a alguien. A cualquiera. La casa estaba en silencio. Vacía. Todos se habían ido. Solo quedaba Felipa.
Ella estaba en el salón. Estaba nerviosa. Me vio. Sus ojos se abrieron en pánico. "Estrella, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está Mauricio?"
"¡La tormenta, Felipa! ¿Dónde están todos? ¡Tenemos que avisarles!" Mi voz era urgente.
Ella se puso de pie. Su voz era un gemido. "Mauricio salió a cabalgar con Daniel y Carlos. Dijo que quería mostrarles la cascada oculta. Felipa les insistió para ir por ese camino. Dijo que era más bonito. Que era el camino del amor" .