Verónica Rowell
La ayudé a levantarse y limpié sus lágrimas con delicadeza desplazando mi dedo pulgar por debajo de sus ojos.
-Gracias, sin tu ayuda no se que hubiera pasado- Le digo sin aguantar el llanto regalándole una sonrisa sincera para inspirarle confianza.
Verla así me parte el alma, intentando ser fuerte para adaptarse a este nuevo mundo en el que nos toca sobrevivir.
¿No se supone que nos den diferentes oportunidades?
Simplemente es obligatorio si queremos seguir con vida, exactamente esas eran las opciones que nos estaba dando la vida en estos momentos,
Sobrevive o muere.
-Vamos chicos- Le pongo un brazo por encima a mi hermana abrazándola y mirando en dirección a todos.
Definitivamente no sé que hacer con ésta situación, no tengo hijos y creo que no estaba preparada para tratar con mentes tan jóvenes yo sola. No hace mucho estoy sola con mi hermana, así que aún estoy aprendiendo sobre la educación adecuada.
Bela abrazaba a Daniel con todas sus fuerzas, con más que antes, apretando sus pequeños puños y llorando a cántaros.
Daniel estaba totalmente desconcertado, diría que aún está luchando por mantenerse de pie observando aquél escenario pasando una de sus mano lento por la cabeza de la pequeña y la otra usando su inhalador.
Mike se mantenía firme, se veía dolor en sus ojos pero no lo reflejaba en su rostro.
Y yo no sabía que decirles para que se sintieran mejor. Sin saber que hacer o que decir salimos de aquella horrible sala, por ese desesperante pasillo completamente iluminado, llevándonos al principio con luces inestables.
Hurgamos un poco en uno de los almacenes agarrando inhaladores para Daniel y una que otra medicina que creímos necesarias, también un pequeño botiquín.
-Basado en lo que vi, estoy seguro que estaban experimentando con esos pacientes- Daniel pone una mirada seria observando al suelo en lo que caminábamos a la salida.
-Voy a lamentar esto pero, Daniel tiene razón- Queja Mike con los dientes apretados. -Esas personas no eran cualquier tipo de locos.
-Es cierto, pero ¿qué podemos hacer?, de igual forma ya sabíamos que nosotros mismos creamos esto.- Dice mi hermana dejando a todos callados.
-¿A dónde vamos Verónica?- Cuestiona Bela aún llorando tomando mi mano.
Lo pienso un momento y respondo. -Chicos, ¿recuerdan lo que dijo Estela?- La cara de todos se tornó triste. -..hay un pequeño pueblo dónde verás un centro comercial...
-Oh, claro que lo recuerdo, allí compró... esos zapatos.- Habló mi hermana bajando la voz en la última frase y tocando su hombro.
-Bueno no creo que sea mala idea ir al centro comercial- Agregué.
-Yo creo sinceramente que, es la peor idea que haz tenido- Daniel se acomoda los lentes. -Perdón lo digo con todo respeto.
-¿Por qué? No parece mala idea, tiene las cosas que necesitamos y suelen ser bastante grandes- Soltó Mike.
-Tienes razón, tienen bastantes suministros y provisiones muy útiles.- Expone Daniel. -Pero, tienen demasiadas salidas y entradas, y puede convertirse en una trampa peligrosa.
Su explicación tenía vasto sentido, ni siquiera sé como se me ocurrió siquiera pensar en refugiarnos en el centro comercial, además como es un pueblo pequeño seguramente cayó con rapidez.
-De todas formas tendremos en cuenta pasar por allí en algún momento, no ahora, pero puede que más tarde sea necesario- Aclaré y Daniel asintió, los demás hicieron lo mismo. -¿Saben el nombre del pueblo?-
-No conozco nada fuera de Aftil- Dice Mike.
-Si atendieras a las clases quizá lo hicieras.- Riñe Daniel a Mike.
-¿Qué dijiste pedazo de basura?- Mike levanta su mano para golpear y yo lo detengo.
-Díganme el nombre del pueblo y déjense de niñerías- Los desafío con la mirada y pongo mis manos en sus cabezas.
-Se llama Brighton- Agrega mi hermana inesperadamente. -Es el pueblo más cercano a Aftil.
-Claro, gracias hermana- Le alboroto el pelo. -Vamos suban, está a punto de anochecer y se va a hacer peligroso.
Los subí al autobús supervisando que estuvieran todos y luego mirando fuera. Esta catástrofe, ellos no están listos para esto, eso de allí dentro no era algo que debían ver.
Cerré las puertas y puse las cosas que había tomado dentro de la mochila de Mike.
-Si no vamos a ir al pueblo, ¿a dónde vamos ahora?- Pregunta mi hermana acercándose a mi con una mano en el espaldar de uno de los asientos.
-La gasolina alcanzará para un viaje más, tomando en cuenta que estamos en las afueras de la ciudad, lejos de todo- Agrega Daniel.
-Por esta noche dejemos el autobús en algún lugar que veamos seguro y luego tomaremos una decisión más efectiva- Les dije sentándome en el asiento del chofer. -Busquemos ese lugar.
Todos asintieron con seguridad y se sentaron cerca de los otros y avanzamos entre los arboles de la extensa carretera, con el sol cayendo por detrás de las montañas gemelas de Aftil buscando dónde pasar la primera noche en esta devastación.