Verónica Rowell
Detuve el autobús dejándolo parqueado en uno de los estacionamientos.
-Que raro.- Dice Estela con extrañez -Siempre hay una persona parada ahí en la entrada.
Todos nos miramos con miedo, yo asentí para que se sintieran más seguros y todos avanzamos.
-Esta vez vamos a entrar todos- Aclaré y expuse. -Mike- Había un banco de madera al cuál de una patada dejé roto y le di un pedazo de el al rubio egocéntrico. -Tú ve cubriendo la espalda de Bela.
-Yo cubriré la tuya hermana.- Habló Gaby.
-Bien, Karla- Le di otro pedazo del banco roto a ella. -Cubre a Daniel y a ti.
Rompiendo un poco más el banco, tomé en mis manos una de las patas del banco, estaba un poco pesada pero era adecuada para defenderme.
-Estela tú ve junto a Gabriela.- Avanzamos hasta llegar a la entrada, toqué el pomo de la reja y empujé suavemente. -Está abierto- Dije con preocupación.
-Esto huele mal- Comenta Daniel. -Literalmente, huele a perro muerto.
La puerta de al frente también estaba abierta, y tampoco estaba custodiada por nadie. Estamos dentro de la propiedad.
El hospital se veía bastante tenebroso, las luces parpadeaban y no había ningún sonido más que nuestros pasos.
-Al parecer está vacío- Agregó Estela al silencio.
-Quizás evacuaron.- Dijo mi hermana intentando calmar los nervios obvios de Estela.
-O quizás se murieron todos.- Bufa Mike subiendo sus hombros.
Estela pone todo su rostro tenso y le pega con suavidad a Mike.
De repente unas risas aterraron nuestros oídos, hago señal de «stop» con la mano y alargo mis brazos haciendo que todos paren.
-Provienen de allí- Señalo a un pasillo bastante iluminado.
-¿Tenemos que ir?- Cuestiona Daniel. -Es probable que nos pase algo por curiosos como en todas las películas, series, libros o novelas.
-No seas marica.- Empuja con el codo Mike a Daniel.
-Acerquémonos con cuidado.- Hablé -Si son risas significa que están vivos.
-Te recuerdo que es un hospital psiquiátrico- Agrega Daniel -Hay pacientes peligrosos seguramente.
-Sí, lo que digan- Agrega Karla -Claro que están vivos, los muertos que se están levantando dudo que tengan razones para reírse, así que dejen el miedo y vamos sin rodeos- Karla camina en aquella dirección con normalidad, pero sus manos estaban temblando.
-Vamos-Los chicos me siguieron con cuidado al contrario de la profesora, quien curioseaba estúpidamente.
Al final del pasillo había una puerta, una puerta blanca, una que estaba abriéndose y cerrándose con algún aire, las risas se hicieron mas fuertes y nuestros pasos más tensos.
Karla abre la puerta directamente sin percatarse de nada, dejando a la vista una extraña sala.
La sala tenía vitrinas de cristal y dentro de ellas habían personas o, zombies. Pacientes con síntomas similares a los de los zombies.
Pero se sabía que estaban vivos porque tenían gran diferencia de rasgos, además como signo de demencia, se reían.
-¿Papá?- Estela indaga mirando hacía una silueta que estaba deambulando por la sala.
-Ey señor- Grita Karla; los locos ríen con mas fuerza. -Señor que bueno que está bien, mire aquí le traemos a su hija, sana y salva.- Se acerca Karla cada ves más.
El padre de Estela se da la vuelta dejándonos una desagradable sorpresa, estaba convertido. Sin darnos tiempo a nada, él ataca a Karla, le muerde el cuello haciendo que ella haga un agudo quejido de sufrimiento.
Las risas cada vez más van aumentando y yo estoy perdiendo la cordura.
-¡PAPÁ!- Estela avanza hacía delante yendo sin dudar en dirección a ellos.
-Daniel, aguanta a Estela- Le ordeno, él, quien la aguanta por un tiempo pero Estela hace más fuerza y se lanza hacía su padre, chillando porque él la muerde con tosquedad.
Daniel se aleja y va directo a proteger a Bela, Gabriela y Mike están detrás de mí, esperando que les diga que hacer y yo que no tenía los pies en la tierra.
Karla, o lo que queda de ella, cae al suelo y Estela sigue sufriendo aquél dolor incomparable, yo instantáneamente pestañeo con fuerza y me restriego los ojos para bajarme de aquella nube de lluvia.
-No miren.- Les digo a los niños y luego pego con fuerza en la cabeza de la maestra, acto seguido tumbo a Estela y a su padre para con lágrimas en los ojos de rabia romperles los sesos.
-¿Están bien?- Pregunto dejándome caer en mis rodillas.
Bela estaba abrazando a Daniel como nunca había visto. Está demasiado pequeña para ver estas cosas.
-Estamos bien.- Lloriquea mi hermana yendo hacía mi para abrazarme, y todos la siguen formando un abrazo grupal.
Sonidos de un cristal rompiéndose hacen que ponga mi mirada a mi alrededor. Es verdad mas risas habían cesado. Pero mis ojos se centran en una de las vitrinas a nada de reventar.
Se rompe.
Esa persona no es un zombie, pero sin embargo va en nuestra dirección, aparto a los niños y agarro una silla de los escritorios, tiré la silla reteniéndolo un poco.
Caigo al suelo y él cae encima de mí, intentando morderme por algún sitio, cojo el pedazo de madera que le había dado a Karla y se lo pongo en la boca.
Mi hermana le da un batazo en la cabeza dejándolo medio atontado, Mike le sigue con una patada sacándolo de encima de mí y Gabriela termina con el aplastando el bate en su cráneo.
-Gaby.- Suspiro, nunca había visto a mi hermana ser así de decidida, ni siquiera lo dudó un segundo, esto aún estaba vivo.
-No pasa nada.- Ella sonríe pero sus lágrimas la delatan y sus piernas la traicionan, Gabriela cae al suelo llorando con mucha fuerza.